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Boletín ANFE

08-10 Gestion local y desarrollo

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Octubre del 2008

08-10 GESTION LOCAL Y DESARROLLO

Andrés Pozuelo Arce


El nuevo rol del municipio

La visión del municipio como agente de desarrollo y principal organismo encargado de promover la gestión local se consolida durante el I Congreso Iberoamericano de Municipalistas en Granada, España, en el año 1991. En la Declaratoria de Granada se acordó que se insta a los organismos competentes a que estructuren en torno al municipio el desarrollo económico social de las colectividades locales, y fomenten experiencias de desarrollo local, de puesta en común de las mismas y de intercambio cultural, científico y tecnológico en aras del desarrollo de nuestros pueblos.

A partir de consideraciones iniciales que proponen a los gobiernos locales como la instancia territorial más adecuada para sintetizar lo global y lo concreto en un desarrollo equilibrado y efectivo, que la descentralización sirva como mecanismo de independencia y se vincule decisivamente al progreso de las comunidades locales, y que este progreso de los pueblos requiere una estrategia dinámica que se asiente en una base social y económica.

Hasta antes de la reforma municipal en México - y en general en América Latina-, el papel tradicional de los gobiernos locales consistía en desempeñar una función administrativa de proveedor de algunos servicios urbanos. Pero con la redistribución de funciones, el Gobierno Central plantea que "comenzará por entregar o devolver al Municipio todas aquellas atribuciones relacionadas con la función primordial de ésta institución: el gobierno directo de la comunidad básica". El artículo 115 de la Constitución mexicana confiere al municipio la facultad de promover, planear y gestionar el desarrollo municipal, "haciendo de los municipios los promotores de programas destinados a mejorar la calidad de vida de sus habitantes, promover el desarrollo urbano y mejorar el ambiente" de acuerdo a sus principales actividades económicas y características específicas.
Ya sabemos que no es casual ni aislado que la reforma municipal mexicana descentralice facultades; otros países de América Latina y Europa que han promovido políticas de descentralización y cambios en la administración local también incluyen estas facultades con distinto grado de especificidad y subrayan la importancia que adquiere el gobierno municipal debido a su relación directa con los ciudadanos y su cercanía y conocimiento de la problemática y aspiraciones locales.

Concepto y alcances

La gestión local es entendida como "la acción estratégica y concertada de la Sociedad Civil y el Estado en el nivel local. La sociedad civil integrada por todas las organizaciones sociales y las organizaciones no gubernamentales de desarrollo. El estado a nivel local representado por el gobierno municipal y por todo el resto de organizaciones estatales".

El concepto supone una asociación ente la sociedad civil y el gobierno municipal para promover acciones concretas, la ciudadanía generalmente sabe lo que necesita, pero no siempre los miembros de la administración municipal tienen los medios -humanos, técnicos y económicos- para solucionar problemas que conocen de sobra o para articular e implementar un plan efectivo de desarrollo. La carga para los gobiernos municipales es grande y los recursos económicos -que permiten el acceso a los demás recursos- se ven reducido gracias a la profunda crisis económica que impera en la mayoría de nuestros países.

Dentro de la participación de la sociedad civil -que es la participación del público- implica una intervención representativa de los diferentes sectores de la comunidad: productores, prestadores de servicios, gremios y ciudadanos, de manera que sus puntos de vista sean considerados para una acción conjunta. La pregunta es ¿hasta dónde debe intervenir la sociedad civil? Definitivamente ya no estamos hablando de "mingas de domingo", sino de una aportación a la toma de decisiones, la mayor o menor implicación de los sectores en diferentes etapas del proceso, o la dirección directa del mismo por parte de las poblaciones locales. El nivel de participación no debe ser -y de hecho no es- algo establecido de antemano, cada municipio tiene la decisión de establecerlo acorde a sus recursos y necesidades.

La gestión local busca unir a la comunidad en una sola voluntad, de acuerdo a lo que cada comunidad siente que debe ser, de acuerdo a sus aspiraciones como grupo y a las metas comunes que se planteen. La gestión local debe servir tanto para fines inmediatos como lograr un sistema de riego para unas parcelas o para grandes proyectos de desarrollo como la elevación del nivel de vida local por medio del enfoque común hacia una o varias actividades económicas específicas.

El concepto se enfoca también precisamente en ese aspecto, la mejora de la calidad de vida de las comunidades a través del aprovechamiento de las potencialidades endógenas. Esto quiere decir que si una comunidad tiene el clima adecuado, el territorio y los recursos para criar vacas, se deben aprovechar esas condiciones favorables para hacerlo y la comunidad puede llegar a convertirse en un centro de fabricación de productos lácteos, eso sí, a través de un esfuerzo conjunto y coordinado.

Este aprovechamiento de recursos y condiciones favorables debe ser sostenido y éste es uno de los puntos principales de la propuesta; es decir, implica compromiso en la utilización racional de los recursos y el manejo de los mismos en armonía con el medio natural, artificial y cultural de la comunidad.

Los métodos propuestos para lograr el desarrollo a nivel local son también elásticos y cada municipio los puede asumir o formular de distinta forma, pero básicamente la gestión local supone una planeación estratégica y concertada en la que cada comunidad encuentre su propio rumbo hacia la sostenibilidad y la consecución de sus metas.

¿Hacia dónde navega la tendencia?

La Comisión Europea y países como Argentina han puesto en marcha programas orientados al desarrollo local a través de organizaciones no gubernamentales -LEADER e ILPES, respectivamente- que consideran un elemento esencial la capacitación para el desarrollo local y tienen entre sus objetivos formar asesores o "animadores" que trabajan directamente con la comunidad local ayudándoles a identificar los problemas esenciales y las potencialidades de su sector de actividad, a formular proyectos de desarrollo y a adquirir la capacidad de tomar parte activa en el desarrollo de sus proyectos. Estas grandes ONG's trabajan por encima de fronteras y divisiones político- administrativas.

En España y en América Latina existen además varias organizaciones ya muy bien establecidas que venden a través de Internet el asesoramiento que requieren comunidades y municipios para construir sus planes de desarrollo; las organizaciones españolas están principalmente orientadas a la gestión rural agrícola y a la reorganización administrativa municipal. Dentro de América Latina, en Ecuador por ejemplo, hay organizaciones que solucionan –a través de la gestión local- problemas de tecnología agrícola, ofrecen cursos de capacitación para agricultura urbana y se dedican al rescate de las técnicas ancestrales de cultivo agrícola, construcción de vivienda y ordenamiento urbano.

Europa está definitivamente enfocada a la gestión local rural y principalmente a la agricultura, porque su problema son -precisamente- las zonas rurales, mientras sus grandes centros urbanos están ya muy bien organizados. En realidad ¿a qué latinoamericano no le sorprende la organización y el manejo de las grandes urbes europeas? Mientras allá las ciudades ya están funcionando, conservando, ahorrando, reciclando, en Latinoamérica ya no nos sorprende que caiga una lata vacía de Coca-Cola desde la ventana de un camión, que la fiesta de la casa de junto no nos deje dormir toda la noche o que el agua de una tubería rota inunde una calle durante días sin que nadie venga a repararla. ¿Por qué no aplicar la gestión local no sólo a los grandes problemas de las regiones rurales, sino también a los "pequeños" problemas de nuestras ciudades? Si bien la participación ciudadana se hace más difícil conforme va creciendo la población, pienso que no es del todo imposible. ¿Qué tal una representación ciudadana en el municipio de la ciudad que coadyuve en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes? ¿No sería un primer paso en la solución de los problemas de nuestras ciudades invisibles? Quizás sería bueno detenerse a pensar sobre el asunto antes de echarlo al cesto por utópico.

3.- Desarrollo sustentable, gestión local y turismo

Si un territorio o una comunidad tiene atractivos turísticos de cualquier índole que pueden ser potenciales o que quizá ya se están explotando de una manera que no beneficia expresamente a la comunidad, la gestión local es un medio de que dicha comunidad -a través de una participación representativa- busque junto con el gobierno la forma de mejorar sus condiciones de vida en base a la actividad turística y a través de un aprovechamiento sustentable de sus potencialidades endógenas.

Tendencias actuales del turismo

El turismo, en la forma en que se lo conoce actualmente, surge en plena revolución industrial, una etapa que produjo grandes y acelerados cambios en el mundo entero. Surge como una actividad propia de la modernización y la vida urbana cuando el hombre tuvo que buscar nuevas actividades que le permitirían escapar de las tensiones de la urbanización, cubrir las carencias que le proporcionaba la tranquila vida rural y reencontrarse consigo mismo.

El modelo tradicional turístico de "Sol y Playa" se convierte rápidamente en un medio de captación de divisas, apenas los gobiernos y los empresarios de los destinos notan que es una actividad económica rentable. Este modelo de turismo industrial se orienta a la atracción de la mayor cantidad de visitantes posible, a la planificación de macroproyectos turísticos con elevados números de cuartos y a la oferta de servicios sofisticados que proporcionan todas las comodidades de la vida urbana. Para mover a toda esa gente se arman complicadas redes de manejo, de forma que el turista en su país de origen paga un precio muchísimo mayor que el que gana el destino final. El turista se siente parte de un juego comercial en el que se pierde su objetivo de reencuentro y descubrimiento.

Las preocupaciones globales de conservación ambiental y de autenticidad cultural inciden en el pensamiento del turista como un "volver a lo natural y autóctono". Aparece una nueva tendencia turística, la de buscar áreas naturales poco intervenidas para hacer turismo, buscar alternativas que se reflejen en términos como agroturismo, ecoturismo, turismo rural, turismo verde, turismo de aventura, turismo en comunidades indígenas, entre otros. Estas nuevas formas de turismo cambian los destinos y la concepción del turista que ahora se interesa en aprender, comprender y está a favor de la conservación de los lugares que visita.

Sin embargo el manejo de los destinos es igual en la mayoría de los casos. La complicada red de operadoras, agencias mayoristas y minoristas, líneas aéreas y hoteles sigue presente y el beneficio a los habitantes de los destinos consiste en pequeñas ganancias derivadas de la venta de unos cuantos "souvenirs", propinas por pequeños trabajos de guianza, propinas por dejarse fotografiar, o sencillamente la mendicidad.

Algunas reflexiones preliminares

Quizás el turista moderno se siente más satisfecho con su visita; quizás las operadoras toman conciencia de la necesidad de traer poca gente que represente grandes ingresos; quizás manejen el turismo sin dañar en gran medida el entorno -eso es lo que el turista busca, pero los "ecodestinos" eran vírgenes o muy poco intervenidos hasta antes de su llegada-, ¿dónde quedan entonces las comunidades receptoras?; sus habitantes son quienes han vivido allí toda su vida, conocen los lugares mejor que nadie y los han conservado durante años para que se muestren en su estado actual, pero se siguen contentando con lo poco que pueden sacar de los visitantes. Es aquí, precisamente, donde se articula el turismo, el desarrollo sustentable y la gestión local.
La sostenibilidad es un concepto de desarrollo -entendiendo como desarrollo un mejoramiento de las condiciones de vida de la gente a través de una expansión cualitativa y no cuantitativa de potencialidades- que relaciona economía, sociedad y recursos; por otro lado la gestión local es el método propuesto para lograr la sostenibilidad y elevación del nivel de vida de los pueblos por medio de la participación ciudadana y gubernamental en un proyecto de beneficio común. Desarrollo sostenible y gestión local se complementan uno con el otro, la sostenibilidad se alcanza por medio de la gestión local y la gestión local debe alcanzar un desarrollo sustentable.

Si el turismo es una actividad económica que tiende hacia la conservación de los atractivos naturales y culturales, la forma idónea de manejar estos atractivos sería de una manera sustentable. Remitiéndonos a la Carta de Lanzarote (Islas Canarias, España, 1995) el turismo sustentable implica sostenibilidad ecológica a largo plazo, viabilidad económica y equitatividad social desde una perspectiva ética para las comunidades locales; contempla una gestión local de los recursos con el fin de asegurar el capital natural y cultural de una región y considera al turismo en general - y no sólo al orientado hacia áreas naturales como un instrumento efectivo de desarrollo.

Un intento de articulación

Sostenibilidad ecológica de los atractivos naturales y culturales implica desde la gestión municipal que el plan de desarrollo turístico primero se oriente a un estudio a fondo del recurso que tenga como finalidad determinar la mejor manera de manejarlo. Y estamos hablando tanto de un atractivo natural como una concurrida playa del Caribe o de un atractivo de tipo cultural tangible como las pirámides prehispánicas en México o intangible como la manera de preparar una auténtica chicha de jora en el oriente ecuatoriano.

Una buena forma de tratar los atractivos turísticos de manera que sean rentables económicamente y al mismo tiempo conservados, es tomando conciencia de que los recursos turísticos no son ilimitados y que debemos considerarlos como un capital fijo del que sólo extraemos los rendimientos, manteniendo su valor intacto. La gestión local debe tomar en cuenta que sus atractivos turísticos son como la "gallina de los huevos de oro", ya que es mejor utilizarlos de manera equilibrada que tratar de sacarles el mayor provecho posible en un corto plazo. Por otro lado, cualquier acción destinada a la conservación de los recursos debe ser considerada no como un desperdicio de capital, sino como una inversión que lo más probable es que se refleje en un aumento de las ganancias.

Uno de los puntos importantes es encontrar la forma de incorporar a la población local a la economía del turismo. Generalmente la implementación de un proyecto de este tipo requiere una fuerte inversión que los municipios de la mayoría de nuestras ciudades o comunidades no están en condiciones de asumir; es por esta razón que los inversionistas son externos y la población local es marginada de las ganancias que son exportadas tan rápidamente como se van generando.

Un proyecto de gestión local para el desarrollo turístico debe centrarse en la búsqueda de una manera eficaz de lograr que la mayor parte posible de las ganancias se quede en el destino turístico a través de acciones como incentivar a la empresa privada para que incorpore a los ciudadanos locales en empleos, incrementar el gasto del turista en el destino, o tratar de manejar la llegada de turistas también desde el propio lugar de destino. La forma de hacerlo varía de un lugar a otro, pero la incorporación de la población de una manera efectiva -ya sea directa o indirectamente- a la economía del turismo es una meta primordial a alcanzar en un plan de desarrollo turístico.

Conclusión
La sostenibilidad turística no escapa a las condiciones básicas de sostenibilidad ecológica, económica y ambiental sin importar el tipo de turismo que se maneje -ecoturismo, turismo de negocios, turismo residencial o cualquier otro-, el enfoque que se le dé a la actividad, o el tipo de turista que se desee captar. La sostenibilidad no está orientada simplemente a la conservación de la naturaleza: es una propuesta mucho más integral que puede ser adaptada y aplicada al manejo de cualquier actividad del ser humano. Del mismo modo, la gestión local no es una alternativa que se dirija únicamente a las comunidades rurales: estamos hablando también de una propuesta dinámica y moldeable a las necesidades de un determinado sitio urbano o rural; una opción que nos permita planificar y desarrollarnos de adentro hacia afuera y no de afuera hacia adentro como se ha venido haciendo hasta ahora. La gestión local para el desarrollo turístico sustentable de una comunidad es una alternativa que puede servir para el rescate de su patrimonio natural y cultural; para mejorar el nivel de vida de los habitantes de un destino turístico; e incluso para mejorar las relaciones entre los habitantes de la misma comunidad al sentir que están trabajando para alcanzar un beneficio común

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Actualizado 18/07/2011 a las 16:14 por Boletín ANFE

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