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Jorge Corrales Quesada
27/08/2017, 14:50
Por Jorge Corrales Quesada

Uno no entiendo cómo es posible que un funcionario sindical, sin derecho alguno a recibir un privilegio, al no ser parte de la convención colectiva de Acueductos y Alcantarillados (AyA), resulte poseedor de una autorización de una de las más altas autoridades de esa entidad, su gerente José Alberto Moya, para que pueda ausentarse de sus tareas y labores como empleado de AyA, a tiempo completo y con pleno goce de su suelto, y dedicarse al trabajo sindical de la ANEP.

De hecho, según la convención colectiva del AyA, tan sólo el secretario y subsecretario del sindicato Asociación Sindical de Trabajadores del AyA (ASTRAA), están autorizados para obtener permiso para laborar en el AyA por dicho sindicato. Es producto de un acuerdo ya establecido entre AyA y ASTRAA, en la convención colectiva que ambos entes firmaron en el pasado. Ahora resulta que también el privilegio lo tiene el señor Edwin Marín Bonilla, presidente de la seccional de la ANEP en AyA, aunque, señaló el gerente José Alberto Moya, “Marín no es el único representante de otros sindicatos diferentes a ASTRAA que recibe permisos”… pero, “es el único sindicalista que ha disfrutado el beneficio por un tiempo mayor”, de dos años y dos meses, según reconoció. O sea, que, además de los dos representantes sindicales de ASTRAA, también ese privilegio lo goza el secretario de la seccional de la ANEP, pero, en apariencia, hay otros que también tienen dicho permiso, aunque no los especifica la información de La Nación del 30 de setiembre, en su artículo “AyA paga a funcionario para que trabaje en la ANEP: Gerente alega que dio autorización a pedido de viceministro de Trabajo, Harold Villegas”.

El asunto no se queda aquí: el gerente de AyA señala que el permiso lo otorgó “ante una solicitud que le hizo el viceministro de Trabajo, Harold Villegas, en julio del 2014, cuando el actual gobierno tenía dos meses de gestión.” Esto es interesante, porque el funcionario, obligado por la ley que rige el AyA, no tenía que haber aceptado tal petición del viceministro, pues no forma parte de la legalidad que cobija a esa entidad, aunque se “lo hubiera pedido el Papa”, como suele decir el pueblo.

Para que la comedia no terminara aquí, al consultársele al respecto al viceministro Villegas, dice que él no hizo tal petición al gerente de AyA y que, en última instancia, “a quién se lo den y cómo se lo den, ya es potestad únicamente de la administración, no del Ministerio de Trabajo.” Eso último es estrictamente cierto y pone en serio predicamento de irresponsabilidad al gerente de AyA, por acceder a una petición del viceministro, a la cual le tenía que haber respondido que no era posible y basta...

Para enredar más el tema de las influencias entre funcionarios, según La Nación, el viceministro Villegas “primero calificó de falso haber llamado para pedirle a Moya que analizara el caso. No obstante, al insistírsele en que el gerente sostenía haber recibido una llamada de su parte, dudó y dijo que no recordaba el hecho.” De nuevo, escucha uno aquella famosa frase del prontuario nacional: “no sé, no me acuerdo.” Lo divertido es que, después, el viceministro defendió su actuación, enfatizando que “su responsabilidad… es coordinar con los jerarcas de entidades públicas ‘para que exista paz socio-laboral’ internamente.”

Ese mismo desmemorie viceministerial se presentó cuando, ante una pregunta al viceministro de parte del periodista de La Nación, acerca de si la ANEP (de Albino Vargas) “lo llamó a usted para pedirle que al presidente de la seccional del AyA se le diera ese permiso”, respondió que “No recuerdo eso. A mí me llaman todos los días para decirme, distintos sindicatos, que les colabore con las licencias”, para obtener permisos de no laborar en el AyA -posiblemente con el sueldo pagado por la entidad- pero sí en asuntos sindicales. Esto me trajo a la memoria a la famosa Kinocola, que se nos daba cuando niños, pues ayudaba a desarrollar la memoria: ¡qué tanto de Kinocola hace falta en el país para dársela diariamente a ciertos políticos!

No olviden: todos estos privilegios son pagados por todos los ciudadanos que pagamos los servicios de agua y alcantarillado al AyA. Recuérdenlo bien, cuando les llegue el recibo “tan bajo” que estamos recibiendo en estos últimos tiempos.

Publicado en mis sitios de Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 28 de noviembre del 2016.