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Jorge Corrales Quesada
31/08/2015, 17:47
EL ESTADO INEFICIENTE-EL DESBARAJUSTE EN LAS CONCESIONES DE TRANSPORTE PÚBLICO
Por Jorge Corrales Quesada

Uno esperaría que en el sistema privilegiado de concesiones de transporte público (que, posiblemente, reitero, tal vez, se podría justificar debido a graves problemas de congestión en el transporte que podría sobrevenir ante una apertura al libre mercado), al menos se tuviera un control adecuado, por parte de las autoridades gubernamentales, de quiénes son los beneficiarios del sistema. Pero no, ni siquiera de eso es capaz nuestro estado: de mantener ordenado el control de quiénes son los favorecidos con sus políticas discriminatorias en este caso del transporte público.

Resulta que el Consejo Nacional de Transporte Automotor (CTP) dependencia del ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), mantiene, casi imperturbable, a personas fallecidas en su registro de propietarios de las rutas de buses concesionadas en el país. Sí, hay “diez personas fallecidas (que) aparecen aún como las responsables de operar 11 rutas de transporte público de autobús.” Esta historia, digna de un episodio de una película de la serie de “La Noche de los Muertos Vivientes”, dicho sea con respeto para sus familiares, existe gracias a la ineficiencia del control requerido de parte del CTP. Esto lo reporta La Nación del 21 de abril, bajo el titular “MOPT mantiene a muertos al mando de 11 rutas de bus: Fallecidos desde 1995 aparecen como permisionarios o concesionarios.”

Incluso hay operadores de líneas de buses quienes fallecieron desde 1995 (¡hace veinte años!) y el CTP no ha ordenado la situación, por supuesto que, aduciendo, como sucede siempre con las cosas en el estado, que “sólo tiene cinco inspectores para controlar cientos de rutas en todo el territorio nacional.” Pero, ¿es que es tan difícil exigir que los dueños concesionarios u operadores de las rutas en realidad estén vivos? Caso contrario, se debería dar un plazo jurídicamente apropiado a fin de que los sobrevivientes dueños de las concesiones, arreglen la situación ante el MOPT.

Algunas de las rutas que pertenecieron a los empresarios fallecidos, hoy están dirigidas por “familiares, fueron cedidas a terceros sin formalizar ningún trámite ante las autoridades o están inactivas.” Según reconoce el CTP, “de los 11 recorridos ‘manejados’ por muertos, tres están en proceso de sucesión, tres fueron asumidas por terceros y cinco están en proceso de ser eliminadas por abandono de actividad,” señala el artículo periodístico.

Pero algo tan inesperado, como es el que haya muertos aún al mando de rutas de buses no es único. De acuerdo con Sidia Cerdas, de Asuntos Jurídicos del CTP, “este problema lo tenemos no solo en concesiones (de bus) sino en taxis también”. Esto último valdría la pena averiguarlo, en especial cuando las concesiones de taxis han sido un campo prolífico para los favores políticos (que posiblemente también se pueden dar en el caso de concesiones de rutas de buses).

Lo que de ninguna manera entiendo es la aseveración de la señora Cerdas, cuando alega que “el problema es que no ha habido denuncias, porque si se hubiese dado una denuncia, inmediatamente se constata la situación.” Tal pretensión no sólo es muestra de la tranquilidad y sosiego que suele existir en las estructuras burocráticas, que no hacen nada si no es que una hay denuncia previa, sino que, pensar que un ciudadano común va a saber que una empresa de buses concesionada la está dirigiendo un muerto, es no darse cuenta de que ese ciudadano posiblemente tiene preocupaciones más relevantes para su vida, que estar detrás de la averiguación de esa cosa. La tarea es o debería ser una función que desempeña un ente de control, como es el Consejo de Transporte Público, vigilar que se cumplan los requisitos elementales en cuanto al buen y correcto desempeño de las concesiones de transportes, sin esperar que haya una denuncia ciudadana para así hacerlo.

No sólo ese abandono burocrático puede significar un serio daño a una persona que resulta accidentada por un bus cuyo dueño en persona no existe, sino que también pone a la víctima en mayores enredos legales adicionales a los que ya tenía al ser afectada en un accidente como el descrito. ¡Qué no me venga el CTP con el cuento de que no hace nada si no existe una denuncia de algún ciudadano! A levantar el trasero y a averiguar si las concesiones de buses cumplen con el requisito mínimo de que, quien está al mando de la ruta, al menos no está fallecido.

La información periodística citada adiciona que, “según un informe del CTP, a octubre del 2014, las rutas en manos de muertos mantenían deudas con la seguridad social, tributación y carecían de pólizas de seguros.” Y, entonces, ¿en qué está el CTP? ¿Para qué sirve si no vigila lo que le corresponde vigilar? Si no han impuesto sanciones a esas operaciones impropias de ciertas rutas de buses que se han cuestionado, entonces, ¿estarán pensando en que sea Tatica Dios en los cielos el cual sancionará a los muertos y que el CTP no lo haga, ni siquiera con los vivos que han heredado esas concesiones?

Publicado en Facebook en mis sitios jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad el 31 de agosto del 2015.