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Jorge Corrales Quesada
04/09/2017, 13:58
Una opinión que mucho comparto en torno a lo que sucedió este fin de semana en el estado de Virginia, Estados Unidos, y una advertencia clara del peligro de un resurgimiento del fascismo.


LA VIOLENCIA EN CHARLOTTESVILLE Por Jeffrey A. Tucker
Fundación para la Educación Económica
Sábado 12 de agosto del 2017

Una opinión que mucho comparto en torno a lo que sucedió este fin de semana en el estado de Virginia, Estados Unidos, y una advertencia clara del peligro de un resurgimiento del fascismo.

Es difícil de ver, difícil de escuchar. Pero no se van a ir. Para cierta gente con cabezas llenas de ideología violenta, lo sucedido hasta el momento no es suficiente. Creen que con sus marchas, banderas, uniformes, eslóganes, cánticos, gritos y armas, harán que la historia eructe y dramáticamente dé una vuelta para favorecerlos por encima de la gente que odian. En efecto, lo que sucede al momento, con una pérdida real de propiedad y vidas, ha ido más allá de la política usual y presagia algo verdaderamente terrible del pasado, algo que la mayoría de nosotros previamente había creído que no se volvería repetir.

¿Qué causa tal cosa en el mundo? No es acerca de gente mala, como tal. Muchos de los hombres y mujeres jóvenes involucrados en este movimiento, se crearon en buenos hogares y, en condiciones normales, nunca le harían daño a nadie. De lo que se trata es acerca de malas ideas. Se deslizan dentro del cerebro y ocasionan que la gente imagine cosas que no existen. Puede ser como una enfermedad de la cual una persona ni siquiera tiene conocimiento que la sufre. Ocasiona que la gente hierva de odio sin razón aparente, que añore el exterminio de personas quienes nunca han hecho algo malo, que imagine resultados insanos de luchas sociales que tienen cero posibilidad de tener éxito.

A la vasta mayoría de la gente en los Estados Unidos del todo no le interesan las batallas en las calles entre la derecha alternativa (mejor descrita hoy en términos más penosos) [Nota del traductor: alt-right, en inglés] y los contra-manifestantes. La mayoría de la gente tiene problemas normales como pagar cuentas, lidiar con los hijos, obtener cuidado médico, conservar la vida juntos bajo las tensiones usuales y principalmente quieren que esa gente extraña desaparezca. Por supuesto, asimismo la gente está conmocionada por escenas de jóvenes en las calles de ese pueblo pintoresco, con una universidad que fundó Thomas Jefferson, que gritan “los judíos no nos reemplazarán.”
EL GRUPOLa inverosimilitud de sus ideas se encuentra disfrazada por la sicología de grupo. Se juntan con gente que piensa estas mismas cosas y incuban entre sí resentimientos compartidos y sueños de nuevos poderes que pueden adquirir, si actúan audazmente, valientemente y con determinación. Evocan chivos expiatorios (negros, judíos, mujeres, antifas, homosexuales y un gobierno que se supone les da privilegios a ellos, a sus expensas) y empiezan a creer que el único camino hacia adelante es destruirlos en algún levantamiento grandioso, después de lo cual se apoderan del poder y gobiernan eternamente.

Sí, me doy cuenta de que esto suena como una locura. Pero una cosa que usted aprende de la historia, es que ninguna idea es lo suficientemente descabellada como para que se descarte de infectar a un grupo que ambiciona gobernar. Cualesquiera medios para el fin servirán, con el final profundamente incorporado en la imaginación febril del miembro del grupo, quien encuentra una misión, un significado e importancia en alguna lucha.

EL MITO DE LA ESTATUA

Mucha de la cobertura de los medios acerca de la violencia en Charlottesville, Virginia, reporta que todo esto empezó por una disputa acerca de la suerte de una estatua del general de la Guerra Civil Confederada, Robert Lee, la que se asienta en el centro de la ciudad. El consejo municipal de la ciudad votó por quitarla; los protestantes querían que permaneciera como símbolo del orgullo y gobierno blanco (lo cual es absurdo, pues el General Lee habría rechazado totalmente la ideología que representa esa gente). En efecto, la disputa acerca de la estatua constituye una distracción completa del motivo real de lo sucedido.

Eso lo que en verdad es: una expresión explosiva de una idea que se ha venido fabricando en un ambiente malévolo, que ha estado ganando fuerza por mucho tiempo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de la gente se imaginó que la ideología nazi había desaparecido de la tierra y que la única visión realmente totalitaria que permanecía amenazando a la libertad era el comunismo. Eso puede haber sido cierto durante unas pocas décadas, pero los asuntos empezaron a cambiar en la década de 1990, cuando comenzaron a surgir nuevas cepas violentas de estatismo.

LA HISTORIA PROFUNDA

Durante los últimos dos años, he escrito acerca de la historia profunda de esta cepa violenta, que puede describirse de diferentes formas, nazismo, fascismo, derecha alternativa, supremacía blanca, nacionalismo blanco, neo-reacción o, mi apelativo preferido y más técnico (lo pedí prestado de Ludwig von Mises), Hegelianismo de derecha.

Diversas personas se han peguntado por qué he gastado tanto tiempo y energía escarbando en los trabajos de gente como Johann Fichte, Houston Stewart Chamberlain, Thomas Carlyle, John Ruskin, Charles Davenport, Oswald Spengler, Carl Schmitt, Julius Evola, Giovanni Gentile, etcétera. (Muchos de mis artículos están aquí (here (https://fee.org/articles/topics/alt%20right))). Todas estas ideas existieron mucho antes que Hitler y los nazis -y ocasionaron un daño enorme al mundo antes del Holocausto- y persisten después de eso.

Probablemente es cierto que tal vez nadie de quienes protestaban en Charlottesville ha leído a estos pensadores, mucho menos la respuesta liberal tradicional a esta cepa derechista de anti-liberalismo. ¿Cómo es que posiblemente pueden ser responsables?

Las ideas son extrañamente mágicas, como un ADN espiritual que viaja en el tiempo, moviéndose de cerebro en cerebro, como una mutación genética e igualmente tan impredecible. Keynes estaba en lo correcto al observar que la mayoría de los políticos son esclavos de algún filósofo difunto; de la misma manera, estos matones violentos son esclavos de algún filósofo difunto, quien aborrecía el surgimiento de la libertad generalizada en la tierra durante el siglo XIX y que estaba determinado a revertirlo.

PROPAGANDISTAS DEL MAL

Al mismo tiempo, ha de existir alguna forma de transmitir las ideas. Los líderes de este movimiento cumplen bien el propósito, pero hay una raíz más profunda. He estado muy reacio a mencionar al que puede ser el escrito más influyente en cuanto al surgimiento de la ultraderecha estatista en las últimas décadas, pero, observando adónde es que estamos con todo esto, es la hora. El libro es The Turner Diaries, escrito por “Andrew McDonald” quien en realidad era William L. Pierce, un físico brillante cuya mente fue tomada por la ideología nazi, precisamente porque él se había encontrado con la literatura arriba citada.

Yo no recomiendo leer este libro. No puedes leerlo. Es su hoja de ruta. Recuerdo la primera vez que lo leí. Estaba sacudido en mi mismo ser, y era el inicio de un nuevo entendimiento de la tarea que nos esperaba, combatir ese horror con cada pedacito de energía intelectual.

Es una historia acerca de una pequeña junta de blancos, empeñados en revertir la historia con una serie de matanzas, empezando por los judíos, luego los negros, luego los comunistas y luego, inevitablemente, con los apologistas de la clase comercial y los libertarios (ellos también nos odian profundamente [y yo, el traductor, agrego también a los liberales clásicos]). Lo que se aprende bien temprano es que este movimiento es absolutamente socialista, sólo que de manera distinta a la de los socialistas más famosos del ala izquierda. No son camisas rojas, sino camisas cafés, de forma que tienen una agenda diferente. No es acerca de la lucha de clases. Es acerca de la lucha racial, de la lucha religiosa, de la lucha por la identidad de género, de la lucha nacional.

Y ¿qué pasa? Atraen las masas hacia su lado con una cantidad creciente de derramamiento de sangre, ganan el control del gobierno, imponen un estado socialista centralmente planificado, se apoderan del arsenal nuclear y masacran a todos los no-blancos del mundo. Lo siento por el que sea un aguafiestas.

EL CÓDIGO GENÉTICO¿Por qué alguien se agruparía tras un libro tan abominable? De nuevo, la mente humana es capaz de imaginar cosas terribles, y aquello que nos imaginamos que es cierto, influye en las acciones. Las ideas, tal como es el decir, tienen consecuencias. Por tanto, cualquiera que haya seguido la transmisión de estas ideas durante las últimas décadas, podía ver hacia dónde es que va eso.

¿Qué sucede ahora? La tragedia se intensifica, con un movimiento izquierdista creciente para contrarrestar la amenaza que emerge del lado opuesto, y un gobierno dispuesto a explotar el conflicto entre los dos, para agredir más a los derechos humanos y a las libertades. Es la tormenta perfecta.

NUESTRA TAREA

La pregunta es: ¿qué hacer ahora? La respuesta yace en la fuente del problema. El enorme desastre empezó con malas ideas. El único medio disponible -y es el más poderoso- es luchar contra las malas ideas con ideas buenas. Ante todo y como nunca antes, todos necesitamos participar en la batalla intelectual. ¿Cuáles son esas buenas ideas?

El progreso de los últimos 500 años nos muestra precisamente lo que son las ideas buenas: la armonía social, los derechos humanos, la aspiración a una dignidad universal, la convicción de que podemos trabajar mediante la ventaja mutua, la economía de mercado, como medio para la paz y la prosperidad y, ante todo, la belleza y magnificencia de las ideas de la libertad en sí.

Nosotros -quienes amamos la paz, la prosperidad y el progreso humano para todos- no debemos desanimarnos sino más bien consagrarnos, cada uno de nosotros, a la misión de reemplazar las malas ideas por las buenas. Nuestros predecesores en esta misión encararon posibilidades peores y prevalecieron y eran mucho menos que nosotros. También podemos hacerlo, provisto que pensemos, hablemos y actuemos con coraje y convicción a favor de todo lo que es bello y verdadero. Es así como el ciclo de izquierda/derecha será reemplazado por los anhelos más elevados del corazón humano.

Jeffrey Tucker es Director de Contenidos de la Fundación para la Educación en Economía [Foundation for Economic Education]. Es también oficial principal de la Libertad y fundador de Liberty.me, miembro honorario distinguido de Mises Brazil, compañero de investigación del Instituto Acton, consejero de política del Instituto Hearthland, fundador de la Conferencia CryptoCurrency, miembro de la junta editorial del Molinari Review, asesor del grupo constructor Factom de la aplicación blockchain y autor de cinco libros. Ha escrito 150 presentaciones de libros y muchos miles de artículos que aparecen en la prensa académica y la popular.