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08-11 Columna libre: El ciclo Austriaco de la economía

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Noviembre del 2008

08-11 COLUMNA LIBRE: EL CICLO AUSTRIACO DE LA ECONOMIA

Carlos Federico Smith

Tengo presente que, en ocasiones, los temas económicos no son fáciles de tratar. Sin embargo, en esta oportunidad creo que es importante escribir acerca de los ciclos económicos, concretamente la interpretación que de ellos hacen los economistas llamados austriacos, por ser tema de gran actualidad dada la fuerte contracción que a la fecha experimenta la economía mundial.

Como el tema puede ser muy complejo para algunos lectores y, a la vez, puede ser del interés de personas profesionalmente familiarizadas con temas económico-financieros, hay algunos párrafos que he incluido entre paréntesis cuadrados. Si bien estos párrafos son técnicamente útiles, pueden ser omitidos por el lector sin demeritar sustancialmente su comprensión de este ensayo.

Empiezo por hacer algunas definiciones que ayudarán al lector. La primera, ¿qué es un ciclo económico o ciclo de los negocios? Es una oscilación que presenta la actividad económica en el curso del tiempo, caracterizado por un período de expansión o alza, que culmina en una cima o pico, el cual es seguido de una baja o contracción, que culmina en un valle. A esta segunda parte de baja del ciclo se le conoce también como recesión. La recesión suele definirse como el descenso durante dos trimestres seguidos del Producto Interno Bruto (PIB) de una economía. Otras consideran una forma práctica de definir una recesión: si el PIB real cae menos de un 10% desde el punto más alto del ciclo (cima o pico) hasta el punto más bajo (valle). Si el cambio es mayor a un 10%, a esa recesión se le llama depresión.

Segunda definición: ¿Qué es eso de austriaco? La escuela de economía austriaca la conforma un grupo de economistas encabezado por Carl Menger, quien fuera profesor de economía en la Universidad de Viena a fines del siglo XIX. Otros miembros destacados han sido Eugen Böhm-Bawerk, Friedrich von Wieser, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek y otros consideran que Joseph Schumpeter es parte de ella. Hoy la “escuela austriaca” se encuentra presente en numerosos centros académicos, principalmente de los Estados Unidos. Una exposición básica acerca de esta escuela puede leerse en Mark Skousen, Vienna & Chicago: Friends or Foes?, Washington D. C.: Regnery Publishing, p. p. 24-50.

Con esta introducción pretendo explicar, de la manera más sencilla, cuál es la interpretación del ciclo económico que hicieron los economistas austriacos, principalmente Friedrich A. Hayek, en su libro Prices and Production, Londres; George Rutledge, 1931, y, más actualmente, Roger W. Garrison, en su obra Time and Money: The Macroeconomics of Capital Structure, New York: Routledge, 2001 y Steven Horwitz, autor del libro Microfoundations and Macroeconomics: An Austrian Perspective, New York: Routledge, 2000.

Antes de referirme a dicha interpretación, cito el aporte del economista sueco Knuth Wicksell, quien, si bien no se le considera propiamente como “miembro” de la escuela austriaca, le dio un gran impulso con su explicación de la diferencia que hay entre la tasa de interés nominal y la tasa de interés natural, que analizaré luego. La principal obra en la cual trata este tema es Interest and Prices: A Study of the Causes Regulating the Value of Money, (1898), New York: Augustus M. Kelley, 1962. Como todo en economía, en cualquier formulación teórica existe el aporte de numerosos economistas, pero por razones evidentes (tales como no ser ésta una historia del pensamiento económico), me baso esencialmente en los trabajos de Hayek, Mises, Wicksell y, en la actualidad, Garrison y Horwitz, antes citados.

Para explicar el ciclo austriaco de los negocios, parto de ciertas simplificaciones. En primer lugar, la economía está compuesta por dos sectores, uno de bienes de consumo y otro de bienes de capital. Realmente existen muy diversos sectores, pero esta división tan “gruesa” la hago para simplificar el análisis, pues lo que interesa es destacar que hay un sector de la economía que se dedica a producir bienes que están muy cerca del consumidor final (lo he llamado sector de bienes de consumo) y otro alejado de ese consumidor final, y que he denominado de bienes de capital.

En segundo lugar, el sector de bienes de consumo está compuesto (de nuevo simplificadamente) por dos mercados, uno en el que se intercambian los diversos bienes y servicios y, otro, el mercado de trabajo usado para producir los diferentes bienes y servicios. Algo similar sucede con el mercado de bienes de capital (maquinarias, equipos, herramientas, etcétera), el cual está integrado por dos mercados, uno en que se venden y compran esos bienes de capital y, otro, el de trabajo que se usa para producir esos bienes de capital.

En tercer lugar, existe un mercado de fondos prestables, que no es sino el mercado en el cual se intercambian los recursos para ser invertidos. Este relaciona la oferta de fondos por ser prestados a las diferentes tasas de interés con la demanda que de esos fondos ejercen los inversionistas para invertirlos en producir bienes a las distintas tasas de interés.

Finalmente, se asume que hay una Curva de Posibilidades de Producción (CPP), que no sólo nos indica los límites básicos de la escasez económica, en cuanto a que, para producir más de un bien, necesariamente se requiere reducir la producción de algún otro bien, sino que también nos permite señalar que, dados los recursos productivos existentes en una economía, los individuos sólo podrán asignarlos al consumo o al ahorro; esto es, su ingreso sólo puede ser consumido o ahorrado. Como el ahorro es lo mismo que la inversión, la también CPP muestra las combinaciones máximas posibles de consumo e inversión en una economía en un momento dado, a partir de los recursos productivos que existen en ese momento en una economía dada.

A partir de estos supuestos, analicemos dos situaciones. Una primera, en la cual aumenta la oferta de ahorros (fondos prestables) por parte de los individuos, en contraste con una segunda, en la que esos fondos prestables aumentan, pero por una decisión del Banco Central de aumentar el crédito.

En el primer caso, suponga que los individuos reducen su consumo; esto es, aumentan su ahorro. En otras palabras, los individuos prefieren dejar de consumir ahora para poder consumir más en el futuro, gracias al ahorro que efectúan. Al aumentar los fondos que se prestan para realizar inversiones, habrá una reducción en la tasa de interés.

Para aclarar el concepto de “tasa de interés”, imaginemos que no existen los bancos. Aquel precio que los individuos cobran por prestar sus ahorros es la “tasa natural de interés”. Esta refleja la preferencia en el tiempo de los ahorrantes; es decir, el precio que cobran por preferir consumir después (ahorrar ahora) en vez de consumir ahora. Por otra parte, si incorporamos en el esquema a los bancos, lo que se llama “tasa de interés de mercado” es aquella tasa que los bancos cobran por prestar dinero.

[Así lo describe más técnicamente Horwitz: “el equilibrio monetario también tiene implicaciones para la tasa de interés; específicamente para aquella distinción Wickselliana entre la tasa de interés de mercado y la tasa natural de interés. Se define a la tasa de interés de mercado como la tasa que los bancos actualmente cobran en el mercado de fondos prestables. En contraste, la tasa natural de interés corresponde a la preferencia en el tiempo de los ahorrantes y de quienes piden prestado, tal como se expresa en sus ofertas y demandas subyacentes de fondos prestables.” (Steven Horwitz, Op. Cit., p. p. 73-74.)]

La diferencia entre la tasa de interés de mercado y la tasa natural de interés que Wicksell expuso es crucial para entender el ciclo económico desde la perspectiva austriaca.

Volvamos al primer ejemplo, en que los individuos aumentan su oferta de ahorros (o sea, disminuyen sus preferencias en el tiempo, que es lo mismo que disminuir su consumo actual al preferir consumir más en el futuro). En este caso, como se indicó previamente, se reduce la tasa de interés, lo cual provoca que aumente la inversión que los inversionistas desean llevar a cabo, pues su costo de pedir prestado se redujo, con lo cual se hacen rentables proyectos que previamente no lo eran. Ahora sí los puedan efectuar. Lo interesante es que, a la nueva tasa de mercado de equilibrio, aumentaron tanto el ahorro como la inversión, de manera que “se dio un genuino incremento de la capacidad productiva de la economía, (lo cual) constituye un crecimiento económico genuino.” (Roger W. Garrison, “The Austrian Theory of the Business Cycle,” en David Glasner, Business Cycles and Depressions: An Encyclopedia, New York: Garland Publishing, 1996), compilado por Richard M. Ebeling, A Summary of The Austrian Theory, e-book del Ludwig von Mises Institute).

Mientras el crecimiento económico previamente descrito es de carácter sostenible, la siguiente alternativa de aumentar la oferta de fondos prestables mediante una expansión crediticia del Banco Central no lo va a ser y, por el contrario, terminará por hacer crisis.

Para explicar esto, suponga que el Banco Central aumenta el crédito en la economía. No es el caso en que los individuos deciden ser más ahorrativos, sino una decisión tomada por el Banco Central de aumentar el crédito mediante un aumento de la oferta monetaria. Aquí, al bajar también la tasa de interés de mercado, se da un incremento en la inversión, pero no existe un aumento correspondiente en la oferta de ahorros. Es decir, a la nueva menor tasa de interés de mercado, se presenta un bache entre el ahorro y la inversión, la cual es ahora mayor que antes. Este incremento en la inversión, estimulado por un aumento artificial en el crédito, no es sostenible a la luz del ahorro de los individuos que hay en la economía y que, en este segundo caso, no ha variado

En términos de las tasas de interés Wicksellianas, en este segundo caso lo que sucede es que, como resultado de la expansión crediticia del Banco Central, la tasa de interés de mercado es inferior a la tasa natural de interés (que es la que define el nivel de ahorros de los individuos). Existe un exceso de inversión que no se podrá sostener. El alza del ciclo terminará en una caída. El proceso de expansión crediticia del Banco Central termina por generar inflación, pues, al invertir más los empresarios, dada la baja tasa de interés de mercado, demandarán más recursos productivos para invertir y, como por definición, estos eran fijos en ese momento (recordar el concepto de la Curva de Posibilidades de Producción), se elevan los precios de los bienes y servicios. Obviamente, también se elevará la tasa de interés nominal en el mercado, pues ella está definida en función de la tasa de inflación (esto es, a grosso modo la tasa nominal es la tasa real más la tasa de inflación).

Ahora bien, falta exponer cómo es que el modelo austriaco explica la baja (recesión) del ciclo, en la cual tiene lugar un descenso en la actividad económica a partir de un momento máximo o cima o pico.

Para ese fin explico la diferencia entre precios absolutos y precios relativos. Suponga que hay dos bienes, uno de capital A y otro de consumo B. El precio absoluto del bien de capital es el precio PA que ese bien tiene en sí mismo y el precio absoluto del bien de consumo es el precio PB de ese bien. Se habla de precios relativos cuando el precio de un bien se refiere en términos del otro; por ejemplo, el precio del bien de capital en términos del precio del bien de consumo PA / PB o, bien, el precio del bien de consumo en términos del precio del bien de capital PB / PA.

Por ejemplo si el precio de A es ¢100 y el precio de B es ¢200, el precio absoluto de A sería esos ¢100 y el precio absoluto de B sería de ¢200, pero el precio relativo de A en términos de B sería de ¢100 / ¢200; esto es, 1 /2 y el precio relativo de B en términos de A sería de ¢200 / ¢100; es decir, 2 / 1.

Para los economistas conocidos como monetaristas, como Milton Friedman o Irving Fisher, por ejemplo, doblar la cantidad de dinero en circulación (todo lo demás constante) provoca que se dupliquen los precios absolutos de A y de B, que pasarían a ser, en el caso de A, de ¢200 y, en el de B, de ¢400, pero los precios relativos de A en términos de B quedarían iguales; esto es, ¢200 / ¢400 es el mismo 1 / 2 que se tenía antes (y el precio relativo de B en términos de A también quedaría igual que antes: ¢400 / ¢200, esto es, 2 / 1).

De acuerdo con los monetaristas, en este caso la inflación se duplicaría y nada más, porque al no variar los precios relativos de los bienes, que son los que definen la estructura de precios de esa economía, no va a cambiar la asignación de recursos productivos que en ella se da. Para los economistas monetaristas el único efecto de un aumento en la oferta de dinero es la inflación (que aumentó un 100%), pero no hay cambio alguno en la estructura de la producción.

Los economistas austriacos en esto piensan diferente de los monetaristas, porque señalan que un aumento de la cantidad de dinero en circulación, además de generar inflación, ocasiona una variación en la estructura de la producción al variar los precios relativos de los bienes en la economía. Así, para los austriacos, el dinero no es neutral en la actividad económica real, mientras que, para los monetaristas, sí lo es.

Aclarados estos conceptos, explicaré cómo, de acuerdo con el análisis de los austriacos, un alza del ciclo económico se puede convertir en una caída; esto es, como de un crecimiento económico se puede pasar a un decrecimiento (lo que algunos llaman pasar del “boom” al “bust” del ciclo económico).

Repasemos el caso en el que se daba un aumento en el ahorro de las personas. Recordemos que se presenta un descenso en la demanda de bienes de consumo. Eso provoca una disminución de la demanda de trabajadores en el sector productor de bienes de consumo. También, al aumentar el ahorro, se incrementa la oferta de fondos disponibles para invertir (oferta de fondos prestables), lo cual da lugar a un descenso en la tasa de interés natural y en la tasa de interés de mercado. Ante esta reducción en las tasas de interés, se eleva la inversión en el sector productor de bienes de capital, dando lugar a un aumento en la demanda de trabajo en ese sector. Así, surge una migración de trabajadores del sector de bienes de consumo hacia el sector de bienes de capital. El aumento en la inversión es, por tanto, sostenible y así, en el próximo período, es de esperar que se dé un aumento en la producción y que no surja una caída, de acuerdo con el ciclo económico.

La situación es muy diferente en el caso en que el Banco Central expande el crédito en la economía mediante un aumento en la oferta de dinero en circulación. Ahora el incremento en los fondos prestables no se debe a que la gente decidió ahorrar más, sino por la intervención del estado a través del Banco Central. Al expandir el Banco su oferta de dinero, se eleva el dinero disponible para prestar, lo cual ocasiona que caiga la tasa de interés de mercado a la cual prestan los bancos comerciales, pero no sucede algo similar con la tasa natural de interés, pues las personas continúan manteniendo sus preferencias iniciales en el tiempo: esto es, mantienen su nivel de consumo o, lo que es lo mismo, conservan su nivel de ahorro.

Al bajar la tasa de interés, aumenta la inversión, pues hay nuevos proyectos que a esa menor tasa de interés ahora resultan ser rentables, tal como se explicó antes. Al aumentar el Banco Central la cantidad de dinero y, por ende, el crédito, la tasa natural de interés será mayor que la artificialmente disminuida tasa de interés de mercado, pero recuérdese que la tasa natural de interés es la que iguala al ahorro deseado con la inversión que se desea llevar a cabo. Así, el Banco Central estimula el crecimiento vía un aumento en la inversión que no es sostenible y que eventualmente será seguido por una caída en la economía y en la inversión, a fin de que ésta vuelva a alinearse con el ahorro que realmente desea generar esa economía.

Para explicar la caída en el ciclo económico de acuerdo con la visión austriaca, es necesario entender al proceso productivo como conformado por una serie de etapas de producción en función de su relación de proximidad con los consumidores.

En términos sencillos, hay diversas etapas de producción de acuerdo a qué tan alejadas están de la etapa final de la producción; esto, de aquélla en que se producen los bienes finales de consumo. Como ejemplo, las etapas de producción de investigación y desarrollo o la extracción de materias primas están muy alejadas de la producción de bienes de consumo, mientras que etapas como el mercadeo o las operaciones de mayorista o minorista están relativamente más cerca de esa producción de bienes finales de consumo. Lo importante es que, entre más distante está esa producción de un bien de la del bien final, más sensible es dicha inversión a la tasa de interés, de acuerdo con las reglas del descuento a valor presente. Esto porque la actividad económica es un proceso a través del tiempo y la tasa de interés es la que permite definir el valor en el tiempo de la producción de un bien.

[Por definición, la inversión en aquel bien “más alejado” requiere de más tiempo y como la tasa de interés es el factor que se utiliza para descontar los flujos netos resultantes, una baja en la tasa de interés hace relativamente más atractiva la inversión en aquellos proyectos de mayor plazo para la recuperación de la inversión; esto es, los hace relativamente más rentables. Como dice Steven Horwitz, “...dos temas cargados de factor tiempo son importantes. Primero, porque la ejecución de un plan (tal como una inversión) requiere de tiempo para obtener los insumos necesarios, así como también requiere de tiempo para que los insumos se combinen para conformar el producto. Segundo, durante todo este tiempo, quien así planea debe subsistir mientras espera que esté listo el producto” (Steven Horwitz, Microfoundations and Macroeconomics: An Austrian Perspective, New York: Routledge, 2000, p. 44). El paréntesis dentro de la cita es mío. En síntesis, el proceso de producción requiere de tiempo y la tasa de interés es la que permite valorar el costo de ese tiempo, al permitir traer la inversión a un valor presente y, entre más alejada esté la producción de este bien de aquella del bien final de consumo, mayor impacto tendrá un cambio en la tasa de interés con que se descuenta el valor en el tiempo].

Lord Robbins también nos permite aclarar esto, pues señala, de forma muy sencilla, que “entre mayor sea la vida del instrumento de capital o entre mayor sea su distancia del consumo, más se afecta su valor con un cambio en la tasa de interés. Entre menor sea su vida o sea menor su distancia del consumo, menos se verá afectado. El valor de la harina en la panadería difícilmente se ve afectado por un abaratamiento del costo de pedir prestado. El valor de las minas, bosques, casa y equipo fabril pesado se ve enormemente afectado.” (Lionel Robbins, The Great Depression, Londres: Macmillan, 1934, p. p. 36-37.)

Todo esto se ha expuesto para enfatizar un tema muy importante en la teoría del capital desde el punto de vista austriaco: la tasa de interés es la que gobierna el patrón de la asignación de recursos productivos en el tiempo.
En el primer caso analizado, de un aumento en la preferencia de los consumidores por el ahorro, se dará un equilibrio en la asignación de los recursos productivos de manera tal que sea consistente con las preferencias que, por hipótesis, han variado en cuanto al consumo en el tiempo; esto es, hacia un menor consumo actual y un mayor consumo en el futuro.

Al preferir la gente aumentar su ahorro deseado, significa que ahora prefieren un patrón de consumo diferente en el tiempo: en vez de consumir ahora, prefieren consumir más en el futuro. A su vez, al bajar la tasa de interés por este aumento en los fondos prestables, favorece una mayor inversión en contraste con el consumo actual. Pero, de acuerdo con lo que se explicó pocos párrafos atrás, la baja en la tasa de interés hace que se prefiera invertir más en proyectos de bienes de capital más alejados del consumo y relativamente menos en aquellos bienes que se producen en etapas menos remotas del consumo final. Estas son variaciones necesarias en la estructura de la producción, de manera que se dé un cambio de la producción desde etapas más cercanas al consumo final hacia aquéllas más alejadas, en conformidad con el cambio que se dio en las preferencias en el tiempo del consumo de las personas, quienes por hipótesis, ahora prefieren consumir menos y más en el futuro. Por eso, se ha dicho que este aumento en la inversión es sostenible y que no se presentará una baja en el ciclo económico.

En contraste, veamos ahora cómo un aumento del crédito por la expansión monetaria del Banco Central provocará una incompatibilidad entre las preferencias en el tiempo de las personas y la estructura de la producción, lo dará lugar a que eventualmente se presente una crisis o caída del ciclo económico.

Para entender esto, debemos tener presente que una expansión de la cantidad de dinero por parte del Banco Central no aumenta la cantidad de recursos reales que existen en una economía en un momento dado (tierra, trabajo, maquinaria y equipo, y similares). Sobre esto ver explicación previa de la Curva de Posibilidades de Producción.
Al expandir el Banco Central la oferta de dinero y provocar una baja en la tasa de interés de mercado, aumenta la inversión; esto es, la demanda de bienes de capital. En general, aumenta la demanda de recursos productivos usados para fabricar los bienes de capital. De esta alza en la demanda de recursos productivos destaco el incremento en la demanda de trabajadores para el sector de la producción de bienes de capital. Así, sus salarios van a aumentar comparados con los que se pagan en el sector de bienes de consumo y, por ende, provoca un traslado de trabajadores desde este último sector hacia el de bienes de capital.

Veamos ahora lo que sucederá en el sector productor de bienes de consumo. Al reducirse en él la oferta de trabajo por la salida de trabajadores hacia el sector de bienes de capital, hay una presión para que se eleve el salario de los trabajadores en el sector de bienes de consumo, lo cual encarece el costo de producción y, por tanto, disminuye la oferta de esos bienes. Esta reducción ocasiona un aumento en los precios de estos bienes, lo que obliga a que los individuos consuman menos de ellos y a que ahorren más.

Por su parte, los trabajadores en el sector de bienes de capital, al ver aumentados sus salarios, desean elevar su consumo, lo cual fortalece el incremento en los precios de los bienes finales producidos por el sector de bienes de consumo. Estamos en presencia de una inflación, de un crecimiento generalizado del nivel de precios.

Pero, como aumentan los precios de los bienes de consumo, se estimula que surja un aumento de su producción y a que se eleve la demanda de recursos productivos para dicho sector y, en concreto, de mano de obra. Como los recursos son fijos en la economía, esta nueva demanda de trabajadores en el sector productor de bienes finales tan sólo puede ser satisfecha mediante una extracción de trabajadores del sector productor de bienes de capital. Esto es, hay demandas en conflicto sobre la mano de obra. Como se dice por ahí, “están peleando por los recursos productivos”. Ante esto, los empresarios inversionistas no podrán continuar con las inversiones que se habían propuesto llevar a cabo, pues han aumentado los costos de los recursos productivos que han empezado a escasear.

El conflicto se presenta, entonces, porque los patrones de gasto de quienes perciben ingresos (esto es, de los factores de producción) no son compatibles con las decisiones de producción que generó esos mismos ingresos. Para los economistas austriacos, esta divergencia entre el patrón de consumo y el patrón de ingresos afectará la tasa de interés en la economía, pues la menor tasa de interés de mercado inducida por la política monetaria expansiva del Banco Central, ahora será afectada al alza por la lucha de los inversionistas por obtener los recursos productivos necesarios para poder llevar a cabo sus proyectos de inversión. Esto es, la menor tasa de interés nominal inducida por el Banco Central concluye en una mayor tasa real de interés en la economía que frenará los propósitos de inversión adicional.

[Como señala Garrison, “En resumen, la expansión del crédito pone en movimiento un proceso de restructuración del capital que es incompatible con las preferencias que no han variado y por lo tanto, termina en desventura. Los cambios relativos dentro de la estructura del capital fueron apropiadamente llamados “inversión desafortunada” (malinvestment en inglés) por Mises.” (Roger W. Garrison, Op. Cit., p. 72)]

Por ello es que el alza observada durante el ciclo es insostenible en el caso expuesto: los cambios que se dan en la estructura de la producción, en función del tiempo y cercanía con la producción de bienes de consumo, son contradictorios y por ello ese período de alza es seguido de un período de reducción de la actividad económica. El “boom” es seguido de un “bust”, eventualmente provocado por la escasez de recursos productivos y por una demanda elevada y continua de consumo actual. La caída del ciclo (“bust”) es simplemente el reconocimiento que hace el mercado de la insostenibilidad del alza (“boom”); esto conduce a que haya una liquidación y una restructuración del capital de forma tal que las actividades productivas vuelvan a estar en conformidad con las preferencias del consumo.

[Garrison expresa claramente esta situación al indicar que “Inevitablemente la insostenibilidad del proceso productivo se manifiesta a sí mismo como el abandono o reducción de algunos proyectos productivos. El desempleo de la fuerza de trabajo y de otros recursos que en consecuencia se da, inciden directamente sobre los ingresos y los gastos en la economía. El período de un nivel de producción insosteniblemente alto llega a su fin al caer la economía en la dirección de la limitación de recursos indicada por la Curva de Posibilidades de Producción.” (Roger W. Garrison, Op. Cit., 73)].

La explicación austriaca brinda lecciones importantes para la política económica, entre las cuales podemos destacar dos de ellas; una, tener una política monetaria estricta que no induzca a expansiones crediticias mediante la reducción de las tasas de interés y, la segunda, que el sistema bancario no sea centralizado, en el sentido de que existan requisitos de reserva uniformes para todos los bancos en una economía. Un sistema bancario centralizado y de reserva fraccional (en que el banco comercial debe mantener tan sólo una fracción de sus depósitos como reserva) estimula a que retiros de dinero de un banco se transmitan hacia otros bancos, provocando la caída sistemática de las entidades bancarias. Una de las más interesantes derivaciones de política a partir de la interpretación austriaca del ciclo económico es que una decisión del Banco Central para detener el proceso recesivo de la economía mediante una expansión del crédito, lo único que genera es un nuevo ciclo económico pero no conduce a que la economía salga de la recesión. Más bien provoca la formación de un nuevo ciclo económico, posiblemente más profundo en cuanto a las necesidades de su corrección y en sus efectos sobre la producción y el empleo.

Los economistas austriacos son concientes de que la recuperación de la economía desde un valle recesivo del ciclo económico toma tiempo. Al respecto indican que el capital no se reasigna fácil y rápidamente desde un sector que debe reestructurarse (el sector de bienes de capital) hacia las nuevas actividades en crecimiento (en el sector de bienes de consumo), ello porque esencialmente el capital es heterogéneo; es decir, no es fácilmente sustituible sino que más bien presenta características de complementariedad en su utilización. Esta especificidad en la naturaleza del capital no permite que haya una fácil transferencia de una actividad de negocios hacia otra. También si en la economía se presentan problemas de inflexibilidad a la baja en los salarios, la caída dará lugar a que aumente el desempleo. Tomará tiempo durante la recuperación para que dicho desempleo pueda reducirse a través de la absorción de la mano de obra por el ahora relativamente creciente sector de bienes de consumo. De hecho, el proceso de trasladar obreros y bienes de capital desde las actividades abandonadas del sector productor de bienes de capital hacia el de bienes de consumo es lento, pues estas últimas nuevas actividades no solo deben iniciarse, sino que también hay incertidumbre de parte de los empresarios sobre sus posibilidades de éxito.

[“Skousen señala que “Como la expansión, la recesión no dura por siempre. La etapa final se logra cuando el mercado de bienes de capital ha colapsado y los precios han cesado de caer. Al mismo tiempo, la demanda del consumidor que ha declinado en respuesta a un ingreso en descenso, también ha logrado una etapa de estabilidad. Históricamente el mercado de capitales se recupera siendo seguido por una estabilización en el gasto del consumidor.” (Mark Skousen, The Structure of Production, New York: New York University Press, 1990, p. 315). Hayek hace notar que “Es un hecho bien sabido que en una recesión la recuperación de la demanda es generalmente un efecto en vez de una causa del resurgimiento de las partes más altas del flujo productivo (sector de bienes de capital) –actividades que son generadas por un ahorro en busca de ser invertido y por la necesidad de rehacer renovaciones y reemplazos que habían sido pospuestos.” El paréntesis es mío. (Friedrich A. Hayek, “The Keynes Centenary: The Austrian Critique,” en The Economist, 287, No. 7293, 11 de junio de 1983, p. 46).]

[Asimismo, Estey indica que “Teóricamente debería darse una transferencia continua de obreros y de capital no específico de las actividades productoras de bienes de capital que se han abandonado hacia aquella productora de bienes de consumo. Los procesos de producción más reducidos (que los de las actividades productoras de bienes de capital) aún tendrán que empezar desde el principio. Los bienes aún tienen que pasar a través de las etapas necesarias de su producción. Además, al irse logrando etapas sucesivas en el paso de los bienes hacia el consumidor, es posible que tan sólo gradualmente se absorba el trabajo y el capital no específico liberados de los procesos más alejados e indirectos. Es más, este retraso se ve incrementado por la incertidumbre de los productores respecto a cuáles métodos son más apropiados en el proceso productivo ahora más reducido, en el cual se necesita una menor cantidad de capital y una mayor cantidad de mano de obra. En resumen, los trabajadores y los recursos móviles son liberados más rápidamente de los procesos productivos que requieren más tiempo (sector de los bienes de capital) que en lo que pueden ser absorbidos por los procesos que requieren un tiempo menor (sector de bienes de consumo) y la consecuencia es un volumen creciente de desempleo… El intento de restaurar los niveles normales de consumo provoca un factor adicional que disturba –esto es, la deflación y una caída en los precios- que aumenta el tiempo que dura la depresión y que se agrega a los obstáculos que enfrenta la recuperación.” (James A. Estey, Business Cycles, segunda edición, New York: Prentice Hall, 1950, p. 241).]

Finalmente deseo hacer comentar acerca de la impresión de que los austriacos y concretamente Hayek (así como Lord Robbins) abogaron por no hacer nada durante la recesión en el ciclo de los negocios. Se ha dicho que promovieron una actitud destruccionista en el contexto de la baja del ciclo económico, siguiendo una visión Schumpeteriana [del economista Joseph A. Schumpeter, a quien, como indiqué anteriormente, algunos lo incluyen dentro de la escuela austriaca], el cual señaló que “El impulso fundamental que define y mantiene en movimiento a la máquina capitalista proviene de nuevos consumidores, nuevos bienes, los nuevos métodos de producción o de transporte, los nuevos mercados, las nuevas formas de organización industrial que crean las nuevas empresas capitalistas… Este proceso de Destrucción Creativa es el hecho esencial acerca del capitalismo. Es aquello en que consiste el capitalismo y en lo que debe vivir cualquier interés capitalista…” (Joseph A. Schumpeter, Capitalism, Socialism and Democracy, New York: Harper, 1975, p. p. 82-83).

De hecho la norma que Hayek propuso no era la de ser pasivo ante una contracción de la economía y dejar que se diera una serie de quiebras originadas por un incremento en la demanda de dinero o por una disminución de su oferta, sino propuso lograr la estabilización del ingreso nominal; esto es, de la “actividad económica”. Tal como los economistas austriacos (por supuesto que Hayek entre ellos) explican la caída en el ciclo económico y la necesidad de una recesión que corrija la asignación de recursos provocada por la expansión crediticia del Banco Central, no significa que se acepte una caída de la actividad económica a causa de una reducción de la oferta monetaria. Hayek señaló que la obligación de un Banco Central era la de “compensar tanto como fuera posible los efectos de cambios en la demanda de activos líquidos sobre la cantidad total del medio circulante.” En dos palabras, debería compensar los aumentos en la demanda de dinero mediante incrementos en la oferta monetaria. (Friedrich A. Hayek, Monetary Nationalism and International Stability, Londres: Longmans, Green, 1937, p. 84).

[Tal como indica Lawrence White, “Las teoría de Hayek acerca del ciclo de los negocios le condujo a la conclusión de que el precio de equilibrio intertemporal es mejor mantenido en una economía monetaria mediante una constancia del ‘flujo monetario total;’ o, en términos Fisherianos, del stock de dinero multiplicado por su velocidad de circulación, MV. Hayek era claro acerca de sus recomendaciones sobre políticas: el stock de dinero M debería variar para compensar cambios en la velocidad de circulación del dinero V, pero debería mantenerse constante en ausencia de variaciones en V. De acuerdo con ello, lamentó la reducción de M debido al retiro del público de reservas monetarias de los bancos (tal como había sucedido en 1929-33), señalando Hayek (Ibídem, p. 82) a esa “más que perniciosa característica de nuestro sistema actual: específicamente que un movimiento hacia tipos más líquidos de dinero causa un descenso efectivo en la oferta total de dinero y viceversa.” Lawrence H. White, Did Hayek and Robbins Deepen the Great Depression? en Journal of Money, Credit and Banking, Vol. 40, No, 4, junio del 2008, p. 755.]

Al igual que en su momento argumentaron los monetaristas (Ver Friedman & Schwartz, Op. Cit., p. 4), los austriacos, y concretamente Hayek, al igual que Robbins, no proponen abandonar la expansión monetaria en una recesión, sino hacer compensar cualquier variación (aumento) de la demanda de dinero. Hayek no proponía un “destruccionismo” a la Schumpeter, sino conducir la oferta de dinero sin expandir artificialmente el crédito mediante un aumento de la oferta monetaria, pues eso solo da lugar a que surja un nuevo ciclo. Lo importante para Hayek era mantener estable el nivel nominal de ingreso y gasto de la economía.

Concluyo incitando a una reflexión del amigo lector con un comentario que se transforma en una pregunta: La reciente crisis de la economía norteamericana puede tener su origen en la política expansionista de la oferta monetaria que prosiguió el Banco de Reserva Federal, a fin de aumentar el crédito a través de una reducción de la tasa de interés. Así, en el 2000-2001, bajo el mandato de Alan Greenspan, la FED redujo la tasa de interés casi a cero a raíz de la caída de la burbuja de las llamadas punto com. Esto puede haber estimulado que se invirtiera en proyectos de inversión no deseables, como las llamadas hipotecas sub-prime, que han provocado la subsecuente crisis que estamos viviendo. Me pregunto, ¿acaso nuestro Banco Central no siguió una política expansionista similar cuando, a fin de evitar la entrada la entrada de dólares en momentos en que en la economía nacional abundaban estos y apuntaban hacia una revaluación del colón, llevó la tasa básica de interés, en enero del 2008, a un 4.25% y que un año antes habían sido cercanas a un 12% y sin que hubiera cambiado el panorama inflacionario de la economía? ¿Tendremos nuestro propio ciclo austriaco aunado al que proviene de los Estados Unidos? Ahí se lo dejo para que lo pensemos.

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