PDA

Ver la Versión Completa : GARY M. GALLES-LAS DEFICIENCIAS DEL GOBIERNO REVELAN LO QUE LOS GOBIERNOS NO DEBERÍAN HACER



Jorge Corrales Quesada
26/02/2022, 11:33
¿Cuántos no hay quienes vemos las ineficiencias del estado y seguimos pidiendo (y hasta eligiendo) a políticos para que inventen más y más cosas por hacer como parte del gobierno, en detrimento de que muchas de ellas puedan ser hechas privadamente, por empresas o por personas, quienes más bien son gravadas de toda forma y extensión para que los gobiernos las hagan?

LAS DEFICIENCIAS DEL GOBIERNO REVELAN LO QUE LOS GOBIERNOS NO DEBERÍAN HACER

Por Gary M. Galles
American Institute for Economic Research
16 de febrero del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es gary m. galles american institute for economic research deficiencies, February 16, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

En su artículo para el American Institute for Economic Research, “Hijacking Liberalism: Spencer’s The Man Versus the State” [“Secuestrando al Liberalismo: El hombre contra el estado de Herbert Spencer”], Alberto Mingardi destacó cómo, “Después que Richard Hofstadter inventó la etiqueta ominosa de ‘Darwinista Social,’ Spencer se ha convertido en un autor que hasta su propia tribu de liberales clásicos y libertarios tiene dudas para endosarlo,” y, sin embargo, al comentar su El hombre contra el estado “desde nuestra atalaya presente, la palabra que mejor lo describe es probablemente profético.”

Mingardi encuentra la razón central para la visión profética de hoy de Spencer, en que el gobierno es constantemente promovido como una panacea cuasi universal, en su The Study of Sociology (https://oll.libertyfund.org/title/spencer-the-study-of-sociology-1873) [El estudio de la sociología]. El problema que encara alguien que extendería su gobernanza sobre nosotros es que:

“tan difícil como él encuentra tratar con la humanidad en detalle, tiene confianza en su habilidad para lidiar con la humanidad encarnada. Los ciudadanos, no una milésima parte de los que él conoce, no la centésima parte de los cuales él vio, y la gran masa de quienes pertenecen a clases que tienen hábitos y modos de pensamiento acerca de los que él tiene sino nociones tenues, se siente seguro que actuarán en formas que él anticipa, y satisface fines que él desea.”

En otras palabras, como lo resume aptamente Mingardi, “El gran argumento para el no intervencionismo es uno cognitivo: uno no puede capturar todo el conocimiento que sería requerido para dar forma a la sociedad según el plan que sea.” Eso suena muchísimo como “El Uso de Conocimiento en Sociedad,” de Friedrich Hayek, escrito décadas antes que él lo hiciera.

La forma en que tiendo a pensar acerca de él es que el gobierno es simplemente gente con información menos relevante y peores incentivos que la de quienes actuarían por sí mismos, respaldados con poder coercitivo. Describir eso como los medios para una cooperación social mejorada es una promesa dramáticamente falsa, cuya principal consecuencia sería destripar la libertad.

Pienso que vale la pena extender la explicación de Mingardi a lo que escribió el propio Spencer acerca de lo que el gobierno hace para realmente beneficiar a sus ciudadanos. Su artículo “Representative Government–What is it Good For?” (https://www.taylorfrancis.com/chapters/mono/10.4324/9781003191841-8/representative-government%E2%80%94what-good-herbert-spencer) [“El Gobierno Representativo ̶ ¿Para Qué es Bueno?”], incluido también en la Edición del Liberty Fund de El Hombre versus el Estado, desarrolla las consecuencias de emplear a quienes coaccionan con confianza excesiva como nuestros muy esperados que sean servidores públicos. Ello amerita recordar al mismo tiempo que nuestra experiencia reciente está tan vastamente en desacuerdo con sus ideas.

Incluso habiendo pasado más de un siglo y medio, cuando Spencer escribió el artículo, él podía ver que el gobierno estaba en apariencia invadiendo casi toda elección que la gente alternativamente tomaría por sí misma, y, en el proceso, empeorando las cosas.

“Nuestra maquinaria política… Sus partes son extremamente numerosas: de hecho, multiplicadas más allá de toda razón. Ellas no son escogidas por separado como especialmente calificadas para funciones específicas. No se tiene cuidado alguno en que ellas calcen bien juntas: por el contrario, nuestros arreglos son tales que es seguro que no calcen… si hubiera sido el problema encontrar un dispositivo para la transacción lenta y torpe de empresas, escasamente podría habría sido mejor resuelto.

Además de idear medidas para impedir la agresión de los ciudadanos entre sí, o asegurar a cada cual la calma posesión de lo suyo… [los gobiernos] sin pensarlo asumen que ellos por sí mismos provean para la satisfacción de innumerables deseos, curen incontables males, vigilen incontables asuntos… confiando en que saben cuál conocimiento es el más requerido.”

Por desgracia, aquellos en el gobierno no pueden saber lo suficiente para lograr hacer el bien que intentan, o, al menos, que dicen intentarlo.

“¿Cuál debe ser el conocimiento y capacidad de quienes lo lograran?... Si hay alguna escasez de ideas respecto a la dependencia mutua de las muchas funciones que, tomadas en conjunto, comprenden la vida nacional, surgirán desastres no previstos al no percibir cómo la interferencia sobre uno afectará al resto.

Vea, entonces, la inmensa inconsistencia entre el medio y los fines… las incontables dificultades para la tarea; y… la casi total impreparación de quienes la asumen.”

De hecho, tanto la historia como la experiencia brindan una cornucopia de evidencia de incompetencia gubernamental, así como de malversación, en vez de la capacidad y competencia para hacer la tarea que ellos nunca dejan de afirmar.

“Innumerables hechos prueban que el Gobierno es el peor propietario, el peor manufacturero, el peor comerciante: en efecto, el peor administrador, sea cual sea la cosa administrada. Pero, aunque la evidenciad de esto es abundante y concluyente… los Legisladores… se adhieren a la teoría implausible de una sociedad oficialmente regulada, a pesar de la evidencia abrumadora de que la regulación oficial fracasa perpetuamente.”

Como resultado, si bien poco de en lo que el gobierno se enfoca avanza hoy en día nuestro “bienestar general,” como lo dice el preámbulo a nuestra Constitución, puede hacer algo que avanza el bienestar de los ciudadanos.

“Incompetente para supervisar y regular los innumerables procesos involucrados que conforman la vida nacional; [el gobierno representativo] no obstante tiene suficiente talento para convertir en ley y aplicar esos principios simples de equidad que subyacen la conducta correcta de los ciudadanos entre sí… no lo descalifica para descargar los deberes comparativamente simples de protector… este es el papel esencial del gobierno.

Aún más, la complejidad, la incongruencia de las partes y el engorro generalizado que privan a un gobierno representativo de esa actividad y decisión requeridas para ser paternalmente superintendente de los asuntos de… los ciudadanos; no lo privan de la habilidad para establecer y mantener las regulaciones por las que a estos ciudadanos se les impide que abusen del uno contra el otro… objeciones que tan fuertemente arguyen contra eso en todas sus otras relaciones con la sociedad, no lo hacen en contra en esta relación fundamental.”

En un mundo en que a todos nos gustaría que nuestros derechos fueran protegidos ante abusos de otros, siempre y cuando ese servicio a todos beneficie a todo mundo, sobre todo permitiendo acciones y asociaciones más mutuamente voluntarias. Y esa tarea no es impedida por lo que tan claramente impide la extension del gobierno más allá de ese rol.
Aún más, el abuso por el gobierno -el depredador más peligroso, dado su poder coercitivo al excederse en su papel de impedir las violaciones de otros, es puesto de rodillas al limitarse agudamente su autoridad. Y eso suena mucho como John Locke en su Segundo tratado acerca del gobierno y los fundadores de Estados Unidos, quienes fueron tan influidos por él.

“La función original y esencial del gobierno es esa de proteger a sus súbditos contra la agresión… para desempeñar mejor su función esencial, el gobierno se convierte en más limitado… Aumentar su habilidad para desempeñar su verdadero deber, involucra disminuir su habilidad para desempeñar todos los otros tipos de acciones.

El gobierno representativo es lo mejor para asegurar la justicia… lo peor para todos los otros fines… las incapacidades, que parecen hablar tan seriamente contra la bondad del gobierno representativo, son sólo la consecuencia inevitable de su adaptación más completa a su trabajo apropiado.”

Luego, la “historia” de Spencer llega a una moral muy poderosa acerca del gobierno; “Aquellas deficiencias tienden a impedirle hacer cosas que ningún gobierno debería hacer.” Esto es, todas las cosas de las que con frecuencia nos quejamos acerca del gobierno son, en su esencia, resultado de que hace cosas que nosotros no queremos que haga.
Herbert Spencer vio las enfermedades del gobierno representativo como limitaciones en la capacidad del gobierno para hacer lo que no tenía por qué hacer, pero no para su papel esencial de defender los derechos ante la agresión. Los estadounidenses deberían volver a aprender esta lección, pues nuestros Fundadores confiaron nuestra libertad a la democracia sólo para tal gobierno estrechamente limitado, no uno que viola crecientemente los derechos de los ciudadanos al hacer metástasis en toda dirección. Y ese permanece siendo el único camino por el que hoy podemos conservar nuestras libertades.

El Dr. Gary M. Galles es profesor de Economía en la Universidad Pepperdine. Su investigación se enfoca en las finanzas públicas, la elección pública, la teoría de la firma, la organización industrial y el papel de la libertad, incluyendo las ideas de muchos liberales clásicos y de fundadores de los Estados Unidos. Sus libros incluyen Pathways to Policy Failure, Faulty Premises, Faulty Policies, Apostle of Peace, y Lines of Liberty.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.