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Jorge Corrales Quesada
05/09/2017, 14:16
CUENTOS ESTRAMBÓTICOS ACERCA DE LOS ARANCELES

Por Michael Hammock
The Encyclopedia of Economics and Liberty
7 de marzo del 2016






La política crea extraños compañeros de cama –y políticas extrañas. Esta es la historia de tres políticas comerciales y del daño que ellas causan.

LOS SORPRENDENTES HOMBRES-X VERSUS LA ASOMBROSA AGENDA PROGRAMADA DE ARMONIZACIÓN ARANCELARIA

A los héroes de las revistas cómicas y de la pantalla de plata, los Hombres-X, se les han dado super-poderes mediante sus mutaciones. El tema de tanto las revistas cómicas, como de las películas, es que, a pesar de sus mutaciones, ellos tan solo desean que se les vea y se les trate como humanos. Esto da lugar a interesantes comentarios en torno al prejuicio y a la intolerancia. En el caso legal de Toy Biz Inc. versus los Estados Unidos [1], una empresa productora de juguetes de los Hombres-X, demandó al gobierno de los Estados Unidos a fin de obtener un tratamiento arancelario preferencial. Al así hacerlo, se colocó en la incómoda posición de discutir que, en la realidad, los Hombres-X del todo no son gente –ellos son “animales u otras criaturas no humanas (por ejemplo, robots y monstruos). ¡El productor y poseedor de la licencia para usar los juguetes de Hombres-X, estaba contradiciendo la lección moral básica de los Hombres-X! [2]

¿Por qué la empresa asumió esa posición? Porque el arancel para muñecas (las cuales representan a seres humanos) es del 12%, mientras que la tarifa para juguetes (los cuales no representan a los seres humanos), es de 6.8%. La corte falló a favor de Toy Biz, concluyendo que “estas figuras de acción no representan seres humanos y, por tanto, no se les puede clasificar apropiadamente como ‘muñecas’.” Estoy seguro de que los Hombres-X estarían más molestos al leer que

“…las figuras de los ‘Hombres-X’ son mercadeadas y empacadas como ‘mutantes’ o ‘gente nacida con poder ‘x-tra’.’ El que sean denotados como tales por el manufacturero o el importador, conduce a una credibilidad mayor en la aseveración de que ellos representan criaturas distintas de (o más que) seres humanos.” (Toy Biz Inc. versus los Estados Unidos, 2003).
De manera que, al final de cuentas, Toy Biz Inc. exitosamente discutió que los Hombres-X no eran humanos y que debería de aplicarse la tasa arancelaria, aplicable a los juguetes.

Este arancel es dañino. Hay un pequeño costo para los aficionados de los Hombres-X, al sufrir porque sus héroes favoritos han sido juzgados como no humanos por una corte del mundo real. Tal vez, destroza el corazón, pero hay costos mucho más serios.

En primer lugar, el arancel más elevado para las muñecas, eleva su precio y ocasiona que la gente compre menos muñecas. Los aranceles más altos, no sólo dañan a los consumidores de esas muñecas, sino que, también, ocasionan que algunos recursos domésticos sea dirigidos hacia la producción de muñecas, lo cual es un desperdicio –estos recursos serían mejor usados produciendo alguna otra cosa.

En segundo lugar, como tal, el caso ante la corte significó un desperdicio de recursos, ocasionado por una discrepancia ineficiente acerca de aranceles. Abogados, jueces, oficiales de aduanas y personal de las empresas, desperdiciaron su tiempo y su esfuerzo, los cuales podrían haberse empleado en algo más productivo. Simplemente reducir el arancel a las muñecas al mismo nivel que el de los juguetes, habría ahorrado a todo el mundo un montón de problemas. Reducir ambos aranceles a cero habría ahorrado aún más.

EL IMPUESTO A LOS POLLOS

A principios de la década de los sesentas, los gobiernos de Alemania y de Francia impusieron aranceles a la importación de pollos, provenientes de los Estados Unidos. En 1963, el presidente Lyndon Johnson y el Congreso tomaron represalias mediante aranceles -el llamado “Impuesto a los Pollos”- al almidón, dextrina, brandy y a camiones ligeros provenientes del extranjero. Eventualmente, todos estos aranceles fueron removidos, excepto por el aplicado a los camiones ligeros (que eran originalmente aplicables a las camionetas Volkswagen). No parece existir una explicación bien documentada de por qué este arancel sobrevivió, en tanto que los otros no. Tal vez, porque el concentrado sector automovilístico de los Estados Unidos encontró que era más fácil organizarse y hacer lobby.

Cualquiera que sea la razón, los Estados Unidos, como resultado, aún tiene un arancel del 25% [3] aplicable a los “vehículos a motor para el transporte de bienes” con un peso bruto entre 5 y 20 toneladas métricas. La mayoría de los vehículos para pasajeros tiene un arancel del 2.5%, a menos que provengan de alguno de los varios países que están exentos de él. [4]

Este arancel es interesante, porque los manufactureros de autos, tanto los extranjeros y hasta los domésticos, encontraron formas de evitar el Impuesto a los Pollos. Por ejemplo, Subaru quería importar su pequeño pick up de dos asientos, el Brat. [5] De manera que Subaru agregó alfombras, dos asientos y cinturones de seguridad a la base del camión, convirtiéndolo en un vehículo enfocado en cuatro pasajeros, al menos en lo que tenía que ver con los funcionarios de las aduanas. Una vez que eran recogidos, muchos propietarios simplemente lo que hicieron fue remover los asientos extras. Mazda construyó un pick up ligero llamado Courier y evitó el Impuesto a los Pollos exportando todo, excepto la base del camión. La base sería instalada en los Estados Unidos. Esto fue conocido como la configuración del “chasis de la cabina” y evitó el impuesto a los pollos hasta 1980, cuando el Congreso cerró el tecnicismo. También, la General Motors importó un camión ligero con la configuración del “chasis de la cabina”, llamado Luv. [6]

El resultado más ridículo del Impuesto a los Pollos con seguridad lo es el del Transit Connect de la Ford, el cual es producido en Turquía y en España. Todos los Transit Connects son importados con ventanas traseras y asientos traseros con cinturones de seguridad, lo cual los convierte en vehículos de pasajeros. Una vez que llegan al país, Ford arranca y recicla las ventanas, los asientos y las fajas de seguridad del asiento de atrás. [7] También, Ford bloquea las ventanas traseras con paneles sólidos. Hacer esto los transforma en camiones ligeros. [8]

Estas políticas ocasionan consecuencias económicas severas. Cada trabajador que instala asientos y ventanas en un Transit Connect, en su lugar podría estar produciendo bienes y servicios valiosos. Lo mismo vale para cada uno de los trabajadores que está removiendo esos mismos asientos y ventanas. El arancel les da a los productores un incentivo, para desperdiciar recursos en la provisión a los consumidores de los carros que estos desean. Y, por supuesto, aun si las ventanas, asiento y cinturones de seguridad que son reciclados tienen algún valor, aun así, en primer lugar, habría sino más barato no haberlos producido del todo.

Los productores del extranjero llevan a cabo otras acciones costosas, para evitar el Impuesto a los Pollos, incluyendo trasladar hacia los Estados Unidos su producción de camiones livianos. Estas firmas extranjeras no están trasladando su producción aquí para producir camiones mejores o más baratos, que como podrían producirlos en el exterior; simplemente, están tratando de evitar el pago de un arancel, que haría muy difícil que sus productos pudieran competir. Los consumidores disfrutarían de camiones más baratos o mejores si la producción tuviera lugar en donde es más eficiente, en vez de obligar a calzarlos en los Estados Unidos. Asimismo, esta producción aumentada de camiones es un desperdicio, en tanto significa que los recursos deben ser trasladados desde algún otro uso más valioso, hacia la producción de camiones.

Los productores domésticos de automóviles apoyan al Impuesto a los Pollos, porque eso les da una ventaja por encima de los camiones importados y de marcas importadas producidas domésticamente. No obstante, ni siquiera es claro que la tarifa sea beneficiosa para la Ford durante un mayor tiempo. ¿Existe el arancel tan sólo debido al lobby que hacen la General Motors y la Chrysler? Por las razones que sean, el Impuesto a los Pollos sobrevive y continúa desperdiciando los recursos.

PARA COLMO DE MALES

Nuestra tercera historia de chanchullos comerciales empieza en los años treinta, cuando el gobierno de los Estados Unidos empezó a subsidiar la producción de algodón (al igual que a muchos otros productos agrícolas). Lo ha continuado haciendo de diversas maneras -pagos directos, subsidios a los seguros de cosechas, pagos contra-cíclicos, etc.- desde aquel entonces. [9] Los subsidios al algodón llegaron a ser de $3.7 billones [en Costa Rica $3.7 miles de millones] en el 2005, pero han caído sustancialmente desde ese entonces. [9] En el 2012 fueron de cerca de $561 millones. [10]

En 1995, los Estados Unidos se unieron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y acordaron someterse a las cortes internacionales, en las resoluciones de disputas sobre política comercial, incluyendo para los desacuerdos sobre políticas comerciales regidas por el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (conocido por sus siglas en inglés GATT). En el 2002, en la disputa “DS267” [11], los agricultores de Brasil, un importante productor de algodón, llevaron a los Estados Unidos a la corte en relación con sus subsidios al algodón, aseverando que los subsidios estaban prohibidos por los tratados que los Estados Unidos habían firmado. Aunque varios otros países se unieron al caso, aparentemente Brasil estaba manejando el asunto.

En setiembre del 2004, la OMC falló a favor de Brasil. El gobierno de los Estados Unidos apeló la decisión y, en marzo del 2005, el ente encargado de las apelaciones falló, de nuevo, a favor de Brasil. En febrero del 2008, anunció que apelaría otra vez y, al fin, en agosto del 2009, al gobierno de los Estados Unidos se le acabaron sus posibilidades para apelar. Advertido de que debería eliminar los subsidios, el gobierno de los Estados Unidos redujo algunas formas de subsidios al algodón. Desafortunadamente, debido a que la industria del algodón era políticamente muy influyente, el Congreso rehusó eliminar a todos los subsidios. Como resultado de ello, la OMC le autorizó a Brasil imponerles aranceles impositivos a los bienes estadounidenses. El gobierno de Brasil impuso aranceles sobre una variedad de productos importados desde los Estados Unidos, incluyendo, llantas, productos farmacéuticos, automóviles y productos de algodón. [12]

Esto funcionó, provocando que los productores estadounidenses de estos productos (excepto, por supuesto, por los agricultores del algodón) se quejaran ante el gobierno de los Estados Unidos, presionando para eliminar los subsidios al algodón. El gobierno de los Estados Unidos respondió rápidamente –pero no eliminado los subsidios que aún permanecían. ¿Qué hizo el gobierno?

Ofreció subsidiar a los agricultores brasileños del algodón, al ritmo de $147.3 millones al año, si ellos aceptaban retirar sus objeciones a los subsidios otorgados a los agricultores estadounidenses.

Los agricultores brasileños del algodón estuvieron de acuerdo en el 2010 y estos subsidios continuaron justo hasta que la Ley Agrícola del 2014 se aprobó. La nueva Ley Agrícola eliminaba algunos de los subsidios a los agricultores estadounidenses del algodón, pero mantuvo el programa de seguros financiado por los contribuyentes. De nuevo, objetaron los agricultores brasileños del algodón y, una vez más, el gobierno de Brasil amenazó con poner aranceles. [13]

En esta ocasión, el gobierno de los Estados Unidos se salió con la suya mediante un subsidio, por una sola vez, de $300 millones al Instituto Brasileño del Algodón, la organización de la industria de los agricultores. Desde ese entonces, los agricultores brasileños del algodón han retirado su alegato.

Desde el punto de vista económico, el problema con los subsidios estadounidenses al algodón, es que ellos estimulan la producción de más algodón de lo que es eficiente. Esto es, los subsidios estimulan a los agricultores estadounidenses del algodón a producir más de él, de lo que se justifica por el valor del algodón a los consumidores y por el costo de oportunidad de los recursos usados en su producción. Algunos de los recursos que se usan para producir algodón, tienen un uso más valioso en otras cosas en la economía –tal vez cultivando algún otro producto agrícola. En vez de producir esos otros productos de mayor valor, estos recursos se desperdician.

Para empeorar las cosas, estos subsidios deben ser pagados mediante impuestos. Los impuestos dan lugar a pérdidas económicas por ineficiencia. Esto es, tal como un subsidio origina mucho más de lo necesario de una actividad económica, un impuesto destruye actividad económica, resultado muy poco de ella.

Y, finalmente, para colmo de males, pagarles a los agricultores brasileños del algodón requiere aún de mayores impuestos, del todo para ningún propósito productivo.

¿POR QUÉ ES QUE ESTO SUCEDE?

La discrepancia entre los aranceles a las muñecas y los aranceles a los juguetes es difícil de explicar y no voy a tratar de hacerlo. El Impuesto a los Pollos y los subsidios al algodón parecen ser más directos: un concentrado grupo de interés especial -la industria doméstica- se beneficia significativamente de las barreras en contra de la competencia externa. Los consumidores y las firmas extranjeras siendo, respectivamente, dispersos y ubicadas en el exterior, encuentran que es más difícil organizarse y hacer lobby ante el gobierno, para oponerse a sus políticas. Como resultado, los grupos de intereses especiales ganan la batalla del cabildeo y la pierden los consumidores y los competidores del exterior.

Estos son ejemplos de lo que los economistas llaman “búsqueda de rentas.” [14] Interesantemente, el influyente artículo de Anne Krueger acerca del tema, también se enfoca en restricciones comerciales particularmente ineficientes. [15] En cada una de nuestras historias, una empresa o un grupo de ellas busca un privilegio o un favor legal especial, que no puede ser eliminado por la competencia, mediante el funcionamiento ordinario de la economía. Obtener estos favores desperdicia recursos y la política que brinda este beneficio, desperdicia recursos.

Estos no son los únicos aranceles que destacan en el programa de Armonización Tributaria del 2016. Los corsés son gravados con un 23.5%. Las fajas y cinturones son gravados en un 20%. Existen similares aranceles para muchos ítems de vestir. Las escobas, hechas total o parcialmente de escobilla , están gravadas con un 32%, debido a una larga y exitosa campaña de parte de los manufactureros de escobas hechas con escobilla. Los aranceles sobre el calzado extranjero son tan altos como un 37.5%. Asombrosamente, estos son rescoldos de la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de 1930. [16] Los productos japoneses de cuero son gravados en un 40%. No he encontrado una explicación para esto, pero Japón tiene una industria de cuero doméstico que es altamente protegida; tal vez este arancel sea una represalia. El maní tiene un sistema combinado de arancel y de cuota; si la cantidad importada excede a la cuota, se impone una tarifa que oscila entre 131.8% y 163.8% (dependiendo de si el maní es en cáscara o descascarado).

Con seguridad de que hay historias más interesantes y enrevesadas acechando en el programa de Armonización Tributaria, las cuales deben ser narradas. Debemos tener en mente que todas ellas son cuentos trágicos de infortunio y desperdicio. [17]




[B]NOTAS AL PIE DE PÁGINA
[1] Toy Biz Inc., v. United States. (http://www.cit.uscourts.gov/SlipOpinions/Slip_op03/slip-op%2003-2.pdf) 2003. United States Court of International Trade. PDF file.
[2] Ellos también usaron este argumento para El Hombre Araña y Los Cuatro Fantásticos, pero no es tan hipócrita como lo es el desaire en contra de la humanidad de los Hombres-X.
[3] Note que el arancel básico para todos los bienes importados de Corea del Norte y Cuba es de 2.5% para aquellos bienes que pueden ser importados desde esos países. Muchos son prohibidos del todo. Para ponerlo de otra forma, los Estados Unidos tratan a los camiones livianos extranjeros, de una manera similar a las importaciones desde Corea del Norte y de Cuba.
[4] 2016 U.S. Harmonized Tariff Schedule (https://www.usitc.gov/tata/hts/index.htm). Una versión que permite ser inspeccionada está disponible en: https://hts.usitc.gov/ (https://hts.usitc.gov/).
[5] Jordan Golson, "Cheap American Chicken Gave Us This Weird Subaru Pickup" (http://www.wired.com/2014/12/subaru-brat/), Wired, 10 de diciembre de 2014.
[6] Mark Williams, "Current Negotiations Could End 'Chicken Tax'" (http://news.pickuptrucks.com/2014/04/current-negotiations-could-end-chicken-tax.html), Pickuptrucks.com, 23 de abril de 2014.
[7] Extrañamente, Ford no envía esas piezas a Turquía para ser puestas en el siguiente envío de Transit Connects. Los costos de transporte deben ser muy altos como para permitir esto, pero significa que estos materiales y el esfuerzo que se hizo para hacerlos, son casi totalmente puro desperdicio
[8] Matthew Dolan, "To Outfox the Chicken Tax, Ford Strips Its Own Vans" (http://www.wsj.com/articles/SB125357990638429655), The Wall Street Journal, 23 de setiembre de 2009.
[9] "Cotton Production and Support in the United States" (http://www.policyarchive.org/handle/10207/2103), Library of Congress, Congressional Research Service.
[10] Algunos detalles acerca de la cantidad y la composición de los subsidios al algodón están en "Cotton Subsidies" (http://farm.ewg.org/progdetail.php?fips=00000&progcode=cotton), Environmental Working Group.
[11] Dispute Settlement 267, United States—Subsidies on Upland Cotton (https://www.wto.org/english/tratop_E/dispu_e/cases_e/ds267_e.htm). 2014. World Trade Organization.
[12] "Brazil Releases List of US Goods for Retaliation in Cotton Dispute" (http://www.ictsd.org/bridges-news/bridges/news/brazil-releases-list-of-us-goods-for-retaliation-in-cotton-dispute), Bridges 14 (9), International Centre for Trade and Sustainable Development.
[13] Steve Baragona, "Brazil Says US Farm Bill Violates Trade Rules" (http://www.voanews.com/content/brazil-says-us-farm-bill-violates-trade-rules-/1856057.html), Voice of America, 20 de febrero de 2014.
[14] David R. Henderson, "Rent Seeking" (http://www.econlib.org/library/Enc/RentSeeking.html), The Concise Encyclopedia of Economics, Library of Economics and Liberty.
[15] Anne Krueger, "The Political Economy of the Rent-Seeking Society" (https://www.aeaweb.org/aer/top20/64.3.291-303.pdf), The American Economic Review, 64 (1974: 291-303). PDF file.
[16] Mark Perry, "The U.S. has imposed protective shoe tariffs on Americans for decades, even with no domestic shoe industry to protect" (https://www.aei.org/publication/the-us-has-imposed-protective-shoe-tariffs-on-americans-for-decades-even-with-no-domestic-shoe-industry-to-protect/), Carpe Diem, American Enterprise Institute, 14 de noviembre de 2012.
[17] Las historias acerca de aranceles en este artículo también han sido narrados en forma de podcast.
1. "Mutant Rights" (http://www.radiolab.org/story/177199-mutant-rights/). RadioLab. WNYC Studios, 2011.
2. "Episode 632: The Chicken Tax" (http://www.npr.org/sections/money/2015/06/12/414029929/episode-632-the-chicken-tax). Planet Money. NPR, 2015.
3. "Why U.S. Taxpayers Started—And Stopped—Paying Brazilian Cotton Farmers" (http://www.npr.org/sections/money/2014/01/17/263101422/why-u-s-taxpayers-started-and-stopped-paying-brazilian-cotton-farmers). Planet Money. NPR, 2014.



Michael Hammock obtuvo su doctorado en economía en la Universidad Emory. Él se centra en la pedagogía de la economía y es coautor (con J. Wilson) de Microeconomic Theory and Computation: Applying the Maxima Open-Source Computer Algebra System (New York: Springer, 2013). Él enseña en la Universidad del Estado de Florida.