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Jorge Corrales Quesada
05/09/2017, 10:20
Estaba en proceso de traducir un artículo muy interesante en torno a un aumento reciente de los salarios mínimos en la ciudad de Seattle, que ha sido objeto de un debate interesante en cuanto a sus efectos. En principio me motivó una opinión muy respetable, creo que de un colega economista -con el perdón de ustedes, he tratado de ubicar su nombre y no he podido- acerca de que un aumento en el salario mínimo no tenía un efecto significativo sobre el desempleo, pero, por otra parte, en especial ante la también muy respetable opinión del amigo Bruce Masís, acerca de ampliar el período de pago por la cesantía, lo que tendría un efecto más o menos parecido al encarecer el factor trabajo, he decidido publicarlo por considerar que, en ambos casos, es relevante para entender la preocupación de muchos economistas, ante propuestas tal vez no medidas adecuadamente, que promueven encarecer el costo de la mano de obra.

EL EXPERIMENTO DE SEATTLE CON UN SALARIO MÍNIMO DE $15 NO SALIÓ BIEN PARA EL RESTO DE NOSOTROS

Por Mark J. Perry
Foundation for Economic Education
Domingo 16 de julio del 2017

En un importante artículo en el Seattle Weekly, Daniel Person resume muy bien la situación en Seattle, en el título de su comentario ““The City Knew the Bad Minimum Wage Report Was Coming Out, So It Called Up Berkeley (http://www.seattleweekly.com/news/seattle-is-getting-an-object-lesson-in-weaponized-data/),” [“La Ciudad Sabía que Estaba Saliendo un Reporte Malo acerca del Salario Mínimo, de Forma que Llamó a Berkeley]. He aquí una parte de él:

“Dos semanas. Dos estudios acerca de salarios mínimos. Dos resultados muy diferentes. La semana pasada salió un reporte de la Universidad de California-Berkeley, el cual encontró que ‘el decreto de salario mínimo para Seattle había aumentado los salarios para los trabajadores de menor paga, sin afectar negativamente el empleo,’ en palabras de la Oficina del Alcalde de Seattle. Ese reporte, producido por el Centro de Dinámica de Salarios y Empleo de Berkeley, fue acogido, en mucho y muy extensamente, como prueba de que los escenarios de día del juicio final, predicho por los escépticos ante el plan, estaba fracasando en materializarse.”

“Y, entre tanto, surgió otro estudio el lunes por parte de investigadores de la Universidad de Washington (UW), que aunque tampoco exactamente significó el día del juicio final, no era exactamente placentero. ‘Estudio de la UW encuentra que el salario mínimo de Seattle está costando empleos,” dice el encabezado del Seattle Times, del lunes en la mañana. El estudio encontró que, si bien los salarios para los que ganan menos aumentaron en un 3 por ciento desde que entró en efecto la ley, disminuyeron sus horas laboradas en un 9 por ciento. El trabajador promedio, que estaba obteniendo menos de $19 la hora en Seattle, ha tenido una pérdida total de $125 al mes, desde la vigencia de la ley.”

“Hay un viejo chiste de que la economía es el único campo en donde dos personas pueden ganar el premio Nobel, por decir exactamente lo opuesto. No obstante, por todas las apariencias, estos dos aportes acerca de la histórica ley de salario mínimo de Seattle no son síntoma de las veleidades de una ciencia social, sino una lección objetiva acerca de qué tan rápidamente los datos pueden convertirse en armamentos en los debates políticos, como en la lucha acerca de salarios mínimos en Seattle. En resumen, la Oficina del Alcalde sabía que saldría el reporte poco favorecedor de la UW y buscó que otros investigadores le entraran al tema, ante lo que amenaza con ser un reporte dañino para un logro fundamental de la administración de Ed Murray, como alcalde.”

Y aquí sigue el aporte clave de lo que Person descubrió:

“Bajo revisión, la cronología puede haber sido ésta: La UW comparte con la Alcaldía un borrador de su estudio, mostrando que la ley de salarios mínimos está afectando a los trabajadores que se pretendía ayudar; la oficina del alcalde comparte el estudio con investigadores que se conoce son afectuosos hacia leyes de salarios mínimos, pidiéndoles sus impresiones; estos investigadores brindan un reporte que es positivo en cuando a la ley de salarios mínimos de Seattle, justamente una semana antes de que saliera el reporte negativo.”

En otras palabras, si a usted no le gusta un estudio poco favorable de un equipo de investigadores de una universidad local, que exactamente expone algunos de los efectos negativos sobre la ocupación ante el salario mínimo de $15 en la ciudad de Seattle, usted hace compras a su alrededor -en este caso afuera del estado- de un estudio que favorezca más ese experimento de política pública cuestionable y riesgosa.

Y ¿qué fue lo que no le gustó a la oficina del alcalde de Seattle del estudio de la UW? Averigüémoslo, echándoles una ojeada a algunos de los hallazgos claves del estudio de 63 páginas del National Bureau of Economic Research “Minimum Wage Increases, Wages, and Low-Wage Employment: Evidence from Seattle (https://evans.uw.edu/sites/default/files/NBER%20Working%20Paper.pdf)” , hecho por Ekaterina Jardim, Mark C. Long, Robert Plotnick, Emma van Inwegen, Jacob Vigdor y Hilary Wething (todos los seis son profesores de la Escuela de Política Pública y Gobernabilidad Daniel J. Evans de la Universidad de Washington). Abajo se muestran partes seleccionadas que dicen la historia que la ciudad de Seattle no quiso escuchar:

RESUMEN:

“Este artículo evalúa los efectos sobre los salarios, el empleo y las horas de trabajo de la primera y segunda fase del Decreto de Salario Mínimo de Seattle, por el cual aumentó el salario mínimo de $9.47 a $11 la hora en el 2015 y a $13 la hora en el 2016. Utilizando diversos métodos para analizar el empleo en todos los sectores que pagan por debajo de una tasa real por hora determinada, concluimos en que el segundo incremento a $13 redujo las horas laborada en los empleos de bajos salarios, en tanto que los salarios por hora en tales empleos aumentaron en alrededor de un 3 por ciento. En consecuencia, el monto total de la planilla de tales empleos se redujo, implicando que el decreto de salario mínimo redujo los ingresos de los empleados de bajos salarios, en un promedio de $125 al mes en el 2016.”

CONCLUSIÓN:

“Nuestras estimaciones preferidas sugieren que el Decreto de Salario Mínimo de Seattle ocasionó que las horas trabajadas por trabajadores de bajas calificaciones (esto es, aquellos que ganan menos de $19 la hora) se redujeran en un 9.4% durante los tres trimestres en que el salario mínimo fue de $13 la hora, resultando en una pérdida de 3.5 millones de horas laboradas por cada trimestre del calendario. Estimaciones alternativas muestran que el número de empleos de salarios bajos declinó en un 5.6%, lo cual significa una pérdida de más de 5.000 trabajos. Estas estimaciones son robustas para montos límites diferentes de $19. Un 3.1% de aumento en los salarios en empleos que pagaban menos de $19, junto con una pérdida del 9.4% en las horas laboradas, rinde una elasticidad de la demanda de trabajo de aproximadamente -3.0 y esta estimación de una elasticidad elevada es robusta con respecto a otros montos límites.”

“Estos resultados sugieren un replanteamiento fundamental acerca de la naturaleza del trabajo que paga salarios bajos. Estimaciones previas de la elasticidad en el rango de cero a -0.2, sugieren que hay muy pocos sustitutos adecuados para empleados de salarios bajos, que las empresas que enfrentan incrementos en los costos laborales tienen poca opción, excepto elevar el monto de su planilla. Los datos de Seattle muestran que los gastos de planilla de trabajadores que ganan menos de $19 la hora, o aumentaron mínimamente o bien se redujeron, al incrementar el salario mínimo de $9.47 a $13 en solo nueve meses. Una elasticidad de -3.0 sugiere que la mano de obra de bajos salarios es un factor de producción prescindible con más sustitutos. El trabajo de los trabajadores de bajos salarios puede ser realizado más eficientemente por trabajadores de mayores capacidades y experiencia, que exigen un salario sustancialmente más alto. Este trabajo podría, en algunas circunstancias, ser automatizado. En otras circunstancias, los patronos pueden concluir que el trabajo de los trabajadores menos pagados no requiere que del todo sea hecho.”

“De manera importante, el ingreso perdido que se asocia con las reducciones de horas, excede a la ganancia asociada con el incremento neto del salario de un 3.1%. Usando datos del Cuadro 3 [que debe estar en el artículo original y no se reproduce en éste], computamos que al empleado promedio que obtiene salarios bajos se le pagó un monto de $1.897 al mes. La reducción en horas le costaría al trabajador promedio $179 al mes, mientras que el incremento en el salario recuperaría tan sólo $54 de esta pérdida, dejando una pérdida neta de $125 al mes (6.6%), lo cual es significativo para un trabajador de bajos salarios.”

Aquí hay un asunto que el estudio de la UW no ha considerado aun, debido a que es demasiado temprano: El incremento adicional de $2 la hora en el salario mínimo de la ciudad que acaba de tener efecto a partir del primero de enero de este años, de $13 a $15 la hora para el caso de patronos grandes. Una vez que los patronos locales sienten el efecto pleno del aumento del 58% en los costos de mano de obra de trabajadores que ganan el salario mínimo, al pasar de $9.47 a $15 la hora en menos de dos años, es posible que los efectos negativos sobre el empleo descubierto por el equipo de la UW para el 2016, continuará este año y en el futuro y muy posiblemente podrían aumentar.

Aquí siguen algunos comentarios adicionales acerca de la historia en desarrollo acerca del salario mínimo en Seattle:

1. La página editorial del periódico Seattle Times advierte que “Seattle should open its eyes to minimum-wage research (http://www.seattletimes.com/opinion/editorials/seattle-should-open-its-eyes-to-minimum-wage-research/).” [“Seattle debería abrir sus ojos ante la investigación del salario mínimo”].

“La oficina del alcalde Murray dijo que tenía inquietudes en torno a la ‘metodología’ del estudio de UW. Pero la estrategia es clara y mortificante: Celebrar la investigación que satisface su agenda política y destruir toda investigación que no se acomoda.”

“El experimento de salario mínimo que está recorriendo al país necesita de investigación independiente, buena y completa. Seattle lideró este movimiento, aprobando el salario mínimo más alto para una localidad en el país. ¿En verdad la Municipalidad realmente quiere saber de las consecuencias o quiere ponerse vendas en los ojos y darse golpecitos a sí misma en la espalda?”

2. El colaborador de la revista [I]Forbes, Tim Worstall, escribe hoy que “As I Predicted, Seattle’s Minimum Wage Rise Is Reducing Employment (https://www.forbes.com/sites/timworstall/2016/07/26/seattles-minimum-wage-rise-is-reducing-employment-in-seattle-i-was-right-in-predicting-this/#3230c0a87f4c).” [Tal como lo Predije, el Aumento del Salario Mínimo de Seattle está Reduciendo el Empleo.”

3. Max Ehrenfreund escribe en la edición de hoy del Washington Post que “A ‘very credible’ new study on Seattle’s $15 minimum wage has bad news for liberals. (https://www.washingtonpost.com/news/wonk/wp/2017/06/26/new-study-casts-doubt-on-whether-a-15-minimum-wage-really-helps-workers/?utm_term=.45b9b01f3c1c)” [Un nuevo estudio ‘muy creíble’ acerca del salario mínimo de $15 en Seattle tiene malas noticias para los estatistas.”

4. Ben Casselman y Kathryn Casteel expresan sus preocupaciones en FiveThirtyEight de que “Seattle’s Minimum Wage Hike May Have Gone Too Far (https://fivethirtyeight.com/features/seattles-minimum-wage-hike-may-have-gone-too-far/).” [“El Aumento en el Salario Mínimo Puede Haber Llegado Muy Lejos.”] He aquí una parte de él:

“En enero del 2016, el salario mínimo de Seattle aumentó de $11 la hora a $13 para los patrones grandes, el segundo gran incremento en menos de un año. Una nueva investigación revelada el lunes, hecha por un equipo de economistas de la Universidad de Washington, sugiere que el aumento salarial puede tener un costo importante: El incremento condujo a fuertes caídas en el empleo de trabajadores de salarios bajos y a una caída en las horas de trabajo para aquellos que conservaron los empleos. Crucialmente, el impacto negativo de pérdidas de trabajos y de horas laboradas más que compensó los beneficios de los salarios más altos –en promedio, los trabajadores de bajos salarios ganaron $125 menos al mes debido al mayor salario, una declinación pequeña, pero significativa.”

“El objetivo de esta política era proveer de ingresos mayores a la gente que en la ciudad estaba luchando por llevar el pan a sus hogares,” dijo Jacob Vigdor, un economista de la Universidad de Washington, quien fue uno de los autores del estudio. “Usted tiene que estar atento, porque en algún momento usted corre el riesgo de dañar a la gente que usted se propuso ayudar.”

“Este es un momento del ‘canario en la mina de carbón’ [Nota del traductor: el ave, que era llevada al interior de la mina en una jaula, notaba antes que los mineros cuando se acababa el oxígeno], dijo David Autor, un economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quien no participó de la investigación acerca de Seattle. Autor observó que las ciudades de alto costo, tales como Seattle, son los lugares que deberían estar en mejor posición para absorber el impacto de un salario mínimo elevado. Así que, si la política estaba lastimando a los trabajadores de allá -y Autor enfatizó que el reporte de Washington es tan sólo un estudio- eso podría señalar problemas al ir tomando efecto el reciente aumento de salarios en partes de menores costos en el país.”

“Nadie que esté en sus cabales diría que aumentar el salario mínimo a $25 la hora no tendrá efecto sobre el empleo,” dijo Autor. “El tema es cuál es el punto en donde se hace relevante. Y, aparentemente, en Seattle es alrededor de $13.”

EN BALANCE:

Si una creciente Seattle, con un costo de vida alto, tuvo momentos difíciles para absorber un salario mínimo de $13 la hora el año pasado, sin experimentar efectos negativos sobre el empleo (menos horas laboradas, trabajos e ingresos para los trabajadores de menores salarios), tendrá un momento aún más difícil lidiando con un incremento adicional de $2 la hora, tal como el que tomó lugar el primero de enero, sin tener que experimentar consecuencias negativas incluso mayores. Y, si el arriesgado experimento de Seattle con un salario mínimo de $15 la hora representa “un canario en la mina de carbón” para las ciudades alrededor del país que quieran aumentar su salario mínimo a $15 la hora, esas ciudades podrían, antes de proceder, desear esperar unos pocos años, para obtener una medición final de los “canarios muertos” en Seattle.

Reimpreso de AEI.

Mark J. Perry es un académico del American Enterprise Institute y es profesor de economía y finanzas de la Universidad de Michigan, en el campus de Flint.