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Jorge Corrales Quesada
06/12/2020, 13:45
Mañana veremos el nuevo engaño del tirano y, como es lo usual, a algunos que alabarán la democracia “socialista” que unos pocos de la nueva clase usan para mantener su poder sobre el mísero pueblo al que han arruinado.

LA FARSA ELECTORAL DE VENEZUELA

Por Jorge Jraissati
National Review
2 de diciembre del 2020

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo y entre paréntesis, si es de su interés puede buscarlo en su buscador (Google) como jorge jraissati national review sham December 2, 2020 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

El mundo no debe legitimar la última movida en busca de poder de Maduro

Este domingo, el régimen de Nicolás Maduro realizará una farsa electoral parlamentaria en Venezuela. El propósito de esa “elección” es renovar la Asamblea Nacional de Venezuela, que es la única institución controlada por la oposición venezolana, y la única institución internacionalmente reconocida como legítima y democrática. Al llevar a cabo esta elección fraudulenta, el régimen de Maduro tiene la esperanza de acabar con su única amenaza doméstica: el gobierno interino de Juan Guaidó.

Esta “elección” se hará exactamente cinco años después de que Venezuela experimentó su última elección verdadera, cuando la oposición venezolana ganó abrumadoramente la asamblea nacional del país, obteniendo dos terceras partes del parlamento. En ese momento, una victoria aplastante contra Maduro indujo a muchos venezolanos a pensar que el cambio estaba a la vuelta de la esquina.

Por desagracia, en vez de cambio, los venezolanos vieron una radicalización de parte del gobierno de Maduro. Inmediatamente después de la elección, Maduro le ordenó a su corte suprema que declarara nula toda propuesta que viniera de la asamblea nacional. Después, le ordenó a su tribunal electoral que prohibiera a candidatos y partidos populares de la oposición. Y, finalmente, creó una institución paralela, la Asamblea Constituyente de Venezuela, para, supuestamente, reescribir la constitución del país.

Juntas, estas medidas dejaron claro a los venezolanos -y a la comunidad internacional- que Venezuela no era una democracia. Y que, mientras Maduro tuviera el poder, el país nunca tendría una elección presidencial libre y justa, el tipo de elección que garantizaría el final del régimen de Maduro. Acerca de este asunto, Maduro ha comentado repetidamente que la revolución no se pondría en riesgo por una elección, incluso al decir que “lo que no se puede lograr con votos, lo logramos con las armas.”

Como resultado, la vasta mayoría de los venezolanos no votará este domingo. Y ¿cómo podrían hacerlo? El régimen de Maduro 1) ha prohibido que la mayoría de los candidatos de la oposición puedan participar, 2) ha puesto en prisión a prominentes líderes de la oposición, como Leopoldo López, 3) ha obligado e intimidado a los ciudadanos para que voten por el partido socialista, 4) se ha involucrado en una manipulación verificable del recuento de votos, 5) ha organizado el proceso por medio de una autoridad electoral controlada por miembros del partido de Maduro, y 7) ha rechazado que organizaciones internacionales observen la votación ̶ entre otras violaciones de los derechos políticos de los venezolanos.

Por estas razones, lo que está pasando en Venezuela este domingo no es más que un fraude del peor tipo. Venezuela no tendrá una elección libre y justa, sino, por el contrario, un proceso fraudulento que pretende aplastar políticamente al gobierno interino de Juan Guaidó, en especial en un nivel internacional. Al renovar el parlamento, el régimen de Maduro tratará de cuestionar la legitimidad de Juan Guaidó, quien precisamente llegó a ser presidente interino debido a su posición como presidente de la asamblea nacional. Específicamente, la base legal para la presidencia de Guaidó reside en los artículos 230, 231 y 233 de la constitución de Venezuela, que dicen que, después de que Maduro se rehusó a sostener elecciones libres y justas en el 2018, el presidente de la asamblea nacional tenía que asumir temporalmente la presidencia, hasta que se llevaran a cabo elecciones presidenciales justas.

Como resultado, urjo a la comunidad internacional a que condene las elecciones vergonzosas que el régimen de Maduro sostendrá este domingo y, de acuerdo con ella, les invito a mantenerse trabajando a la par del pueblo venezolano, de forma que podamos llevar elecciones libres y justas a Venezuela, con una observación internacional independiente y creíble, sin prisioneros políticos y partidos políticos prohibidos, y sin ningún tipo de intimidación al votante.

Asimismo, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha pedido a sus 35 miembros que rechacen la farsa electoral. Luis Almagro, secretario general de la OEA, dijo acerca de la elección: “No puede ser aceptada por la comunidad internacional. Debemos ser claros en ello, rechazar la idea y cualquier margen político que trate de validar ese proceso.”

En lo concerniente al régimen interino de Juan Guaidó, Guaidó mantiene su posición de no participar en la falsa elección, pues cree que “participar en un fraude electoral es legitimar la dictadura. Para que existe un proceso libre y democrático, se requieren […] condiciones que hoy no existen en Venezuela.” Cuando se le preguntó acerca de la legitimidad de su mandato, estoy de acuerdo con Juan Guaidó y la Asamblea Nacional de Venezuela, en cuanto a que, según el principio legal conocido como de “continuidad administrativa,” todos los miembros del parlamente deberían mantener sus asientos más allá del 2020. Y ello hasta que se lleven a cabo elecciones, justas, verificables y libres en Venezuela.



Jorge A. Jraissati es presidente de la Alianza Venezolana y compañero del Instituto Abigail Adams. Ha hablado acerca de la crisis venezolano en numerosas universidades, incluyendo Harvard, NYU y Cambridge.

Traducido por Jorge Corrales Quesada