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Jorge Corrales Quesada
05/09/2017, 15:39
Dado que, ante una situación particular en el país, como es la adquisición de la farmacia La Bomba, la cual vendía sus productos a precios relativamente bajos, por una cadena de farmacias que vende a precios mayores, algunas personas han propuesto como solución a esa circunstancia, el control de los precios (específicamente a los productos farmacéuticos), por lo cual creo que es importante que los amigos lectores de Facebook valoren el posible efecto de tal propuesta, al conocer las funciones que los precios desempeñan en una economía. La solución a un problema de monopolio es lograr que en la economía no haya barreras a la libre entrada de productores –muchas veces frenos impuestos por el propio gobierno por sus políticas proteccionistas- que aumentaría la competencia en el mercado. Por el contrario, el control de los precios tiene graves efectos, de manera que su vigencia causaría mayores daños que beneficios.

INFORMACIÓN, PRECIOS Y LAS FALLAS DEL SOCIALISMO

Por Morgan Rose
La Esquina del Maestro
The Library of Economics and Liberty
13 de mayo del 2002


Se puede decir que los precios son las variables fundamentales de la economía. Entran virtualmente en cualquier análisis económico y las predicciones acerca de sus valores son llevadas a cabo en todo tipo de investigación económica, desde modelos teóricos altamente esotéricos hasta predicciones de la calle acerca de tendencia de los negocios. Cada día tomamos enormes cantidades de decisiones en donde una de las primeras pregunta que formulamos es, “¿Cuánto cuesta eso?”

Los precios tienen este lugar central en economía debido a que contienen información y, tal como lo vimos en la última “Esquina del Maestro,” la información es un insumo crucial en el proceso de toma de decisiones. Debido a que ellos reflejan las elecciones hechas por oferentes y demandantes, los precios del mercado nos dicen mucho -aunque no todo- acerca de las preferencias de esos oferentes y demandantes.

Entonces, examinaremos el papel que las conexiones entre información, precios y toma de decisiones, jugaron en el debate del socialismo versus el capitalismo o de la planificación económica centralizada versus la descentralizada.

LOS PRECIOS TRANSMITEN INFORMACIÓN COMPARATIVA

Note que me he estado refiriendo a precios y no a un precio. Esto es deliberado. Aun cuando los precios transmiten una gran cantidad de información, un precio sólo, en sí mismo, es virtualmente inútil. Un precio es tan sólo informativo si hay otros precios ante los cuales usted puede comparar, debido a que los precios son una fuente de información relativa, no absoluta, acerca de diferentes bienes y servicios.

Supóngase que le dijera que en el país ficticio de Rojalandia, el precio de una libra de azúcar es de 15 dólares rojalandeses. ¿Le dice eso algo a usted? ¿Puede deducir algunas conclusiones acerca de si usted piensa que el azúcar es barato o caro? No; no a menos de que yo le dé información acerca de los precios de otros bienes y servicios, incluso salarios. Por ejemplo, si yo también le dijera que el trabajador promedio rojalandés obtiene ingresos al año de cien dólares rojalandeses, entonces, un precio de quince dólares rojalandeses por una libra de azúcar, transmite la información de que en Rojalandia el azúcar es sumamente caro y que probablemente poca gente compra a menudo ese azúcar. Sí, por otra parte, el salario medio fuera de diez millones de dólares rojalandeses, entonces, el azúcar parece ser relativamente barato y accesible.

Con tan sólo ese precio adicional -el precio de un año de trabajo promedio para el trabajo rojalandés- aumenta la información trasmitida por el precio del azúcar. Ahora usted puede captar el poder adquisitivo de un rojalandés, en comparación con el poder de compra que él deberá de ceder para obtener una libra de azúcar. Si usted deseara saber más acerca de los precios, podría hacer más comparaciones y entender más acerca del medio ambiente económico, en el cual los rojalandeses llevan a cabo sus decisiones.

LOS PRECIOS TRANSMITEN INFORMACIÓN RELEVANTE

Los precios no sólo transmiten información acerca de bienes y servicios; ellos también condensan esa información, de manera que sea más útil para quienes toman decisiones. Imagínese que hay un panadero en Rojalandia llamado Tom, a quien le gustan las recetas que contienen mucha azúcar. [1] Por lo tanto, el precio del azúcar es importante para Tom. Ahora suponga que, por alguna razón, una razón desconocida para Tom, ya sea que se cae la oferta de azúcar en Rojalandia o que surgen nuevas fuentes de demanda de azúcar. Tal vez un huracán que barre con la mayoría de la cosecha de azúcar de Rojalandia o, como parte de una moda súbita, todos los niños rojalandeses abren puestos de venta de limonada y usan el azúcar para endulzarla –la razón no importa. (Aunque, como veremos, el hecho de que eso no importa es, en la realidad, bastante importante).

El análisis básico de la oferta y la demanda nos dice que, en cualquier de estas situaciones, el precio del azúcar aumentará. Cuando se eleva, Tom, el panadero, es informado de que el azúcar se ha hecho más escaso de como solía ser. Entonces, Tom ajusta su comportamiento, tal vez fabricando menos pasteles y queques o usando recetas que requieran menos azúcar. El cambio en el precio no le informa del por qué el azúcar es más escaso, pero Tom no tiene por qué saberlo a fin de hacer los ajustes necesarios. Él no quiere perder tiempo aprendiendo acerca de patrones climáticos o acerca de qué están haciendo los niños rojalandeses, debido a que esos detalles no son relevantes para sus decisiones acerca de qué y cómo hornear. Todo lo que es importante para él, en este escenario, es si el azúcar se ha convertido en algo más o menos escaso y el precio del azúcar le dice eso, sin ningún desbarajuste superfluo que Tom deba tamizar.

El economista austriaco F.A. Hayek, cuyas ideas acerca de la información en relación con la planificación centralizada serán discutidas abajo, enfatizó la importancia de cómo los precios transmiten la información que es más relevante para las partes interesadas. El describió este aspecto del sistema de precios en un artículo de 1945, “The Use of Knowledge in Society” [“El Uso del Conocimiento en la Sociedad”]:

“El hecho más significativo acerca de este sistema es la economía de conocimiento con que opera o lo poco que necesitan saber los participantes individuales para poder tomar la decisión correcta. En resumen, mediante una especie de símbolo, se comunica sólo la información más esencial y sólo a quienes les concierne. Es más que una metáfora el describir el sistema de precios como una especie de maquinaria para registrar el cambio o un sistema de telecomunicaciones, que permite a los productores individuales observar solamente el movimiento de unos pocos indicadores, tal como un ingeniero puede mirar las agujas de unos pocos medidores, a fin de ajustar sus actividades a los cambios acerca de los cuales puede que nunca sepan ellas más que lo que está reflejado en el movimiento de precios.” [2]

Estas características de los precios, que ellos transmiten la información necesaria para hacer comparaciones relativas entre bienes y servicios, y que hacen tal cosa al transmitir tan sólo la información relevante para hacer esas comparaciones, han conducido a muchos economistas a preferir las transacciones descentralizadas del mercado sobre la planificación centralizada. Hay dos argumentos estrechamente relacionados detrás de esta posición. La primera afirma que la información suministrada por los precios del mercado es necesaria para determinar cómo usar de mejor forma los recursos escasos en la producción. La segunda afirma que un planificador central nunca puede adquirir toda la información que está en manos de los actores económicos descentralizados y que los precios permiten que esa información sea aprovechada por los individuos que formulan las decisiones.

LOS PRECIOS Y EL CÁLCULO ECONÓMICO

En la Parte II, Capítulo 6 de Socialism [El Socialismo], el economista austriaco Ludwig von Mises concentró su crítica de la planificación central acerca de cómo un sistema organizado de tal manera podía determinar cuál era la mejor forma de producir lo que quería. En una sociedad en donde la toma de decisiones económicas es descentralizada, los productores examinan los precios de todos los insumos relevantes para su proceso productivo, luego escoge la mezcla de insumos que logra la producción al costo mínimo. De esta manera, los precios del mercado permiten a los productores responder a las preferencias de los consumidores y de poner los recursos a su mejor uso. Tal como lo describió Mises en su párrafo 37, una vez que la decisión de qué producir ha sido efectuada,

“se quiere establecer, con precisión, la manera en que irán a emplearse los medios de producción existentes, del modo más racional para la producción de estos bienes. Para esta tarea no puede prescindirse del cálculo económico, que solamente es posible gracias a los precios en dinero que establece el mercado para los bienes de orden superior, en una sociedad que reposa en la propiedad privada de los medios de producción.”

La propiedad privada, de acuerdo con Mises, es esencial para que las fuerzas del mercado determinen los precios de los insumos de producción, que conducirán al uso más productivo de esos insumos. Los individuos en busca de su interés propio generan algo que va en el interés de toda la sociedad, un sistema de precios que refleja adecuadamente las utilidades relativas de los recursos de la sociedad para satisfacer los deseos de esa sociedad, Proveniente del párrafo 27,

“No se puede concebir la actividad del mecanismo que constituye el mercado sin el afán de lucro por parte de los jefes de empresa (comprendidos ahí los accionistas), sin el deseo de rentas, intereses, salarios, según se trate de terratenientes, capitalistas, obreros. Lo único que guía la producción sobre estos cambios es la perspectiva de lucro, en donde ésta busca responder de la mejor manera y con los menores gastos a las necesidades de los consumidores. Si falta esta perspectiva de ganancia, el mecanismo del mercado se frena y se detiene. Y es que el mercado es el verdadero elemento central, el alma de la organización capitalista. Sólo es posible en este sistema y no puede ser imitado "artificialmente" en la colectividad socialista.

Por lo tanto, de acuerdo con Mises, en donde los medios de producción están fuera de las manos de los individuos y en donde las decisiones de producción no son hechas con un ojo puesto en las utilidades, sino por planificadores centrales con autoridad para usar los recursos de propiedad pública, para hacer lo que les parece adecuado, no habrá precios de mercado que sirvan como una “mano invisible”, que guía la producción hacia los mejores intereses de la sociedad. A pesar de las mejores intenciones de los planificadores centrales, no estarán en capacidad de tomarlas tan bien como lo hacen los productores privados que tienen acceso a los precios de mercado, debido a que los planificadores carecerán de la información que transmiten los precios de mercado. Mises resumió sus argumentos en el párrafo 211 del Epílogo de El Socialismo.

“La objeción fundamental promovida en contra de la factibilidad del socialismo se refiere a la imposibilidad del cálculo económico. Ha sido demostrado de manera irrefutable que una comunidad socialista no estaría en posición de aplicar el cálculo económico. En donde no hay precios de mercado para los factores de producción, debido a que no son ni comprobados ni vendidos, es imposible acudir al cálculo para planificar la acción futura y para determinar el resultado de una acción pasada. Una administración socialista de la producción simplemente no sabría sí o no lo que planifica y ejecuta son los medios más apropiados para lograr los fines buscados. Operará en la oscuridad, como si así lo fuera. Despilfarrará los recursos de producción escasos, tanto materiales como humanos (el trabajo). El caos y la pobreza para todos será el resultado inevitable.”

INFORMACIÓN ACERCA DE TIEMPO Y LUGAR

Hayek, un estudiante de Mises en la Universidad de Viena a inicios de la década de 1920, emprendió un aspecto relacionado con limitaciones acerca de la cantidad de información que los planificadores centrales pueden adquirir. Sin embargo, el énfasis de Hayek fue menos acerca de la manera en que la información es transmitida y más acerca de la cantidad y los tipos de información que es posible transmitir.

Hayek empezó su ensayo de 1945, “El Uso del Conocimiento en Sociedad,” caracterizando al problema de construir un orden económico racional del tipo propuesto por los socialistas, principalmente de una agregación de la información:

“Basándose en ciertos supuestos comunes, la respuesta es bastante simple. Si poseemos toda la información pertinente y podemos partir de un sistema dado de preferencias y, contando con un completo conocimiento de los medios disponibles, el problema que queda es puramente de lógica… El carácter peculiar del problema de un orden económico racional, está determinado precisamente por el hecho de que el conocimiento de las circunstancias que debemos utilizar, no se encuentra nunca concentrado ni integrado, sino únicamente como elementos dispersos de conocimiento incompleto y frecuentemente contradictorio en poder de los diferentes individuos.” [3]

Entonces, el dilema crucial que debe ser resuelto al establecer un sistema económico, es cómo hacer el mejor uso de la información que inicialmente está difundida entre diversos individuos. ¿Deberá una sociedad tratar de transmitir toda la información a un cuerpo de planificación centralizada, que, entonces, posteriormente podría asimilarla toda, de forma tal que los planificadores pudieran tomar las decisiones óptimas para la sociedad entera o deberían los individuos tomar las mejores decisiones que ellos puedan en su propio interés, usando sus propios pedazos de información personal?

Hayek señaló que el tipo de sociedad con mayor capacidad para usar plenamente todo el conocimiento existente, es aquella que conduciría a los mejores resultados. Es más, aseveró que existe una importante modalidad de información que no puede ser usada por un planificador central, información que Hayek denominó “el conocimiento de las circunstancias particulares de tiempo y lugar.” Este es el tipo de información que tan sólo puede ser adquirido mediante la experiencia y el contacto íntimo con una industria especializada o de su ubicación. De acuerdo con Hayek, esto es,

“conocimiento a que me he referido… que por su naturaleza no puede formar parte de las estadísticas ni, por consiguiente, ser transmitido a ninguna autoridad central en forma estadística. Las estadísticas que debería usar tal autoridad central deberían obtenerse precisamente haciendo abstracción de las pequeñas diferencias entre las cosas, y juntando, como recursos de un mismo tipo, los elementos que difieren con respecto al lugar, calidad y otros aspectos particulares, en una forma que puede ser muy significativa para la decisión específica.” [4]

La importancia de la información descentralizada y la dificultad de transmitir ciertos tipos de ellas a otros, había sido comentada por otros antes de que Hayek lo hiciera en 1945. Casi un siglo antes que Hayek, el economista inglés John Stuart Mill hizo notar en sus Principles of Political Economy [Principios de Economía Política] (1909, primeramente publicado en 1848), que ningún gobierno podía lograr toda la información que era conocida por sus electores.

“Además, debe recordarse que, aún si el gobierno fuera superior en inteligencia a cualquier individuo en particular de la nación, debe ser inferior a todos los individuos de la nación tomados en conjunto. No puede ni poseerla en sí, ni enlistarla en su servicio, más que en una porción de las adquisiciones y capacidades que el país contiene, aplicable a algún propósito dado.”

Otros economistas brindaron ejemplos de conocimiento acerca del tiempo o lugar, tal como fue descrito por Hayek. Una de las formas más importantes de conocimiento en concreto no tiene que ver con las características físicas de insumos o caprichos locales de oferta y demanda, sino que, en vez de ello, se relaciona con las habilidades, temperamentos y situaciones financieras de las otras personas con las cuales un individuo puede considerar realizar una transacción. Frank H. Knight, en Parte III, Capítulo 9, párrafo 37 de Risk, Uncertainty, and Profit [Riesgo, Incertidumbre y Beneficio] (1921), escribió que

“hombres formulan juicios acerca de otros hombres, con base en observar sus comportamientos durante un período de tiempo y que, además, forman impresiones que pretenden tener cierta validez, a partir de la simple apariencia personal, la conversación, etcétera… Es de lo más difícil de discutir científicamente entre todos los datos conectados con los modos prácticos de conocimiento e incertidumbre.”

En el Capítulo 11, párrafo 2 de Lombard Street: A Description of the Money Market (1915, primeramente publicado en 1873), Walter Bagehot describió el conocimiento particular acerca de los participantes del mercado que mantenían los corredores de valores, llamados negociadores de títulos bancarios de corto plazo:

“El crédito relativo de los diferentes comerciantes es una gran “tradición”; es una enorme masa del conocimiento más valioso que nunca ha sido descrita en libros y es probablemente incapaz de ser así descrita. El tema subyacente, también, está variando y cambio diariamente; una representación exacta de la confianza de las casas al principio de un año, puede fácilmente ser la representación más fatal al final de él… Nadie puede ser un buen negociador de títulos bancarios de corto plazo, si no ha aprendido la gran tradición mercantil de lo que se le ha llamado ‘la disponibilidad de las partes’ y quien no observa personal e incesantemente los cambios inevitables que hora atrás hora afectan la verdad de esa tradición.”

Dada la cantidad de información importante acerca de tiempo y lugar que queda fuera del alcance de los planificadores centrales, Hayek aseveró que “el planificador central tendrá que buscar una forma u otra por la cual las decisiones que dependen de ella pueda ser dejada al ‘hombre del momento,’” en otras palabras, descentralizar la toma de decisiones.

Descentralizar la autoridad que toma decisiones, permite que la información acerca de las particularidades de tiempo y lugar se utilice con mayor plenitud, pero, ¿qué hay con otros tipos de información, información que está más allá de la mayoría de los individuos? Muchos productores individuales pueden no tener el acceso directo a la información acerca de avances científicos, tendencias amplias de la demanda u oferta de bienes y recursos o de otros acontecimientos distantes pero económicamente significativos. Si no hay forma para que el hombre del momento haga uso de este tipo de información, entonces, podría no haber ventaja en descentralizar la autoridad para la toma de decisiones.

Es aquí en donde entran en escena las formas en que los precios transmiten información. Hayek escribió que “Fundamentalmente, en un sistema en el cual el conocimiento de los hechos relevantes se encuentra disperso entre mucha gente, los precios pueden actuar para coordinar las acciones separadas de diferentes personas.” Regresando al ejemplo de Tom, el panadero, y al aumento súbito de la escasez de azúcar en Rojalandia, nosotros hicimos notar que Tom no necesitaba saber qué fue lo que causó la escasez incrementada. De hecho, muy poca gente que tiene algo que ver con el azúcar necesita saber qué fue lo que sucedió. En palabras de Hayek,

“Si sólo algunos de ellos saben directamente de la nueva demanda y orientan recursos hacia ella y si la gente que está consciente de este vacío así producido, lo llena a su vez con otros recursos, el efecto se extenderá rápidamente a todo el sistema económico… El todo actúa como un mercado, no porque alguno de sus miembros tenga una visión de todo el campo, sino porque sus limitados campos individuales de visión se traslapan suficientemente, de forma que la información pertinente es comunicada a todos, a través de muchos intermediarios.”

Tom no necesita pasarse de la raya a fin de encontrar la información acerca del aumento súbito en la escasez de azúcar y no necesita recibir información recogida y organizada por algún funcionario centralizado. Todo lo que necesita saber se lo presentan los precios del mercado que él observa.

Debido a la notable manera en que los precios del mercado facilitan la comunicación sin un esfuerzo consciente, es posible que individuos que se encuentran dispersos, compartan entre sí información relevante. Esto es así, aun cuando es imposible para un planificador centralizado aprender la información particular en tiempo y lugar que los individuos dispersos poseen. La información se usa a su mayor plenitud cuando la toma de decisiones es descentralizada y así Hayek concluyó en que los mejores resultados son posibles cuando la autoridad que toma decisiones está descentralizada, en vez de estar en las manos de planificadores centrales, un golpe estridente para el apoyo intelectual al socialismo por encima del capitalismo.

CONCLUSIÓN

Las conexiones entre precios e información son esenciales para entender qué tan notable herramienta es el mercado para el proceso de asignar y qué tan vitales son las transacciones de mercado para usar los recursos efectivamente. No sólo es imposible para un planificador central, agregar exitosamente para sí la información acumulada y diseminada a través de una incontable cantidad de transacciones individuales en el mercado, sino que, al intentar reemplazar al mercado, un planificador central elimina los precios que necesita para llevar eficientemente a cabo las decisiones.



NOTAS AL PIE DE PÁGINA
[1] El ejemplo siguiente se basa fuertemente en uno utilizado por F.A. Hayek en la página 526 de "The Use of Knowledge in Society," (http://www.econlib.org/library/Essays/hykKnw1.html) The American Economic Review, Volumen XXXV (Septiembre, 1945).
[2] Ibid., páginas 526-527.
[3] Ibid., página 519.
[4] Ibid., página 524.


Morgan Rose es un candidato al doctorado en economía de la Washington University en St. Louis, Missouri, con intereses en la investigación en organización industrial, gobernabilidad corporativa e historia económica.