Jorge Corrales Quesada
27/06/2016, 16:53
EL ESTADO INEFICIENTE-MATICES DE UN POSIBLE CHANTAJE
Por Jorge Corrales Quesada
Realmente lo que expondré no necesariamente indica ineficiencia en la forma en la que puede haber actuado el estado, pero uno ya no sabe qué pensar de ciertas cosas. Me refiero a una información que aparece en La Nación del 9 de marzo, titulada “Firma ilusiona a frijoleros con ventas a Venezuela: Hace 18 meses, Holiday Air suscribió un contrato con horticultores, pero se rescindió”.
Interpreto así las cosas: una empresa aparentemente venezolana quiere adquirir bienes producidos en el país para ser vendidos al gobierno de Venezuela, así como también a otros del Caribe. El último producto que le interesó adquirir fueron frijoles nacionales, lo cual es muy deseable, dado que parece existir una oferta muy grande en el mercado local a los precios actuales, incluso aunque provenga de algún otro país vecino. Todo esto está muy bien. Se ha mencionado la posible compra de 85.000 quintales.
En el pasado hace año y medio, la empresa Holiday Air había establecido contactos con la empresa Corporación Agrícola Nacional, para adquirir productos agrícolas generados por los asociados de dicha Corporación. El contrato inicial se rescindió “hace nueve meses porque no se logró exportar ningún producto, ni al Caribe ni a Venezuela.” Bueno, es triste que el negocio no cuajara, pero eso suele suceder en muchas contrataciones que a veces se pretende consumar.
Pero aquí viene lo que a uno puede no parecerle conveniente. De acuerdo con el artículo en mención, se dio una nueva oferta de comprar el frijol nacional a un precio mínimo de ₡38.000 el quintal, “en tanto que traído del extranjero y puesto en la instalación en Costa Rica, se puede obtener a ₡22.000 el quintal.” Esto casi que lo mueve a uno a pensar que qué buen negocio resultaría traerlo del exterior a ese costo y exportarlo a Venezuela con un diferencial de ₡11.000 el quintal; así son a menudo muchos negocios.
Pero, tal como señaló el viceministro de Agricultura, señor José Joaquín Salazar, todavía nada se ha podido concretar, porque la empresa de referencia requiere de los permisos de operación que otorga la Dirección General de Aviación Civil. Es más, señala el viceministro, “Me parece extraño, raro, no sé cómo decirlo, exportar frijoles en contenedores por avión ¿cuánto vale eso? Hasta dónde yo sé hoy, a esta hora, es una empresa seria. He hablado con el Embajador de Venezuela y organizaciones.”
Aquí es donde a uno le saltan ciertas dudas, en especial porque el permiso de Aviación Civil está en proceso (a la fecha en que La Nación publicó el comentario) y “un vocero (de) la aerolínea alegó que hay falta de voluntad en el Gobierno.” Y señala el periódico que “esa oferta ha causado una presión para que se apuren los permisos de operación de la aerolínea”, algo que oportunamente el viceministro de agricultura señaló que ese permiso “es algo que solo la propia empresa puede hacer cumpliendo los requisitos…”
El punto aquí es si ese contrato tan particular de los frijoles, constituye una especie de seducción para que se les den tales permisos. En sí no resulta nada ilícito ni inmoral que la empresa explore potenciales actividades en el país con empresas privadas, como frijoleros o la Corporación Hortícola Nacional, pero lo único que debe ser relevante para que se le otorgue a Holiday Air el permiso es si cumple con las normas, que me imagino se refiere a seguridad y solidez de la firma entre otros requisitos, para poder operar en el país. Lo molestó es ver que incluso frijoleros entusiasmados con la idea, como lo expone el gerente del Centro Agrícola Cantonal de los Chiles, Kenneth Serrano, irían a las calles para presionar indirectamente para que se otorgue el permiso de operación de la línea aérea con la cual se exportarían los frijoles.
Aquí, las cuentas claras y el chocolate expreso: la Dirección General de Aviación debe dar el permiso siempre y cuando se cumpla con los requisitos necesarios generales que existen hoy para obtenerlo. Dicho permiso no debe estar en función de un negocio privado que se llevaría cabo. Para lograrlo, la empresa aérea debe presentar todos los requisitos necesarios sin que tengan que darse presiones de ciertos gremios privados. Así no habrá dudas ni extrañez como las que señaló el viceministro de Agricultura. El resultado del negocio debe ser sólo un riesgo de los empresarios Una posible presión indebida, directa o indirectamente, sobre las autoridades en principio es totalmente inaceptable.
Publicado en Facebook el 27 de junio del 2016.
Por Jorge Corrales Quesada
Realmente lo que expondré no necesariamente indica ineficiencia en la forma en la que puede haber actuado el estado, pero uno ya no sabe qué pensar de ciertas cosas. Me refiero a una información que aparece en La Nación del 9 de marzo, titulada “Firma ilusiona a frijoleros con ventas a Venezuela: Hace 18 meses, Holiday Air suscribió un contrato con horticultores, pero se rescindió”.
Interpreto así las cosas: una empresa aparentemente venezolana quiere adquirir bienes producidos en el país para ser vendidos al gobierno de Venezuela, así como también a otros del Caribe. El último producto que le interesó adquirir fueron frijoles nacionales, lo cual es muy deseable, dado que parece existir una oferta muy grande en el mercado local a los precios actuales, incluso aunque provenga de algún otro país vecino. Todo esto está muy bien. Se ha mencionado la posible compra de 85.000 quintales.
En el pasado hace año y medio, la empresa Holiday Air había establecido contactos con la empresa Corporación Agrícola Nacional, para adquirir productos agrícolas generados por los asociados de dicha Corporación. El contrato inicial se rescindió “hace nueve meses porque no se logró exportar ningún producto, ni al Caribe ni a Venezuela.” Bueno, es triste que el negocio no cuajara, pero eso suele suceder en muchas contrataciones que a veces se pretende consumar.
Pero aquí viene lo que a uno puede no parecerle conveniente. De acuerdo con el artículo en mención, se dio una nueva oferta de comprar el frijol nacional a un precio mínimo de ₡38.000 el quintal, “en tanto que traído del extranjero y puesto en la instalación en Costa Rica, se puede obtener a ₡22.000 el quintal.” Esto casi que lo mueve a uno a pensar que qué buen negocio resultaría traerlo del exterior a ese costo y exportarlo a Venezuela con un diferencial de ₡11.000 el quintal; así son a menudo muchos negocios.
Pero, tal como señaló el viceministro de Agricultura, señor José Joaquín Salazar, todavía nada se ha podido concretar, porque la empresa de referencia requiere de los permisos de operación que otorga la Dirección General de Aviación Civil. Es más, señala el viceministro, “Me parece extraño, raro, no sé cómo decirlo, exportar frijoles en contenedores por avión ¿cuánto vale eso? Hasta dónde yo sé hoy, a esta hora, es una empresa seria. He hablado con el Embajador de Venezuela y organizaciones.”
Aquí es donde a uno le saltan ciertas dudas, en especial porque el permiso de Aviación Civil está en proceso (a la fecha en que La Nación publicó el comentario) y “un vocero (de) la aerolínea alegó que hay falta de voluntad en el Gobierno.” Y señala el periódico que “esa oferta ha causado una presión para que se apuren los permisos de operación de la aerolínea”, algo que oportunamente el viceministro de agricultura señaló que ese permiso “es algo que solo la propia empresa puede hacer cumpliendo los requisitos…”
El punto aquí es si ese contrato tan particular de los frijoles, constituye una especie de seducción para que se les den tales permisos. En sí no resulta nada ilícito ni inmoral que la empresa explore potenciales actividades en el país con empresas privadas, como frijoleros o la Corporación Hortícola Nacional, pero lo único que debe ser relevante para que se le otorgue a Holiday Air el permiso es si cumple con las normas, que me imagino se refiere a seguridad y solidez de la firma entre otros requisitos, para poder operar en el país. Lo molestó es ver que incluso frijoleros entusiasmados con la idea, como lo expone el gerente del Centro Agrícola Cantonal de los Chiles, Kenneth Serrano, irían a las calles para presionar indirectamente para que se otorgue el permiso de operación de la línea aérea con la cual se exportarían los frijoles.
Aquí, las cuentas claras y el chocolate expreso: la Dirección General de Aviación debe dar el permiso siempre y cuando se cumpla con los requisitos necesarios generales que existen hoy para obtenerlo. Dicho permiso no debe estar en función de un negocio privado que se llevaría cabo. Para lograrlo, la empresa aérea debe presentar todos los requisitos necesarios sin que tengan que darse presiones de ciertos gremios privados. Así no habrá dudas ni extrañez como las que señaló el viceministro de Agricultura. El resultado del negocio debe ser sólo un riesgo de los empresarios Una posible presión indebida, directa o indirectamente, sobre las autoridades en principio es totalmente inaceptable.
Publicado en Facebook el 27 de junio del 2016.