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Jorge Corrales Quesada
02/09/2017, 20:00
Dado el debate que se ha dado en Facebook en torno a la inmigración, además de la opinión al respecto que puse hace poco de Anthony Jasay, en esta ocasión lo hago con este interesante artículo del economista Benjamin Powell, posición también liberal que no dudo ayudará a ampliar nuestro conocimiento alrededor de este tema.

EL CASO ECONÓMICO EN FAVOR DE LA INMIGRACIÓN
Por Benjamin Powell
Library of Economics and Liberty
7 de junio del 2010

La aprobación reciente del estado de Arizona de una nueva ley acerca de la inmigración, ha reiniciado el debate nacional acerca de ésta. La ley le da el poder a la policía estatal y local, una vez que ellos hayan detenido a gente por otras violaciones sospechosas de la ley, para arrestar a aquellos de quienes se sospecha son inmigrantes ilegales, si no traen consigo los papeles requeridos. También, la ley incrementa la regulación a los empleadores para aplicar la ley sobre inmigración. Es posible que la ley sea cuestionada en las cortes y ha motivado a políticos nacionales a considerar una reforma inmigratoria.

Desafortunadamente, gran parte del debate popular acerca de la inmigración se sustenta en falacias y concepciones erradas. Los inmigrantes no son una carga sobre la economía. Ellos no se apropian de los trabajos de la población nacida en el país y ellos no deprimen las tasas generales de salarios. Los temores acerca del crimen de los inmigrantes están sobredimensionados. Finalmente, las objeciones a la inmigración debido al estado de bienestar y a la propiedad pública, no se ubican apropiadamente en el lugar en donde deberían de estar.

FALACIA 1: LOS INMIGRANTES SON UNA CARGA SOBRE LA ECONOMÍA

Los inmigrantes aumentan el tamaño general de la economía de los Estados Unidos, para la población existente nacida en el país. El libre comercio de mano de obra, al igual que el comercio de bienes y servicios, libera a los estadounidenses existentes para que hagan aquello en lo que radica su ventaja comparativa. De hecho, el caso económico básico en favor del libre comercio de mano de obra, no difiere de aquel del comercio en bienes y servicios. Los economistas están casi universalmente de acuerdo con que el libre comercio promueve la riqueza nacional. Esto impulsó a esta observación fascinante del profesor Richard Freeman:

“Restrinja el comercio y los gritos en favor del proteccionismo empiezan a resonar. Sugiera ligar los estándares laborales al comercio y es proteccionismo disfrazado. Limite los flujos de capital y el Fondo Monetario Internacional cae sobre sus espaldas. Pero, ¿restrinja los flujos de personas? ¡Ese es un ejercicio aceptado de soberanía nacional! Durante las últimas décadas, cuando la mayoría de los países redujeron las barreras al comercio de bienes y servicios y liberalizaron los mercados de capitales financieros, la mayoría también buscó limitar la inmigración.”[1]

¿Qué tan grande es el beneficio neto de la inmigración para la población nacida en el país? El economista de Harvard, George Borjas, es probablemente el crítico académico de la inmigración, de mayor reconocimiento. Aun así, él admite que los inmigrantes crean beneficios netos para los nacidos en el país y, en the Concise Encyclopedia of Economics, señala que esa ganancia es de $22 mil millones al año. [2] Usando su método de cálculo y actualizándolo para flujos de inmigrantes más recientes, hace que la cifra sea de más de $36 mil millones.

Como parte de una economía de $14 billones, $36 mil millones es un número relativamente pequeño. No obstante, es necesario agregar unas palabras de cautela. Primero, que otros métodos del cálculo de beneficios netos de la inmigración, conducen a números más elevados, aunque todos permanecen siendo modestos, como porcentaje de nuestra economía. Segundo, el nivel actual de beneficios que los nacionales derivan de la inmigración, está directamente relacionado con las políticas de inmigración restrictivas del gobierno de los Estados Unidos. Si se permitiera que ingresara un mayor número, si el gobierno de los Estados Unidos no limitara severamente el número de visas H1-B para trabadores calificados, y si los inmigrantes tuvieran un acceso mejor al empleo en el sector formal, las ganancias netas podrían ser aun mayores. En todo caso, los economistas brindan amplios argumentos de que la inmigración, tal como el libre comercio, trae beneficios para la población existente nacida en el país.

FALACIA 2: QUE TOMAN NUESTROS EMPLEOS

Que los inmigrantes “toman nuestros trabajos” es probablemente la objeción más repetida y más económicamente ignorante que se ha hecho acerca de la inmigración. [3] Es un ejemplo clásico de Bastiat, acerca de ‘lo que se ve y lo que no se ve.’ [4] Todo mundo puede ver cuando un inmigrante toma un empleo que solía ser desempeñado por un trabajador nacido en el país. Pero, no todos ven las consecuencias secundarias de los nuevos trabajos, que son creados porque el trabajo nacido en el país ha sido liberado para usos más productivos. [5] En el proceso de destrucción creativa del mercado, los empleos son creados y destruidos todo el tiempo.

Si, en verdad, los inmigrantes tomaran esos empleos ya existentes de los trabajadores nacidos en el país, sin tomar en cuenta en el neto cualquier otro nuevo empleo que asimismo fuera creado, lo mismo sería verdad en todo momento en que agreguemos más trabajadores a la economía. ¿No es cierto? Desde 1950, ha existido un ingreso masivo de mujeres, personas nacidas entre 1946 y 1965 e inmigrantes a la fuerza de trabajo. Tal como lo muestra el cuadro 1, la fuerza de trabajo civil creció, de alrededor de 60 millones de trabajadores en 1950, a más de 150 millones de trabajadores hoy en día. No obstante, no se ha presentado un incremento a largo plazo en la tasa de desempleo. En 1950, la tasa de desocupación era del 2.5 por ciento y, en el 2007, el año previo al arranque de la recesión actual, la tasa de desempleo era del 4.6 por ciento. Al entrar más gente a la fuerza de trabajo, las personas obtuvieron más empleos.

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Quienes abogan a favor de la inmigración, a menudo señalan que “los inmigrantes hacen los trabajos que los estadounidense no harían.” Los críticos de la inmigración, a menudo, replican que, si los salarios fueran más altos, los estadounidenses estarían más deseosos de ejecutar esos trabajos. Sin embargo, la respuesta no toma en cuenta el hecho de que, si los salarios fueran más altos, muchos de los empleos simplemente no existirían. Aproximadamente un tercera parte de los trabajadores de la confección de ropa de los Estados Unidos la constituyen inmigrantes. Si se necesitara que los salarios fueran más altos para que los estadounidenses hicieron esos trabajos, muchos de esos empleos se habrían ido al exterior. Abundan los ejemplos de agricultores que deciden que es mejor no producir, que pagar salarios más altos. Un caso, en Arizona sólo el 30 por ciento de la cosecha de lechuga del 2004 fue recolectada; el resto se dejó podrir en el suelo. Las pérdidas fueron de casi mil millones de dólares. Ciertamente los agricultores podían haber pagado un salario más alto para lograr que la cosecha fuera recogida, pero las pérdidas posiblemente habrían sido mayores aún.

FALACIA 3: LOS INMIGRANTES SISTEMÁTICAMENTE DEPRIMEN LOS SALARIOS DE LOS TRABAJADORES NATIVOS DEL PAÍS

Por supuesto que cualquier estudiante que hubiera tomado un curso introductorio de economía, pensaría, plausiblemente, que, si aumenta la oferta de mano de obra, más trabajadores serían empleados, pero que la tasa de salarios disminuiría. La primera parte es cierta: tal como se hizo notar antes, más trabajadores son empleados. Sin embargo, la segunda parte no lo es: las tasas de salarios no caen. Un resumen de la literatura económica acerca de la inmigración, concluye en que

“A pesar de la creencia popular de que los inmigrantes ocasionan un fuerte impacto adverso sobre los salarios y las oportunidades de empleo de la población nacida en el país, la literatura acerca de este cuestionamiento no brinda mucho apoyo para esa conclusión.” [6]
Se ha efectuado mayor investigación desde que ese resumen fue realizado, pero las conclusiones generales siguen siendo las mismas. Los economistas no encuentran evidencias de descensos salariales extensos. El debate acerca de los efectos de la inmigración sobre las tasas salariales de los trabajadores nacidos en el país, se ha, créanlo o no, reducido a los efectos en los salarios de estudiantes que abandonaron los estudios de secundaria. Las estimaciones varían de ligeramente positivo a, en el peor de los casos, una caída del ocho por ciento.

¿Cómo es esto posible? ¿No dictan las leyes de la oferta y la demanda que los salarios deberían de descender? No, cuando otras cosas cambian al mismo tiempo. Esos inmigrantes que incrementan la oferta de trabajo, también demandan bienes y servicios, ocasionando que la demanda de trabajo se incremente. Esto significa que el efecto de la inmigración sobre los salarios se traslada, de ser una cuestión teórica, a ser una empírica.

Segundo, los inmigrantes no simplemente tan sólo trasladan la oferta de trabajo. El trabajo es heterogéneo. Cuando los inmigrantes poseen diferentes habilidades de aquellas de la población nacida en el país, ellos complementan a la mano de obra nativa, en vez de sustituirla. Muchos de los inmigrantes hacia los Estados Unidos son o extrañamente altamente calificados o bien muy poco calificados. No obstante, la mayoría de la mano de obra nacida en el país se encuentra en el intermedio. La población nacida en el país constituye alrededor de una tercera parte de los adultos de los Estados Unidos, que no tienen un diploma de secundaria. Una gran porción de los nuevos Ph.D.s son otorgados a gente nacida en el exterior. En el grado en que los inmigrantes estén complementando a la mano de obra estadounidense, pueden incrementar, en vez de disminuir, los salarios de los nacidos en el país.

Tercero, aun para los no calificados, existe el tema de la sensibilidad de los precios. Si la demanda de trabajadores es perfectamente elástica en el rango relevante, no necesariamente también se ha de tener efecto alguno sobre los salarios. [7]

Finalmente, tal como lo señaló Adam Smith hace siglos, la especialización y la división del trabajo están limitados por la extensión del mercado. Al llegar más inmigrantes a los Estados Unidos, expande nuestro mercado y permite una mayor especialización. Eso hace que cada uno de nosotros sea más productivo y que sea capaz de obtener salarios mayores.

OTROS TEMAS ASOCIADOS CON LA INMIGRACIÓN

Hay un fuerte consenso en la profesión de los economistas en cuanto a que las falacias arriba citadas son simplemente eso: falacias. [8] Eso no significa que no haya otros problemas con la inmigración, los cuales han sido objeto del interés de economistas y otros. Sin embargo, la mayoría de aquellos involucran la interacción de la inmigración con la política gubernamental vigente, no con la inmigración per se.

CRIMINALIDAD ENTRE INMIGRANTES O DEJAR QUE VENGAN TERRORISTAS

La vasta mayoría de inmigrantes, legales e ilegales, que vienen a los Estados Unidos, no son criminales o terroristas. La mayoría simplemente quiere trabajar para tener una mejor vida para sí mismos y sus familias. Algunos estudios reportan que, incluso, es menos posible que los inmigrantes cometan crímenes, en comparación con la población nacida en el país. [9]

¿Y qué hay acerca de inmigrantes que sí cometen crímenes? Mucha gente propone que se restrinja la inmigración, debido a la amenaza de que algunos inmigrantes puedan cometer crímenes. Pero, ¿por qué, tan sólo para prevenir los crímenes potenciales de algunos pocos, restringir a la vasta mayoría que quiere trabajar? Una mejor solución sería no admitir a criminales y terroristas, pero dándole la bienvenida al resto. Entonces, el gobierno podría deportar a cualesquiera inmigrantes que cometan un crimen, una vez que ya están aquí. Ello mantendría bajos los costos de encarcelamiento, a la vez que, simultáneamente, se obtienen los beneficios que para nosotros tienen los inmigrantes no criminales.

No obstante, ¿no abriría una política de fronteras abiertas las puertas para que más terroristas ingresen al país? Una frontera abierta con puntos de control legal, ayudaría a las autoridades a seguir a aquellos que están en la lista de terroristas. Es cierto, algunos se puede deslizar a través de ella, pero, en la actualidad, los terroristas pueden ingresar ilegalmente al país, ocultándose entre más de un millón de otros inmigrantes ilegales, quienes cruzan la frontera por el desierto. Si se estableciera una política inmigratoria más abierta, los trabajadores legítimos ingresarían por los puntos de control, liberando a los encargados de vigilar el ingreso en las fronteras para que encuentren a los terroristas.

EL ESTADO DE BIENESTAR

Muchas personas, quienes serían consideradas como “liberales clásicos” o “partidarios del libre mercado,” para una mayoría de los asuntos, apoyan restricciones a la inmigración, debido al estado de bienestar. Milton Friedman, famosamente dijo que “Es simplemente obvio que usted no puede tener inmigración libre y un estado de bienestar.”[10] A partir de esto, demasiados presuntos promotores del mercado libre asumen que, por lo tanto, debemos restringir la inmigración. [11] Están equivocados.

Aun cuando una vasta mayoría de los inmigrantes vienen a los Estados Unidos para trabajar, es posiblemente cierto que fronteras totalmente abiertas resultarían en un tremendo drenaje al estado de bienestar. [12] La respuesta apropiada de libre mercado es, “peor para el estado de bienestar.” En vez de abogar por intervenciones posteriores en el mercado para preservar el estado de bienestar, ellos deberían, en cambio, pasar su tiempo tratando de repeler al estado de bienestar.

Ludwig von Mises argumentaba que cada intervención en el mercado tendría consecuencias secundarias e indeseables, lo que ocasionaría que los formuladores de políticas o bien eliminen la intervención o creen otra intervención para lidiar con las consecuencias secundarias. No obstante, esa intervención también conduciría a otras circunstancias secundarias indeseables. De tal manera, Mises creía que una economía mixta era inestable y que políticas centristas conducirían al socialismo, si los formuladores de las políticas continuaban interviniendo. [13]

Presuntos liberales clásicos, que abogan por restringir la inmigración debido al estado de bienestar, están tomando el camino cuesta abajo que Mises describe. Cuando el gobierno socializa el cuido de la salud, tal como lo ha venido haciendo desde la mitad de los años sesenta, las personas han tenido el incentivo de cuidarse menos por sí mismas, debido a que esperan que el gobierno les cubra algunos de sus costos del cuidado de su salud. Por lo tanto, alguna gente propone que el gobierno restrinja lo que podemos comer y lo que podemos fumar. Si los liberales clásicos, que quieren restringir la inmigración debido al estado de bienestar, siguieran la misma lógica usada en el cuidado de la salud, deberían favorecer tales restricciones a la libertad de la gente de comer y fumar. Pero no lo hacen. Todavía le dicen a la gente que, lo que ellos quieran fumar y beber, no es un asunto del gobierno. La misma lógica es aplicable a la inmigración. Algunos dirán que no es algo realista derogar el estado de bienestar. Sin embargo, la probabilidad de derogarlo ciertamente aumentaría, si los inmigrantes provocan una mayor presión sobre él.

Finalmente, pocas personas de las que objetan la discriminación debido al estado de bienestar, están deseosas de endosar la conclusión lógica de su objeción. Si tengo un primo en Irlanda que desea moverse a mi casa en los Estados Unidos, ellos dirían que no se le debería permitir, pues podría convertirse en otra carga sobre los contribuyentes. La consistencia demandaría que también a mí, de igual manera, se me restringiera en cuanto a la decisión de tener un bebé. Después de todo, es posible que los niños sean una carga tributaria durante sus primeros 18 años y, posiblemente, hasta después. El problema no es la inmigración per se. El verdadero problema es que, en el marco de un estado de bienestar, la inmigración, al igual que tener niños, permite que algunas personas les lancen a otros el costo de sus decisiones.

LA LIBERTAD DE ASOCIACIÓN

La gente a menudo contrasta los derechos de los ciudadanos de los Estados Unidos con el “derecho” a inmigrar. No existe tal cosa como “derecho” a inmigrar, si tenemos un derecho a la propiedad privada. La propiedad privada implica la habilidad de excluir. Pero, también implica el derecho de asociarse libremente con quienquiera que uno deseara estar, en la propiedad de uno.

El derecho a inmigrar es el derecho de los estadounidenses que existen y que tienen propiedad, para asociarse libremente para dar empleo a la gente en su propiedad o para alquilar o vender su propiedad a gente nacida en otros países. Las restricciones a la inmigración atenúan esos derechos de propiedad.

Algunos, quienes alternativamente serían creyentes en el libre mercado, discuten que la inmigración abierta es en la realidad una “integración forzada”, debido a que las calles son propiedad pública, así como otra propiedad. Arguyen que, en tanto exista el estado, debería actuar como un propietario de facto de una propiedad, excluyendo a algunas personas y admitiendo a otras. Aquella gente está cometiendo el mismo error de quienes objetan a la inmigración a causa del estado de bienestar. [14] Los dos son temas separados. Al promover restricciones a la inmigración debido a la propiedad del estado de las calles, ellos, también, están ayudando a empujar en el camino hacia abajo del socialismo. [15]

¿CUÁL ES LA CANTIDAD ÓPTIMA DE INMIGRANTES?

¿Cuál es la cantidad óptima de personas que emigran de California a Massachusetts? Nadie lo sabe. Ello lo averiguamos por medio del proceso de mercado. Los migrantes potenciales evalúan las ofertas de empleo, comparan los alquileres de los apartamentos o los precios de las viviendas, y evalúan adónde es que deberían de vivir. Cuando aumentan los precios de las viviendas, o que los salarios son demasiado bajos, la gente decide no moverse. Cualquiera que sea el número de quienes deciden moverse, es cercano al número óptimo.

Lo mismo debería de ser cierto en el nivel nacional. [16] Ausente un proceso de mercado, no hay forma de planear centralmente el nivel óptimo y la mezcla de inmigrantes, no mejor que lo fue posible para la Unión Soviética en cuanto a planificar centralizadamente sus mercados. En vez de restringir los flujos de trabajadores hacia lugares arbitrarios, en donde sucede que políticos ponen límites en los mapas, n necesitamos tener un mercado laboral libre. Esto significa fronteras abiertas. No sólo eso haría más rica a la población nacida en el país, sino que también sería una forma efectiva de ayudar a los pobres del mundo.




NOTAS AL PIE DE PÁGINA
[1] Freeman, Richard (2006) "People Flows in Globalization." Journal of Economic Perspectives. Vol. 20 (2): 145-170.
[2] Borjas, George (2009) "Immigration" (http://www.econlib.org/library/Enc/Immigration.html). The Concise Encyclopedia of Economics. David R. Henderson (ed.) Indianapolis: Liberty Fund.
[3] Incluso fue objeto de una exhibición en el show televisado South Park.
[4] Bastiat, Frederic (http://www.econlib.org/library/Enc/bios/Bastiat.html) (1848) Selected Essays on Political Economy. "What Is Seen and What Is Not Seen." (http://www.econlib.org/library/Bastiat/basEss1.html)
[5] Los empleos son más productivos por la misma razón por la que el comercio internacional varía la mezcla de empleos en una economía, hacia aquellos que son más productivos. Ver Lauren Landsburg, "Comparative Advantage" (http://www.econlib.org/library/Topics/Details/comparativeadvantage.html) para una descripción más detallada, así como ligámenes con otras fuentes.
[6] Friedberg, Rachel, & Hunt, Jennifer (1995) "The Impact of Immigrants on Host Country Wages, Employment and Growth." Journal of Economic Perspectives. Vol. 9 (2): 23-44.
[7] Bryan Caplan señala la contradicción entre el trabajo de David Card acerca de la inmigración y su trabajo acerca del salario mínimo. Caplan arguye que el supuesto de una demanda altamente elástica de mano de obra no calificada, es un supuesto más realista que una demanda inelástica. An Infinite Contradiction. (http://econlog.econlib.org/archives/2005/05/infinite_contra.html) EconLog, 19 de mayo del 2005.
[8] Ver Open Letter on Immigration del Independent Institute. (http://www.independent.org/newsroom/article.asp?id=1727) Alex Tabarrok y David Theroux, 19 de junio del 2006.
[9] Chapman, Steve. 22 de abril del 2010. "How Immigration Crackdowns Backfire" (http://reason.com/archives/2010/04/22/how-immigration-crackdowns-bac). Reason.com, 22 de abril del 2010.
[10] Friedman, Milton (1998) entrevistado por Peter Brimelow, "Milton Friedman Soothsayer." (http://www.vdare.com/pb/060914_friedman.htm) Hoover Digest, 1998, No. 2.
[11] Para un ejemplo de un compañero del libremercadista Fraser Institute, ver: Grubel, Herbert, 28 de abril del 2010. "Reducing Canada's Deficits by Reducing Immigration" (http://hgrubel.blogspot.com/2010/04/reducing-canadas-deficits-by-reducing.html). Economics Commentary. En la misma columna, Grubel también yerra al analizar lo que sucedería con los salaries y empleos en ausencia de inmigración.
[12] Los niveles actuales de inmigración no parecen ser de mucha presión. El destacado economista y crítico de la inmigración, George Borjas, admite que “Mucha gente cree que, debido a que una gran porcentaje de inmigrantes forma parte de los programas de bienestar, los costos para los contribuyentes estadounidense pueden barrer las ganancias provenientes de la inmigración, La evidencia tiende a indicar, crecientemente, que, debido a estos impactos fiscales, la inmigración es esencialmente un enjuague para la economía de los Estados Unidos. Borjas, George (2009) "Immigration" (http://www.econlib.org/library/Enc/Immigration.html). The Concise Encyclopedia of Economics. David R. Henderson (ed.) Indianapolis: Liberty Fund.
[13] Mises, Ludwig Von (1950). "Middle of the Road Policy Leads to Socialism." (http://mises.org/midroad.asp) Auburn: Ludwig Von Mises Institute.
[14] Ver, por ejemplo, Hoppe, Hans H. (1999) "On Free Immigration and Forced Integration." (http://www.lewrockwell.com/orig/hermann-hoppe1.html) Lewrockwell.com. Hoppe incluso reconoce que “los problemas de la inmigración y el bienestar son analíticamente diferentes y deben ser tratados de acuerdo con ello”, pero fracasa en hacer lo mismo con la posesión estatal de la propiedad.
[15] Ver Benjamin Powell, "Sell the Streets," (http://www.econlib.org/library/Columns/y2009/Powellstreets.html) para un argumento en favor de privatizar las calles. Library of Economics and Liberty, May 4, 2009.
[16] Por supuesto, la existencia del estado de bienestar y otras intervenciones que permiten a las personas derramar algunos de sus costos sobre otras, conduciría a una mayor inmigración de la que sería óptima, hasta que las intervenciones sean eliminadas.



Benjamin Powell es Profesor Asistente de Economía en la Universidad Suffolk y economista sénior del Instituto Beacon Hill.