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Jorge Corrales Quesada
04/12/2017, 08:12
Este es otro comentario de la politóloga Brittany Hunter de un capítulo más del libro de F.A. Hayek, Camino de Servidumbre.

TODOS USTEDES SON UN MONTÓN DE COLECTIVISTAS

Por Brittany Hunter
Fundación para la Educación Económica
Jueves 5 de octubre del 2017

Este comentario sobre Camino de Servidumbre continúa con el capítulo dos: La Gran Utopía.

El colectivismo es un veneno. Me he sentido muy mal al ver a muchos de mis amigos, tanto de izquierda como de la derecha, sentirse muy complacidos con aquél.

Durante los últimos meses, he visto a conocidos e incluso a amigos defender a portadores de antorchas hawaianas y auto-proclamados nacionalistas blancos. En el otro extremo, he visto a amigos promover la violencia contra aquellos quienes no están de acuerdo con ellos. “Deberíamos estar golpeando a Nazis,” se ha escrito en los medios sociales, sin un asomo de ironía. Pero, el problema con estas dos líneas de pensamiento es el peligroso toque de tribalismo que subyace a ambas.

Pero, ya sea que usted alienta alguna forma de socialismo o expresa simpatías nacionalistas, ambos van contra el espíritu del individualismo. Ambos alegan fomentar la libertad, pero inevitablemente se dirigen en caída por el camino de servidumbre.

LA GRAN UTOPÍA

El segundo capítulo de Camino de Servidumbre de Hayek es dolorosamente relevante para nuestro momento actual. Mientras lo leía, no pude contenerme acerca de qué habría pensado Hayek de la debacle de Charlottesville y todo lo que se ha extendido desde entonces. Este asunto de los monumentos de la Guerra Civil de los Estados Unidos es aquí casi totalmente irrelevante, pues creo que lo que más habría impactado a Hayek sería el despliegue desvergonzado de un colectivismo sin frenos.

“La Gran Utopía,” como se titula el capítulo, se refiere a la creencia de que la verdadera felicidad e igualdad sólo puede obtenerse en una sociedad que sacrifica la voluntad del individuo en favor de la “protección” del colectivo. Para los socialistas, igualdad significa que nadie debería preocuparse acerca de cómo obtener las cosas necesarias para la vida. El estado las provee para todos por igual y, a partir de ello, todo mundo vive feliz por siempre.

En nacionalistas o fascistas se da la misma línea de pensamiento, pero es justificada por su fidelidad y conexiones con la tierra de uno, o con la clase o con la raza de la gente. Para “asegurar” el futuro de la madre tierra, de uno o de la de cualquier grupo que usted apoya, debe ceder todo su poder a una autoridad que le asegurará una seguridad imperecedera.

Y, mientras en el 2017 todavía estamos discutiendo acerca de qué sabor de colectivismo es el más adecuado para el país, ya en 1944 Hayek había expuesto la información necesaria para concluir que ninguno es compatible con la libertad individual.

EL SIGNIFICADO DE LA LIBERTAD

Ningún bando político o filosófico alega estar en contra de la libertad. Hacerlo sería una pobre campaña de mercadeo. En vez de ello, cada uno tiene su propia definición de libertad y ajusta su contexto hacia tal fin. Pero, ninguna representa el interés de los individuos.

En la época en que se escribía este libro, la amenaza del nacionalismo, especialmente en forma de nazismo, estaba aún muy fresca en la mente de las personas. Hitler y Mussolini eran las caricaturas perfectas de lo que se suponía serían los “villanos.” Fue por esta razón, creo yo, que Hayek escogió primariamente enfocar sus argumentos contra el colectivismo de la agenda socialista.

Todo mundo en esa época reconoció que el fascismo era aterrador; ellos habían estado luchando una guerra mundial contra él. Pero, muchos encontraron tranquilidad en la promesa falsa del colectivismo.

Lo que es sumamente épico, tanto en los días de Hayek como ahora, es su habilidad para llamar a ambos grupos como lobos de la misma manada. Puesto que la gente ya conocía lo que se podía cosechar con el nazismo, era vital tomar esta ideología peligrosa y compararla con el socialismo, que no era vislumbrado con una luz tan negativa como lo era con el nacionalismo.

“Rara vez es recordado ahora que el socialismo en sus inicios era francamente autoritario,” le señala Hayek a un populacho que había llegado a ver a un socialismo paulatino como una medida precaucionaría ante el autoritarismo del fascismo.

DOS CAMINOS; UN DESTINO

El contexto histórico del capítulo dos y su aplicación al clima político de hoy, parecían gritar y saltar de las páginas del trabajo de Hayek. ¿Cómo, después de todos estos años, estamos todavía luchando la misma pelea y participando en las mismas argumentaciones? ¿Por qué estamos discutiendo acerca de qué marca de colectivismo deberíamos escoger, cuando la respuesta parece ser tan evidente?

Como brillantemente lo resume Hayek en relación con las distorsiones de la definición de libertad hechas tanto por el socialismo como por el fascismo, “En este sentido, por supuesto, libertad es simplemente otro nombre para el poder...” Ya sea que cualquiera de aquellos exista, el individuo está en riesgo.

Incluso aquellos que, en aquel momento, creían que el socialismo podría ser la respuesta al fascismo, eventualmente se convencerían de lo contrario.

El escritor británico F.A. Voigt pasó años en Europa como corresponsal extranjero. Después de años de observación, se vio obligado a concluir que:

“El marxismo había conducido al fascismo y al nacionalsocialismo, debido a que, en todos sus puntos esenciales, es fascismo y nacionalsocialismo.”

Postulando un punto similar, el escritor alemán Peter Drucker escribió:

“El colapso pleno de la creencia en la posibilidad de la libertad y la igualdad por medio del marxismo, ha obligado a Rusia a tomar la misma ruta hacia una totalitaria, puramente negativa, sociedad no-económica falta de libertad y desigual que Alemania había estado siguiendo. No es que el comunismo y el fascismo sean esencialmente lo mismo. El fascismo es la etapa final a la que se arriba una vez que el comunismo ha comprobado ser una ilusión y que ha probado ser tanto una ilusión en la Rusia estalinista como en la Alemania pre-hitleriana.”

Deseo profundamente que mi propia generación se dé cuenta de las similitudes entre los dos, en vez de escoger unirse a un lado o a otro. La historia se repite a sí misma. Eso lo sabemos. Una de las estatuas más bellas y pertinente se asienta en las afueras de los Archivos Nacionales en Washington, D.C., y en ella se lee: “Lo que ha pasado es un prólogo.” Debemos entender que esto será casi siempre el caso.
Ya sea que usted apoya a una forma de tribalismo o a la siguiente, ambas, sin duda, terminan en el mismo resultado: en una pérdida del poder del individuo.

Brittany Hunter es editora asociada en la Fundación de Educación Económica. Brittany estudió ciencias políticas en la Universidad Utah Valley, con una especialización menor en estudios constitucionales.