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Jorge Corrales Quesada
20/04/2020, 09:55
Esta historia, y lección de economía, calza muy bien para las personas que, en nuestro medio, están abogando por mantener la protección de la producción y el autoabastecimiento del arroz, sobre todo amparados en la crisis actual por el COVID-19. De hecho, ellos también han estado a favor del proteccionismo antes de la crisis causada por ese virus, de modo que, en realidad, la posición no es nada nuevo, sino una justificación más para que, por medio de un arancel impuesto por el estado, se les pueda cobrar mucho más a los consumidores cautivos por su consumo familiar, con un arroz más caro que el importado.

LA ECONOMÍA NO ES UNA SERIE DE CADENAS DE SUMINISTRO

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
13 de abril del 2020

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/the-economy-is-not-a-series-of-supply-chains/

“También, debemos movernos decididamente para asegurar nuestras cadenas críticas de suministros,” ̶ esa es la línea que tan fácilmente se canta, y que impacta tan musicalmente al oído incauto. Su compositor es el senador del partido republicano Josh Hawley, de Missouri. Escribiendo recientemente en el Washington Post (in The Washington Post (https://www.washingtonpost.com/opinions/congress-should-protect-every-job-in-the-country-during-this-crisis/2020/04/08/5f48e1ac-79cd-11ea-9bee-c5bf9d2e3288_story.html)), el senador Hawley se une al coro que canta para que el gobierno haga a los estadounidenses menos dependientes de suministros críticos provenientes de no estadounidenses.

Relativamente pocos de estos miembros del coro apoyan la cuasi anarquía anhelada por William Upton (craved by William Upton (https://americanmind.org/features/the-coronacrisis-and-our-future-discontents/make-america-autarkic-again/)), pero todos insisten en que, una política que deja a los consumidores estadounidenses libres de la mano directora del gobierno, resultará en una dependencia peligrosa de los estadounidenses en los extranjeros para obtener suministros “críticos.” ¿Qué podría ser posiblemente malo de esfuerzos gubernamentales que “aseguren nuestras cadenas críticas de suministros” y, con ello, protegernos de que en emergencias descansemos en extranjeros?

Respuesta: muchísimo.

El senador Hawley, y ortos que emiten tales demandas, no han hecho una pausa para ponderar cuidadosamente qué es lo que necesariamente requiere y ocasiona alguna política del mundo real de autosuficiencia de “suministros críticos.”

PREGUNTAS CRUCIALES

Empiece por una pregunta básica: ¿Cuáles bienes y servicio son críticos y cuáles no? Al inicio, responder esta pregunta no parece presentar un gran desafío: determine cuáles son nuestras necesidades “críticas” y, entonces, razonando hacia atrás a partir de esta determinación, identifique cuáles bienes y servicio satisfacen esas necesidades. Cosa fácil.

No obstante, ¿qué es exactamente lo que se entiende por “crítico”? Los más obviamente críticos son los productos que mantienen nuestras vidas. Así es que, de primeros en la lista de suministros “críticos,” incluso antes que medicinas y armamento militar, están los alimentos. Ante eso, ¿debería el gobierno impedir a los estadounidenses a que importen todo tipo de comida? Si no es que a toda comida, ciertamente, algunos tipos. Pero, si sólo son algunos tipos, ¿cuáles alimentos?

Una persona “razonable” estaría de acuerdo en que algunas comidas son críticas ̶ tal vez granos y carnes, pero no tomates y sirope de maple. Aceptemos simplemente que la determinación de cuál comida es, y cuál no es, “crítica,” se lleva a cabo con facilidad y que es algo ampliamente compartido.

Pero, responder a la pregunta “¿Cuáles alimentos son críticos?” no es suficiente. Después, debemos preguntar acerca de los insumos necesarios para suplirnos nosotros mismos con nuestras comidas “críticas.” Son necesarios fertilizantes y pesticidas, como lo son tractores y equipo de irrigación. También, lo son los materiales de empaque, vehículos para transporte, combustible y refrigeración. Y, no se olviden, el seguro y el financiamiento. Sin esos insumos, por una parte, no podemos producir suficiente de nuestros alimentos críticos, ni enviar lo que nosotros producimos a los consumidores. Así que, para “asegurar” nuestros suministros de alimentos “críticos,” también, el gobierno tiene que “asegurar” los eslabones previos de la cadena de suministro ̶ esto es, suministros de insumos “críticos” para la producción y distribución de alimentos. Pero, ¿cuáles insumos son críticos?

Para llevar acabo las políticas del tipo pedido por el senador Hawley, responder esta pregunta acerca de qué insumos son “críticos” no es menos necesaria que responder a la pregunta acerca de cuáles productos son “críticos.”

Sin embargo, responder esta pregunta acerca de los insumos plantea preguntas ulteriores acerca de cómo asegurar nuestros suministros de esos insumos “críticos.” Para producir esos insumos se requiere de otros insumos.

Suponga que se declara que los tractores están entre los insumos que son parte de la “cadena crítica de suministros” que asegure que nosotros, los estadounidenses, podemos producir confiablemente nuestros alimentos “críticos.” ¿Cuáles insumos son “críticos” para la producción de tractores? Los metales, plausiblemente, son críticos. Pero, ¿lo es el caucho? ¿Y qué acerca de la pintura? (Un equipo agrícola sin pintar rápidamente será arruinado por la corrosión). ¿Cuáles, entre la multitud de partes que está debajo de la tapa del motor de los tractores -componentes como bombas de combustible, mangueras de fibra de carbono, cerámica usada en bujías- son “críticas?” Estas preguntas deben ser respondidas para poder poner en práctica la política del senador Hawley.

Este ejemplo de comida e insumos para la producción de comida revela al menos dos realidades que son enmascaradas por las finas palabras del senador Hawley, citadas arriba.

UNA RED NO ES UNA CADENA

La primera realidad es que, en nuestra economía moderna, casi toda empresa productiva está conectada con todas las otras empresas productivas. Esta conexión es el fenómeno aludido por el término “cadena de suministros.” Sin embargo, este término es altamente erróneo. La economía de hoy no es una serie de cadenas de suministros, que van lado a lado la una con la otra, cada una básicamente distinta de, e independiente de, las otras. Si fuera así, de hecho, habría poca dificultad en traerse una o más de esas cadenas hacia la economía doméstica, de forma tal que reside plenamente en el país, desde su inicio hasta su final.

En vez de una colección de diferentes cadenas de suministros, nuestra economía moderna es una red de interconexión que se expande por todo el mundo. Dentro de esta red, todo producto es el resultado de incontables insumos y, típicamente, cada insumo se usa para producir innumerables tipos de productos. Esta red de interconexión -cuya complejidad está más allá de la comprensión humana- es indispensable para nuestra moderna prosperidad masiva. Sin embargo, su existencia -su realidad de que “todo esta conectado de alguna forma con todo lo demás”- significa que no hay líneas objetivas y claras que separan a “suministros críticos” de los “no críticos.”

Una eliminación ulterior de la existencia de esas líneas objetivas y claras es el cambio económico ̶ tanto un cambio que es inseparable de una destrucción creativa de la economía de mercado (por ejemplo, la invención de la línea de ensamble), como un cambio que se impone sobre la humanidad por naturaleza (por ejemplo, el agotamiento de una mina de hierro). Tal cambio en todo momento reacomoda -usualmente ligeramente, pero, a veces, de manera dramática- las conexiones particulares que tiene cada nodo de la extensa red económica con innumerables otros nodos.

En resumen, es ilusoria la noción de que existen “cadenas críticas de suministros” objetivamente identificables.

LOS BUSCADORES DE RENTAS BUSCARÁN OBTENER RENTAS

El reconocimiento de esta ilusión debería, a su vez, alertarnos ante el abuso seguro del poder político, que ocurrirá en el proceso de poner en práctica una política orientada a “asegurar nuestras cadenas críticas de suministros.”

Debido a que declarar como “crítica” a una industria, les daría el derecho a firmas domésticas de esa industria para que disfruten de privilegios especiales -aranceles proteccionistas, así como subsidios- todas las empresas “críticas,” a partir de ello, disfrutarían de mayores ventas e ingresos más elevados. Atraídos por los beneficios de esos privilegios especiales, los cabilderos de casi todas las industrias impresionarían a funcionarios públicos acerca de las múltiples formas en que los productos de sus empresas son parte de las “cadenas críticas de suministros” del país.

Y, debido a que todas y cada una de esas firmas es ciertamente parte de una vasta red interconectada de producción y suministros, las determinaciones acerca de qué industrias y firmas son “críticas,” serían -deben ser- efectuadas políticamente. Sin criterio alguno heredado de la naturaleza para hacer tales determinaciones, estaría en proceso una búsqueda de rentas gratuita para todo.

No olvide que el gobierno que el senador Hawley quiere que invierta con más poder para interferir con el intercambio, es el mismo que continúa manejando sus trenes de pasajeros con pérdidas (continues to run its passenger railroad at loss (https://www.businessinsider.com/amtrak-why-so-expensive-america-train-system-2019-3)) -el mismo que no puede balancear su presupuesto (cannot balance its budget (https://www.aier.org/article/government-spending-is-the-real-tax/)) incluso en años históricos de auge- el mismo que despliega a la Administración de Alimentos y Medicinas para que restrinja artificialmente el acceso de los estadounidenses a productos para el cuido de la salud ( artificially constrict Americans’ access to health-care products (https://www.fdareview.org/)) -y el mismo que, desde que la Ley de Planificación Nacional de la Salud y del Desarrollo de Recursos tuvo vigencia en 1974, demanda que los estados usen requisitos de certificación de necesidad, para restringir el crecimiento de la capacidad en los hospitales (demands that states use certificate-of-need requirements to restrict the growth of hospital capacity (https://www.mercatus.org/system/files/mitchell-con-qa-mop-mercatus-v2.pdf)).

CONCLUSIÓN: EL RESULTADO FINAL SERÍA LA CASI AUTARQUÍA

Los lectores astutos pueden haberse puesto a pensar acerca de mis palabras, cuando escribí al inicio de que relativamente pocas personas que desean “asegurar nuestras cadenas críticas de suministros” abiertamente apoyan la casi autarquía. ¿Quise dar a entender allí que esa gente apoya clandestinamente a la cuasi autarquía?

No. La mayoría de esas personas, incluyendo al senador Hawley, ciertamente no están actuando conscientemente como agentes secretos en busca de alejar a los estadounidenses de la economía global. Pero, la combinación de las dos realidades discutidas arriba, hace que la adopción de una propuesta como aquella del senador Hawley, al final de cuentas, nos acerque con mayor posibilidad a la autarquía.

Debido a que la economía consiste no de muchas cadenas de suministros diferentes y separables, sino, en vez de ellas, de una red gigantesca de interconexiones -y debido a que la aceptación pública del proteccionismo para el propósito de “asegurar las cadenas críticas de suministros,” impulsaría a casi todas las industrias para que pidan protección, al señalar cómo sus productos, en efecto, excluyendo a algunos, se usan como insumos de suministros “críticos”- muy posiblemente el resultado final sería unos Estados Unidos alejados más peligrosa y empobrecedoramente de la economía global, como lo conciben personas como el senador Hawley, cuando olímpicamente emiten declaraciones como la arriba citada.

La búsqueda de usar el proteccionismo para hacernos más seguros en nuestra salud y riqueza, rompería numerosos lazos productivos que hoy tenemos con la red global de interconexión económica. El resultado final sería unos Estados Unidos mucho menos seguros en su riqueza y salud.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.