Jorge Corrales Quesada
24/08/2017, 20:55
Por Jorge Corrales Quesada
Realmente el ministro de Turismo, señor Mauricio Ventura, le ha hecho un bien al país, al solicitar que se revise la política salarial de la institución que preside (el Instituto Costarricense de Turismo-ICT), pues, en sus propias palabras y a partir de un estudio realizado para el período 2008-2105, las remuneraciones totales allí pagadas pasaron de ₡3.652 millones en el 2008, a aproximadamente ₡9.000 millones en el 2015. Esto es, en un período de siete a ocho años, las remuneraciones salariales ascendieron casi dos veces y media.
Además, señala don Mauricio que “esto significa que las remuneraciones pasaron de ser un 43,5% del gasto operativo en el 2009, a representar un 79,7% el año pasado.” La información la suministra el diario La Nación del 17 de junio, bajo el título “ICT revisará los pluses salariales de sus empleados.” El salario promedio por plaza en el 2008 era de ₡1.381.000 mensuales, mientras que en el 2014 se había elevado a un promedio de ₡2.583.000, para las 287 plazas que actualmente están ocupadas.
El efecto de todo esto en la administración financiera del ICT lo señaló de manera contundente el señor Ventura, al exponer que, a ese ritmo de crecimiento de las remuneraciones salariales, en ocho años los ingresos que percibe la entidad serán superados por tales egresos. Ello ha motivado que en el ICT se formule una revisión de su política salarial, en especial a los incentivos que se dan como dedicación exclusiva, fondo de jubilaciones, fondo de garantías, aporte a la Asociación Solidarista, prohibición laboral y carrera profesional, a fin de lograr mejorar los prospectos financieros del ente; eso sí, conscientes de la legalidad de algunos de estos incentivos.
La reacción de los trabajadores no se ha hecho esperar en dos sentidos. Primero, al rechazar tales cifras, indicaron que los salarios tan sólo significan un 33% del total de los egresos, pero debe tomarse en cuenta que una cosa son los salarios y otra la partida de remuneraciones. La de salarios se refiere a la retribución que deberá de pagarse en virtud del contrato de trabajo, mientras que la partida de remuneraciones, además de salarios, incluye todos los otros desembolsos adicionados a ese pago de salarios. Evidentemente, las partes deberán de aclarar de qué cosas están hablando. Además, el grupo de trabajadores indicó que un 43% de los asalariados gana menos de un millón al mes, pero, en verdad, lo uno no quita lo otro. Ambas cifras pueden ser correctas, pues se está hablando de dos cosas diferentes: de la remuneración promedio de todos los empleados y acerca de lo que un grupo de ellos puede estar recibiendo. De nuevo, las cosas deberán de aclararse.
La segunda reacción ha sido la de revivir el sindicato de la ANEP, pues, en palabras de del presidente de esa agrupación en el ICT, señor Francisco Aragón, “nosotros volvimos a retomar el sindicato hace unas tres semanas… Queremos tener una participación abierta en todos los temas de esta institución,” según lo consigna La Nación. La sindicalización puede ser una reacción entendible de parte de los trabajadores en defensa de sus derechos laborales, si bien habrá que ver si existen pagos por remuneraciones otorgados por voluntad de la propia entidad y no por una ley de la República. En ese tanto, pueden ser objeto de reforma de parte de quien los concedió. Lo más sorprendente es que dicho grupo quiera participar abiertamente en “todos” los temas de esta institución, que equivaldría a una indeseable co-administración de una entidad, que por ley tiene definido quiénes son sus administradores (Junta Directiva y gerentes que ejecutan sus políticas).
Si no se pone orden en las políticas abusivas salariales del estado -recordando que esos salarios son pagados por los contribuyentes- pronto no alcanzará la plata, pues aun cuando ciertos gobernantes andan predicando mayores impuestos para seguir con el desperdicio de recursos escasos, llega un momento en que la economía no crecerá lo suficiente para seguir en eso. Me alegra que tanto trabajadores como administradores responsables de la entidad estén dispuestos a revisar la situación actual, pues, de no hacerse lo debido, saben bien que está en peligro la propia existencia de la entidad.
Publicado en mis sitios en Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 7 de setiembre del 2016.
Realmente el ministro de Turismo, señor Mauricio Ventura, le ha hecho un bien al país, al solicitar que se revise la política salarial de la institución que preside (el Instituto Costarricense de Turismo-ICT), pues, en sus propias palabras y a partir de un estudio realizado para el período 2008-2105, las remuneraciones totales allí pagadas pasaron de ₡3.652 millones en el 2008, a aproximadamente ₡9.000 millones en el 2015. Esto es, en un período de siete a ocho años, las remuneraciones salariales ascendieron casi dos veces y media.
Además, señala don Mauricio que “esto significa que las remuneraciones pasaron de ser un 43,5% del gasto operativo en el 2009, a representar un 79,7% el año pasado.” La información la suministra el diario La Nación del 17 de junio, bajo el título “ICT revisará los pluses salariales de sus empleados.” El salario promedio por plaza en el 2008 era de ₡1.381.000 mensuales, mientras que en el 2014 se había elevado a un promedio de ₡2.583.000, para las 287 plazas que actualmente están ocupadas.
El efecto de todo esto en la administración financiera del ICT lo señaló de manera contundente el señor Ventura, al exponer que, a ese ritmo de crecimiento de las remuneraciones salariales, en ocho años los ingresos que percibe la entidad serán superados por tales egresos. Ello ha motivado que en el ICT se formule una revisión de su política salarial, en especial a los incentivos que se dan como dedicación exclusiva, fondo de jubilaciones, fondo de garantías, aporte a la Asociación Solidarista, prohibición laboral y carrera profesional, a fin de lograr mejorar los prospectos financieros del ente; eso sí, conscientes de la legalidad de algunos de estos incentivos.
La reacción de los trabajadores no se ha hecho esperar en dos sentidos. Primero, al rechazar tales cifras, indicaron que los salarios tan sólo significan un 33% del total de los egresos, pero debe tomarse en cuenta que una cosa son los salarios y otra la partida de remuneraciones. La de salarios se refiere a la retribución que deberá de pagarse en virtud del contrato de trabajo, mientras que la partida de remuneraciones, además de salarios, incluye todos los otros desembolsos adicionados a ese pago de salarios. Evidentemente, las partes deberán de aclarar de qué cosas están hablando. Además, el grupo de trabajadores indicó que un 43% de los asalariados gana menos de un millón al mes, pero, en verdad, lo uno no quita lo otro. Ambas cifras pueden ser correctas, pues se está hablando de dos cosas diferentes: de la remuneración promedio de todos los empleados y acerca de lo que un grupo de ellos puede estar recibiendo. De nuevo, las cosas deberán de aclararse.
La segunda reacción ha sido la de revivir el sindicato de la ANEP, pues, en palabras de del presidente de esa agrupación en el ICT, señor Francisco Aragón, “nosotros volvimos a retomar el sindicato hace unas tres semanas… Queremos tener una participación abierta en todos los temas de esta institución,” según lo consigna La Nación. La sindicalización puede ser una reacción entendible de parte de los trabajadores en defensa de sus derechos laborales, si bien habrá que ver si existen pagos por remuneraciones otorgados por voluntad de la propia entidad y no por una ley de la República. En ese tanto, pueden ser objeto de reforma de parte de quien los concedió. Lo más sorprendente es que dicho grupo quiera participar abiertamente en “todos” los temas de esta institución, que equivaldría a una indeseable co-administración de una entidad, que por ley tiene definido quiénes son sus administradores (Junta Directiva y gerentes que ejecutan sus políticas).
Si no se pone orden en las políticas abusivas salariales del estado -recordando que esos salarios son pagados por los contribuyentes- pronto no alcanzará la plata, pues aun cuando ciertos gobernantes andan predicando mayores impuestos para seguir con el desperdicio de recursos escasos, llega un momento en que la economía no crecerá lo suficiente para seguir en eso. Me alegra que tanto trabajadores como administradores responsables de la entidad estén dispuestos a revisar la situación actual, pues, de no hacerse lo debido, saben bien que está en peligro la propia existencia de la entidad.
Publicado en mis sitios en Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 7 de setiembre del 2016.