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Jorge Corrales Quesada
08/04/2018, 11:41
He aquí la traducción que les prometí ayer de un artículo acerca del tema de la automatización, que creo debe ser leído por los amigos de Facebook.

LA AUTOMATIZACIÓN DE LOS EMPLEOS DEBE SER FESTEJADA, NO TEMIDA

Por Ryan Khurana
Fundación para la Educación Económica
Domingo 25 de marzo del 2018

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/job-automation-should-be-celebrated-not-feared/

Puede ser difícil hacer la transición hacia un mundo en donde son valoradas habilidades diferentes, pero, en el largo plazo, todo mundo se beneficia.

La automatización recientemente se ha convertido en una especie de mala palabra. El temor al desempleo masivo y a una desigualdad que se amplía, han conducido a pedidos de mayores regulaciones a las empresas de tecnología, de programas redistributivos ampliados, e incluso un “impuesto a los robots” (robot tax (http://qz.com/911968/bill-gates-the-robot-that-takes-your-job-should-pay-taxes/)) para desalentar la adopción de tecnologías que ahorren trabajo. No obstante, estos temores se enfocan en un alto grado en la disrupción de corto plazo que ocasiona la destrucción creativa, ignorando las oportunidades a largo plazo para el avance humano que vienen con ella.

A lo largo de la historia, las tecnologías que automatizan la mano de obra han sido cruciales para emancipar a las personas del trabajo agotador y darles una oportunidad mayor de proseguir carreras que les satisfagan. Si bien inventos como la imprenta redujeron la demanda de calígrafos, simultáneamente elevó la oportunidad para escribir y expandir el mensaje propio, conduciendo a una oportunidad social mucho mayor.

Thomas Davenport, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y Julia Kirby, de la editorial de la Universidad de Harvard, quienes han trabajado en las implicaciones de la automatización, sostienen que ha habido tres eras amplias de automatización (three broad eras of automation (https://hbr.org/2015/06/beyond-automation)), empezando con la Revolución Industrial, seguida de la Edad del Computador y ahora con la época de la Inteligencia Artificial, que estamos viviendo.

EL SURGIMIENTO DE LA MANO DE OBRA NO CALIFICADA

Las primeras de esas tareas automatizadas fueron aquellas que eran sucias y peligrosas. Al urbanizar la revolución industrial a los Estados Unidos y a Europa, la gente estuvo en capacidad de moverse desde la incertidumbre y la baja productividad agrícola, hacia un empleo fabril estable y de alta productividad. Las innovaciones en la agricultura permitieron que se produjeran más alimentos con menos trabajo, mucho del cual era extremadamente agotador.

Aquellos que buscaban empleo se fueron hacia las fábricas urbanas, en donde, como resultado de las máquinas de vapor, de una producción aumentada de acero y de telares mecánicos, se pudo producir telas a velocidades fantásticas por parte de trabajadores no calificados, en contraste con la lentitud de las manos de un artesano calificado. Si bien esta adaptación causó malestar social entre las clases de artesanos que perdieron sus posiciones elevadas, permitió que la gente pudiera sufragar lujos que en otra época fueron prohibidos e ingresar a líneas de trabajo que previamente nunca habían soñado.

Al crecer las ciudades con la inmigración de gente que buscaba empleos de calidad, también saltaron las ideas. Edward Glaeser, un economista de Harvard, señala que, cuando las ciudades se duplican en tamaño, la productividad per cápita aumenta en un 15 por ciento (productivity per capita goes up 15 percent (https://medium.com/magazines-at-marquette/humanitys-greatest-invention-face-to-face-with-edward-glaeser-author-of-triumph-of-the-city-4877dbd06488)). Las personas que participan más tiempo con otras y que trabajan en una proximidad cercana, comparten más ideas y tienen una posibilidad más rápida de convertirlas en una realidad. Esta es la razón por la cual la Primera Revolución Industrial condujo, después de un breve período de adaptación, a la segunda -o tecnológica- revolución, la cual introdujo los ferrocarriles, los productos de petróleo, el acero producido en masa, la electricidad y el automóvil, entre una multitud de otras invenciones significativas. Es difícil imaginar que fuera posible que en 1790 se diera esta explosión en innovaciones, cuando el 90 por ciento de la fuerza del trabajo era de agricultores (90 percent of the labor force were farmers (https://www.agclassroom.org/gan/timeline/farmers_land.htm)).
LA CUESTIÓN ACERCA DE LOS CABALLOSUna automatización de esta índole, conocida como imparcial en cuanto a habilidades, cuando las nuevas tecnologías hicieron más fácil que antes realizar o hacer las cosas, caracterizó la era de las Revoluciones Industriales. Ellas permitieron una oportunidad mayor para que, alternativamente, los trabajadores de baja productividad pudieran ganarse la vida y disfrutar del ocio, lo que, a su vez, impulsó movimientos sociales masivos. El movimiento hacia los colegios [Nota del traductor: del inglés high school] (high school movement (https://en.wikipedia.org/wiki/High_school_movement)), que quería una mayor inversión en capital humano a inicios del siglo XX, es difícil de imaginar que se lograría sin la necesidad reducida de trabajo físico laborioso.

Los impactos de estas nuevas tecnologías eran imposibles de predecir al ser introducidas, pero el ingenio humano aprovechó su potencial creativo. Tome como ejemplo al automóvil, cuya introducción en todas las esferas de la vida amenazó los empleos de aquellos que se ganaban la vida, gracias a una industria masiva de caballos.

En 1890, había 13.800 empresas (1890, there were 13,800 companies (https://www.linkedin.com/pulse/today-technology-day-horse-lost-its-job-brad-smith/)) que producían carruajes de caballos. Si se combina con la industria que giraba alrededor de la crianza de caballos, su manutención, alimentación, limpieza de su orina y heces en las calles y todas las otras tareas asociadas, el caballo parecía ser vital para la industria estadounidense. No obstante, la línea de ensamblaje de 1913 de Henry Ford no destruyó a la economía de los Estados Unidos, al reducir la demanda de caballos. En vez de ello, permitió una creciente industria automotriz que eventualmente condujo a que algunas de las corporaciones más grandes del mundo llegaran a ser un elemento central en la vida estadounidense. Además, permitió viajar más rápido y a un costo menor, lo cual incrementó el crecimiento de las ciudades, la productividad de la gente y facultó una movilidad más libre que previamente.

EL NACIMIENTO DE LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO

En los años de 1950 empezó la segunda era de la automatización, con máquinas que estaban desplazando tareas aburridas de la vida. El trabajo rutinario y administrativo empezó a reducirse con la introducción de redes mejoradas de telecomunicaciones, tarjetas perforadas y quioscos de líneas aéreas. La tecnología de la información avanzó rápidamente, conduciendo a una caída de los costos de computación y al uso incrementado de software para expeditar el trabajo mecánico. Cuando nació la Internet, el costo de la información cayó dramáticamente, reduciendo el tiempo consumido y el trabajo laborioso de la investigación. Las implicaciones de la “economía del conocimiento” que aquella hizo nacer, son tan profundas que todavía necesitamos entenderlas a plenitud.

A diferencia de las revoluciones industriales, la edad del computador se caracteriza por tecnologías basadas en habilidades. En lugar de hacer más fáciles las tareas anteriormente más difíciles, ellas hacen que las tareas, que fueron en una ocasión aburridas y repetitivas, ahora se basen más en el conocimiento. La introducción del cajero automático eliminó la parte rutinaria del trabajo de un cajero, que involucraba contar dinero y actualizar los libros, y las reemplazó con tareas más cognitivas para entender las necesidades del consumidor y así ser un vendedor. Esto ha mejorado enormemente los rendimientos de los calificados, al tiempo que se reducen las oportunidades para aquellos que carecen de las nuevas habilidades ahora demandadas.

La era actual de automatización, con tecnologías de inteligencia artificial que reducen la necesidad del pronóstico humano, está similarmente sesgada hacia las habilidades. Al reducir la necesidad de procesar información para obtener conclusiones rápidas, como traducir un discurso a un texto en idioma extranjero, ellas aumentan el valor de tareas que requieren de criterio y habilidades sociales. No obstante, los temores hacia este sesgo hacia las habilidades, dejan de lado los medios por los cuales la gente siempre le ha sacado partido a la tecnología.

Los computadores personales y los teléfonos inteligentes son tecnologías sesgadas hacia las habilidades que han mejorado enormemente las vidas diarias de la gente, al incrementar la eficiencia en tareas que ellos hacen y al elevar su interconectividad. Ellas han permitido que la gente se convierta en estudiantes de toda una vida y ha incrementado la capacidad de la gente para adaptarse a los cambios en su ambiente social. La inteligencia artificial es una extensión de estas innovaciones y magnifica los beneficios que han traído las tecnologías de la información. Puede ser difícil hacer la transición hacia un mundo en donde son valoradas habilidades diferentes, pero, en el largo plazo, todo el mundo se beneficia.

Estos son el tipo de beneficios -las ganancias de la innovación- que aquí en el Instituto de la Empresa Competitiva estamos celebrando esta semana, en el período previo a la Hora del Logro Humano de ese año.

Reimpreso del Instituto de la Empresa Competitiva.

Ryan Khurana es Investigador Asociado del Centro de la Elección del Consumidor y del Instituto para la Investigación en Asuntos Económico y Fiscales.