PDA

Ver la Versión Completa : DONALD J. BOUDREAUX-LOS PROGRES DEBERÍAN ECHAR UNA MIRADA A SU PROPIA HISTORIA PROBLEMÁTICA



Jorge Corrales Quesada
03/09/2017, 18:27
Vale la pena recordar lo que algunos miembros del llamado movimiento progresista de los Estados Unidos plantearon hace más o menos un siglo en torno a propuestas eugenésicas. De vez en cuando ideas similares surgen, como cuando se propuso -no hace mucho y en foros preocupados por el medio ambiente- eliminar el crecimiento de la población, en última instancia por órdenes de alguien en el estado, que me imagino seleccionaría a quienes deben eliminarse, con base en consideraciones genéticas que daban lugar a habilidades inferiores en ellos, en comparación con el resto de personas.

LOS PROGRES DEBERÍAN ECHAR UNA MIRADA A SU PROPIA HISTORIA PROBLEMÁTICA
Por Donald J. Boudreaux
Foundation for Economic Education
Martes 11 de julio del 2017

[Nota del traductor: “Progres”, en nuestra confianza, se refiere a los llamados progresistas en los Estados Unidos: movimiento político de inicios del siglo XX en ese país que abogaba por diversas reformas sociales].

Estoy seguro de que la ironía ha impactado a otros cuyas agudezas son más filosas y más rápidas que las mías.

Esta mañana mis ojos reposaron en una copia del excelente volumen del 2016 de Tomas Leonard, Illiberal Reformers (https://www.amazon.com/Illiberal-Reformers-Eugenics-Economics-Progressive/dp/0691175861/ref=asap_bc?ie=UTF8). [Reformadores no liberales]. Se había quedado inocentemente en uno de mis estantes de libros.

En ese libro, el economista de Princeton, Leonard, documenta el evidente racismo de los fundadores del movimiento progre de los Estados Unidos. Leonard documenta la creencia patente de los primeros “progres”, de que diferencias causadas genéticamente en las habilidades justificaban medidas represivas del gobierno para proteger, a quienes estaban mejor capacitados, de los menos capacitados -y en especial de la competencia económica que poseían estos menos capacitados. (Por ejemplo, leyes de salarios mínimos fueron inicialmente diseñadas -y promovidas por académicos “progres”- como un mecanismo fino para proteger a los trabajadores blancos, de tener que sufrir la competencia de trabajadores negros o de otros no blancos.

La sociedad humana debía progresar, al ser resultado de la ingeniería del estado para mejorar la reserva genética.

Y ahora, un siglo después, los “progres” están dándose palmaditas en las espaldas, los unos a los otros, por no tener nada que ver con el fallecido economista premio Nobel James Buchanan (1919-2013). La causa de esta auto-celebración, por supuesto, es la reciente publicación de Democracy in Chains de Nancy MacLean, en el cual Buchanan es retratado como un racista en el closet, cuya exploración durante toda su vida acerca de la naturaleza de las reglas constitucionales (y de la gobernabilidad democrática bajo dicha reglas) fue utilizada por plutócratas avariciosos, como una cobertura ideológica para sus políticas rapaces.

No obstante el problema con la historia de MacLean es que -en palabras de Phil Magness- “parece ser completamente inventada.”
Ya sea que MacLean crea o no en su narrativa, todo mundo, con algún conocimiento genuino de los trabajos de Buchanan, entiende que la narrativa de ella es pura tontería. No está, como dicen, “apoyada por los hechos.”

En otras palabras, los libros de MacLean parecen tener tanto contenido de verdad como cualquier tweet, seleccionado al azar, del actual presidente de los Estados Unidos, puesto a las 2 de la mañana. Hay cero evidencia, expuesta u oculta, de que Buchanan era un racista. Era cualquier cosa, menos eso.

De manera que, si una ideología ha de ser condenada por sus usos y orígenes racistas, no es el liberalismo clásico o el libertarianismo, de Jim Buchanan –pues, como lo señalan el colega por largo tiempo de Jim (y mío) David Levy (y Sandy Peart), esa ideología tienen una historia honorable de oponerse al racismo, cuando oponerse al racismo era la moda.

La ideología que deberíamos condenar -si es que seguimos el consejo implícito de todos los “Progres” que están alabando el libro de MacLean- es la de los “progresistas”. Esa ideología, tal como la documenta Thomas Leonard con evidencia (en vez de la indirecta), está verdaderamente basada en el racismo.

Reimpreso de Cafe Hayek (http://cafehayek.com/2017/06/oh-the-irony.html).

Donald Boudreaux es compañero sénior del Programa F. A. Hayek de Estudios Avanzados en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center de la Universidad George Mason; es miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center, profesor de Economía y ex director del departamento de economía de la Universidad George Mason y ex presidente de la Foundation for Economic Education.