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Jorge Corrales Quesada
06/09/2017, 18:47
Tal como se los había prometido, hoy pongo la continuación de mi traducción del artículo que puse ayer en Facebook. Recuerden mi sugerencia de que, para estar listos ante el posible vendaval que se puede venir en el campo del comercio internacional, es indispensable entender ciertos conceptos fundamentales que explican por qué el libre comercio nos favorece y el proteccionismo nos daña.

LA ISLA DEL TESORO: EL PODER DEL COMERCIO. PARTE II. CÓMO EL INTERCAMBIO TRANSFORMA NUESTRO NIVEL DE VIDA

Por Russell Roberts
The Library of Economics and Liberty
4 de diciembre el 2006

El comercio, en su superficie, parece ser algo simple. Usted tiene algo que yo quiero y yo tengo algo que usted quiere. Así que, intercambiamos, y ambos estamos mejor. A pesar de ello, el poder más profundo del comercio permanece oculto. La mano no visible del comercio tiene su impacto en cómo usamos nuestro tiempo y en los salarios que ganamos. Ser capaces de intercambiar con otros, ya sea que se trate de sus vecinos al otro lado de la calle o de nuestros vecinos a través de la frontera, nos brinda la oportunidad de descansar en otros, para disponer de algunos o de la mayoría de los bienes y servicios que disfrutamos. Y ese descansar en otros, a su vez, le permite, aún al más pobre de nosotros, disfrutar de un nivel de vida que sería inimaginable en condiciones de autosuficiencia. ¿Cómo es que el comercio transforma nuestro estándar de vida?

Para empezar a responder a aquella pregunta hecha en la primera parte de este ensayo, narré la historia de los Fisher y los Palmer, dos familias recién casadas que naufragaron en una isla tropical, las cuales estaban en una búsqueda desesperada por obtener alimento y agua. Los Palmer difícilmente podían lograr recoger suficientes peces y agua para sobrevivir. Los Fisher eran mejores en ambas tareas. Sin embargo, aun cuando los Palmer eran inferiores en ambas cosas, en comparación con los Fisher, aun así tenían algo que ofrecer al comerciar–el tiempo de ambos. Al recoger los Fisher agua, con ello, tienen más tiempo para pescar. Y al pescar para los Palmer, los Fisher crean más tiempo para que los Palmer recojan el agua.

En el ejemplo utilizado, los Fisher tienen una ventaja comparativa en la pesca. Aun cuando ellos son mejores recolectores de agua que los Palmer, ponerse a recoger agua significa no pescar. Es mejor para los Fisher producir agua por lo que yo llamo la vía indirecta –dedicarse a pescar e intercambiar el pescado por agua. Similarmente, los Palmer tienen una ventaja comparativa en recoger agua. Porque, en tanto que puedan pescar, hacer tal cosa es algo costoso –significa dejar de dedicar tiempo para recoger agua. Es mejor obtener el pescado, mediante la recolección de agua e intercambiándola por pescado.

El resultado es un estándar de vida más alto para ambas familias. ¿Cómo es que eso sucede?

EL PODER DE LA ESPECIALIZACIÓN

La respuesta simple es con la especialización. Cuando pensamos acerca de los beneficios de especializarse, pensamos en aprender haciendo, la productividad extra que surge de hacer algo una y otra vez. Este efecto de la especialización puede ser muy poderoso. Si usted sólo siembra árboles de cedro, usted aprende mucho acerca de cómo crecen y cómo mueren. Usted aprende mucho acerca de cómo responder a un incremento en los precios de los árboles de cedro, cuando aquel sea algo temporal o sea algo permanente. Usted se convierte en un usuario más eficaz de la tierra y del esfuerzo humano y del equipo. De manera que, puede ser productivo tener alguien que se especializa en sembrar árboles de cedro, en vez de hacer que, digamos, el fabricante de lápices domine no sólo el ensamblaje de lápices, sino el crecimiento del cedro que se necesita para hacer la madera del lápiz.

Sin embargo, aprender haciendo no es la única fuente del aumento de la productividad de los Fisher y de los Palmer. En verdad, nadie se hecho más productivo. La fuente de la productividad incrementada es simplemente una mejor asignación de la gente, para hacer las diversas tareas. Es tentador decir que la gente ha sido asignada a hacer lo que ellos hacen mejor, pero, esa afirmación no tiene significado alguno. Después de todo, los Fisher son los mejores recolectores de agua y ellos han desistido de recoger el agua.

La gente ha sido asignada a tareas que conducen a la máxima producción, en donde “la máxima” toma en cuenta la importancia de la proteína extra, en comparación con el agua que ha disminuido. El intercambio les ha permitido a las dos familias usar el verdaderamente único recurso escaso en la isla -el tiempo de las familias- tan productivamente como sea posible.

En la primera entrega de esta historia, yo retraté a los Fisher como fríos, crueles e inamistosos. Intercambiaron con los Palmer sólo por un estrecho interés propio. Lo que es notable acerca del arreglo de las tareas, post-comercio, es que es la asignación de tareas con la cual estarían de acuerdo los Fisher y los Palmer, si todos fueran miembros de una familia amorosa. Sin embargo, la mano invisible del interés propio ha inducido a que ambas familias den lugar al mismo nivel de producción, que habrían creado en una situación en que ambos se hubieran preocupado la una por a otra.

Esencialmente, el comercio es acerca de la cooperación. Mediante la especialización, sus habilidades me permiten apalancar las mías, haciendo que ambos estemos mejor. Noten que no hay nada constante acerca de la ventaja comparativa. Si los Fisher lograran escapar de la isla y una nueva familia llega y que, de nuevo, es mejor que los Palmer en cada una de las actividades, pero en una proporción diferente, los Palmer podrían tener una ventaja comparativa en la pesca, aunque sus habilidades no hayan variado en algo. La lección es que el mejor uso que usted puede hacer de su tiempo, en un mundo de intercambio, depende de las habilidades de otros. Nuestras diferencias crean el potencial para la especialización y la creación de riqueza.

El comercio basado en muestras diferencias es una fuente de la especialización. La otra surge de la percepción de Adam Smith, de que la división del trabajo está limitada por el tamaño del mercado. La especialización Smithiana surge de lo que podemos llamar economías de escala. Cuando hay suficientes familias recolectando agua o suficientes familias pescando, entonces, alguien puede ganarse la vida fabricando cántaros o redes para pescar. Y cuando el mercado de cántaros o de redes de pescar se hace lo suficientemente grande, pueden ser producidos por trabajadores en una línea de ensamblaje o de producción, en vez de serlo por artesanos individuales. Ambas formas de especialización, por un comercio basado en nuestras diferencias y por economías a escala basadas en la expansión del mercado, incrementan nuestras oportunidades, más allá de lo que se podría lograr bajo autosuficiencia.

La autosuficiencia es el camino hacia la pobreza. El comercio crea riqueza, al dejarme usar sus habilidades junto con las mías.
Esta historia acerca de cómo el comercio expande las oportunidades no tiene nada que ver concretamente con el comercio internacional –el comercio a través de fronteras creadas por el hombre. No hay nada significativo acerca de la nacionalidad o el sitio de nacimiento o los acentos o el lenguaje, de la gente de la historia quienes llevan a cabo el intercambio.

LA ESPECIALIZACIÓN EN UNA ECONOMÍA MODERNA

¿Cuál es la lección para nuestras vidas de la ventaja comparativa, la especialización y la historia de los Palmer y los Fisher?

La lección de la ventaja comparativa es que, en tanto que cualquier cosa que hagamos, vale la pena hacerlo bien, no todo lo que hacemos bien, vale la pena hacerlo. No todo lo que hacemos bien, vale la pena hacerlo. Un presidente ejecutivo de una compañía (CEO), quien también es un gran cocinero, aun así ordena comida para llevar, aun cuando la comida para llevar no es tan buena como la que el CEO puede hacer. El costo de cocinar no es sólo la factura de los comestibles –es el tiempo que se le quita a la administración de la compañía.

Consideren a Jane Galt, el seudónimo de una periodista consumada, quien bloguea acerca de economía y política. Evidentemente, ella ama cocinar. Recientemente blogueó acerca de los mejores instrumentos para la cocina. Sus descripciones hicieron que nosotros quisiéramos comprarlos todos –Jane escribe muy bien y su pasión por cosas geniales es contagiosa. Un visitante al sitio comentó, tal vez irónicamente, que el fracaso de Jane para ser contratada por un catálogo de artefactos de cocina, como escritora con derechos de autor, era prueba de que los mercados no funcionan bien. Pero, por supuesto que lo opuesto es lo correcto. Jane permanece como periodista porque los mercados funcionan bien –aunque sea tan buena escribiendo descripciones para un catálogo, ella es aún mejor en el periodismo. Para Jane, convertirse en una escritora de artículos con derechos de autor, sería muy costoso, aunque sea muy buena en eso. Supongo que los fabricantes de utensilios para la cocina no le pueden pagar lo suficiente, como para atraérsela de su trabajo cotidiano como periodista.

La misma lección es aplicable a un país. Tan sólo porque los Estados Unidos podrían fabricar televisores fabulosos, no significa que deberíamos tener una industria de televisores. El costo de producir televisores significa menos de alguna otra cosa. Puede ser mejor hacer alguna otra cosa más e intercambiarla con los extranjeros por televisores. Dejar que gente de fuera de los Estados Unidos nos venda televisores y carros y relojes y acero y zapatos, libera recursos que nos permite hacer más de otras cosas que valoramos.

O considere a Bill Belichick, el entrenador del equipo de fútbol americano, los Patriotas de Nueva Inglaterra, quien tiene una licenciatura especializada en economía. Él probablemente sería un buen economista. No obstante, también es un buen entrenador de futbol. Es tentador decir que él es mejor entrenador de fútbol que economista. Sin embargo, esa no una afirmación significativa. ¿Qué es lo que, en el sentido cotidiano de la palabra, “mejor” puede posiblemente significar? Si Belichick hubiera vivido en la década de los treintas, podría haber escogido a la economía como su profesión. A pesar de ello, su productividad como entrenador de fútbol en el 2006 es mucho más alta que lo era en 1930. De manera que, él es un entrenador. El uso más productivo del tiempo de uno depende de las habilidades que otros pueden ofrecer. Sin embargo, eso también depende del valor de esas habilidades. Cuando el fútbol es más popular, como lo es hoy en comparación con los treintas, ser un economista es un camino demasiado caro para el Sr. Belichick.

Estos ejemplos del mundo real nos ayudan a comprender el significado del comercio en el mundo real, en donde hay millones de personas, millones de productos y millones de formas de gastar nuestro tiempo, trabajando en el mercado. ¿En qué actividades tengo ventaja comparativa? ¿Cómo puedo posiblemente hacer los cálculos comparativos de mi productividad, con respecto a la suya y la de todos los demás? ¿Cuál es mi ventaja comparativa?

La existencia de precios y salarios hace posible responder estas preguntas imposibles. Los precios y los salarios surgen al intercambiar el uno con el otro. Son un producto resultante del comercio. Sin embargo, a la vez, los precios y los salarios son los que hacen al comercio tan poderoso, en una economía con millones de personas haciendo millones de tareas. Los precios y los salarios nos ayudan a decidir qué hacer a través del intercambio -la vía indirecta- y qué producir por nosotros mismos –la vía directa. Suponga que el pescado cuesta $5 la libra y que puedo capturar tres libras de peces en un día. Miren a mi salario como conferencista. Si puedo ganar más de $15 al día dando charlas, doy conferencias y visito la pescadería al final del día. Y así con la mayoría de las cosas que disfruto. Las producimos de la manera indirecta, al comprarlas con el dinero que ganamos, trabajando en la actividad más productiva que el mercado encuentra para nuestro tiempo.

El dinero no es todo lo que importa. Yo podría enseñar, aun cuando ganara menos de $15 al día, simplemente porque me encanta enseñar, en comparación con pescar. Y yo podría pescar, aún si eso fuera “ineficiente”, porque amo la pesca. Los precios y los salarios nos permiten escoger cómo gastamos nuestro tiempo, de la forma más productiva posible, en donde “más productiva” incluye las satisfacciones no monetarias que recibimos del trabajo, en conjunto con el dinero. Sin precios y salarios, no tendríamos forma posible de resolver cuáles son las mejores maneras de usar nuestro tiempo, en qué nos deberíamos especializar y en qué deberíamos dejar que otros lo hagan por nosotros, por medio del comercio.

Sin precios y salarios, ¿cómo podría ser posible que Bill Belichick sepa que el futbol constituye un buen hobby en 1930, pero un apasionante empleo de una semana de 80 horas en el 2006?

La historia sencilla de los Palmer y los Fisher captura muchas de las lecciones esenciales del comercio:

El comercio crea riqueza. La auto-suficiencia es el camino hacia la pobreza.
La especialización que vemos en el mundo alrededor nuestro, es el resultado del comercio. Haríamos diferentes tareas y seríamos mucho más pobres, si nos limitamos tan sólo ya sea al comercio extranjero o al doméstico.
El recurso verdaderamente escaso en nuestras vidas es el tiempo y el comercio nos permite, en formas extraordinarios, apalancarnos con nuestro tiempo y productividad, mediante la cooperación con otros.
No todo lo que hacemos bien como individuos o como nación, vale la pena que lo hagamos.
Si lo que hacemos vale la pena hacerlo, depende de las habilidades y deseos de aquellos que están a nuestro alrededor Lo que, en un momento y lugar, es sabio y productivo, puede no serlo en otro.

LIDIANDO CON EL CAMBIO ECONÓMICO

¿Cuál es el elemento más importante que falta en la simple historia de los Fisher y los Palmer? En esa sencilla historia, todos obtienen ganancias con el comercio durante todo el tiempo. En el mundo real, los aspectos distributivos del comercio son la fuente de mucha de la preocupación de algunos, en torno a la globalización y a la expansión del comercio. Pero, aún en este caso, pienso que la historia simple de los Fisher y los Palmer tiene algo que enseñarnos.

Regresemos a la Isla del Tesoro con los Fisher y los Palmer. Suponga que las dos familias se asientan en su nueva vida de comercio, en donde los Palmer pasan sus días especializados en recoger agua y los Fisher pasan sus días pescando. Están sobreviviendo y deciden permanecer en la isla y criar allí a sus familias. Un día, pasa algo que beneficia a una de las familias y daña a la otra. Si usted fuera el gobernante de la isla, ¿cuáles de los siguientes escenarios usted toleraría y cuáles trataría de detener?:


Un día, un pescador sediento se aparece en la isla. Tiene docenas de pescados en su lancha. Él está emocionado de poder cambiar muchos de ellos con los Palmer, a cambio de un cántaro de agua fresca, a fin de calmar su sed en camino hacia su casa. Él promete regresar el día siguiente y el día que le sigue y hacer el mismo intercambio. Los Fisher se ponen pesimistas. Sus habilidades son menos demandadas que antes.
Un día, una nueva familia naufraga en la isla. Esta familia es exactamente el doble de buena que los Fisher, tanto en pescar como en recoger agua. Los Fisher se ponen pesimistas. Sus habilidades son menos demandadas que antes.
Un día, los Palmer descubren una nueva ensenada en la isla, en la cual pescar es mucho más fácil. Usted simplemente tiene que extender el brazo y recoger al pez. Los Fisher se ponen pesimistas. Sus habilidades son menos demandadas que antes.
Un día, los Palmer se las ingenian para construir una red. La red les permite capturar tantos pescados como lo deseen. Los Fisher se ponen pesimistas. Sus habilidades son menos demandadas que antes.

Si usted está a cargo de esta isla, ¿interferiría con alguno de estos cambios que dañan a los Fisher? ¿Prohibiría la importación de pescados? ¿Mantendría usted afuera a los inmigrantes que pescan? ¿Le pondría una cerca a la ensenada? ¿Destruiría la red? A usted le gustaría saber si la caída en el bienestar de los Fisher es temporal o permanente. Pero, ¿habría alguna lógica para tratar a los dos primeros escenarios que involucran el comercio, de manera diferente a los dos últimos escenarios, los cuales involucran aumentos en la productividad, debido a la ensenada o a la red?

Nuestro sistema político los trata de manera muy diferente. El Congreso no intervendrá para dar ayuda financiera a la Chrysler, si la Ford encuentra formas de hacer carros mejores y más baratos. Sin embargo, el Congreso podría ayudar financieramente a la Chrysler, si la Honda hace carros mejores y más baratos. ¿Hay alguna diferencia en los dos ejemplos? Carros más baratos, ya sean hechos por la Ford o la Honda, en última instancia hacen de los Estados Unidos un país más rico, aunque no todos los estadounidenses se beneficiarán de inmediato.

Incluso los Fisher pueden beneficiarse del cambio económico. Ese cambio crea la oportunidad para que los Fisher dejen de pescar y hagan algo más productivo. Hay en la vida más cosas que peces y agua. Y los Fisher poseen otras habilidades, además de la de pescar. Ellos eligieron pescar porque, en aquel momento, para ellos era la actividad más productiva. Pero, pueden hacer otras cosas. Ahora que está disponible un pescado más barato, el mejor uso del tiempo de los Fisher es en alguna otra cosa. Y, si los Fisher se esfuerzan para adaptarse a los cambios en la Isla del Tesoro, con seguridad que sus hijos heredarán un rango de opciones más rico.

Sin un aumento en la productividad o en la oportunidad de comerciar más allá de estas dos familias, los Palmer y los Fisher vivirán siempre en las proximidades de la subsistencia. Sin embargo, si las familias en la isla pueden ahora adquirir el pescado más fácilmente, entonces, los Fisher y sus hijos pueden dedicar su tiempo a hacer otras cosas que enriquecen sus vidas y las vidas de aquellos quienes están a su alrededor. Los Palmer tendrán la habilidad de pagar por esas cosas, ahora que los pescados son más baratos.

Esta es la historia de la vida económica de los Estados Unidos en el siglo XX. La innovación y el comercio expandido reducen el número de estadounidenses necesario para producir lo que deseamos. Sin embargo, el número de empleos no cae. El número de empleos crece continuamente con la población y el deseo de trabajar. Al reducir, la innovación y el comercio, el número de personas que trabajan en la manufactura o en la agricultura, eso libera capital y habilidades humanas para que hagan otras cosas, cosas que no podíamos haber tenido, si viviéramos en un mundo estático, los antibióticos y los iPods y los teléfonos celulares y las válvulas para el corazón y las máquinas de resonancia magnética y los televisores planos. Cosas banales y cosas gloriosas. Cosas que entretienen y cosas que extienden nuestra esperanza de vida. Nuestras habilidades y las habilidades de la generación siguiente, pueden dirigirse a crear y a hacer esas cosas.
No todo lo que hacemos bien vale la pena hacerlo. Y aún cosas que valen la pena hacerlas, no es necesario que mañana sean hechas. La auto-suficiencia es el camino hacia la pobreza. La innovación y el comercio son el camino hacia la prosperidad.




Russell Roberts es profesor de economía en la Universidad George Mason y editor de artículos de la Library of Economics and Liberty. Es el autor de The Choice: A Fable of Free Trade and Protectionism, 3a. edición (Prentice Hall, 2006). Él desea agradecerle a Isaac DiIanni, Doug Irwin, Kent Kimbrough, a los estudiantes del seminario “Comunicando la Economía” y, en especial, a Don Boudreaux, por conversaciones valiosas acerca de las idea de este ensayo.