Jorge Corrales Quesada
15/05/2016, 13:54
EL ESTADO INEFICIENTE-HACERLO Y NO PRETENDER HACERLO
Por Jorge Corrales Quesada
El estado, cuando se mueve un poquito, cuando hace algo diferente, cuando varía lo que ha venido haciendo dentro de la guía burocrática preestablecida, tiene que hacer bulla y lo que hace es anunciarlo con un notorio “pretende hacerlo”, en vez de proceder de inmediato a llevarlo a cabo si está dentro de sus capacidades legales y si va en beneficio de la ciudadanía, tal como cuando se hace un mejor uso de los recursos públicos pagados por la ciudadanía.
Por eso no extraña lo que implica el titular de La Nación del 12 de octubre, que anuncia que “Hacienda pretende sacar la chatarra de los depósitos fiscales: Decreto pasaría vehículos abandonados al IMAS para que los done.”
Todo indica que hay un proyecto de decreto en consulta pública, que aparece electrónicamente en el sitio de Hacienda, en el cual anuncia que se va a permitir trasladar “los vehículos altamente deteriorados” que se encuentran en los depósitos fiscales de Hacienda al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), para que esa entidad los done “a fundaciones y organizaciones para que los utilicen en reciclaje como chatarra.” El objetivo lo señala el señor Benito Coghi, director General de Aduanas, cuando expone que “lo que pretendemos es la limpieza de las zonas de uso fiscal donde hay vehículos deteriorados.”
Uno no entiende por qué esa chatarra no puede ser subastada, al igual que como cuando se rematan bienes abandonados. El procesamiento de la chatarra es un negocio privado como cualquier otro, de manera que sólo basta con que ciertos vehículos “altamente deteriorados aquellos que están en abandono: sin motor y con al menos 50% de vidrios quebrados, cabina interior destruida, estructura dañada o carrocería corroída” sean así clasificados y puestos en subasta pública. Igual que como ya se hace con los vehículos que están en mejores condiciones que las expresadas en el reglamento.
Así podría la sociedad lograr un ahorro en comparación a como se propone, que es trasladarlos -sin remate- al IMAS para que los done a entidades tales como fundaciones u organizaciones para que los vendan como chatarra. Ya me imagino la pronta generación de departamentos especializados en el IMAS (todo pagado por nosotros) encargados de trasladar lo que Hacienda ha marcado como “abandonados”, de guardarlos en terrenos del IMAS por un cierto tiempo (habrá que alquilar nuevos terrenos) y luego ejercer el proceso de distribución -para lo cual deberán de existir reglas burocráticas- entre los beneficiarios del programa, para que estos, luego, los vendan como chatarra.
Posiblemente saldría más barato para todos los ciudadanos, que simplemente Hacienda haga esos remates (al igual que como hace usualmente con otros bienes abandonados presuntamente en mejor estado), separe esa plata, se la entregue luego al IMAS para que éste la transfiera a los entes de caridad, que, con la propuesta gubernamental que se comenta, serían los receptores de los vehículos que venderían como chatarra. Mejor que se les dé el dinero efectivo para sus causas presuntamente valiosas y nobles y no ponerlos a administrar lotes en donde guardar chatarra.
Aparentemente al Estado no le gusta esta vía, porque los posibles compradores de los vehículos “altamente deteriorados” los podrían reparar y luego venderlos a ingenuos consumidores, quienes no conocen la procedencia de lo que están comprando. Pero, si el vehículo tiene esa mala calidad corregida u ocultada, es de esperar que para eso sirva RITEVE, que no daría el permiso de circulación al detectar el engaño.
Tal vez estoy equivocado en mi propuesta, pero vale la pena pensar en formas económicas de deshacerse de esa chatarra inservible, que sólo ocupa espacio y que la empresa privada bien podría usar como chatarra. Con ello no cargamos a los ciudadanos contribuyentes para que tengan que mantener una nueva “burocracia de la chatarra” en el IMAS, que no nos saldrá barata.
Publicado en mis sitios de Facebook jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 07 de marzo del 2016.
Por Jorge Corrales Quesada
El estado, cuando se mueve un poquito, cuando hace algo diferente, cuando varía lo que ha venido haciendo dentro de la guía burocrática preestablecida, tiene que hacer bulla y lo que hace es anunciarlo con un notorio “pretende hacerlo”, en vez de proceder de inmediato a llevarlo a cabo si está dentro de sus capacidades legales y si va en beneficio de la ciudadanía, tal como cuando se hace un mejor uso de los recursos públicos pagados por la ciudadanía.
Por eso no extraña lo que implica el titular de La Nación del 12 de octubre, que anuncia que “Hacienda pretende sacar la chatarra de los depósitos fiscales: Decreto pasaría vehículos abandonados al IMAS para que los done.”
Todo indica que hay un proyecto de decreto en consulta pública, que aparece electrónicamente en el sitio de Hacienda, en el cual anuncia que se va a permitir trasladar “los vehículos altamente deteriorados” que se encuentran en los depósitos fiscales de Hacienda al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), para que esa entidad los done “a fundaciones y organizaciones para que los utilicen en reciclaje como chatarra.” El objetivo lo señala el señor Benito Coghi, director General de Aduanas, cuando expone que “lo que pretendemos es la limpieza de las zonas de uso fiscal donde hay vehículos deteriorados.”
Uno no entiende por qué esa chatarra no puede ser subastada, al igual que como cuando se rematan bienes abandonados. El procesamiento de la chatarra es un negocio privado como cualquier otro, de manera que sólo basta con que ciertos vehículos “altamente deteriorados aquellos que están en abandono: sin motor y con al menos 50% de vidrios quebrados, cabina interior destruida, estructura dañada o carrocería corroída” sean así clasificados y puestos en subasta pública. Igual que como ya se hace con los vehículos que están en mejores condiciones que las expresadas en el reglamento.
Así podría la sociedad lograr un ahorro en comparación a como se propone, que es trasladarlos -sin remate- al IMAS para que los done a entidades tales como fundaciones u organizaciones para que los vendan como chatarra. Ya me imagino la pronta generación de departamentos especializados en el IMAS (todo pagado por nosotros) encargados de trasladar lo que Hacienda ha marcado como “abandonados”, de guardarlos en terrenos del IMAS por un cierto tiempo (habrá que alquilar nuevos terrenos) y luego ejercer el proceso de distribución -para lo cual deberán de existir reglas burocráticas- entre los beneficiarios del programa, para que estos, luego, los vendan como chatarra.
Posiblemente saldría más barato para todos los ciudadanos, que simplemente Hacienda haga esos remates (al igual que como hace usualmente con otros bienes abandonados presuntamente en mejor estado), separe esa plata, se la entregue luego al IMAS para que éste la transfiera a los entes de caridad, que, con la propuesta gubernamental que se comenta, serían los receptores de los vehículos que venderían como chatarra. Mejor que se les dé el dinero efectivo para sus causas presuntamente valiosas y nobles y no ponerlos a administrar lotes en donde guardar chatarra.
Aparentemente al Estado no le gusta esta vía, porque los posibles compradores de los vehículos “altamente deteriorados” los podrían reparar y luego venderlos a ingenuos consumidores, quienes no conocen la procedencia de lo que están comprando. Pero, si el vehículo tiene esa mala calidad corregida u ocultada, es de esperar que para eso sirva RITEVE, que no daría el permiso de circulación al detectar el engaño.
Tal vez estoy equivocado en mi propuesta, pero vale la pena pensar en formas económicas de deshacerse de esa chatarra inservible, que sólo ocupa espacio y que la empresa privada bien podría usar como chatarra. Con ello no cargamos a los ciudadanos contribuyentes para que tengan que mantener una nueva “burocracia de la chatarra” en el IMAS, que no nos saldrá barata.
Publicado en mis sitios de Facebook jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 07 de marzo del 2016.