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Jorge Corrales Quesada
19/12/2020, 12:05
Qué lástima que, en nuestro país, con excepción del Estado de la Educación y el Colegio de Psicólogos, no se realizan recuentos de efectos resultado de las restricciones por las cuarentenas. El más obvio, la debacle en el crecimiento económico y en el desempleo, del cual ya si tenemos resultados.

ENCUESTA GALLUP: SALUD MENTAL DE ESTADOUNIDENSES LLEGA A MÍNIMO DE 20 AÑOS, ANTE CUARENTENAS RENOVADAS

Por Brad Polumbo
Fundación para la Educación Económica
Lunes 7 de diciembre del 2020

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como brad polumbo foundation for economic education mental December 7, 2020 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.


Cualquier análisis en retrospectiva de las políticas de cuarentena -siendo seriamente disputada su efectividad - debe ponderarse contra la pérdida de vida y el sufrimiento humano a que han dado lugar.

En California y otras partes del país, los estadounidenses se dirigen de regreso a la cuarentena o, de lo contrario, encaran restricciones renovadas a sus vidas cotidianas en medio de otro pico del COVID-19. No obstante, una nueva encuesta de Gallup muestra que esas cuarentenas se presentan cuando ya la gente está luchando con su salud mental.

“La última evaluación que hacen los estadounidenses de su salud mental es peor de lo que ha sido en cualquier momento de las dos últimas décadas,” reporta Gallup.

La nueva encuesta encontró que un 34 por ciento de quienes respondieron, dijo que su salud mental era “excelente,” lo cual es 9 puntos por debajo del 2019. Similarmente, un 85 por ciento de los estadounidenses habría calificado a su salud mental como “buena o excelente” en el 2019. Sólo un 67 por ciento lo dijo este año.

El gráfico Evaluación de los Estadounidenses de su Salud Mental, 2001-2020 puede encontrarse en su buscador (Google) como brad polumbo foundation for economic education mental December 7, 2020.

Esta encuesta tan sólo documenta todavía más una tendencia vigente.

Como lo explicó recientemente para FEE.org, Jon Miltimore, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) encontraron que 1 de cada 4 jóvenes estadounidenses consideró el suicidio el verano pasado, en medio de una vida bajo cuarentena y niveles sin precedentes de aislamiento social. En una anécdota que dolorosamente demuestra esta tendencia más amplia, un médico de un hospital de California les dijo a los noticieros locales en mayo, que durante la cuarentena fue testigo del “equivalente de un año de intentos de suicidio durante las últimas cuatro semanas.”

Gran parte de la declinación en la salud mental durante los últimos nueve meses puede atribuirse razonablemente a las cuarentenas por la pandemia, no en sí al COVID-19.

¿Por qué? Bueno, considere que, para los jóvenes adultos suicidas arriba mencionados, el riesgo real de mortalidad por el COVI-19 es cercano a cero. Son el cierre de sus escuelas, de sus oficinas y el aislamiento de la familia, amigos y comunidad, lo que les ha afectado tan drásticamente.

Y ya están bien documentados los efectos negativos sobre la salud, tanto física como mental, del aislamiento social. Considere este reportaje del New York Times:

“Una oleada de nuevas investigaciones sugiere que la separación social es mala para nosotros. Los individuos con menos conexiones tienen patrones alterados de sueño, sistemas inmunes perturbados, más inflamación y niveles mayores de hormonas del estrés. Un estudio reciente encontró que el aislamiento aumenta el riesgo de enfermedad del corazón en un 29 por ciento y de derrame en un 32 por ciento.

Otro análisis, que reunió datos de 70 estudios y 3.4 millones de personas, encontró que individuos socialmente aislados tenían un riesgo 30 por ciento más elevado de morir en los próximos siete años, y que su efecto era mayor en la mediana edad.

La soledad puede acelerar la declinación cognitiva en adultos de mayor edad, e individuos aislados tienen el doble de posibilidad de morir prematuramente que aquellos con interacciones sociales más robustas. Estos efectos se presentan tempraneramente: Niños socialmente aislados tienen una salud significativamente más pobre 20 años después, incluso después de controlar por otros factores. Dicho todo esto, la soledad es un factor de riesgo tan importante para una muerte temprana, como lo son la obesidad y el fumado de cigarrillos.”

Ciertamente es verdad que no podemos atribuir la crisis de salud mental creciente solamente a las cuarentenas. Pero, no se puede negar el hecho intuitivo y demostrable de que, confinar a la gente a sus hogares y despojarlo de sus medios de vida, han impulsado los picos de suicidio y depresión.

¿Cómo no podía ser así?

Una investigación amplia muestra cómo despojar a la gente de su agencia y dejarlos que se sientan sin poder alguno, contribuyen a la declinación de la salud mental.

“Tener un alto sentido de control está relacionado con resultados psicológicos proactivos y positivos,” señalan investigadores de la salud. “El control está ligado a una habilidad de tomar acción preventiva y sentirse saludable. Un deterioro del control está asociado a la depresión, estrés, y desórdenes relacionados con la ansiedad.”

Así que, cuarentenas gubernamentales, tan drásticas que se apropian del control de las minucias de la vida estadounidense, siempre van a dar lugar a consecuencias severas de salud mental. Las consecuencias no previstas infestan todos los esfuerzos desde arriba hacia abajo del gobierno, por controlar o administrar a la sociedad.

Toda acción humana tiene tanto consecuencias previstas como no previstas,” explican Antony Davies y James Harrigan para la Fundación para la Educación Económica. “Los seres humanos reaccionan ante cada regla, regulación y otras órdenes que los gobiernos imponen, y sus reacciones terminan en resultados que pueden ser muy diferentes de los resultados que pretendían quienes formularon las leyes.”

Reemplazar la toma de decisiones individuales de la vida diaria de cientos de millones de personas, por mandatos gubernamentales centralizados que pretenden reducir la diseminación del COVID-19, inevitablemente ocasiona enormes repercusiones. Nuestro análisis retrospectivo de las políticas de cuarentena -cuya efectividad se disputa seriamente - debe ponderarse contra la pérdida de vida y sufrimiento humano que aquellas causaron por derecho propio.

Brad Polumbo es un periodista libertario-conservador y Compañero Editor en la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.