PDA

Ver la Versión Completa : RAINER ZITELMANN-CÓMO HITLER LLEGÓ A SER UN CREYENTE EN LA ECONOMÍA PLANIFICADA POR EL ESTADO



Jorge Corrales Quesada
07/03/2022, 15:16
Un buen comentario que bien podría ser leído por los amantes de la economía centralmente planificada, propia de tantos totalitarismos dirigidos por un omnisapiente autócrata o un partido de un autócrata y pocos servidores a su alrededor que le mantienen en el poder. Tiranos que aún persisten.

CÓMO HITLER LLEGÓ A SER UN CREYENTE EN LA ECONOMÍA PLANIFICADA POR EL ESTADO

Por Rainer Zitelmann
Fundación para la Educación Económica
Martes 22 de febrero del 2022

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como rainer zitelmann foundation for economic education Hitler, February 22, 2022 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

La visión de Adolf Hitler del sistema económico soviético cambió lentamente desde el escepticismo hasta la admiración.

Probablemente la pregunta más importante y controversial que enfrentamos en la interpretación de los conceptos económicos de Adolf Hitler, es aquella acerca de la relación en los elementos de su pensamiento entre la economía de mercado y la economía planificada.

En efecto, en cierto sentido sólo podemos especular acerca de la verdadera posición de Hitler antes de 1933, pues Hitler mantuvo sus planes estrictamente en secreto, primordialmente para no ofender a los empresarios. En sus conversaciones con Otto Wagener, jefe de la sección de política económica del Partido Nacional Socialista de Alemania, Hitler subrayó, una y otra vez, la importancia de mantener sus planes económicos en secreto. Por ejemplo, en septiembre de 1932, él dijo:

“La conclusión a partir de esto es lo que he dicho todo el tiempo, que esta idea no ha de estar sujeta a propaganda, o incluso algún tipo de discusión, excepto dentro del grupo más interno de estudio. En todo caso, sólo puede ser puesta en práctica cuando tengamos en nuestras manos al poder político. E incluso en ese momento tendremos como oponentes, además de los judíos, a toda la industria privada, en particular la industria pesada, así como los terratenientes medianos y grandes, y naturalmente los bancos.”

En discursos a industriales antes de 1933. Hitler se presentó como uno que apoyaba la propiedad privada; en otros discursos, atacó filosamente al capitalismo. A menudo, consideraciones tácticas desempeñaron un papel, y, algunas veces, sólo estaba diciendo lo que él sabía que su audiencia quería escuchar. Sin embargo, una cosa es cierta: La intención principal de Hitler era obviamente reconciliar las ventajas de los principios de la competencia y la selección (en el sentido socio-darwinista), con las “ventajas” de una economía controlada por el estado.

Mientras que el estado estaba para dirigir la economía según el principio del “interés común antes que el interés propio” y para establecer los objetivos, dentro de su marco el principio de la competencia no sería abolido, pues, en la visión de Hitler, era una fuente importante de desarrollo económico y progreso técnico. No obstante, lo importante fue que Hitler no compartía las creencias del liberalismo económico, según las cuales el bien común vendría como resultado del juego de los diversos intereses propios.

Esto quedó claro en un discurso de Hitler el 13 de noviembre de 1930:

“En todos los negocios, de hecho, en toda la vida, tenemos que deshacernos del concepto de que el beneficio para el individuo es lo más importante, y que de ese interés propio del individuo se edifica el beneficio para el todo, por tanto, que es el beneficio del individuo lo único que, del todo, conforma el beneficio para la comunidad. Lo opuesto es lo cierto. El beneficio de la comunidad determina el beneficio para el individuo. La ganancia para el individuo es sólo sopesada por el beneficio a la comunidad. …Si este principio no es aceptado, entonces, necesariamente debe desarrollar un egoísmo que destruirá la comunidad.”

En vista de los éxitos luego logrados por las políticas económicas del gobierno, las reservas de Hitler ante la planificación estatal disminuyeron gradualmente. Qué tan importante Hitler consideraba podía ser la cuestión de la planificación controlada por el estado, se puede ver en el hecho de que, en agosto de 1936, escribió personalmente un “Memorando del Plan Cuatrianual de 1936.” En este memorando expresó su admiración y temor ante el sistema soviético de economía planificada: “Sin embargo, la economía alemana aprenderá a entender las nuevas tareas económicas, o probará por sí misma ser incapaz de continuar sobreviviendo en estos tiempos modernos en que el estado soviético establece un plan gigantesco.”

Hitler estaba convencido de la superioridad del sistema soviético de economía planificada por encima del sistema económico capitalista. Igualmente, esta debe ser considerada como razón esencial de por qué él tan vehementemente demandó e impuso la expansión del control estatal de la economía en Alemania.

Hitler atribuyó el éxito de la política económica nacional socialista primordialmente al control estatal de la economía. A partir de 1940 a más tardar, Hitler crecientemente se convirtió en un proponente de la economía estatal planificada ̶ parcialmente porque estaba convencido de la superioridad de la Unión Soviética y su sistema económico. En sus monólogos a su círculo íntimo (conocidos como las “conversaciones en la mesa”) del 27 y 28 de julio de 1941, Hitler dijo que “Un empleo sensato de los poderes de una nación sólo puede lograrse con una economía planificada desde arriba.”

Alrededor de dos semanas más tarde, dijo: “En lo que tiene que ver con la planificación de la economía, estamos todavía muy al inicio y me imagino que será algo maravillosamente agradable construir un orden económico europeo y alemán englobante.” La declaración de que, al menos en lo referente a la planificación de la economía estaba apenas en el propio inicio, es importante pues muestra que Hitler del todo no estaba pensando en una reducción de la intervención estatal -ni siquiera para el momento después de la guerra- sino que, por el contrario, intentaba expandir más allá los instrumentos de control estatal de la economía.

El 5 de julio de 1942, Hitler expresó la opinión de que, si la economía alemana había sido capaz hasta el momento de lidiar con problemas innumerables “… al fin de las cosas eso se debía al hecho de que la dirección de la economía había llegado gradualmente ser de un control mayor por el estado. Sólo así había sido posible imponer el objetivo nacional general contra los intereses de los grupos individuales. Incluso después de la guerra no podríamos ser capaces de renunciar al control estatal de la economía, pues, entonces, todo grupo de interés pensaría exclusivamente en satisfacer sus deseos.”

También, en apariencia, la idea de Hitler del sistema económico soviético cambió desde el escepticismo hasta la admiración. En una conversación en la mesa del 22 de julio de 1942, Hitler defendió vehementemente al sistema económico soviético e incluso al llamado “Sistema del Estajanovismo,” que era “excesivamente estúpido” ridiculizar:
“Uno tiene que tener un respeto sin reservas por Stalin. A su manera, ¡el muchacho es todo un genio!” Sus ideales, tales como Genghis Khan, etcétera, él los conoce muy bien, y su planificación económica es tan omnicomprensiva que sólo es excedida por nuestro propio Plan Cuatrianual. No tengo duda alguna de que no ha habido desempleados en la URSS, en contraste con los países capitalistas como los Estados Unidos.”

Asimismo, la admiración de Hitler por el sistema soviético está confirmada en las notas de Wilhelm Scheidt, quien -como ayudante de Walther Scherff “representante de la historia militar” de Hitler, y miembro del grupo de Cuarteles del Führer- tenía un contacto estrecho con Hitler e incluso en algunas ocasiones tomó parte en sesiones informativas. Scheidt escribe que Hitler experimentó una “conversión al bolchevismo.” A partir de afirmaciones de Hitler, dice él, las siguientes reacciones podían derivarse: “Primeramente, Hitler era lo suficientemente materialista como para ser el primero en reconocer los enormes logros del armamentismo de la URSS, en el contexto de su organización económica fuerte, generosa y omnicomprensiva.”

Scheidt escribe que, en vista de tales impresiones, Hitler había reconocido y expresado “la relación interior de su sistema con el tan ardientemente opuesto bolchevismo,” por lo cual él tenía que admitir que “este sistema del enemigo fue desarrollado mucho más completa y directamente. Su enemigo se convirtió en su ejemplo secreto.” La “experiencia de Rusia comunista,” particularmente la impresión de la supuesta superioridad del sistema económico soviético, había producido una fuerte reacción en Hitler y el círculo de sus fieles: “Los otros sistemas económicos no parecían ser competitivos en comparación.” Acerca de la impresión de la organización racional de la agricultura en la URSS y “las gigantescas plantas industriales que daban testimonio elocuente a pesar de su destrucción,” Hitler, dice Schmidt, había sido un “entusiasta.”

El dictador alemán admitió durante una conversación con Benito Mussolini el 22 de abril de 1944, que él había llegado a convencerse: “El capitalismo también había seguido su curso, las naciones ya no estaban dispuestas a defenderlo. Los victoriosos que sobrevivirán serían el fascismo y el nacionalsocialismo ̶ tal vez el bolchevismo en el Este.”

El propio Hitler estaba convencido, como lo enfatizó en su último discurso radial el 30 de enero de 1945, “que la era de un liberalismo económico sin restricciones había sobrevivido.” Estas afirmaciones de Hitler desde 1935 hasta 1945 pero, en particular, a partir del inicio de los cuarentas, muestran que él se había convertido en un crítico vehemente del sistema de libre empresa y un adherente confirmado del sistema de una economía planificada, controlada por el estado.

Este ensayo se basa en el contenido del nuevo libro de Rainer Zitelmann, Hitler’s National Socialism (https://hitlers-national-socialism.com/).

El Dr. Rainer Zitelmann es un historiador y sociólogo. También es un autor mundialmente reconocido, un empresario exitoso y un inversionista en bienes raíces. Zitelmann ha escrito más de 20 libros. Sus libros son un éxito alrededor del mundo, en especial en China. India y Corea del Sur. Sus libros más recientes son The Rich in Public Opinion (https://therichinpublicopinion.com/), publicado en mayo del 2020 y The Power of Capitalism (https://the-power-of-capitalism.com/), que fue publicado en el 2019.