Jorge Corrales Quesada
04/02/2016, 22:10
EL ESTADO INEFICIENTE-OTROS FONDOS DE PENSIONES
EN ENREDOS
Por Jorge Corrales Quesada
Esta vez se trata del Fondo de Garantías y Jubilaciones del Banco Nacional, el banco estatal más grande del país. Lo hemos logrado saber gracias al comentario de La Nación del 25 de agosto del 2015, titulado “Estudio alerta por riesgos en el fondo de pensiones del BNCR: Aporte de ₡9.200 millones anuales a régimen de empleados no alcanzó para pagar jubilaciones.”
Resulta que la pensión mensual promedio en el Banco Nacional es de ₡600.000, la cual se compara como jugosa, en relación con el promedio del ICE de ₡175.600, con el de la Caja de ₡118.300 y con el de RECOPE de ₡33.200, según informa el periódico, pero obviamente esos diferentes montos podrías estar ligados al grado de aportes de los propios trabajadores así como del estado patrono de esos empleados, a los diferentes sistemas de pensiones de cada una de esas entidades estatales. En el caso del Banco Nacional, los trabajadores aportan un 5% y el Banco, o sea, nosotros los “dueños” de ese ente estatal, un 10%, para su Fondo de Garantías y Jubilaciones. No se brinda información acerca de la distribución de esos montos, pero el hecho es que “ninguna otra institución pública con un régimen de jubilación especial posee un monto tan alto.” Me imagino que, cuando hay un régimen “especial”, también al pensionarse esos trabajadores reciben pensiones de otros regímenes, como la Caja o el Magisterio o de cualquier otro, al cual pueden estar adscritos. O sea, se trata de un complemento de aquéllos; por eso se le llama “especial.”
Ya un alto funcionario del Banco, el señor Juan Carlos Corrales, gerente interino a la fecha en que La Nación hizo su comentario (agosto del 2015), señaló que “no hay insuficiencia de recursos en el régimen”, pero que se hace necesario “proponer cambios que modifiquen el perfil de beneficios de los pensionados futuros.”
Entre esos cambios se han sugerido: (1) aumentar la edad de jubilación, del rango de 55 a 62 años de la actualidad a 65 años; (2) que la edad de retiro se pueda posponer, con lo cual el Fondo obtendría más recursos, pero disminuiría una tal vez deseable rotación generacional del personal. Eso sí, nada nos dicen acerca de que una solución para una insuficiencia de ese fondo privado del Banco para sus empleados, es que sea costeado por ellos, con recursos provenientes del ahorro de los ingresos o salarios que allí perciben. Esto es, pretenden que quede incólume el aporte que el patrono, el Banco, que es propiedad del estado y por ende de todos los ciudadanos, les ha venido dando de tres cuartas partes (un 10% del 15% total de aporte al Fondo) para el Fondo de Pensiones exclusivo de esos empleados. O sea, la sociedad, como un todo, habrá de seguir manteniendo sustancialmente las pensiones de esos trabajadores. Se trata de otro privilegio más; algo que unos pocos disfrutan pero que es pagado, en una parte sustancial, por la totalidad de los costarricenses. Se pretende mantener ese enorme privilegio y, para que no termine por quebrar, como gran cosa, están dispuestos a “sacrificar” en un poquito a los futuros pensionados, puesto que lo que hoy están recibiendo ese jugoso subsidio-pensión, seguirán incólumes: pegaditos...
Publicado en mis sitios en Facebook el 03 de febrero del 2016.
EN ENREDOS
Por Jorge Corrales Quesada
Esta vez se trata del Fondo de Garantías y Jubilaciones del Banco Nacional, el banco estatal más grande del país. Lo hemos logrado saber gracias al comentario de La Nación del 25 de agosto del 2015, titulado “Estudio alerta por riesgos en el fondo de pensiones del BNCR: Aporte de ₡9.200 millones anuales a régimen de empleados no alcanzó para pagar jubilaciones.”
Resulta que la pensión mensual promedio en el Banco Nacional es de ₡600.000, la cual se compara como jugosa, en relación con el promedio del ICE de ₡175.600, con el de la Caja de ₡118.300 y con el de RECOPE de ₡33.200, según informa el periódico, pero obviamente esos diferentes montos podrías estar ligados al grado de aportes de los propios trabajadores así como del estado patrono de esos empleados, a los diferentes sistemas de pensiones de cada una de esas entidades estatales. En el caso del Banco Nacional, los trabajadores aportan un 5% y el Banco, o sea, nosotros los “dueños” de ese ente estatal, un 10%, para su Fondo de Garantías y Jubilaciones. No se brinda información acerca de la distribución de esos montos, pero el hecho es que “ninguna otra institución pública con un régimen de jubilación especial posee un monto tan alto.” Me imagino que, cuando hay un régimen “especial”, también al pensionarse esos trabajadores reciben pensiones de otros regímenes, como la Caja o el Magisterio o de cualquier otro, al cual pueden estar adscritos. O sea, se trata de un complemento de aquéllos; por eso se le llama “especial.”
Ya un alto funcionario del Banco, el señor Juan Carlos Corrales, gerente interino a la fecha en que La Nación hizo su comentario (agosto del 2015), señaló que “no hay insuficiencia de recursos en el régimen”, pero que se hace necesario “proponer cambios que modifiquen el perfil de beneficios de los pensionados futuros.”
Entre esos cambios se han sugerido: (1) aumentar la edad de jubilación, del rango de 55 a 62 años de la actualidad a 65 años; (2) que la edad de retiro se pueda posponer, con lo cual el Fondo obtendría más recursos, pero disminuiría una tal vez deseable rotación generacional del personal. Eso sí, nada nos dicen acerca de que una solución para una insuficiencia de ese fondo privado del Banco para sus empleados, es que sea costeado por ellos, con recursos provenientes del ahorro de los ingresos o salarios que allí perciben. Esto es, pretenden que quede incólume el aporte que el patrono, el Banco, que es propiedad del estado y por ende de todos los ciudadanos, les ha venido dando de tres cuartas partes (un 10% del 15% total de aporte al Fondo) para el Fondo de Pensiones exclusivo de esos empleados. O sea, la sociedad, como un todo, habrá de seguir manteniendo sustancialmente las pensiones de esos trabajadores. Se trata de otro privilegio más; algo que unos pocos disfrutan pero que es pagado, en una parte sustancial, por la totalidad de los costarricenses. Se pretende mantener ese enorme privilegio y, para que no termine por quebrar, como gran cosa, están dispuestos a “sacrificar” en un poquito a los futuros pensionados, puesto que lo que hoy están recibiendo ese jugoso subsidio-pensión, seguirán incólumes: pegaditos...
Publicado en mis sitios en Facebook el 03 de febrero del 2016.