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Jorge Corrales Quesada
30/06/2015, 10:26
CÓMO HACER MÁS EFICIENTE A UN ESTADO INEFICIENTE
Por Jorge Corrales Quesada

Hay un libro recientemente escrito por John Micklethwait y Adrian Woolridge, titulado The Fourth Revolution: The Global Race to Reinvent the State [La Cuarta Revolución: La Carrera Global para Reinventar el Estado] (New York: The Penguin Press, 2014), que creo debería de ser leído por todo ciudadano interesado en temas de políticas públicas. Particularmente, porque con base en experiencia de naciones, tales como India, China, Singapur y los países nórdicos, nos brinda señalamientos útiles para lograr una más elevada eficiencia en las economías, con un estado que permita un mayor y mejor crecimiento económico.

En lo concreto, basado en la experiencia de los países nórdicos en sus reformas recientes -digamos de 1990-1995 a la fecha- el libro trata del caso de una atención hospitalaria pública, transformada de sistemas en que el estado prestaba directamente el servicio de salud, hacia otro en que la prestación del servicio está a cargo de empresas privadas, debidamente reguladas por un estado, que conserva la rectoría y definición de las políticas de bienestar en ese sector.
Señalan dichos autores:

“El estado de Occidente ha formulado promesas que no puede cumplir. Sin embargo, es más interesante la razón por la cual los países nórdicos [de Europa] continuaron con su esfuerzo [de reforma]. Una vez que empezaron a rediseñar su gobierno, se encontraron con que funcionaba.
Muchas de las reformas han producido no sólo un gobierno más económico, sino un mejor gobierno….
Los países nórdicos brindan abundante evidencia en contra [de la elefantiasis del estado y de una muy baja productividad]: de que es posible contener al gobierno, al tiempo que se mejora su actuación…
Nuestro argumento va precisamente en contrario de que los nórdicos apenas están empezando. En el siglo veinte, la tecnología tendía a enfocarse en su poder y en una administración súper grande. En el siglo veintiuno presionará crecientemente hacia la dirección opuesta. La tecnología no sólo encogerá al gobierno, sino que también hará que mejore. En el siglo veinte, las buenas reformas al gobierno fueron arruinadas repetidamente por intereses creados especiales. En el siglo veintiuno se está haciendo más fácil que prácticas de mejor gobernabilidad orienten y dirijan al interés común. Esto no significa que el estado va en camino de hacerse pequeño… sino que eso es posible lograrlo.” (Op. Cit., p. 176, 177 y 178).

Por ello leí con suma atención un artículo publicado en La Nación del 13 de junio, el cual se titula “Contratar servicio es más barato que operar EBÁIS: Estudio preliminar de CCSS destaca calidad de atención a pacientes.” Después de leerlo, me sentí orgulloso de que en Costa Rica se puedan realizar tareas que la sociedad ha encargado al estado, de forma más barata (económica) y con una mejora en su calidad. Esto es, se ha evolucionado de un sistema en donde el estado brindaba directamente el servicio -todos eran empleados públicos de la Caja o de un ente similar- hacia uno en el cual están a cargo de entes privados, que cumplen con los objetivos que le ha definido el estado, mediante el uso en el sector público (en este caso el de la salud) de técnicas eficientes de administración, más propias de empresas privadas que de entes estatales.

El informe de la Caja en mención es el DRSS-FISSCT-0824-15, que aún está en proceso y que todavía –a la fecha de la publicación de La Nación- la Junta Directiva de la CCSS no lo conoce formalmente. Pero el informe preliminar ya nos brinda datos que deberían de entusiasmarnos, en cuanto a que es posible mejorar la Caja, al menos en algunos aspectos, en donde, sin que disminuya la calidad del servicio, sino todo lo contrario, se logran grandes economías en una institución que, como sabemos, posee serios problemas financieros.

Dice La Nación: “El documento de abril [del 2015] muestra que mientras una consulta de urgencia cuesta ₡39.000 en un…EBÁIS de las cooperativas [ente privado], a la Caja le sale en ₡60.000.” También compara los costos en un EBÁIS de las cooperativas con otro de la Caja, en cuanto a una consulta de medicina en general. En las primeras cuesta ₡11.230, en tanto que “en uno administrado por la CCSS vale ₡17.737. “Por su parte, la consulta dental ronda los ₡7.695 en las cooperativas, y se eleva a ₡15.213 en centros de la Caja.”

Vean el ahorro que se ha logrado para los costarricenses: “La Red de Servicios de Salud [de la CCSS] calcula que este año se invertirán ₡29.000 millones en comprar servicios a COOPESAÍN, COOPESANA, COOPESIBA, COOPESALUD y ASEMECO, una cifra que hubiera superado los ₡47.000 si la CCSS hubiera asumido esa atención. El ahorro superaría los ₡18.000 millones,” que bien se puede emplear en mejorar otros servicios que brinda la CCSS a sus cotizantes, primordialmente.

Aún más interesante, en opinión de los autores del estudio de referencia, “Estos costos menores, comparados con los de la Caja… se obtienen con una mayor producción y con atención de calidad a embarazadas, bebés y enfermos crónicos.” De acuerdo con el periódico, “La diferencia en el costo entre servicios iguales se debe, entre otras razones, al uso del expediente electrónico, aprovechamiento del tiempo porque el personal ni participa en huelgas ni se incapacita mucho, y al uso de medios electrónicos para sacar citas.” Pero, antes de que los profetas usuales de la desesperanza, nos salgan diciendo que el cambio ha provocado una caída en la calidad de los servicios percibidos por los pacientes, reseño lo que señala don José Pablo Ross, de COOPESANA, que “la producción es mayor y esto abarata costos. La disconformidad de la gente ES PORQUE QUIERE MÁS SERVICIOS [las letras en mayúscula son mías], pero la Caja no deja.” Ello lo reitera un gerente médico de COOPESAÍN, don José Fabio Barquero, quien “atribuyó los resultados a la organización. Dijo que donde hay dificultades para cumplir, como la contratación de médicos especialistas, se debe a que la misma Caja impide a nuevos profesionales laborar con proveedores externos, aunque sean servicios que luego se dan a la institución.”

Claro que esto ha de tener muy preocupados a algunos recalcitrantes ideológicos, quienes creen que el estado debe de hacer de todo, no importa su costo ni la calidad del servicio a los cotizantes de la Caja. Pero los ciudadanos que conocen y han experimentado el mejor servicio que brindan aquellas empresas privadas, han acudido a señalarlo así, dando un mentís a quienes no les gusta tan sólo por mantener una ideología obsoleta o bien porque les disminuye el número de asociados a sus sindicatos. Es posible mejorar la eficiencia en un estado ineficiente.
Hay esperanzas… Por una Caja mejor para todos.

Publicado en los sitios de ASOJOD y del Instituto Libertad y en los míos de Facebook jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad el 30 de junio del 2015.