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Jorge Corrales Quesada
16/09/2017, 11:44
Casualmente este lunes 17 de setiembre, en que Nicolás Cachanosky publica este artículo, se cumple un aniversario más de la caída de las Torres Gemelas de Nueva York, siendo relevante lo que el premio Nobel en Economía, Paul Krugman, publicó poco después en el New York Times: “casi que parece ser de mal gusto hablar de dólares y centavos después de un acto de asesinato en masa”, pero algo bueno habría de surgir con ello, pues “se necesitan algunos nuevos edificios de oficinas” y “la reconstrucción generara al menos algún aumento en el gasto de las empresas.” O sea, el premio Nobel en Economía dejó de lado el concepto esencial en Economía conocido como el costo de oportunidad, además de la distinción básica que hay entre un flujo y una existencia de riqueza (los economistas hablamos de un flujo, como, por ejemplo, sería el chorro de agua que lleva el agua a una piscina, siendo ésta la existencia (o stock). El ingreso es un flujo, la riqueza es una existencia. Es clara la diferencia.

NO, LOS DESASTRES NATURALES NO SON BUENOS PARA LA ECONOMÍA

Por Nicolás Cachanosky
Fundación para la Educación Económica
Lunes 11 de setiembre del 2017


No se crea riqueza al destruir cosas.

Cada vez que se presenta un desastre natural, hacen su aparición las viejas falacias económicas. Y usualmente son siempre las mismas. En lo particular, el argumento de que un desastre natural es bueno para la economía. Eso debería ser un sinsentido.

La riqueza no se crea con la destrucción de cosas. Un desastre natural destruye riqueza, no la crea. Dudo que alguien que haya sido afectado por un huracán afirmaría que está mejor después de ese huracán, que antes.

El argumento de que un acontecimiento como un desastre natural es bueno para la economía, descansa en el impacto positivo que se ve en el PIB (tal como se aduce) después del evento natural. Si el PIB se incrementa, entonces a la economía le está yendo mejor. Pero, esa es una mala lectura del PIB. Esa variable es un flujo de riqueza, no es una existencia de capital acumulado. Es posible que la creación de riqueza (un flujo) aumenta al mismo tiempo que la existencia (stock) de riqueza está disminuyendo. Y eso es lo que pasa durante un desastre natural.
Imagínese que la casa de una persona se incendió y que fue destruida. Debido a esta situación, aquella persona decide empezar a trabajar horas extras para aumentar su ingreso y poder comprar una casa nueva. Las horas extras hacen que su ingreso (el PIB) aumente. Pero, la situación es considerablemente peor, pues perdió parte de la existencia de su riqueza (¿se acuerdan de la falacia de la ventana quebrada de Bastiat?). Aseverar que un desastre natural (o una guerra, etcétera) es bueno para la economía, es como aseverar que esta persona está mejor, debido a que tiene que trabajar hora extras para recuperar su pérdida.

[Nota del traductor: por ser crucial aquí la falacia de la ventana rota que aparece en el libro del economista Frédéric Bastiat, “Lo que vemos y lo que no vemos” (1850), copio esta explicación sencilla de dicha falacia: “Bastiat pone el ejemplo de un niño que rompe el cristal de un comercio. Al principio, todo el mundo simpatiza con el comerciante, pero pronto empiezan a sugerir que el cristal roto beneficia al cristalero (https://es.wikipedia.org/wiki/Cristalero), que comprará pan con ese beneficio, beneficiando al panadero, quien comprará zapatos, beneficiando al zapatero, etc. Finalmente la gente llega a la conclusión de que el niño no es culpable de vandalismo (https://es.wikipedia.org/wiki/Vandalismo), sino que ha hecho un favor a la sociedad, creando beneficio para toda la industria.

La falacia (https://es.wikipedia.org/wiki/Falacia) de este razonamiento, según Bastiat, consiste en que se consideran los beneficios del cristal roto, pero se ignoran los costes escondidos (https://es.wikipedia.org/wiki/Coste_de_oportunidad); el comerciante está obligado a comprar una ventana nueva, cuando quizás fuera a comprar pan beneficiando al panadero. Al final, mirando el conjunto de la industria, se ha perdido el valor de un cristal, llegando Bastiat a la conclusión de que «la sociedad pierde el valor de los objetos inútilmente destruidos» y que «la destrucción no es beneficio».”]

El anterior es simplemente otro caso de una falacia demasiado frecuente en economía. Sabemos que una economía tiene un resultado mejor entre mejores sean los indicadores del PIB y del desempleo. Pero, al observar mejores PIBs e indicadores de desempleo, no podemos, y no debemos, concluir en que a la economía le va mejor. Más importante es observar qué es lo le está sucediendo al PIB, entender por qué está cambiando su comportamiento.

Puede aseverarse que uno de los problemas del punto de vista keynesiano acerca del mundo, es que se enfoca en lo que le sucede a la producción y al empleo, en vez de por qué están variando esas magnitudes. No es sorprendente la conclusión de que ir a la guerra (o sufrir un desastre natural) sería una buena forma para lograr pleno empleo.

Reimpreso de Notes on Liberty (https://notesonliberty.com/2017/09/03/no-natural-disasters-are-not-good-for-the-economy/).

Nicolás Cachanosky es Profesor Asistente de Economía en la Universidad Estatal Metropolitana de Denver, coeditor de la revista Libertas: Segunda Época (http://www.journallibertas.com/), y administrador de El Hub Económico (http://www.elhubeconomico.com/), un índice de una serie acerca de la economía argentina. Es macroeconomista con intereses en el ciclo de los negocios, teoría monetaria e instituciones comparativas.