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Jorge Corrales Quesada
16/08/2020, 16:42
Tal vez, una vez más, la opción sea votar por el que se considera es el menos malo: el que menos daño le hará a sus libertades y derechos.

EL PLAN ECONÓMICO DE JOE BIDEN Y EL SOCIALISMO TIPO 2

Por Dan Sanchez
Fundación para la Educación Económica
Viernes10 de julio del 2020

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/joe-biden-s-economic-plan-and-type-2-socialism/

El aspirante presidencial Joe Biden anunció esta semana que él planea recaudar $4 millones de millones, aumentando los impuestos “sobre las corporaciones y los ricos” para movilizar la economía estadounidense.

Joe Biden reveló el jueves pasado la primera parte de “Volver a Construir Mejor,” su plan para la recuperación económica a partir de la crisis del COVID.

Como lo reporta (reports (https://www.morningbrew.com/daily/2020/07/10)) Morning Brew, Biden planea gastar:


$300 miles de millones en “investigación y desarrollo de industrias de tecnología de avanzada, como baterías, carros eléctricos, inteligencia artificial y 5G,” y

$400 miles de millones “en bienes y servicios de los Estados Unidos. Biden quiere reducir la dependencia en economías extranjeras, en particular en la cadena de suministros médicos de Estados Unidos. Esas ‘inversiones en contrataciones’ también se enfocarían en apoyar a empresas pequeñas, en particular las que son propiedad de minorías y mujeres.”

Para pagar por esto, Biden planea obtener $4 millones de millones aumentando los impuestos “sobre empresas y los ricos.”

“Esta será una movilización de la investigación y desarrollo y de inversiones en contrataciones en formas no vistas desde la Segunda Guerra Mundial,” dijo (said (https://www.npr.org/2020/07/09/889347429/biden-counters-trumps-america-first-with-build-back-better-economic-plan)) Biden.

Llamar “socialista” a tal política pude parecer como alarmismo partidario e hiperbólico. ¿Cómo pueden ser socialismo (socialism (https://fee.org/resources/the-xyz-s-of-socialism/)) las “inversiones” en empresas privadas, incluyendo en las pequeñas?

Después de todo, al pensar en un país en transición hacia el socialismo, imaginamos a revolucionarios apropiándose de fábricas (como en Rusia en 1917) o a gobiernos revolucionarios nacionalizando industrias (como en Venezuela en los años 2000).

Se supone que el socialismo surgirá por medio de actos confrontativos de incautación y derrocamiento: aplastando a la empresa privada, no “invirtiendo” en ella.

Pero, cómo es que se “siente” una política puede enmascarar la realidad, que en este caso es que “invertir” en la empresa privada es una de las formas más eficientes de destruirla.

“Por doble vía cabe llegar al socialismo,” escribió (wrote (https://mises.org/library/human-action-0/html/pp/865)) escribió el importante economista Ludwig von Mises en su gran Tratado La Acción Humana.

“El primer camino… es puramente burocrático. Todas las industrias y explotaciones agrícolas, así como el comercio todo, queda nacionalizado… las empresas mercantiles devienen meros departamentos administrativos, operados por funcionarios púbicos. Cada una de tales unidades ocupa, con respecto al órgano económico central, la misma posición que las diversas oficinas de Correos mantienen en relación con la correspondiente Dirección General.”

Mises denominó a esto “el sistema ruso o de Lenin,” pues es así como Vladimir Lenin instaló el socialismo en Rusia después de la Revolución de Octubre.

“El segundo camino,” continuó Mises, “nominal y aparentemente mantiene la propiedad privada de los medios de producción, así como un aparente mercado con supuestos precios, salarios y tipos de interés.”

Pero, esta “economía de mercado” es una fachada, explicó Mises. Por medio de intervenciones crecientes (mandatos, “inversiones,” etcétera) en la economía, el dominio del gobierno sobre las empresas crece y crece, al punto que es el estado el que en última instancia dirige la producción y, así, se convierte en propietario de facto de los medios de producción.

Mises llamó a esto “el sistema germánico o de Hindenburg” para lograr el socialismo, pues es así como Paul von Hindenburg, líder el Ejército Imperial Alemán, impuso el “socialismo en tiempos de guerra” (wartime socialism (https://mises.org/library/hindenburg-program-1916-central-experiment-wartime-planning)) en Alemania durante la Primera Guerra Mundial y, también, cómo resurgió el socialismo después bajo los nazis.

Esta forma puede parecerse al capitalismo, incluso para aquellos que operan desde su interior. Los propietarios previos de las empresas pueden pensar que ellos están todavía al mando de sus empresas.

Pero, como lo explicó Mises, esa es una ilusión:

“El empresario, sin embargo, ha sido suprimido, subsistiendo tan sólo jefes de empresa (los Belriebsführer de la Alemania nazi). Tales personajes, a primera vista, dirigen y ordenan las empresas a ellos encomendadas; compran y venden, contratan y despiden personal, conciertan operaciones financieras, pagan intereses y amortizan créditos, En dichas actuaciones, sin embargo, se ven constreñidos a seguir rigurosamente las directrices que el gobierno en cada caso les marca.

El correspondiente órgano administrativo (el Reichswirtschaftsministerium hitleriano) detalladamente instruye a los jefes de empresa acerca de qué y cómo han de producir; a cuál precio y dónde deben comprar; a quiénes, en fin, han de vender. Cada uno halla predeterminado el puesto a desempeñar y la retribución a percibir. El mercado ya no es más que mera ficción. Sólo el gobierno determina los sueldos y salarios, los precios y los tipos de interés.”

Los “jefes de empresa” de quienes Mises nos habla ya no son más empresarios, sino que todos se han convertido esencialmente en burócratas moviéndose en la empresariedad. Asimismo, los trabajadores ya no participan en un verdadero mercado laboral, sino que son “movilizados” y, en esencia, asignados a los trabajos por el estado. Como concluye Mises:

“El mercado ya no es más que una mera ficción. Sólo el gobierno determina los sueldos y salarios, los precios y los tipos de interés; en sentido formal, únicamente, cabe considerar salarios, precios e intereses a tales fenómenos; no son, en realidad, más que puras expresiones cuantitativas manejadas por la administración para determinar el trabajo, los ingresos, el consumo y el nivel de vida de cada ciudadano. El gobernante, por sí y ante sí, ordena y encauza la actividad productora toda. Los jefes de empresa obedecen y cumplen las órdenes del gobierno, sin que para nada influyan los deseos y apetencias de los consumidores, no determinando ya los precios de mercado a la producción. Estamos ante un socialismo que pretende ocultarse tras máscaras capitalistas. Subsisten ciertos vocablos de la economía libre, términos que, sin embargo, aluden a fenómenos totalmente dispares de aquellos a los cuales el mercado con las mismas palabras se refiere.”

Estas etiquetas de “mercado” en realidad no hacen nada para coordinar la producción. Por tanto, el socialismo con un barniz capitalista estará plagado del mismo caos que siempre aflige al poco agraciado socialismo.

El socialismo ha sido catastróficamente letal siempre que ha sido probado (wherever it has been tried (https://fee.org/articles/you-cant-argue-against-socialisms-100-percent-record-of-failure/)), y siempre lo será: no hará diferencia alguna si surge mediante nacionalización o intervención. Es absolutamente vital que hoy comprendamos eso, pues, poner en práctica un plan como el de Biden. sería un gran salto hacia adelante al segundo camino al socialismo descrito por Mises, o “socialismo Tipo 2,” como bien podemos llamarlo, pues es tan letal como la diabetes o cualquier otra enfermedad.

Entre más “inversión pública” obtenga la industria de la tecnología, más poder tendrán los burócratas gubernamentales sobre los “empresarios” de la tecnología, hasta que, con el tiempo, la industria de la tecnología será efectivamente nacionalizada.

Entre más sean “apoyadas” las pequeñas empresas por el gobierno, más serán subyugadas por el estado.

El que paga la fiesta manda el baile.

Y, entre más sean gravadas las utilidades verdaderas del mercado para financiar toda esta “inversión” y “apoyo,” más se convertirán los empresarios en miembros subordinados dependientes del gobierno para obtener sus ingresos.

Lo que hace especialmente pernicioso al socialismo Tipo 2 no es sólo su apariencia engañosa, sino qué tan sin problemas puede emerger. En vez de ser amenazados con una expropiación, los capitanes de la industria son seducido con “inversiones.” En vez de ser enviados hacia los campos de concentración, los trabajadores son atraídos hacia la docilidad mediante “apoyos.”

Y, en caso de que algún lector todavía piensa que esta es una simple hablada partidaria, debo hacer ver que ya el presidente Trump nos ha llevado por mucha distancia en este camino. Los cheques individuales bajo la Ley CARES (The CARES Act (https://fee.org/articles/one-enormous-mistake-congress-must-not-repeat-if-there-s-a-covid-19-second-wave/)), así como los préstamos del Programa de Protección de las Planillas a las pequeñas empresas, los programas de rescate de grandes empresas, la compra de bonos de empresas por la Reserva Federal, y la Fed rescatando a mercados y a mercados de valores, emitiendo en ellos miles de millones de dólares: todos estos son grandes pasos hacia adelante en la callejuela que conduce al socialismo Tipo 2.

El socialismo ha destruido muchas más vidas que lo que podría hacer una sola pandemia. No debemos dejar que el pánico ante una amenaza nos lance a las fauces de una pandemia mucho mayor.

Dan Sanchez es el Director de Contenido de la Fundación para la Educación Económica (FEE) y es el editor de FEE.org.