PDA

Ver la Versión Completa : PETER LEWIN-REDESCUBRIENDO CAPITALISMO Y LIBERTAD DE FRIEDMAN



Jorge Corrales Quesada
12/01/2018, 09:33
Esta es una buena oportunidad para recordar un episodio muy importante en mi vida, que me sucedió allá en los años sesenta -sí, hace muchos años- cuando era estudiante de economía en la Universidad de Nuevo León, en Monterrey, México. Resulta que a esa ciudad llegó una película titulada Fahrenheit 451, dirigida por François Truffaut y basada en una novela famosa de Ray Bradbury. En una escuela universitaria en donde había poco que hacer además de mucho estudiar, ir al cine era un escape y más aún cuando se suponía que se trataba de una buena película. A verla fuimos a dar muchos compañeros de carrera.

Para recordarles, se trata de una película acerca de una utopía negativa, en donde los bomberos no tenían como función apagar incendios, sino quemar todos los libros posibles, porque el gobierno totalitario consideraba que estos hacían infelices a los hombres, quienes, ante ello, cuestionarían al estado omnipresente. Claro, es de esperarse que siempre los humanos, héroes de la libertad, busquen romper las cadenas de la tiranía y, por supuesto, que tratan de leer todo lo que cae en sus manos. Lo interesante para el caso es el final de la película, cuando, ante el avance del poder totalitario, los hombres y mujeres libres huyen hacia las montañas, en donde habitan los hombres-libro, quienes son seres humanos que, para evadir el control y el fuego voraz del estado, se convierten en libros. Cada uno de esos hombres escoge ser un libro, como forma de conservarlo, aprendiéndolo de memoria, para recitarlo cuando alguien se lo pida. Así, evadían al control estatal y se mantenía el conocimiento y la libertad.

Alguien se llamaba, no ya con su nombre de antes, el de los documentos oficiales sino, por ejemplo, Juan Pérez Quijote de la Mancha o Carlos Ramírez La Biblia o Gerardo Rodríguez Wuthering Heights, etcétera; toda la gama de libros valiosos que podamos imaginar. Uno observa escenas impactantes cuando un anciano moribundo, digamos Juan Pérez Quijote de la Mancha, está recitando párrafos del Quijote a un jovencito, quien le habrá de sustituir en vida como libro.

Pues bien, una vez en los corredores de la escuela de economía de la universidad, un grupo de amigos comentó en voz alta que yo, Jorge Corrales, sería no el de la cédula o el pasaporte, sino el libro: Jorge Corrales Capitalismo y Libertad. Precisamente, el libro que hoy comenta Peter Lewin y que aprecio profundamente, además de traerme tan honrosa y grata memoria. Lean a Lewin y lean Capitalismo y Libertad de Milton Friedman. ¡Qué honor y que responsabilidad sentí en aquel momento que se me confería!

REDESCUBRIENDO CAPITALISMO Y LIBERTAD DE FRIEDMAN

Por Peter Lewin
Fundación para la Educación Económica
Lunes 11 de diciembre del 2017

Este libro no es sino una mirada a la fuerza de cambio que Friedman llegaría a ser.

Leí el siguiente párrafo como estudiante universitario nerd en algún momento entre 1966 y 1968.

“En un pasaje muy citado de su discurso inaugural, el presidente Kennedy dijo, ‘Pregunta no lo que tu país puede hacer por ti -pregunta que puedes hacer por tu país.’ Es un signo impresionante del temperamento de nuestros tiempos, que la controversia acerca de este pasaje se centrara en su origen y no en su contenido. Ninguna de las mitades de la afirmación expresa una relación entre el ciudadano y el gobierno que sea digna de los ideales de los hombres libres en una sociedad libre.”

Este es el primer párrafo del capítulo primero del pequeño libro clásico de Milton Friedman, Capitalism and Freedom [Capitalismo y Libertad], publicado inicialmente por la Editorial de la Universidad de Chicago en 1962 y, desde ese entonces, ha sido republicado numerosas veces sin alteración. Las letras en cursiva son mías.

Aun puedo acordarme, después de medio siglo, del impacto que me produjo ese párrafo al leerlo. Difícilmente podía creer que Friedman cometía la temeridad de criticar, con un descaro tan absoluto, al más admirable y dinámico de los líderes mundiales, al joven, príncipe carismático del mundo libre, al profeta de una nueva era de tolerancia, John Fitzgerald Kennedy. ¿Qué era lo que él posiblemente quería decir?
CAPITALISMO Y LIBERTADTuve que leer el libro para poder averiguarlo. Fue una experiencia transformadora única. Yo le acredito a este libro, más que a cualquier otro trabajo, la transformación de mi pensamiento acerca del significado de la libertad y del carácter de una sociedad libre. Fue el inicio del viaje de mi vida, como un economista dedicado a la misión de expandir el mensaje esencial que Friedman articuló en esta obra.

Cincuenta años más tarde, al prepararme para un nuevo programa académico para captar un grupo selecto de estudiantes de pre-grado en el área de negocios, estoy releyendo Capitalismo y Libertad de Friedman. Al mismo tiempo, me estoy sumergiendo en Camino de Servidumbre de F.A. Hayek, como forma de comparación. El trabajo de Hayek fue primeramente publicado en Inglaterra en marzo de 1944 y en los Estados Unidos por la Editorial de la Universidad de Chicago, en setiembre de ese mismo año. Los dos libros están histórica y filosóficamente conectados.

Tal vez no sorprendentemente, al releer Capitalismo y Libertad veo ahora tantas cosas que no vislumbré como joven lector, las cuales agregan a una apreciación inmensa por el libro ─en especial los capítulos introductores sobre sus fundamentos (eso no obstante de que pueda estar en desacuerdo con algunas de sus aseveraciones –tal como el propio Friedman sin duda que lo apreciaría).

Claramente Friedman, por propia admisión, estaba influenciado por Hayek (como lo evidencian las presentaciones de las ediciones de 1976 y 1994 de Camino de Servidumbre y por las numerosas referencias a ello de Friedman en Capitalismo y Libertad). Al ver juntos a los dos libros, uno logra un sentido de cómo el “clima de opinión” cambió a lo largo de los años. Ambos trabajos le ayudan al lector a entender la naturaleza de la tradición liberal clásica y el desarrollo de ideas dirigidas contra ella. Pero, para los lectores de Friedman, esas ideas eran diferentes de aquellas que enfrentaron los lectores de Hayek.
HAYEK Y FRIEDMANPor ejemplo, el significado de “socialismo” cambió de uno enfocado en la planificación central, a otro que trata del papel del gobierno en redistribuir el ingreso y micro-administrar el comercio por medio de la regulación. Y, al leer Capitalismo y Libertad en el 2017, me doy cuenta de cómo, una vez más, la naturaleza de los argumentos anticapitalistas han variado, al acomodarse a las ansiedades y agendas intelectuales contemporáneas.

Esto hace del libro una fuente valiosa para discernir la historia de las ideas en relación con las políticas contemporáneas, por encima del grueso de la civilización occidental, además de cualquier valor permanente que contenga, tanto como un tratado para la evaluación de las políticas de su época y las de la actualidad.

Noté algo más, como era la cuidadosa elección de palabras que hacía Friedman. Él no habla tanto de “capitalismo” como de “capitalismo competitivo” -distinguiéndolo así del “capitalismo de los amigotes”-el cual, como nos lo ha enseñado Randall Holcombe, debería mencionarse sólo como “amiguismo”- pero, dado que descansa en la alianza de las grandes empresas con el gobierno, naturalmente se le confunde con el capitalismo.

Por supuesto, los dos escritos son muy diferentes. El libro de Friedman es mucho más asequible a los estudiantes no graduados inteligentes, que como lo es el de Hayek, que intencionalmente fue dirigido hacia intelectuales. El libro de Friedman subraya su talento como tal vez el de mejor comunicador de las ideas político-económicas de la tradición liberal clásica del último siglo. Nunca podremos conocer todo el alcance de sus logros en expandir la causa de la libertad y de ayudar a millones de ignorados a levantarse de la pobreza y la penuria.

Viajó por el globo conversando con gente importante adonde fuera, articulando el mensaje inflexiblemente. Su libro no es sino una mirada a la fuerza de cambio que él llegaría a ser. Ciertamente, a Friedman no se le puede acusar de hacerlo en un tono humilde o de ser el de un comportamiento en retirada; aun así, no hay nada en su libro o generalmente en su trabajo sobre economía política, que sugiera que él reclamara originalidad alguna en esta área.

Él era un economista, no un filósofo político, pero de él podría decirse que hizo mucho por avanzar el conocimiento del último, más que del primero. La lectura cuidadosa del texto le brinda a uno un trampolín para la discusión de un libro más profundo el de Hayek, Camino de Servidumbre y de otros trabajos importantes. Yo planeo usarlo de esa forma.


Peter Lewin es Profesor Clinical de Finanzas y Economía de la Administración de la Universidad de Texas en Dallas y es miembro de la red académica de la Fundación para la Educación Económica.

Peter Lewin is Clinical Professor of Finance and Managerial Economics at UT Dallas and a member of the FEE Faculty Network.