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Boletín ANFE

08-05 Columna libre: A la fuerza, ¡No!

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Mayo del 2008

08-05 COLUMNA LIBRE
:A LA FUERZA, ¡NO!

Aún cuando el empleo de gasohol (gasolina mezclada con etanol) y de biodiesel (diesel mezclado con biodiesel) fueran convenientes para el usuario, la decisión comentada en distintos medios, de que el monopolio de RECOPE únicamente va a venderle a los costarricenses esos combustibles excluyendo las alternativas actuales, por principio debe ser objeto de un rechazo contundente por los costarricenses. Tanta prepotencia puede explicarse tan sólo porque RECOPE es un monopolio, lo cual significa que, querámoslo o no, nos veremos obligados a comprar sus productos, cualquiera que sean sus calidades, sus precios, sus presentaciones o lo que les de la gana darnos como único vendedor. Y más en el caso de los combustibles, pues la existencia de sustitutos viables es muy difícil de encontrar. Claro, siempre tenemos la opción de ponernos a caminar o andar a caballo o innovar con el uso de burros, pero creo que ni Usted ni yo es lo que queremos.

Ya RECOPE había realizado un experimento en Guanacaste con la utilización de estos nuevos combustibles supuestamente “amigables” con la naturaleza (como si los combustibles fósiles no formaran parte de la “naturaleza”). Sin embargo, el resultado de ese experimento nunca fue del conocimiento del público, probablemente porque el ciudadano rechazó utilizarlos. Ojalá que la ignorancia en que se nos quiere mantener en este caso particular, no sea una estrategia de un Estado que, cuando enfrenta un problema, prefiere que las cosas no se conozcan a plenitud. Ejemplos de esto son dos situaciones recientes. Una, la forma poco transparente en que la propia RECOPE intervino en el mercado cambiario por medio del Banco Central, que culminó en una levitación artificiosa del tipo de cambio. Otra es la negativa del Ministerio de Relaciones Exteriores de revelar el costo que tuvo una reciente reunión en el país de nuestros embajadores en todo el mundo. ¡Por alguna razón es que se oculta la información!

La eliminación de los combustibles que actualmente vende RECOPE y su sustitución por los cócteles citados, tal vez sin proponérselo, logra un propósito no previsto cual que evita valorar si tiene sentido económico la propuesta que hacen las autoridades gubernamentales. Si no hay forma de comparar los costos de estos productos similares, se oculta cualquier abuso potencial derivado de una ineficiente decisión. Si se quiere comparar los precios y la eficiencia (rendimiento energético a cada precio) que tienen los combustibles alternativos, la lógica exige que no haya subsidios o impuestos aplicados a alguno de ellos, en tanto que se excluye a otros. Ya alguien por ahí había sugerido que se podría mantener el actual impuesto a los combustibles fósiles y rebajar el de los nuevos combustibles. Tal práctica falsamente mostraría a los ojos del consumidor que los primeros resultan ser más caros que los segundos. Algo equivalente se daría si se decide aplicar un subsidio a los nuevos productos en detrimento de los anteriores.

La transformación que se pretende en el panorama de los combustibles, como que es algo bueno en sí, en realidad provoca grandes dudas al ciudadano, independientemente de que también le permite darse cuenta de la intemperancia de los gobiernos y de los monopolios que le quieren prohibir su libertad de escoger.

Por una parte, no es claro que la nueva mezcla no daña a los vehículos, muchos de los cuales no tienen motores adaptados para estos combustibles. En Brasil me di cuenta de que circulaban modelos de carros que sí tenían los motores específicamente diseñados para usar, tanto los actuales combustibles fósiles como los nuevos tipos de combustibles (llamémosles bio-combustibles) producidos en ese país. Aquí en Costa Rica, un país ya no tan pobre como antes, por lo cual ahora empiezan a circular muchos carros, pero que a la vez no es tan rico, como para tener sólo los últimos modelos que aparentemente no se dañan al usar bio-combustibles, la Asociación Costarricense de Expendedores de Combustibles (ACEC) ha advertido acerca de una “chatarrización” de nuestro parque automovilístico, debido al daño por el uso de los nuevos combustibles en los vehículos más viejos, así como que también, para el caso de los nuevos, que no todas las agencias están dispuestas a garantiza el “rendimiento” de los vehículos con los nuevos combustibles.

El caso se las trae, porque también se requiere de fuertes inversiones para el nuevo proyecto, cuyos costos definitivamente serán trasladados a los consumidores. Empecemos porque el mismo RECOPE, que no ha sido un dechado histórico en su capacidad como buen inversionista, no posee ni los equipos ni las instalaciones requeridas y menos va a tenerlas a tiempo para la fecha –octubre de este año- en se ha anunciado empezará el uso obligatorio de los nuevos combustibles. Es más, dada la experiencia en cuanto a las obligaciones administrativas que se deben cumplir para realizar inversiones públicas, tales como elaboración de carteles, su publicación, su evaluación, el proceso decisorio, la adjudicación, las apelaciones, la Contraloría, etcétera, etcétera, simplemente la infraestructura estatal no va a estar lista para octubre, aún cuando de pronto vayan a pretender que se dé una declaratoria de emergencia para evitar la duración del proceso licitatorio normal.

Asimismo, las estaciones de gasolina van a tener que transformar sus tanques, porque es conocido que el etanol remueve partículas en los ya existentes, las cuales terminarán por atascar ciertas partes de los motores. Alguien ha señalado que, antes de usar el gasohol por primera, se lave el motor del vehículo, lo cual, por supuesto, Usted tendrá que costear.

Este asunto no se queda aquí, pues de algún lado tendrá que salir el etanol o el bio-combustible, que requerirá de recursos sustanciales dedicados a su producción, específicamente sembradíos de materias primas. No sólo hay dudas muy serias acerca de la disponibilidad de tierras para llevar a cabo esa nueva producción, sino que incluso podría significar la sustitución de áreas actualmente dedicadas a la producción de alimentos. También ya surgen dudas sobre cuál será el verdadero costo de tal producción agrícola, pues algún funcionario público ya ha sugerido la medida estatista de otorgar subsidios –vía intereses- a esa producción, con lo cual se ocultaría la realidad del valor de los recursos empleados. Otorgar este tipo de subsidios me huele a patraña. El costarricense sabe que, de una forma y otra, esos subsidios siempre los terminan pagando los consumidores. Todos los pagamos para el beneficio de algunos pocos: ese jueguito aquí y en todo lado ya es muy viejo.

No me atrevo a incursionar en la incidencia que este proyecto de RECOPE para que usemos forzadamente sus bio-combustibles, puede tener en la conservación del medio-ambiente y de la bio-diversidad del país. Es muy poco lo que conozco de estos temas, pero he conversado con algunas personas conocedoras de estos asuntos y me han señalado que el impacto podría ser sumamente negativo, sobre todo un país en el cual las posibilidades de ampliar las áreas sembradas son sumamente limitadas.

Históricamente ANFE ha defendido el derecho humano esencial de poder elegir libremente. Por ello nos oponemos a la práctica monopolística que intenta RECOPE. Asimismo, ANFE se ha opuesto a los subsidios e impuestos diferenciales introducidos por los gobiernos que alteran las señales que deben primar en un mercado libre. Por esta razón hacemos la advertencia de que la política de precios –al menos lo que se ha podido conocer de algo tan oculto- en torno a los nuevos y viejos combustibles bien podría alterar sustancialmente sus rentabilidades relativas y distorsionar sus costos relativos. Finalmente, ANFE siempre ha creído en la libertad empresarial, de manera que las personas puedan actuar en beneficio propio, que, en un régimen competitivo, termina por beneficiar a los consumidores. Si en la nueva actividad productiva de sustitutos de combustibles fósiles, los individuos y las empresas privadas desean incursionar a su propio riesgo, sin que haya alteraciones ni limitaciones inducidas por la acción estatal, ANFE les da la bienvenida. Lo que no se vale es usar al estado para su propio beneficio y en contra de los consumidores, como parece ser el caso con los nuevos combustibles que RECOPE pretende comercializar forzadamente. ANFE, por supuesto, estará vigilante en proteger al ciudadano de cualquier abuso que contra él pretenda llevar a cabo el Estado por medio de alguna de sus dependencias.

Carlos Federico Smith

Queda debidamente autorizado para reproducir esta columna en el medio de su predilección.

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