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Jorge Corrales Quesada
21/11/2015, 15:05
EL ESTADO INEFICIENTE-IDEOLOGÍA FRENA PROGRESO
Por Jorge Corrales Quesada

Es ininteligible que un país, que supuestamente ha comprobado ser competitivo en los mercados internacionales, exportando más de 3.500 diferentes productos sin subsidio alguno y sujeto a la competencia mundial, desprecie la posibilidad de tener acceso a un mercado de más de 214 millones de personas, como es la población de la llamada Alianza del Pacífico.

Cuesta entender cómo, si nuestro país desde mediados de la década de los ochentas decidió participar ampliamente en la economía mundial, ahora arrastra los pies para formar parte de un mercado, que tan sólo en el 2014 exportó $567 millones y que muchos nos beneficiaría si pudiera exportarnos algo de eso, compitiendo aquí con el resto del mundo: tener mayores opciones de importación nos beneficiaría, no sólo al ampliar la gama de productos que podemos disponer como consumidores, sino también a un precio y calidad posiblemente mejores.

Resulta incomprensible cómo es que no queremos integrarnos pronto a una serie de importantes economías que, en conjunto, conforman un 37% del Producto Interno Bruto total de América Latina. Tal rechazo desafía la lógica del beneficio del comercio internacional: que nos permita exportar más para poder importar más y así satisfacer en mayor grado los deseos y necesidades de los consumidores del país.

Veo a mi país haciendo lo mismo que los carajillos de mediados de los años cincuenta en la escuela República Argentina, el día en que se nos daba a todos los estudiantes, a la fuerza, una cucharada de un líquido horrendo, seguido de media naranja, para así matar todos los bichos que en aquella época pululaban en nuestros estómagos infantiles. La fila que se hacía casi que no avanzaba, pues nadie quería llegar a la cabeza en aquel punto, hasta que la fuerza de las maestras y la inercia nos hacían llegar a nuestro incómodo destino. Arrastrando los pies; a pasito lento; como quien no quiere la cosa; empujado por los otros: como quiera que lo llamen, creo que ustedes tienen muy clara la idea.

Es la misma actitud, tan distinta al entusiasmo de otrora, la que ahora exhibe nuestro principal negociador comercial, el ministro de Comercio Exterior, don Alexánder Mora, quien hace poco dijo que “No venimos a negociar, los encuentros estarán enfocados en compartir el procedimiento general y en confirmar los mecanismos de trabajo que los países tienen en el abordaje de los distintos temas.” En palabras no de político eso quiere decir “venimos sólo a ver cómo está la cosa.” Bueno, eso era esperable, pues, si bien desde inicios del 2014, el país se había comprometido “a seguir los procedimientos para adherirse a la Alianza del Pacífico…a la fecha esa incorporación no se ha dado.” Tales cosas las informa La Nación del 3 de julio, en el comentario titulado “País llega a la Alianza del Pacífico a plantear dudas sobre ingreso: Décima cumbre del bloque se desarrolla en Perú.”

Allá llegamos, no a negociar ni a concluir nuestro proceso de adhesión, sino “a ver”, dándole de hecho largas a un asunto que debería de ser primordial para revitalizar una economía que a duras penas crece y que muestra serios problemas de desempleo y subocupación. Además, tal vaguedad e imprecisión coadyuva a aumentar en la economía una insidiosa incertidumbre que aqueja a un sector privado, ansioso de poder tener mejores oportunidades que las actuales.

Al decirnos el ministro de Comercio Exterior que “la línea del encuentro [al que va Costa Rica al Perú] sirvió para que el Consejo [de Ministros de la Alianza del Pacífico] manifestara, nuevamente, su apertura a trabajar con Costa Rica, en su deseo de que nuestro país se acerque y forme parte del bloque”, francamente nos sorprende, porque si se pide que nos manifiesten NUEVAMENTE apertura para el ingreso de Costa Rica, necesariamente se requiere de que alguien nos haya dicho que ya no había tal apertura, por lo cual sería necesario volver a tocar las puertas de la Alianza. Pero, que se sepa, en ningún momento tal cosa había sucedido y más bien en apariencia siempre se miró con interés un eventual ingreso de Costa Rica a la Alianza.

Esto me refuerza entender el porqué del “nadadito de perro” de nuestro gobierno. Tan es así, que en diciembre se nos había expresado que en el primer trimestre del 2015 “se iniciaría el proceso de negociación para el ingreso a ese bloque,” pero ahora el ministro Mora asevera que “la decisión de acelerar esto es una decisión política del presidente de la República.” O sea, que no vamos más rápido, porque don Luis Guillermo así lo decide… entre tanto vuela el tiempo y dejamos de lado buenas oportunidades de mejora de la economía que no beneficie a todos. Lo que uno no termina de entender es que aquel el mismo presidente ya ha viajado varias veces a los Estados Unidos y otros ámbitos, para tratar de atraer empresas externas que venga a invertir en el país. No dudo que verían con sumo agrado que, si se instalaran aquí, podrían formar parte de un mercado tan dinámico como lo es la Alianza del Pacífico. Obviamente disponer de un acceso comercial a un mercado mayor que el de su origen o destino de la producción, lo habrían de ver con sumo interés.

Ya es hora de que esta administración se desate de una vez por todas del infausto peso del NO AL TLC: una oposición a la apertura comercial que en la actualidad no tiene razón de ser y que más bien le permitiría al país lograr una ampliación de los mercados, lo cual nos beneficiaría a todos los ciudadanos de maneras muy diversas.

Publicado en Facebook el 21 de noviembre del 2015.