Jorge Corrales Quesada
27/08/2017, 20:31
Por Jorge Corrales Quesada
La llovedera de críticas que ha caído sobre la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) durante los últimos tiempos, se ha visto agravada recientemente con lo consignado en el expediente OT-004-2016 hecho por ARESEP, el cual recoge la solicitud que el año pasado hizo CNFL para que se les aumentaran en un 35% las tarifas a sus 520.000 consumidores, las cuales habrían permitido cubrir los serios problemas financieros derivados de dos proyectos con problemas económicos, como fueron el de Balsa Inferior en San Ramón y el Parque Eólico Valle Central, ubicado en Santa Ana y Mora.
Ante tal petición, ARESEP sólo le aprobó un 18%, “al excluir casi ₡169.000 millones ligados al costo de las plantas que CNFL no justificó a qué se debían y por inconsistencias en datos”, según consigna La Nación en su comentario del 28 de setiembre, “ARESEP reprende a CNFL por torpezas con plantas eléctricas: Informe de fiscalización sobre hidroeléctrica Balsa Inferior y Parque Eólico Valle Central”.
Son nueve las razones indicadas como fallos para tal rechazo:
1.- Una gestión inadecuada de los proyectos, pues “los estudios de prefactibilidad y de factibilidad se basaron en diseños iniciales de obras sin análisis detallados.”
2.- Se soslayó tomar en cuenta “variables técnicas, geográficas, de mercado, ecológicas, sociales, ambientales y el impacto económico de las inversiones.”
3.- CNFL no aportó “evidencia de que haya valorado el impacto tarifario de estos proyectos o el eventual beneficio de ambos para sus usuarios.”
4.- Tampoco comprobó que se incorporara “en el análisis financiero de las plantas el precio de compra de energía al ICE aun y cuando ‘se trataba de un factor determinante para valorar la viabilidad y rentabilidad de los proyectos".
5.- Hubo diferencias “sustanciales” entre las variables del estudio de factibilidad y lo ejecutado. Por ejemplo, para Balsa Inferior se consideró en cierto momento financiarlo sólo con recursos propios de CNFL y “terminó financiándose con endeudamientos, como emisión de bonos y créditos.”
6.- En los 10 años que pasaron entre la planificación y la ejecución de obras, CNFL nunca “hizo otra valoración para determinar la(s) pertinencia(s) económica(s) y técnica(s) de ambas y si aún respondían a la(s) necesidad(es) real(es) de suministro eléctrico.”
7.- El contrato entre CNFL y el ICE para administrar la planta “se hizo por excepción entre entes de derecho público y se definió de ‘cuantía inestimable.’” Pero, no parece válida la razón para lo primero simplemente “por la experiencia del ICE en construcción de obras de generación hidroeléctrica”, ni tampoco por qué se definió como de un monto “inestimable,” razón nunca evidenciada ante ARESEP por CNFL.
8.- Según ARESEP, en el contrato citado en el punto 7 previo, hay “’un desequilibrio’ de intereses entre las obligaciones acordadas por ambas empresas… porque no se establecieron multas para el ICE en caso de incumplimientos” y sí estableció intereses de mora por retrasos de CNFL. También porque “aun cuando el ICE era el contratista de Balsa Inferior, la responsabilidad total sobre imprevistos recayó en la CNFL.”
9.- ARESEP señala que “los propios informes de Auditoría Interna de la CNFL evidenciaron debilidades y posibles riesgos en los controles mientras se levantaba Balsa Inferior.” E indica el informe (y La Nación los detalla) una extensa serie de rubros en donde hubo tales anomalías.
En resumen, un desastre completo. La evidencia se sintetiza en el hecho de que, mientras el proyecto de Balsa Inferior se estimó inicialmente que costaría $75 millones, ¡terminó con un verdadero costo de $361 millones! Y, en el caso del Parque Eólico, se pasó de un costo estimado al principio de $21 millones, ¡a uno de $54 millones, al final de cuentas!
No hay palabras y pensar que ese descalabro se pretendió cobrársenos a los más de medio millón de abonados que tiene la CNFL y todo ante un manejo plenamente irresponsable e insensato de los recursos de la ciudadanía.
Publicado en mis sitios de Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 18 de diciembre del 2016.
La llovedera de críticas que ha caído sobre la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) durante los últimos tiempos, se ha visto agravada recientemente con lo consignado en el expediente OT-004-2016 hecho por ARESEP, el cual recoge la solicitud que el año pasado hizo CNFL para que se les aumentaran en un 35% las tarifas a sus 520.000 consumidores, las cuales habrían permitido cubrir los serios problemas financieros derivados de dos proyectos con problemas económicos, como fueron el de Balsa Inferior en San Ramón y el Parque Eólico Valle Central, ubicado en Santa Ana y Mora.
Ante tal petición, ARESEP sólo le aprobó un 18%, “al excluir casi ₡169.000 millones ligados al costo de las plantas que CNFL no justificó a qué se debían y por inconsistencias en datos”, según consigna La Nación en su comentario del 28 de setiembre, “ARESEP reprende a CNFL por torpezas con plantas eléctricas: Informe de fiscalización sobre hidroeléctrica Balsa Inferior y Parque Eólico Valle Central”.
Son nueve las razones indicadas como fallos para tal rechazo:
1.- Una gestión inadecuada de los proyectos, pues “los estudios de prefactibilidad y de factibilidad se basaron en diseños iniciales de obras sin análisis detallados.”
2.- Se soslayó tomar en cuenta “variables técnicas, geográficas, de mercado, ecológicas, sociales, ambientales y el impacto económico de las inversiones.”
3.- CNFL no aportó “evidencia de que haya valorado el impacto tarifario de estos proyectos o el eventual beneficio de ambos para sus usuarios.”
4.- Tampoco comprobó que se incorporara “en el análisis financiero de las plantas el precio de compra de energía al ICE aun y cuando ‘se trataba de un factor determinante para valorar la viabilidad y rentabilidad de los proyectos".
5.- Hubo diferencias “sustanciales” entre las variables del estudio de factibilidad y lo ejecutado. Por ejemplo, para Balsa Inferior se consideró en cierto momento financiarlo sólo con recursos propios de CNFL y “terminó financiándose con endeudamientos, como emisión de bonos y créditos.”
6.- En los 10 años que pasaron entre la planificación y la ejecución de obras, CNFL nunca “hizo otra valoración para determinar la(s) pertinencia(s) económica(s) y técnica(s) de ambas y si aún respondían a la(s) necesidad(es) real(es) de suministro eléctrico.”
7.- El contrato entre CNFL y el ICE para administrar la planta “se hizo por excepción entre entes de derecho público y se definió de ‘cuantía inestimable.’” Pero, no parece válida la razón para lo primero simplemente “por la experiencia del ICE en construcción de obras de generación hidroeléctrica”, ni tampoco por qué se definió como de un monto “inestimable,” razón nunca evidenciada ante ARESEP por CNFL.
8.- Según ARESEP, en el contrato citado en el punto 7 previo, hay “’un desequilibrio’ de intereses entre las obligaciones acordadas por ambas empresas… porque no se establecieron multas para el ICE en caso de incumplimientos” y sí estableció intereses de mora por retrasos de CNFL. También porque “aun cuando el ICE era el contratista de Balsa Inferior, la responsabilidad total sobre imprevistos recayó en la CNFL.”
9.- ARESEP señala que “los propios informes de Auditoría Interna de la CNFL evidenciaron debilidades y posibles riesgos en los controles mientras se levantaba Balsa Inferior.” E indica el informe (y La Nación los detalla) una extensa serie de rubros en donde hubo tales anomalías.
En resumen, un desastre completo. La evidencia se sintetiza en el hecho de que, mientras el proyecto de Balsa Inferior se estimó inicialmente que costaría $75 millones, ¡terminó con un verdadero costo de $361 millones! Y, en el caso del Parque Eólico, se pasó de un costo estimado al principio de $21 millones, ¡a uno de $54 millones, al final de cuentas!
No hay palabras y pensar que ese descalabro se pretendió cobrársenos a los más de medio millón de abonados que tiene la CNFL y todo ante un manejo plenamente irresponsable e insensato de los recursos de la ciudadanía.
Publicado en mis sitios de Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 18 de diciembre del 2016.