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Jorge Corrales Quesada
18/11/2017, 13:21
Creo que han podido observar que, una vez más, salen a la luz en Facebook los opositores de Über en el país. Eso no me importa en cuanto es el derecho de cualquiera a oponerse a lo que le dé la gana. Lo que sí me molesta es que la prohibición de Über que pretenden restringe mis posibilidades de escoger como persona libre consumidora, a aquel que me presta el servicio que prefiero, sin que el estado, de una u otra manera, me obligue a consumir lo que él, y quienes defienden los privilegios, quieren imponernos. La lectura de este artículo que traduzco creo que es muy aleccionadora.

LA PROHIBICIÓN DE ÜBER EN LONDRES LO ENVÍA DE REGRESO A ERAS OSCURAS

Por Iain Murray
Fundación para la Educación Económica
Viernes 22 de setiembre del 2017

En la estúpida decisión de Londres acerca de Uber, puede vislumbrarse lo que puede suceder si el Brexit sale mal.

Cuando vivía en Londres en la década de 1990, solía utilizar los caros Taxis Negros para salir de noche por la ciudad. Sin embargo, que Dios me ayudara si quería ir al Sur del Támesis (como lo hice cuando vivía allí) después de medianoche –simplemente los Taxis Negros se negarían a llevarlo. En una ocasión, observé con horror cómo el taxista salió del carro y literalmente empezó una pelea con un chofer que se le había atravesado en su camino –y durante la riña mantuvo al marcador funcionando.

Los días de Londres con altos precios, incertidumbre y peligro terminaron cuando Uber empezó a operar allí en el 2012. Llegó a dominar el mercado privado de alquileres de carros. En la actualidad, todo eso fue lanzado por la borda cuando Transport for London (TfL), un competidor de Uber que opera el tren subterráneo y otorga las franquicias para el servicio de buses, revocó la licencia de Uber para poder operar.

¿LA SEGURIDAD ESTÁ DE PRIMERO?

En apariencia, la decisión se basó en fundamentos de salud y seguridad. TfL dijo:

“TfL considera que el enfoque y la conducta de Über demuestran la carencia de una responsabilidad corporativa respecto a una serie de asuntos que tienen implicaciones de protección y seguridad pública. Estas incluyen:

· Su enfoque en cuanto a reportar ofensas criminales serias.

· Su enfoque acerca de cómo se obtienen las certificaciones médicas.

· Su enfoque acerca de cómo se obtienen las revisiones de Enhanced Disclosure and Barring Services [Servicios de Revelación Ampliada y de Restricciones].

· Su enfoque para explicar el uso de Greyball en Londres –un software que puede ser usado para bloquear el acceso pleno de los cuerpos regulatorios a la aplicación e impedir a los oficiales que lleven a cabo sus obligaciones regulatorias o de aplicación de la ley.

Estos fundamentos desconciertan. Uber tiene un equipo dedicado responsable de trabajar con la policía en relación con incidentes de vehículos que usan la aplicación de Uber –algo de lo cual carecen los Taxis Negros de Londres. Y Uber niega que la herramienta Greyball haya sido usada alguna vez en Londres.

Es más, las acusaciones de violencia, especialmente violencia sexual, por choferes que usan la aplicación de Uber, son exageradas. La agencia de prensa Reuters reporta, “De las 154 acusaciones de rapto o asalto sexual presentadas ante la policía en Londres entre febrero del 2015 y febrero del 2016, en las que el sospechosos era el chofer de un taxi, 32 tenían que ver con Uber, según la fuerza policial capitalina.” Si Uber fuera singularmente mala en cuanto a tener choferes que intentaron asaltos, esa cuota debería ser mucho más elevada.

TfL debería recordar que la industria de mini taxis sin permisos [Nota del traductor: me imagino que son una especie de taxis piratas en nuestro lingo], que existía debido a las limitaciones del Taxi Negro y que Uber desplazó, era fuente de muchos más asaltos. Según un reporte de la Policía Metropolitana, que analizó datos dese el 2010, antes de que Uber empezara, cada año hubo al menos 250 y posiblemente tantos como 1.125 casos de asalto sexual por choferes piratas.

Uber resolvió el problema por medio de una combinación de verificaciones de antecedentes, monitoreo de los choferes, bajas tarifas y respuestas de la gente acerca de su confianza –los pasajeros pueden ver cómo otros pasajeros calificaron al chofer. TfL puede haberlo reinstalado hasta hace poco.

Esta es la razón por la cual mujeres, en particular, han empezado a objetar la decisión. Uno de los principales atractivos de Uber es que evita que las mujeres deban estar en esquinas de las calles en la noche, tal vez después de tomar unos tragos, y quienes ahora se encuentran sin poder llamar a un taxi que las lleve adonde desean ir. Rachel Cunliffe de CityAM lo escribe en el medio The Spectator:

“[E]l transporte nocturno en Londres todavía deja mucho que desear y el conocimiento de que usted puede obtener un servicio de puerta a puerta sin quedarse sin plata en el banco, en verdad que es intensamente tranquilizador. Incluya la posibilidad de que usted puede definir su ruta y enviar detalles de su viaje a los amigos, de forma que ellos sepan exactamente adónde es que usted está, además de una estricta supervisión que desestimula una conducta inaceptable, y se siente que Uber es significativamente más seguro que la mayoría de las opciones.”

Si Uber no es capaz de formular aspectos como estos en su apelación, entonces, casi 40.000 choferes encaran tener que hallar fuentes alternativas de ingresos. Se terminará el efecto de Uber de servir como una red de seguridad de bienestar de libre mercado.

NO HAY MARCHA ATRÁS

En tanto que parece ser absurdo que el alcalde socialista de Londres, Sadiq Khan, esté de acuerdo con la decisión que dejaría sin empleo a tanta gente, la medida es menos desconcertante si se toma en cuenta la adversidad de varios sindicatos en contra de Uber. La oposición de los sindicatos a la economía colaborativa [sharing economy] es un aspecto clave formulado por el experto en economía colaborativa, Jared Mayer, en su libro How Progressive Cities Fight Innovation.

No obstante, el genio de los viajes compartidos puede haberse salido de su botella, Cuando Austin, Texas, impuso controles sobre las aplicaciones para viajes compartidos que Uber y Lyft [Nota del traductor: Lyft es una empresa que compite con Uber con un mismo modelo de producción] consideraron era muy riguroso con ellos, surgió una cantidad de alternativas innovadoras. Una cooperativa de viajes compartidos sin fines de lucro, sería un problema interesante para que TfL, Khan y los sindicatos le hicieran frente.

Se necesita considerar un factor final. Muchos viajeros internacionales hacia Londres utilizan Uber alrededor del mundo. Si tienen que enfrentar el doble de precios, taxis en los que las máquinas para pagar el servicio con tarjeta de crédito misteriosamente “dejan de funcionar” al usarse y un rango restringido de opciones para viajar alrededor de la ciudad, disminuiría la atracción de Londres como un destino internacional para hacer negocios.

En la estúpida decisión de Londres acerca de Uber, puede vislumbrarse lo que puede suceder si el Brexit sale mal.

Ian Murray es vice-presidente de estrategia del Competitive Enterprise Institute (CEI). Durante una década allí se ha concentrado en regulación financiera, regulación del empleo y la migración y medio ambientalismo de libre mercado.

Ha publicado varios libros aclamados, incluyendo Stealing You Blind: How Government Fatcats Are Getting Rich off You y The Really Inconvenient Truths: Seven Environmental Catastrophes Liberals Won’t Tell You About –Because They Helped Cause Them. Sus opiniones en páginas editoriales han aparecido en The National Review, The Providence Journal y en Fox News. Ha aparecido en Fox News, CNN Headline News, la BBC y Al-Jazeera, entre otras cadenas de televisión.

Además de su trabajo en el CEI, es compañero visitante del Adam Smith Institute y miembro de las directivas de Cherish Freedom Trust y de American Friends of the Taxpayer’s Alliance y miembro del grupo de consejeros de Global Britain y de Young Britons Foundation.
Antes de llegar al CEI en el 2003, Murray fue Director de Investigación del Servicio de Evaluación de Estadísticas y Oficial Ejecutivo de Ministerio de Transportes de su majestad. Recibió su Maestría en Administración de Negocios en la Universidad de Londres y una Maestría en Artes en la Universidad de Oxford.