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Jorge Corrales Quesada
03/02/2021, 18:34
Una explicación y refutación sencilla de las nuevas justificaciones de los estatistas para proseguir gastando a manos sueltas para sus propios fines.

GALBRAITH OFRECE UNA POBRE DEFENSA DE LA TMM

Por Nicolás Cachanosky
American Institute for Economic Research
16 de enero del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como nicolás cachanosky institute for economic research Galbraith January 16, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

La Teoría Monetaria Moderna (TMM), que alega que un país que emita deuda denominada en su propia moneda, puede financiar una gran cantidad de gasto gubernamental al emitir deuda o imprimir dinero, sin preocuparse mucho acerca de una crisis de deuda o altas tasa de inflación, en años recientes ha crecido en popularidad entre la izquierda política. Pero, ha fallado en ganar mucho apoyo en la profesión de la economía. En mucho eso se debe, desde mi punto de vista, a problemas con la teoría. Pero, también contribuye la pobre defensa ofrecida rutinariamente por sus impulsores más prominentes. Un artículo reciente de James K. Galbraith sirve como ilustración.

“Tal como lo sabe cualquiera que alguna vez haya sido responsable de la supervisión legislativa de los banqueros centrales,” empieza Galbraith, “a ellos no les gusta que su autoridad sea desafiada. Más que todo, defenderán su mística ̶ esa aura mágica que se cierne sobre sus palabras, envolviendo una mezcla fangosa de banalidad y tontería en una niebla de poder y argot.” Sus reacciones negativas hacia la TMM pueden ser desechadas, deduce él, como esfuerzos interesados en mantener el control. Después de todo, la TMM representa lo que los banqueros centrales temen: una teoría “popular, accesible y democrática.”

No hay duda que los banqueros centrales se sienten intimidados por desafíos de extraños. Pero, no se deduce de ello que sus argumentos deban ser rechazados de primera mano. Los banqueros centrales no tienen superpoderes. Ellos no son super inteligentes. Sus políticas deberían estar abiertas a la valoración crítica. Pero, el hecho de que los banqueros yerren, no significa que la TMM sea correcta.

Galbraith pone demasiada atención al comportamiento de los banqueros centrales y muy poca a sus argumentos. Una crítica a la banca central, tal como es actualmente practicada, no constituye una defensa de la TMM.

Tampoco su oposición refleja un despecho hacia una teoría “popular, accesible, y democrática.” Parece, al menos como posible, que ellos están preocupados con aspectos negativos potenciales de políticas inspiradas en la TMM, como lo sugieren la teoría económica estándar y la historia.

Mucho de lo mismo podría decirse acerca de su sugerencia de que la TMM es rechazada pues “dos de sus principales impulsores de la TMM son mujeres.” ¿Es tan difícil ofrecer una defensa sustantiva de la TMM, que uno debe primero intentar rechazar la oposición sin más trámite, sin siquiera considerar sus argumentos? Aparentemente lo es.

A lo más cerca que Galbraith llega en ofrecer un argumento efectivo en favor de la TMM es un breve comentario acerca de que en la “primavera del año 2020, cuando a la luz del colapso por el COVID-19, los Estados Unidos desembolsaron $2.2 millones de millones de dinero fresco al público, para permitir que la gente gastara más, con lo cual se elevaría la producción y el empleo. La economía de Estados Unidos no tuvo un gran año en el 2020,” escribe él, “pero no experimentamos una inflación desbordada.”

Está en lo correcto, por el momento. El gobierno gastó mucho dinero en un lapso muy corto y las expectativas de inflación permanecieron por debajo del dos por ciento. Pero, eso no nos dice mucho acerca de cómo tal política funcionaría en tiempos normales. Y la presunta evidencia ofrecida en apoyo de la TMM es también consistente con el punto de vista estándar. En el grado en que el temor a la pandemia y las órdenes de cuarentena por el gobierno redujeron el gasto, la teoría monetaria tradicional explica la baja tasa de inflación observada en el 2020.
Una defensa apropiada de la TMM no lanzaría dudas acerca de las razones para desechar los argumentos estándares sin pensarlo dos veces; no descansaría en observaciones históricas atípicas; y no sugeriría que la TMM es la única explicación posible, cuando la teoría monetaria estándar también puede explicar el acontecimiento.

Sin duda que continuará el crecimiento de la TMM en la izquierda política. Es políticamente conveniente. Brinda una justificación para el gasto. No obstante, la conveniencia política no significa solidez teórica. Y las defensas ofrecidas por Galbraith hacen poco por calmar preocupaciones muy reales.

Nicolás Cachanosky es Profesor Asistente de Economía en la Metropolitan State University of Denver. Con intereses de investigación en economía monetaria y macroeconomía, mucho de su trabajo reciente se ha enfocado en incorporar aspectos de duración financiera en los modelos tradicionales del ciclo de los negocios. Ha publicado artículos en revistas académicas, incluyendo al Quarterly Review of Economics and Finance, Review of Financial Economics, y el Journal of Institutional Economics. Es coeditor de la revista Libertas: Segunda Época. Sus trabajos populares han aparecido en La Nación (Argentina), Infobae (Argentina), y Altavoz (Perú). Cachanosky obtuvo su M.S. y Ph.D. en Economía en la Universidad Suffolk, su M.A. en Economía y Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, y su Licenciatura en Economía en la Pontifica Universidad Católica Argentina.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.