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Jorge Corrales Quesada
15/05/2016, 17:46
EL GRAN DESPERDICIO
Por Jorge Corrales Quesada

Una reciente información trajo a mi mente la frustrada posibilidad de este gobierno para obtener un préstamo del gobierno chino por la suma de $5.000 millones. Con esa cifra consideraron que no había necesidad de poner impuestos, pero, ante todo, que no se tendría que reducir el gasto gubernamental, tal como lo prometió en una ocasión el presidente de la República, en un debate en televisión: que antes de poner mayores impuestos reduciría significativamente el gasto público.
Como los gobernantes notaron desde el inicio de su administración, el aumento pensado de impuestos estaba en la cola de un venado y para llenar el hueco fiscal fue que se les ocurrió pensar que el gobierno chino invirtiera (comprara) directamente -sin tener así que pasar obligatoriamente por la Asamblea Legislativa, como es el caso de empréstitos del extranjero- bonos del gobierno, en una especie de “contratación directa”. Ya sabemos que dicha pretensión se extinguió, posiblemente porque los gobernantes chinos, que habían considerado esa posible inversión financiera, ahora quieren, ante sus dificultades internas, que la “colaboración” con el exterior sea básicamente por medio de su inversión directa.
Esta puede ser la razón por la cual la famosa inversión chino-costarricense, conocida como SORESCO, aún no recibe la lápida acerca de su bien merecido fallecimiento: No entraría plata líquida a Costa Rica (aquellos $5.000 millones), como pretendía esta administración, pero sí calzaría dentro de los planes chinos de inversiones directas proseguir con la refinería que, desde el 2009, había sido impulsada por la administración de turno y activamente buscada por la administración de doña Laura Chinchilla. Inicialmente se estimó que la inversión en la construcción de dicho proyecto ascendería $1.510 millones.
El hecho es que, desde el año 2013, ya la Contraloría había objetado que se continuara aquel proyecto al haberse sustentado en un estudio de factibilidad viciad, pues fue realizado por una empresa relacionada con una de las partes interesadas (la del gobierno chino). Algo parecido ha sucedido con otra similar inversión directa, de una empresa del estado chino que ampliaría parte de la importante carretera hacia Limón en el Atlántico –la ruta 32. Hace buen rato no se sabe nada de nada al respecto, lo cual preocupa, pues supuestamente ya se tenían plazos definidos para que Costa Rica aceptara esa también cuestionada inversión. No es nada raro que ese sea otro cadáver aún no frío del todo.
No hay nada como un gobierno terco, empecinado en proseguir proyectos altamente cuestionados por el ente contralor. Aquel nos dice que el acuerdo final de la inversión conjunta chino-tica de SORESCO, está en “análisis,” tal como lo señala un comentario del periódico La Nación del 23 de marzo, titulado “Refinería ‘de papel’ consumió $4 millones el año pasado: Empresa [Sociedad Reconstructora Chino-Costarricense (SORESCO)] creada para fallido plan gasta en salarios y subsidios para personal traído de China.”
Ante la necesidad de que el gobierno tome una decisión respecto a si proseguirá con dicho proyecto -y me imagino que indicando bajo qué condiciones- según lo han urgido la Contraloría y la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público de la Asamblea Legislativa, la respuesta del gobierno sigue siendo timorata; indecisa. Dice el ministro de la Presidencia, don Sergio Alfaro: “El Gobierno tiene el tema en análisis y oportunamente se dará la respuesta.” Es cierto que el estado es usualmente ineficiente cuando de tomar decisiones se trata, pero en este caso el proyecto de SORESCO le sigue drenando recursos a RECOPE, o sea, a todos los ciudadanos costarricenses.
Del aporte inicial de $100 millones, RECOPE puso $50 millones y de aquel monto total aún queda por gastar $38.5 millones. La pregunta lógica es ¿en qué se gastó la plata restante? ¿En qué se ha invertido el 61.5% invertido presuntamente? El reportaje de La Nación no nos permite saber en su totalidad el uso de tales recursos, pero hay alguna información acerca de gastos recientes que, sin duda, deben preocupar a la ciudadanía. De acuerdo con el comentario del medio, sólo en el 2015 el proyecto que, bien dicho, está “en el papel” consumió $4.3 millones, de los cuales un 60% se gastaron en el pago de salarios, cargas sociales y algo denominado “paquete de repatriación”, que no es sino el pago a la parte de personal chino en el proyecto. $1.7 restantes se usaron para pagar alquileres, agua, luz, combustibles, viajes, consultorías y servicios legales.
Parece que para el estado costarricense la plata abunda en nuestra economía, que no importa en qué se gasta, que no interesa que un proyecto de tal magnitud, que desde su inicio sufrió de problemas técnicos, financieros y legales, según lo indicó la Contraloría, prosiga en el candelero. El hecho es que, tal como lo ha indicado en varios informes el ente contralor, RECOPE, con fondos de todos los costarricenses, no se ha caracterizado por ser una participante en el proyecto de la refinería, “preparada, sólida, experimentada, tanto para concebir y definir la iniciativa, como para administrar la ejecución del proyecto o lidiar con obstáculos o conflictos,” según lo refiere el comentario de marras.
Entre tanto -todavía andan por allí $38.5 millones que aún no se han gastado- la decisión está siendo analizada por el “eficientísimo y expedito gobierno.” Claro, la plata es de los ciudadanos. Ahora, hasta que se acabe.
Publicado en los sitios de ASOJOD y del blog del Instituto Libertad, el 29 de marzo del 2016.