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Jorge Corrales Quesada
24/01/2018, 18:55
En la izquierda criolla se burlan de quienes sustentan la tesis del mismo origen ideológico del comunismo y del fascismo. Llaman fascistas a quienes no son socialistas, con un sentido peyorativo, o tal vez porque les sirve de remanso ideológico para ocultar su despotismo comunista.

HAYEK ACERCA DE LAS RAÍCES SOCIALISTAS DEL NAZISMO

Por Byron Chiado
Fundación para la Educación Económica
Lunes 8 de enero del 2018
Cuando el individuo no tiene derechos, sólo obligaciones.

Camino de Servidumbre es uno de los libros más convincentes y accesibles de la tradición económica austriaca. El grueso de este libro formula el argumento de que la planificación central y el intervencionismo inevitablemente conducen al autoritarismo, en un lenguaje sencillo que influyó en la venta de más de 350.000 copias.

A finales del libro, trata de los innegables autoritarios de su época y moldea al movimiento nacional-socialista como uno construido ante su disgusto con el liberalismo. Nacido en Viena y educado en la Universidad de Viena, él descansa en una profunda tradición socialista alemana, a fin de ilustrar sus orígenes como esencialmente reaccionarios ante el laissez-faire; específicamente, ante sus proponentes comerciales británicos. Él incluye en ese linaje al partido nazi, que estaba en el poder en la época en que escribió el libro.

“Las doctrinas que guiaron a los sectores dirigentes de Alemania en la generación pasada no se oponían al socialismo en cuanto marxismo, sino a los elementos liberales contenidos en aquél: su internacionalismo y a su democracia.”

Su primer estudio de casos es el de Werner Sombart, a quien Federico Engel llamó el “primer profesor universitario alemán que vio en los escritos de Marx lo que Marx había dicho.” Habiendo hecho su disertación acerca de Marx, Sombart defendió y edificó sobre el programa marxista hasta 1909.

“Tanto como cualquier otro hombre, Sombart ha contribuido a difundir por toda Alemania las ideas socialistas y el resentimiento anticapitalista de diversos matices; y si en el pensamiento alemán penetraron elementos marxistas en una proporción no superada por ningún otro país hasta la revolución rusa, ello se debió en gran medida a Sombart.”

Sombart, como muchos alemanes a principios del siglo XX, fue impulsado debido a un caso que se expuso para la guerra entre Inglaterra y Alemania, con base en que los británicos habían perdido el instituto guerrero, al perseguir la felicidad individual, que Sombart vio como una enfermedad contraída por una sociedad construida sobre el comercio. El laissez-faire era un orden anárquico antinatural, que impulsaba el crecimiento de mercaderes parásitos y deshonestos, mientras que el concepto alemán del estado se derivaba de una aristocracia heroica natural, que nunca caería en tales abismos.

El estado alemán es el Volksgemeinschaft, o “Comunidad de los Pueblos,” en donde el individuo no tiene derechos, sólo obligaciones. Hayek les da crédito por la formación de esta línea de pensamiento a Johan Fichte, Ferdinand Lasalle y Johann Karl Rodbertus, entre otros notorios socialista alemanes.

“La guerra es, para Sombart, la consumación del sentido heroico de la vida, y la guerra contra Inglaterra es la guerra contra el ideal opuesto, el ideal comercial de la libertad del individuo y del confort inglés, que a sus ojos encuentra su más despreciable expresión en... las máquinas de afeitar halladas en las trincheras inglesas.”

Hayek continúa estudiando a otro marxista, el sociólogo Johann Plenge, y su libro que detalla el conflicto ente las “Ideas de 1789” y las “Ideas de 1914.” En el libro de Plenge, 1789 and 1914: The Symbol Years on the History of the Political Mind, el ideal de 1789 era la libertad y las ideas modernas de 1914 apoyan al ideal de la organización. Plenge asevera, correctamente de acuerdo con Hayek, que la organización es la verdadera esencia del socialismo. Hayek asevera que todos los socialistas antes de Marx compartían ese entendimiento y que Marx trató en vano de hacer un espacio para la libertad en esta idea moderna alemana de la organización grandiosa.

Empezando con el mismo lenguaje liberal de Marx, Plenge gradualmente abandonó el uso de términos liberales burgueses y se movió hacia el reino desvergonzadamente totalitario que atrajo a tantos líderes marxistas:

“Ha llegado la hora de admitir que el socialismo debe ser una política de poder, porque tiene que ser organización. El socialismo tiene que ganar el Poder; no debe jamás destruirlo ciegamente.”

Hayek después muestra al político del partido social democrático Paul Lensch cuando aplica un análisis marxista al proteccionismo y la planificación en favor de ciertas industrias de Otto von Bismarck:

“El resultado de la decisión de Bismarck en el año 1879 fue que Alemania asumió el papel de revolucionaria; es decir, de un Estado cuya posición respecto al resto del mundo es la del representante de un sistema económico más alto y avanzado. Comprendido esto, advertiremos que, en la presente revolución mundial, Alemania representa el lado revolucionario, y su mayor antagonista, Inglaterra, el contrarrevolucionario.”

Esta unidad de la identidad nacional prusiana y el proyecto socialista revolucionario transmite el pensamiento de figuras importes del partido nazi, como A. Moeller van den Bruck y Oswald Spengler. Hayek cita y parafrasea a Spengler de su libro, Prussianism and Socialism [Prusianismo y socialismo]:

“El viejo espíritu prusiano y el credo socialista, que hoy se odian entre sí con odio de hermanos, son uno y el mismo.’ Los representantes de la civilización occidental en Alemania, los liberales alemanes, forman ‘el invisible ejército inglés que, después de la batalla de Jena, dejó tras sí Napoleón sobre el suelo alemán.’”

Hayek brinda más apoyo a esta versión de los acontecimientos antes de ofrecer una advertencia a Inglaterra; que el “socialismo conservador” en boga en esos momentos era una exportación alemana, el que, por razones que se detallan en el libro, inevitablemente se convertirá en totalitario. Es lo suficientemente interesante notar que esto fue escrito antes de que los grandes crímenes del Holocausto fueran hechos de conocimiento público y que pronto el régimen nazi sería universalmente repudiado.

Este no fue un intento sensacionalista para probar el punto; Hayek estaba muy calmadamente señalando un ejemplo del tipo de gobierno que uno podía esperar, en una sociedad que había descartado al liberalismo en favor de la planificación. Las advertencias más extremas que Hayek brinda en Camino de Servidumbre justamente acababan de ser ciertas en el caso de la Alemania de la década de 1940.

Reimpreso del blog del autor.

Byron Chiado es un músico y escritor con diversos trabajos en historia. Él se aproxima a las ventas, estrategias de mercadeo y de logística desde ángulos no convencionales.