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Jorge Corrales Quesada
08/11/2015, 18:04
EL ESTADO INEFICIENTE-ANARQUÍA TRIBUTARIA A LA VISTA
Por Jorge Corrales Quesada

Desde hace buen rato tenía conocimiento de las intenciones de un diputado de una zona en donde se produce electricidad para todo el país, de cobrar un canon, que no es sino un impuesto, como forma de obtener recursos para supuestamente beneficio del cantón en donde se ubica la planta eléctrica.

En principio suena muy bien y casi que sería rápidamente aceptable, si no fuera que vivimos en un país en donde cada región posee muchas operaciones en su domicilio, al igual que también lo hacen otras y en conjunto conforman una especie de mercado común a lo interno. Con esto quiero decir que, si un cantón quisiera gravar sus “exportaciones”, por así llamarlas, de un bien de su localidad hacia el resto del país, como en este caso de la electricidad que se “exporta” al resto de la nación, podríamos llegar a una verdadera anarquía comercial, pues ciertamente el consumidor del cantón de marras en donde reside el diputado, también debería de pagar un canon impuesto por cualquier otra cosa que produzca otro cantón y que la exporta al primero.

Nada más imaginémonos si, por ejemplo, también Limón decide poner un impuesto por cada kilo de carga que se importe por su nuevo muelle (así como por medio de los viejos) o bien por cada kilo de banano que envía a cualquier otro cantón, digamos que al Valle Central. O, para seguir con otro ejemplo, que el cantón central de San José cobre un canon para beneficio propio por los servicios que da, por ejemplo, en la emisión de licencias o cédulas o decisiones de la Corte Suprema de Justicia o de la Sala Constitucional o de las ventas que haga la librería Universal de la avenida central, a cada ciudadano que no sea josefino o por la llegada de buses de todo el país a las centrales ubicadas en plena ciudad. De locos, ¿verdad? Se imaginan en encarecimiento de todas las transacciones internas en el país…

Pues esa es la realidad que viviríamos, que hoy Costa Rica, dentro de sí, no tiene impuestos de unos cantones frente a otros cantones; o sea, se asemeja a una zona libre de comercio a lo interno. Con la propuesta generalizada, tendríamos una serie de entidades gubernamentales que ya no intercambian libremente, pues median impuestos entre lo que se “exporta” a otros cantones y lo que se “importa” de otros cantones. Cada entidad tratando de cobrarle a la otra sobre todo lo que le envía a cualquier otra entidad, pero no sólo entre cantones, sino entre provincias, ¿por qué no?

Poner ese tipo de impuestos crearía una anarquía inimaginable, pues uno observaría cómo actuaría un cantón que tiene algún monopolio geográfico -esto es, que produce algo que otro no produce- cargar a los otros lo que pueda con impuestos. Me imagino, por ejemplo, a Cartago centro, que creo es el único que produce envases de vidrio, o Alajuela, que tiene el único aeropuerto verdaderamente adaptado de carga en el país, así como a San José que tiene la única embotelladora de Coca Cola, además de la mayoría de entes de servicios estatales o el cantón de Montes de Oca con servicios de varias universidades, entre ellas la de Costa Rica, la Fidelitas y la Latina y así casi ad infinitum, cada cual tratando de cobrarle al otro. En este caso, esos cantones a los de Cachí de Cartago, productor de electricidad. No hay duda que habría una guerra de impuestos, cada cantón tratando de sacarle plata al otro. Pero también, habría un incremento generalizado en los costos de los bienes y servicios a los diferentes consumidores del país. Esquizofrénico, ¿verdad?

Uno puede pensar con buena intención, que, de alguna manera, de lo que se extrae localmente quede algún beneficio para la comunidad, pero casi toda la producción de un país como el nuestro de alguna manera está integrada a producción de diversas partes geográficas del mismo país. Por ejemplo, veamos el caso de la electricidad producida con agua. Es cierto que en zonas de Cartago se produce mucha de esta forma de electricidad que consume el resto del país, pero esa electricidad que llega a los diversos hogares no es un producto que incorpora únicamente lo que se podría llamar la producción primaria, que en este caso es la electricidad puesta en dicha zona de Cartago. De ahí en adelante, para el resto del país hay un enorme y complejo sistema de transmisión, que posiblemente lleva esa electricidad desde esa zona de Cartago a diversos cantones, pasando incluso por muchos otros, los cuales posiblemente, también pensarían en poner un canon al resto de los cantones como cobro por ese paso por el cantón. Asimismo, una parte muy importante de toda la burocracia de la electricidad está posiblemente ubicada en San José Centro y la administración que efectúa de esa electricidad podría justificar también que San José le imponga un canon para beneficio de ese cantón, pero que se cobra de alguna manera a los otros cantones que usan ese servicio administrativo. Demencial, ¿verdad?

Pero hay un hecho que en criterio de algunos podría facilitar las cosas. En el caso de la electricidad, el vendedor último del servicio presuntamente obtiene utilidades; por ejemplo, JASEC o Fuerza y Luz (¿?) o el ICE o la Empresa de Servicios Públicos de Heredia, entre otros. ¿Por qué no darle un pago mínimo al cantón de donde se produce y que no sea traslado a los consumidores de manera alguna? Eso podría hacerse, pero también el cantón en donde se produce algún bien que exporta a otros cantones (por ejemplo, la electricidad incorporada en la producción de Coca Cola en San José o de leche en la principal planta de producción en Alajuela) querría imitar dicho comportamiento. O sea, estamos relativamente tan integrados que el desbarajuste sería enorme.

Pero me temo lo peor: el proyecto se dirá que es “justo” (igual de justo que Montecillos cobre algo para la Municipalidad de Alajuela por la carne que exporta a San José y así como todo lo que hemos expuesto), pero en realidad sigue siendo injusto para el consumidor. Si lo que se trata es de sacarlo de las ganancias de un ente (digamos del ICE, pero sin que se le traslade al consumidor por medio de una mayor tarifa eléctrica), uno lo que se pregunta es, entonces, ¿por qué no se reducen los costos de operación con tal de compensar las pérdidas (o menores ganancias) debido al nuevo canon? Pero hay una obvia pregunta precedente: ¿por qué no se redujeron los costos de previo para haber reducido el precio al consumidor? ¿Acaso la electricidad no es lo suficientemente cara para los consumidores, como para que sea moral y económicamente obligatorio reducir los costos a fin de favorecernos?

El comentario que sobre esto publicó La Nación el 2 de julio, con el título “Plan propone pagar a municipios por albergar plantas eléctricas: Proyecto pretende que dinero se invierta en calles e infraestructura”, debe ser leído con atención y ojalá con una mayor vigilancia en cuanto a la evolución de ese proyecto en el seno legislativo. Porque va y pega y entonces veremos una escalada de impuestos de unos ciudadanos de un cantón, tratando de gravar a otros de cantones diferentes y viceversa (y eso sin meter a las provincias per ser y no imagino a los distritos). Una bella anarquía tributaria en donde, como siempre, será el consumidor final el que termine sufragando los deseos mentales de algunos, para ver cómo se come a los otros. Y eso que somos conciudadanos.

Publicado en Facebook el 08 de noviembre del 2015.