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Jorge Corrales Quesada
04/09/2017, 17:54
Les traduzco este artículo sencillito acerca de los problemas con las restricciones al comercio, por estar escrito de manera muy sencilla y directa hacia los problemas del proteccionismo.

POR QUÉ CON RESTRICCIONES COMERCIALES SIEMPRE SALE EL TIRO POR LA CULATA
Lawrence W. Read
Foundation for Economic Education
Domingo 22 de enero de 2017
Cuando los Estados Unidos impusieron un arancel al papel para revistas procedente de Canadá en el 2015, los trabajadores de una fábrica de papel en Maine, que estaba en problema financieros, clamaron alegremente. Menos de dos años después, sus empleos habían desaparecido y la fábrica cerrada.

No se suponía que sucedería de esa forma. Los aranceles, nos dicen los proteccionistas, ayudan a la economía doméstica o, al menos, a ciertas industrias. La verdad es que, con las restricciones a las importaciones, casi siempre sale el tiro por la culata. Al suprimir la competencia, hacen que las industrias domésticas sean menos eficientes; elevan los precios tanto de importaciones como de productos domésticos que compiten con ellas; no impulsa a resolver nuestros propios problemas o productos sino que, en vez de ello, nos hacen descuidados y dañan a los consumidores, quienes encaran precios más altos y, a menudo, menos de dónde escoger.

Con tanta gente en esos día pidiendo aranceles o cuotas u otras restricciones proteccionistas al comercio, tal vez va siendo hora de que volvamos a aprender algunas lecciones básicas.

LA IMPORTANCIA DEL COMERCIO

¿Para qué del todo comerciar? Si realmente quisiéramos, podríamos comportarnos como un Robinson Crusoe nacional ─mantener fuera a los bienes del extranjero y hacer todo nosotros mismos. Pero, la gente comercia porque quiere adquirir cosas que son más baratas o mejores e incluso inexistentes en casa. El principio fundamental del comercio es que ambas partes en la transacción se benefician, pues, de no ser así, en primer lugar no habrían realizado el intercambio.

La lección más dolorosa de la historia comercial de los Estados Unidos se dio en 1930. A fin de combatir el desempleo a inicios de la Gran Depresión, el Congreso y el presidente impusieron los aranceles más altos en un siglo. La idea era que, si encarecíamos esas importaciones del exterior, entonces, los estadounidenses comprarían más bienes hechos en el país y, por tanto, de nuevo darían empleo a la gente. Pero, los extranjeros tomaron represalias, imponiendo aranceles a los Estados Unidos. El resultado fue una guerra comercial plena.

El comercio es como una calle de dos vías. Cerrar la puerta a las importaciones, cierra la puerta a las exportaciones. Si los extranjeros no pueden vender aquí, no pueden obtener los dólares que necesitan para comprar aquí. Cuando la tarifa de 1930 ocasionó que los estadounidenses adquirieran menos importaciones, los vendedores extranjeros dejaron de comprar bienes estadounidenses. Como resultado, la agricultura estadounidense, dependiente, tanto en aquella época como ahora, de la exportación de la producción agrícola, sufrió un desplome en los precios y pérdidas enormes en los años de la década de los treintas.

El año pasado [2016] los estadounidenses importaron alrededor de $2.3 billones en mercancías físicas. Más de la mitad de ese total era de bienes no terminados. Al contrario, eran materias primas, bienes de capital, suministros industriales y partes componentes de cosas tales como automóviles. Haga que esas cosas se encarezcan debido a los aranceles y simultáneamente usted daña a las industrias estadounidenses, que son quienes las adquieren. Un arancel a los bienes extranjeros deberá ser visto como un impuesto al consumo de los consumidores y empresas estadounidenses.

Y, ¿QUÉ HAY ACERCA DEL COMERCIO JUSTO?

¡Usted dice que los gobiernos extranjeros no juegan limpio! Sí, otros, de vez en cuando, imponen tarifas sobre nosotros. Pero, tomar represalias del mismo modo es como tirar piedras contra el tejado propio. Simplemente hace que las cosas sean más caras para nosotros mismos.

Sí, China ha manipulado su moneda para ayudar a sus exportaciones, pero, ¿piensa alguien que el banco central de los Estados Unidos no manipula el dólar, al igual que las tasas de interés? Y cuando China reduce el valor de su moneda para ayudar a sus exportaciones, el reverso de la moneda es que podemos obtener un montón de cosas de China a precios reducidos, que podemos usar tanto para ahorrar dinero y para hacer que nuestras propias industrias sean más competitivas. A los fabricantes de carros en los Estados Unidos puede ser que no les gusten los carros que vienen del Japón, pero con certeza que sí les gusta que partes más baratas vengan de China o de donde sea.

Un comercio más libre da lugar a temas de corto plazo y se necesita de ajustes en la producción y en el empleo por las mismas razones con que la industria del automóvil desafió a la de carretones. Sin embargo, al imponerse costos y barreras al comercio, eso crea problemas propios. El comercio es, y siempre ha sido, una vía vitalmente importante para fortalecer a una economía y para dar a los consumidores posibilidades para elegir.

Reimpreso de North State Journal.

Lawrence W. Reed es presidente de la Foundation for Economic Education y autor del libro Real Heroes: Inspiring True Stories of Character and Conviction.