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Jorge Corrales Quesada
06/01/2018, 19:03
Este es un buen llamado a la reflexión en las tiendas liberales. De hecho siempre ansiamos las críticas positivas que permitan el avance del pensamiento.

LOS DESAFÍOS QUE ENCARA EL LIBERALISMO EN EL SIGLO XXI

Por Peter J. Boettke
Fundación para la Educación Económica
Domingo 26 de diciembre del 2017

La victoria de las ideas liberales resultó en la liberación de los poderes creativos de las personas alrededor del globo.

Esta serie de hechos tiene un único propósito. El liberalismo es liberal. Pero, para hacer una realidad del liberalismo, tiene que ser institucionalizado.

Esto significa que en la primera fila de la conversación debe estar una estructura general del gobierno. Y que la conversación sea ayudada por el razonamiento consecuencialista de la disciplina de la economía política.

¿QUÉ ES LO QUE HEMOS APRENDIDO?

Lo que hemos aprendido de esta disciplina es que hay grandes ganancias cuando se buscan la especialización productiva y la cooperación pacífica entre individuos diversos y dispersos.

Entre mayor sea la distancia social, mayores los beneficios que podemos obtener mediante el intercambio, pero, también, es más difícil llevar a cabo ese intercambio dados los costos de transporte, costos de comunicación y costos interculturales.

En resumen, los costos de transacción eran altos, de forma que la gran expansión de la riqueza en el mundo moderno, se debió a cambios institucionales que redujeron los costos de transacción y permitieron las relaciones de intercambio con otros a la distancia (distancia debida a factores sociales o a una distancia debida a razones geográficas).

El liberalismo es uno de los vehículos principales que hizo una realidad de la reducción de los costos del intercambio. Sus doctrinas celebraron el comercio, les dio a los individuos el derecho a decidir sobre los recursos, liberó a los individuos de las ataduras de la servidumbre y separó a la ciencia del dogma religioso.
EL IMPACTO DEL LIBERALISMO SOBRE EL MUNDOFue un proceso lento y oneroso, y ciertamente el liberalismo no fue consistentemente aplicado. Sin embargo, la victoria de estas ideas, la diseminación de estas ideas, resultó en la liberación de los poderes creativos de las personas alrededor del mundo.

A pesar de las frustraciones obvias con la élite del sistema, es un hecho sencillo que 2016 fue el primer año en toda la historia registrada de la humanidad, en que menos de un 10% de la población del mundo estaba viviendo en condiciones de pobreza extrema.

Qué milagro es el mundo moderno. Pero, eso se logró a pesar de las políticas de la élite del sistema y, en vez de ellas, fue a causa del poder del liberalismo económico, incluso cuando era restringido y perseguido.

El poder del comercio de Smith y de la innovación de Schumpeter simplemente compensó y le dio impulso para seguir adelante por encima de las obstrucciones de la estupidez gubernamental. Como le gusta señalarlo a Joel Mokyr (The Culture of Growth: The origins of the modern economy, 2016), hay vientos favorables y vientos adversos y, en tanto que los vientos favorables sean más fuertes que los adversos, el progreso es inevitable. El liberalismo proporciona esos vientos favorables.

El desafío para el liberalismo en el siglo XXI, es el mismo que el del pasado –habrá fuerzas conservadoras que traen los vientos desfavorables. Esas fuerzas conservadoras vienen en forma de intereses enquistados del statu quo de la élite del sistema y de movimientos populistas, tanto de izquierda como de derecha, que en tanto critican al sistema, irónicamente demandan simplemente más de esas mismas políticas, sólo que en mayor proporción –más intervención gubernamental, más regulación de las empresas, más restricciones al libre movimiento de las personas, más limitaciones a los flujos de capital, etcétera.

No puede haber una alianza entre el liberal y el populista precisamente porque el populismo es iliberal. Es discriminatorio y no busca limitar al poder, sino poner gente diferente en el poder. El aliado natural del populismo es la planificación y el militarismo.

Ha recaído en esta generación de liberales radicales verdaderos, erguirse en contra de estas amenazas a la igualdad humana básica, de ponerse de pie frente a la intolerancia, el miedo y el entrometimiento. Debemos abrazar el desafío de Hayek y explorar los principios filosóficos con emoción renovada y con una invitación a investigar. Y, ante todo, debemos insistir en que liberalismo es ser liberal en el pensamiento, en la palabra y en los hechos.

Peter J. Boettke es profesor de economía y filosofía en la Universidad George Mason y director del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center. Es miembro de la red de profesores de la Fundación para la Educación Económica (FEE).