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Jorge Corrales Quesada
02/01/2018, 09:17
Con todo mi sentimiento me uno al homenaje a los héroes que en Venezuela luchan por la libertad de su país. No son anónimos: son jóvenes estudiantes quienes no han perdido en vano sus vidas, luchando contra el tirano que los oprime. La libertad nunca es gratuita; hay que luchar por ella y, cuando se pierde, recobrarla ante el tirano omnipresente del socialismo suele ser muy dura y difícil. Es hoy cuando más solidarios debemos ser con esos luchadores por la libertad y por ello, con un gusto enorme y dolor en el corazón, comparto con ustedes esta traducción tan importante para empezar el año, que esperamos sea el de la caída del opresor Maduro.

HÉROES VERDADEROS EN VENEZUELA LUCHAN POR LA LIBERTAD

Por Jorge A. Jraissati y Lawrence W. Reed
Fundación para la Educación Económica
Jueves 28 de diciembre del 2017
Cuando el régimen le declaró la guerra a la libertad, esos héroes estaban entre los muchos que le rechazaron.

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/real-heroes-in-venezuela-fight-for-liberty/ Asimismo allí se podrá tener acceso al video citado en el comentario.


Nada hay más contagioso que el ejemplo; y jamás hacemos grandes bienes o grandes males sin que produzcan otros semejantes –François de la Rochefoucauld (1613-1680).

Los héroes de la libertad no son peculiares de una región del mundo o de un momento en particular o de un sexo. Ellos son de todas las nacionalidades, razas, fes y credos. Inspiran a otros a una causa noble y universal -que toda persona debería ser libre para vivir sus vidas en paz, en el tanto no hagan daño a los derechos iguales de otras. Son apasionados no sólo de su propia libertad, sino también de la de otros.

En mi último libro (book (https://store.fee.org/products/real-heroes)), Real Heroes: Inspiring True Stories of Courage, Character and Conviction, escribí acerca de 40 individuos cuyos puntos de vista, decisiones y acciones sirvieron a esta causa de diversas maneras. Ese libro sembró la semilla para esta nueva serie semanal, que será publicada cada jueves en FEE.org. Pero esta vez, otros alrededor del mundo serán quienes la escriban y yo estaré contento editándola.

Es mi esperanza que, cuando todo se haya dicho y hecho algunos meses después de hoy, la literatura acerca de la libertad será enormemente complementada por esta colección de biografías breves. Los autores estarán escribiendo acerca de héroes de la libertad, quienes son (o eran) ciudadanos del mismo país propio de cada autor. Cada semana aquí (here (https://fee.org/articles/topics/Heroes%20of%20Liberty%20from%20Around%20the%20Glob e)) se agregará un nuevo capítulo a la colección.

El tema de este cuarto ensayo es inusual. Es acerca de un grupo de personas, no de un individuo en particular. El autor es el venezolano Jorge Jraissati, embajador de la Fundación para la Educación Económica en una ciudad universitaria. En asociación con este ensayo, la FEE se siente orgullosa de presentar este video poderoso, narrado por el Sr. Jraissati.

---Lawrence W. Reed, Presidente, Fundación para la Educación Económica.
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El tiempo tiene una manera maravillosa de mostrarnos qué es lo que realmente importa. No discrimina y nos afecta a todos por igual. En la vida, damos vueltas y los años han pasado. El tiempo es esa posesión que se aleja de nosotros lenta, sutil e incluso imperceptiblemente y, luego, en algún momento, parece pasar tan rápido, que secuestra nuestra vida sin pedir perdón.

La voces de la experiencia están representadas en nuestros ancestros, quienes vivieron tanto que pudieron ver sus vidas en retrospectiva. Aquellas voces alertan a las generaciones futuras no sólo acerca del significado del tiempo, sino también acerca del alcance de su erosión. Recuerdan sus experiencias con sus seres amados y los sueños que tuvieron en sus años de idealismo y juventud. El significado de estas experiencias es vasto e inconmensurable. Son los momentos que creamos a partir de nuestra libertad y que en sí son los regalos de la vida.

La libertad es el derecho inalienable que permite a cada uno de nosotros ser el individuo único que somos; en otras palabras, un ser humano. La libertad es una bendición que nos conduce a seguir luchando por nuestros sueños, amando a la gente que amamos y creyendo en el mundo en que vivimos. La libertad es lo que le da a nuestras vidas un propósito, junto con la oportunidad para descubrir, crear y hacer una diferencia en aquellos que están alrededor nuestro, por nuestros países y por toda la humanidad. Familia cultura, creencias y vida económica –todos no son más que la manifestación de la libertad como tal. Entre menos libertad hay, menos florecemos en cualquiera de esas esferas.

La libertad es la razón por la cual el mundo disfruta de la Novena Sinfonía de Beethoven, la razón por la que Michelangelo Buonarroti pintó el Juicio Final o porqué Shakespeare escribió Macbeth. Es lo que hace posible que la gente estudie y crezca, que viva en un hogar confortable y que disfrute de esperanza, paz y amor. Quítela y la vida puede ser insoportable.

Aún existen lugares en el mundo en donde hay familias que viven en la oscuridad del comunismo y de su hermano ideológico, el socialismo. En el más extremo de esos sitios, soñar con un futuro mejor es ilegal y la promesa de comer tres comidas al día es un engaño. Y no estoy hablando tan sólo de la distante Corea del Norte.

Trágicamente, un mundo sin libertad -uno de miseria, censura y represión- es aquél en el que hoy estamos viviendo en mi nativa Venezuela. En especial, al llegar casi a su final este importante año de nuestra historia y con personas en todo el mundo pensando en las bendiciones asociadas con la Navidad, quiero reconocer a ciertos héroes de mi país. Estos son los valientes estudiantes que fueron asesinados en el 2017 por la dictadura que atormenta a nuestra tierra, y que nos fueron quitados por no otra razón más que por haber estado en favor de la justicia y los derechos humanos. Cuando el régimen le declaró la guerra a la libertad, esos héroes estaban entre los muchos que se resistieron. Tal fue su crimen.

Por favor, note que, como fuera reportado la semana pasada por el Wall Street Journal, la antigua fiscal general del país, Luis Ortega, cree que las fuerzas de seguridad de Venezuela les han quitado la vida a casi 8.300 de mis compatriotas en los últimos 30 meses. No rebajo el sacrificio de nadie, pero lo más cercano a mi corazón son las vidas de mis compañeros estudiantes.

Este año, la juventud de mi país desafió al régimen, inspirado en los millones de venezolanos que aspiran a ser libres. Sí, aún hay en mi país gente que apoya a la dictadura y su agenda socialista, pero el futuro pertenece a los jóvenes y es entre los jóvenes en donde arden más fuertemente los fuegos de libertad.

Este año, día a día durante meses, las calles de Venezuela fueron testigo de las manifestaciones más grandes de coraje en la historia del país. Los estudiantes estaban al frente de todas ellas. Esas impresionantes protestas nacionales fueron reprimidas por el régimen y sus militares, con la brutalidad masiva y la complicidad y armas de la Cuba de Castro. Miles de jóvenes venezolanos fueron (y continúan) encarcelados; miles más fueron heridos. Al menos 157 estudiantes fueron asesinados en el 2017 y ellos, en particular, son los héroes que deseo honrar y recordar, y a quienes les dedico este ensayo.

Esos valientes e inspiradores venezolanos de mi generación, dieron todo por el futuro de sus familias. Murieron porque preferían morir luchando que viviendo como esclavos. Abandonar a sus familias en manos de la tiranía no era una opción. Encontraron la fuerza para luchar porque querían ver a las familias que aman siendo libres y prosperando. Querían ver a sus padres yendo orgullosos a trabajar con dignidad, sin deprimirse por no poder ya seguir trabajando y pagar las cuentas. Querían limpiar las lágrimas de sus madres cuando no tenían comida en la refrigeradora.

A pesar de lo anterior, sus muertes no fueron en vano. En la misma forma en que ellos siempre lucharon, nosotros nos mantendremos luchando. Son nuestra inspiración y una razón esencial para seguir luchando. Le pido a Dios que me dé la mitad de la fortaleza que ellos tenían, pues ellos poseían un coraje que tan sólo me lo puedo imaginar. Debido a venezolanos como ellos, no tengo dudas de que mi país será libre, aunque no sé cuándo o qué pruebas deberemos experimentar antes de que eso suceda. No tengo duda que nuestros héroes caídos nos miran desde los Cielos y guían nuestra lucha. Les debemos la Venezuela libre que ellos nunca vieron, la alegría de vivir en un país con el cual ellos tan sólo pudieron soñar.

Tengo 21 años de edad, soy estudiante universitario en la Florida y exiliado reciente de mi propio país. Cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1999, apenas tenía dos años de edad. Como mis jóvenes compatriotas a quienes aquí les pago mi tributo, sólo he conocido la represión en Venezuela. Y como esos 157 jóvenes soñadores, quienes murieron en las líneas del frente en el 2017, entiendo que, si nosotros no luchamos hoy, no habrá un mañana. Si queremos ver la cuna de los libres en Venezuela, necesitamos que los venezolanos sean valientes. Los héroes que han caído en este año y anteriormente, y aquellos que aún permanecen en la contienda, son aquellos a quienes les deberemos nuestra libertad, el día en que mi país sea libre de nuevo.

Personalmente me es muy difícil expresar qué tan doloroso es vivir bajo el socialismo. Lo sofoca a uno. Opera cada día para arrebatarle toda esperanza, fe y valor. Usted no puede soñar, no puede crear, no puede respirar. Le quita la vida, destruye su familia, silencia su voz y asesina a aquellos quienes están luchando por devolverle todo aquello que usted ha perdido.

El socialismo es una enfermedad que permea todo lo que usted ama y lo destruye desde su interioridad. En mi país, las reuniones familiares se han extinguido, al haber emigrado más de tres millones de venezolanos (12 por ciento del país) y muchos miles más mueren cada año de una criminalidad creciente y de hambre. Una cena con amigos es virtualmente imposible, puesto que la hiperinflación pone una buena comida fuera del alcance de la mayoría. Esa es una pequeña parte de la agonía colectiva que mi país experiementa todos los días, bajo un régimen que prometía que cuidaría “al pueblo.” Y lo que obtuvimos fue el Infierno en la tierra.

Mi amigo Lawrence Reed, presidente de la Fundación para la Educación Económica y firme amigo de los venezolanos que aman la libertad, una vez me dijo algo que sus ancestros escoceses escribieron hace unos 700 años. Es un mensaje que le calza muy bien a nuestro país en la actualidad: “No es por honores o gloria o riqueza que luchamos, sino sólo por la libertad, que ningún hombre la abandona excepto con su vida.”

Prometo, en el tanto en que pueda hacerlo, que en Venezuela, nosotros, quienes amamos la libertad, lucharemos hasta el final para terminar con la situación intolerable en que se encuentra el país Y que nunca, nunca, nos rendiremos hasta que la libertad sea nuestra.

Jorge A. Jraissati es un estudiante venezolano quien se encuentra en los Estados Unidos estudiando Economía en el Colegio de Honores de la Universidad Florida Atlantic, y forma parte del programa de embajadores en las ciudades universitarias de la Fundación de Educación Económica (FEE).