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Jorge Corrales Quesada
01/04/2019, 13:21
LAS MALAS DECISIONES SIGUEN TENIENDO CONSECUENCIAS Y TENDRÁN MÁS

Por Jorge Corrales Quesada

La noticia es que la Contraloría General de la República rechazó el presupuesto de gastos del 2019 de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL). El monto de egresos presupuestados fue de ¢322.704 millones, pero no estaban totalmente financiados, pues habrían faltado ingresos por ¢34.736 millones, que, se supone, se usarían en la compra de energía de la CNFL al ICE. Esto es, un 10.8% del presupuesto total está sin financiamiento (al momento en que se dio el rechazo por la Contraloría). La CNFL gasta un 57.6% de su presupuesto en comprar energía.

La fuente de este comentario es el artículo de La Nación “CNFL tiene hueco de ¢35.000 millones en su presupuesto,” del 14 de enero del 2019.

Para rellenar el hoyo, la CNFL espera que la ARESEP apruebe un aumento en las tarifas, además de que señala que el presupuesto que le rechazó la Contraloría cubría 11 meses de compras de energía, y que el faltante lo cubrirá con esa aprobación de ARESEP. Hasta aquí todo suena bonito, pero hay varias consideraciones que los ciudadanos y los consumidores de la CNFL debemos hacer.

En primer lugar, que, una vez más, serán los ciudadanos quienes pagarán las tortas de las administraciones públicas, por la vía de aumentos en las tarifas eléctricas. Serán los 563.000 clientes de la CNFL, de los cuales el 85% son residencias de personas. El alza en la tarifa que la CNFL le pidió a la ARESEP desde setiembre del 2018, es de un 24%.

En segundo término, esos problemas financieros de la CNFL no son nuevos, pues se dio un “sobreendeudamiento”, que no parece ser más que un eufemismo para decirnos que las cosas salieron mucho más caras de lo planificado inicialmente. Casos ya conocidos son Balsa Inferior, en Florencia de San Carlos, “que pasó de un estimado inicial de $75 millones a uno real de $361 millones.” Así, el costo aumentó en un 381%. También, está el proyecto del Parque Eólico Valle Central, en Santa Ana, que aumentó de “$21 millones a $54 millones.” O sea, su costo se elevó en un 157%. Casi nada…

En tercer lugar, un par de preguntas que ahora hay que hacer es ¿quiénes fueron los responsables de esas malas decisiones? y ¿qué está haciendo la CNFL para recuperar esos recursos así mal manejados? Las pregunto, pues ahora, con todo desparpajo, simplemente se nos pretende cobrar el gasto excesivo e indebido a los clientes, mediante un aumento en las tarifas, pero nada les pasa a los verdaderos responsables del debilitado estado financiero de la CNFL.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 31 de marzo del 2019.