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Jorge Corrales Quesada
27/01/2018, 12:11
MERCANTILISTAS MODERNOS ENTIENDEN MAL AL DINERO

Por Donald J. Boudreaux
Fundación para la Educación Económica
Lunes 15 de enero del 2018


El sentido del dinero es lo que puede comprar, no simplemente poseerlo.

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/modern-mercantilists-misunderstand-money/

Una observación frecuente, y correcta, entre economistas es que los mercantilistas confunden al dinero con la riqueza (mercantilists mistake money for wealth (http://cafehayek.com/2010/10/long-ago-texts.html)). Los mercantilistas creen literalmente (incluso cuando niegan esa creencia) que el dinero es riqueza –que acumular dinero es acumular riqueza y que gastar dinero es hacerse menos rico. Este “razonamiento” mercantilista es la razón por la cual, por ejemplo, los mercantilistas aplauden a las exportaciones (debido a que las exportaciones se venden por dinero) y se lamentan ante las importaciones (porque las importaciones se pagan con dinero). De ahí, la obsesión mercantilista con la balanza de pagos.

EL PUNTO DE VISTA ECONÓMICO VERSUS EL PUNTO DE VISTA MERCANTILISTA

Los economistas rechazan esta creencia mercantilista señalando que el dinero es valioso tan sólo porque puede intercambiarse por bienes y servicios reales. En última instancia, la riqueza no es dinero y el dinero no es riqueza; en última instancia, la riqueza es el uso de bienes y servicios reales. Gente que envidia a Jeff Bezos o a Bill Gates o a Dave, el administrador de fondos de cobertura del otro lado de la ciudad, en realidad no admiran la posesión de Jeff, Bill o Dave de miles de millones de notas del Sistema de Reserva Federal (o de pedazos de papel o flujos de bits electrónicos que son fácilmente convertibles en dólares u otra moneda). La envidia obvia son las casas lujosas, automóviles de lujo, jets privados, cuidado médico de la mejor clase y el consumo regular de otros bienes y servicios por parte de Jeff, Bill y Dave, que no pueden ser pagados en las mismas cantidades por gente menos rica.

Los mercantilistas se encuentra atascados en el extraño mal entendido debido a que, si bien en el papel Jeff, Bill y Dave serían aún más ricos si cada uno de ellos viviera como un indigente, ellos se provocan un daño a sí mismos cuando gastan el dinero que ellos se han ganado. Según la lógica enfermiza mercantilista (mercantilist ill-logic (http://cafehayek.com/2018/01/ill-logic-protectionism.html)), cada uno de ellos no debería gastar más allá de la infinitésima pequeña proporción de su fortuna necesaria para mantenerlos vivos y trabajando con buena salud; cada uno debería rehusarse a comprar cosas como mansiones, jets, automóviles, closets rellenos de ropas, un chef personal, educación en escuelas privadas para sus hijos y nietos y vacaciones exóticas.

Los mercantilistas no ven nada más allá de los $$$$ (o cualquiera que sea la moneda en la que ellos se obsesionan). Pero, hay un hecho extraño: en el grado en que los mercantilistas aman al dinero, implícitamente rechazan al menos tres de las principales funciones del dinero.

FUNCIONES DEL DINERO

Las cuatro principales funciones del dinero son (1) medio de cambio, (2) almacén de valor, (3) patrón de pagos diferidos y (4) unidad de cuentas.

Además de gastar dinero como un medio para obtener más dinero, los mercantilistas respetan sólo un lado de la relación de intercambio. Respetan al lado “la venta” (pues cuando se vende, se lleva dinero para alguien cuando vende alguna cosa), pero aborrecen al lado de “la compra” (pues al comprar significa que alguien debe entregar dinero). Para los mercantilistas, el dinero es algo que debe ser acumulado en cantidades máximas, usándolo en lo mínimo posible –esto es, gastándolo. En otras palabras, para los mercantilistas el dinero no es un medio que hace posible el intercambio de algunos bienes y servicios reales -digamos, su trabajo- por otros bienes y servicios reales –digamos, los pantalones que usted usa. Para los mercantilistas, el dinero no es el medio -no es un medio de cambio- sino propiamente el objetivo.

Más curiosamente aún, implícitamente los mercantilistas rechazan incluso el rol del dinero como almacén de valor y como patrón de pagos diferidos. Si acumular dinero es un fin en sí mismo, entonces, ¿qué importa si la cantidad real de bienes y servicios que pueden ser obtenidos a cambio de una cantidad de dinero, permanece siendo la misma, aumenta o disminuye? Para los mercantilistas es el dinero, el que importa. De la misma forma, debido a que para los mercantilistas es el dinero lo que importa, el hecho de que el dinero puede ser gastado en el futuro es irrelevante, pues del todo lo mejor es nunca gastarlo.

Para los mercantilistas, el objetivo es producir y vender tanto como sea posible para poder adquirir tanto como sea posible del alijo de dinero. Para los mercantilistas, cualquier gasto de este dinero empobrece a aquel que posea el dinero, si tal gasto es efectuado con fines de consumo. Esta realidad implica que los mercantilistas y otros proteccionistas endosan políticas que harían que la gente común y corriente en la economía doméstica, se mueva hacia el estatus de esclavos.

Para los mercantilistas, la esclavitud con dueños habría convertido a esos esclavos en los seres humanos más ricos de la historia, si tan sólo los dueños de los esclavos les hubieran dado a sus esclavos, a “cambio” del trabajo extraído, pedazos de papel llamados “dinero,” que nunca podría ser cambiado por algunos bienes y servicios reales.

En su esencia, el mercantilismo, específicamente, (y el proteccionismo, en general) es un conjunto ilógico de proposiciones y creencias contradictorias. Es similar a un círculo cuadrado o a un intento de reproducir un unicornio, a partir de un narval y un burro. Es una tontería completa.
Reimpreso de Café Hayek
Donald Boudreaux es compañero sénior del Programa F. A. Hayek de Estudios Avanzados en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center de la Universidad George Mason; es miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center, profesor de Economía y ex director del departamento de economía de la Universidad George Mason y ex presidente de la Foundation for Economic Education.