PDA

Ver la Versión Completa : DONALD J. BOUDREAUX-LA VENTAJA COMPARATIVA



Jorge Corrales Quesada
03/09/2017, 17:13
Tal como he señalado en mi serie de publicaciones acerca del comercio internacional, debido a la inquietud observada en torno a pretensiones proteccionistas, que dejan de lado las ventajas esenciales derivadas del comercio internacional, para sustituirlo por una intervención estatal mayor, que concluya en la protección de empresas domésticas ante la competencia externa, elevando así, entre otras cosas, el costo para los consumidores nacionales y asignando ineficientemente los recursos escasos, con gusto les presento mi traducción de esta sencilla explicación que el profesor Donald Boudreaux hace del concepto esencial de la ventaja comparativa que explica por qué los individuos y las naciones escogen el comercio libre, en vez del proteccionismo y la autarquía.


LA VENTAJA COMPARATIVA

Por Donald J. Boudreaux
The Concise Encyclopedia of Economics
2008

Cuando el matemático Stanislaw Ulam le preguntó si podía mencionar alguna idea en economía que fuera ambos, universalmente verdadera y no obvia, el ejemplo que le dio el economista Paul Samuelson fue el principio de la ventaja comparativa. Ese principio lo derivó David Ricardo, en su libro de 1817, Principles of Political Economy and Taxation [Principios de Economía Política y Tributación]. El resultado de Ricardo, el cual se mantiene aún hoy en día, es que lo importante no es la producción absoluta, sino la habilidad de producir un bien, en comparación con otro.

Calculado en términos de producción física -por ejemplo, los bananos que se producen al día- la eficiencia de un productor al cultivar bananos, depende de las cantidades de otros bienes y servicios que sacrifica al producirlos (en vez de otros bienes y servicios), en comparación con las cantidades de otros bienes y servicios sacrificados por otros, quienes también producen o pueden producir bananos. Les presento un ejemplo sencillo.

Ana y Roberto son las dos únicas personas que viven en una isla. Usan tan sólo dos bienes: bananos y pescados. (El supuesto de dos personas y dos bienes se usa tan sólo para hacer que el ejemplo sea el más claro posible; no es esencial para el resultado. Lo mismo se mantiene en el caso de todos los supuestos subsecuentes que hago, utilizando este ejemplo).

Si Ana gastara todo su trabajo, a tiempo completo, en cosechar bananos, ella obtendría cien al mes, pero no captura ningún pescado. Si, en vez de ello, pasa todo su tiempo laboral pescando, lograría capturar doscientos pescados al mes, pero no cosecharía banano alguno. Si dividiera su tiempo en dos mitades exactas para hacer esas dos tareas, cada mes obtendría cincuenta bananos y capturaría cien pescados. Si Roberto empleara todo su tiempo trabajando para obtener bananos, lograría cincuenta bananos. Si dedicara todo su tiempo a la pesca, capturaría cincuenta peces. El cuadro 1 muestra las cantidades máximas de bananos y pescados que cada uno puede producir.





Cuadro 1 Posibilidades de Producción









Roberto

Ana








Bananos

50

100



Pescados

50

200










Si Ana y Roberto no comercian entre sí, entonces, las cantidades que cada uno de ellos podría consumir están estrictamente limitadas a las cantidades que cada uno de ellos puede producir. El intercambio permite la especialización basada en la ventaja comparativa y, de esta manera, libera esa restricción, permitiendo a cada persona consumir más que lo que cada una puede producir.

Suponga que Ana y Roberto dividen de igual manera su tiempo laboral entre pescar y obtener bananos. El cuadro 2 presenta las cantidades que, cada mes, cada uno, Ana y Roberto, produce y consume.





Cuadro 2 Cantidades Producidas y Consumidas antes de la Especialización
e Intercambio









Roberto

Ana








Bananos

25

50



Pescados

25

100










Ana se reúne con Roberto y, después de observar los hábitos de Roberto, le ofrece el siguiente acuerdo: “Yo te entregaré treinta y siete de mis pescados,” dice Ana, “a cambio de veinticinco de tus bananos.” Roberto acepta.

Tan sólo por razones de simplificación al exponer, asuma que, tanto Ana como Roberto, quieren consumir el mismo número de bananos que consumían antes del intercambio tanto como después de él. El cuadro 3 muestra la cantidad de bananos y pescados que Ana y Roberto producen antes de comerciar entre sí.




Cuadro 3 Cantidades Producidas con Especialización y Comercio









Roberto

Ana








Bananos

50

25



Pescados

0

150











El día del intercambio, fieles a sus palabras, Ana le da a Roberto los treinta y siete pescados y Roberto le entrega a Ana los veinticinco bananos. El cuadro 4 muestra la cantidad bananos y pescados que cada uno, Ana y Roberto, consumen cuando comercian. Note que Ana y Roberto están mejor que lo que estaban previo al intercambio. Cada cual tiene el mismo número de bananos para consumir, como lo tenían antes, pero ahora Ana tiene trece pescados adicionales y Roberto tiene doce pescados más, para el consumo de cada uno de ellos. Esta sociedad pequeña –llamémosla Robertana- es ahora más rica [113 + 37 = 150], en un total de veinticinco pescados adicionales, en comparación con lo que producían los dos antes del intercambio [100 + 25 = 125].





Cuadro 4 Cantidades Consumidas con Especialización y Comercio









Roberto

Ana








Bananos

25

50



Pescados

37

113











Este incremento en la producción total no es resultado de cualquiera de los factores que Adam Smith identificó. Es exclusivamente resultado de la especialización de Ana en la pesca y de Roberto en la cosecha de bananos. Este resultado feliz surge porque en esta sociedad (de tan sólo dos personas), cada persona se concentra más plenamente, en producir aquellos bienes que cada uno produce comparativamente con mayor eficiencia –esto es, eficientemente, en comparación con otros.

Antes de que existiera el intercambio, por cada pescado que ella capturaba, Ana sacrificaba medio banano; esto es, por cada pescado que capturaba, ella producía la mitad menos de bananos que lo que de otra manera podría producir. Por cada banano que ella colectaba, sacrificaba dos pescados. En sí mismos, estos número no tienen sentido. Pero, cuando se les compara con los números análogos de Roberto, los resultados le indican en donde es que radica la ventaja comparativa de cada uno de ellos.

Antes de que existiera el intercambio, por cada pescado que Roberto capturaba, él sacrificaba un banano. De manera que el costo de Ana para producir pescado es menor que el de Roberto –medio banano por pescado para Ana, comparado con un banano por pescado para Roberto. Ana debe especializarse en la pesca.

Pero, si Anna captura pescados a un costo menor que el que tiene Roberto, entonces, Roberto produce bananos a un costo menor que el que tiene Ana. Mientras que el costo para Ana de producir un banano es de dos pescados, el costo para Roberto es de tan sólo un pescado. Roberto debe especializarse en cosechar bananos.

Visto desde una perspectiva individual, Ana sabe que cada pescado que ella captura le cuesta medio banano; de tal forma que ella está deseosa de vender su pescado a cualquier precio que sea más alto que ese medio banano. (En nuestro ejemplo, ella vendió treinta y siete pescados a Roberto a un precio aproximado de dos terceras partes de un banano por cada pescado). Roberto sabe que cada banano le cuesta un pescado para producirlo, de manera que venderá cada banano a cualquier precio que sea mayor que un pescado por cada banano. (En nuestro ejemplo, él vendió veinticinco bananos a un precio aproximado de un pescado y medio por cada banano).

No hay nada especial en este precio en particular. Cualquier precio del pescado que esté entre medio banano y uno completo, generará ganancias derivadas del comercio a ambos, Ana y Roberto. Lo que es importante es la existencia de, al menos, algún precio que sea mutuamente ventajoso para ambas personas. Y tal precio (o rango de precios) existirá si existe la ventaja comparativa –lo cual es lo mismo que decir que lo habrá si cada persona tiene un costo diferente de producir cada uno de los bienes.

Cuando el pescador que tiene el menor costo (Ana) produce más pescados que los que planea consumir para sí misma -esto es, que captura pescados que intenta comerciar- Bob con ello logra tener acceso a la gran eficiencia que ella tiene para pescar. Él por sí mismo no puede producir pescado a un costo menor que un banano por cada pescado, pero, al intercambiar con Ana, puede adquirir un pescado tan sólo al costo de dos terceras partes de un banano. De la misma forma, al intercambiar con Roberto, Ana tiene acceso a la eficiencia mayor de Roberto en la obtención de bananos.

El ejemplo anterior, aunque simple, revela la característica esencial de la ventaja comparativa. Poner un ejemplo más realista, agregando millones de personas y millones de bienes y servicios, tan sólo incrementa la aplicabilidad y el poder del principio de la ventaja comparativa porque números más elevados de personas y productos significa una extensión mayor de las ventajas mutuas, debido a la especialización y al intercambio.

Asimismo, mientras que el principio de la ventaja comparativa típicamente es introducido para explicar el comercio internacional, este principio es la razón fundamental para toda especialización e intercambio. Nada acerca de la presencia o ausencia de una frontera geopolítica que separa a las dos partes, es esencial. Pero, el estudio de este principio establece con claridad, que los extranjeros están deseosos de exportar, tan sólo porque ellos desean importar. Es el deseo de que haya un intercambio beneficioso de bienes y servicios, lo que motiva toda especialización e intercambio.



ACERCA DEL AUTOR
Donald J. Boudreaux es director del departamento de economía de la Universidad George Mason en Fairfax, Virginia. Previamente fue presidente de la Foundation for Economic Education [Fundación para le Enseñanza de la Economía]. El bloguea junto con Russell Roberts en http://www.cafehayek.com (http://www.cafehayek.com/).


LECTURAS ADICIONALES
Boudreaux, Donald J. “Does Increased International Mobility of Factors of Production Weaken the Case for Free Trade?” Cato Journal 23 (Invierno, 2004): 373–379. También disponible en línea en: http://www.cato.org/pubs/journal/cj23n3/cj23n3-6.pdf (http://www.cato.org/pubs/journal/cj23n3/cj23n3-6.pdf).
Buchanan, James M., & Yong J. Yoon. “Globalization as Framed by the Two Logics of Trade.” Independent Review 6 (Invierno, 2002): 399–405. También disponible en: http://www.independent.org/pdf/tir/tir_06_3_buchanan.pdf (http://www.independent.org/pdf/tir/tir_06_3_buchanan.pdf).
Irwin, Douglas. Against the Tide. Princeton: Princeton University Press, 1996.
Jones, Ronald W. “Comparative Advantage and the Theory of Tariffs.” Review of Economic Studies 28 (Junio, 1961): 161– 175.
Krugman, Paul. “Ricardo’s Difficult Idea.” Disponible en línea en: http://web.mit.edu/krugman/www/ricardo.htm (http://web.mit.edu/krugman/www/ricardo.htm).
Machlup, Fritz. A History of Thought on Economic Integration. New York: Columbia University Press, 1977.
Roberts, Russell D. The Choice. 3d ed. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall, 2006.
Ruby, Douglas. “Comparative Advantage as a Basis for Specialization and Trade.” Disponible en línea en: http://www.digitaleconomist.com/ca_4010.html (http://www.digitaleconomist.com/ca_4010.html).
Suranovic, Steven. “The Theory of Comparative Advantage—Overview.” Disponible en línea en: http://internationalecon.com/v1.0/ch40/40c000.html (http://internationalecon.com/v1.0/ch40/40c000.html).