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Jorge Corrales Quesada
04/10/2015, 16:30
EL ESTADO INEFICIENTE-EL “TREMIÓN” COSTARRICENSE
Por Jorge Corrales Quesada

Espero que la palabra “tremión” tenga mayor éxito que la palabreja neo-liberalismo. Esta última no es más que agregar un prefijo de novedoso o nuevo a algo como es el liberalismo, creyendo que, de esta manera, se agrega un concepto original que permita ampliar el conocimiento humano, pero, en verdad, más bien el verdadero propósito de la adición es el de tratar despectivamente a la palabra original a la cual se pretende redefinir.

En este caso que expongo, lo de “tremión” es algo distinto; se me ocurre que define a una especie de híbrido de tren con bus. No es un conocido trolebús, que vemos que existe en ciudades como México, D.F., entre otras, y que se caracteriza por ser un autobús con tracción eléctrica y que corre sin estar sobre carriles. Ni tampoco un tranvía, como los de antes en San José, que aunque se parece en cuanto a que transporta viajeros sobre rieles, lo suele hacer en el interior de una ciudad o en su proximidad. Ya en Costa Rica tenemos servicios de ferrocarril o tren y hasta un muy sonoro Instituto Costarricense de Ferrocarriles (INCOFER), que ahora parece tener como función especial, y casi única, la de velar por el tren que va de Cartago a Heredia. Es por aquí por donde va lo de “tremión”.

Es sorprendente la noticia que aparece en La Nación del 30 de mayo y que lleva por título “INCOFER usa partes de camión para frenos de tren a Cartago: Presidente ejecutivo teme un accidente por este tipo de arreglos.” De aquí, ante la síntesis de partes de camión y de partes de ferrocarril, que tal vez habré descubierto una nueva y útil palabra, cual es “tremión”, el cual, como se darán cuenta, no tiene absolutamente nada que ver con necesidad biológica alguna.

La noticia fue aceptada como cierta por el señor Guillermo Santana, presidente ejecutivo del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (¿creen ustedes que es necesario un nombre tan impresionante para un cargo de gerente de trenes o de casi un tren?), quien reconoció que esos problemas narrados en el periódico, se originaban en que se estaban usando repuestos de camión en el sistema de frenado de los trenes. ¿Cómo? Sí, señores y señoras, gracias a la inventiva del costarricense, ha sido posible suplir los frenos especiales que se requieren para los rieles en que transitan ferrocarriles, por frenos de camiones y de otros equipos rodantes, más bien adaptados para las calles. ¡No que no se puede! En la de menos, el “tremión” será el medio de transporte del futuro que descongestionará las ciudades del mundo. Por eso, lo que es en verdad urgente, es que el INCOFER patentice la novedosa técnica “made in Costa Rica”.

Don Guillermo Santana me parece que es un persona sería y sensible, pues se da cuenta de que, por tal motivo, es de temer un serio accidente en la ruta a Cartago, en el paso por su cerro de Ochomogo. Señala que “desde hace un año y cinco meses mantienen [el INCOFER] un proceso de compra abierto en la Contraloría General de la República (CGR) con el fin de adquirir los repuestos adecuados.”

¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Será que el INCOFER ha hecho mal las gestiones ante la Contraloría?, o, ¿será que la Contraloría está echada, sin hacer nada al respecto y con toda la documentación requerida presentada debidamente ante ella? Sería muy fácil decir que hay problemas en ambas vías (no de ferrocarril, sino de gestiones), pero mi experiencia personal me tiende a indicar, conociendo algo de estos temas, que muy posiblemente las cosas no han sido bien planteadas ante la Contraloría. Por ello es que don Elard Ortega, funcionario muy capacitado a quien bien conozco, señala que “los atrasos se deben a errores de gestión del propio INCOFER”.

Para este tipo de gestiones es usual que no se formulen bien las solicitudes formales. Por ejemplo, en este caso, la Contraloría indicó haberle autorizado a INCOFER la compra de 8.500 zapatas (“frenos”) por un monto de ₡97 millones. “Sin embargo, al cotizar los repuestos, las ofertas sobrepasaban el monto autorizado” y cualquier funcionario de instituciones que hacen solicitudes de este tipo ante la Contraloría, sabe muy bien que éste es un ¡no, no!, pues abre automáticamente la caja para el chorizo. No digo que éste sea el caso, por supuesto, sino que la regla existe para evitar cosa desagradable como esa.

Ante esto, casi que estoy seguro de que la misma Contraloría les ha de haber soplado que mejor presentaran la solicitud -obviamente urgente de resolver- como una compra directa, mediante un concurso relativamente expedito. Por ello fue que autorizó un monto de ₡106 millones para la adquisición. El asunto está en proceso de resolución y tengo fe que en la Contraloría “están corriendo”, para evitar que haya una torta por un accidente de fallo en los frenos, que puede llegar tal vez a una magnitud tal que les haga doler la conciencia por durar indebidamente en resolverlo.

Lo cierto es que la Contraloría ha de tener razón cuando, en una resolución del 15 de marzo, llama “la atención del INCOFER respecto a la demora excesiva en la promoción de una contratación directa [y, esto es mío, ¿por qué no les dan un bequita a los encargados del INCOFER, acerca de cómo presentar la solicitud para que la CGR les autorice esta forma de contratación, para que la hagan bien y rápidamente?]… A la fecha ya han transcurrido más de 3 meses e inexplicablemente tal proceso de contratación está apenas en la etapa de revisión del cartel.” Bien claro lo dicho.

El problema es que, entre tanto, el “olor a quemado” por el uso de frenos incorrectos, correrá a lo largo de los vagones, como un barato perfume de pachulí, producto del recalentamiento que uno suele oler en los caminos y carreteras nuestras. Pero, ante todo, la virgencita de los Ángeles no da para tanto, protegiéndonos del daño, incluso para que el señor Santana de INCOFER pueda dormir más tranquilo. Después me dicen que no es cierto que en Costa Rica el estado es ineficiente.

Era obvio que muy pronto la Contraloría aprobaría la solicitud. De hecho, tal cosa se informó en La Nación del 06 de junio, en su comentario titulado “Contraloría avala compra de repuestos para trenes: INCOFER sustituirá uso de partes de camión en sus máquinas,” pero eso no evita calificar a todo este incidente de la compra de frenos de verdad y no de camiones para el tren del INCOFER, como un episodio ridículamente risible.

La ausencia de un buen mantenimiento del ferrocarril hará que menos consumidores deseen usar un servicio que podría ser eficiente y económico para sus objetivos. Cuando ya la gente no quiera usar el tren, no se preocupen, el ferrocarril seguirá abierto. En su destino hacia la oscuridad eterna imitará al CNP y a saca de guaro mayor: prehistóricos por falta de adaptarse evolutivamente al mundo moderno. Eso sí, la burocracia enquistada seguirá recibiendo sueldos aunque no hagan nada o casi nada… incluso sin darle el mantenimiento elemental a un tren urbano.

Publicado en Facebook el 04 de octubre del 2015.