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Jorge Corrales Quesada
19/06/2015, 18:07
EL ESTADO INEFICIENTE-EL DERECHO CIUDADANO DE EVALUAR EL USO DE LOS FONDOS PÚBLICOS-EL CASO DE LOS MAESTROS
Por Jorge Corrales Quesada

Llama la atención que el Ministerio de Educación (MEP) no ponga en marcha un plan dedicado a evaluar el rendimiento de los maestros. En mucho porque formaba parte del programa de gobierno del Partido Acción Ciudadana y uno esperaría que, habiendo ganado las elecciones, tratara de implementarlo. Pero, también porque tratar de evaluar los resultados de las acciones parece ser una conducta totalmente racional. Cierto, me dirá alguien, que ya debo de haber olvidado esa ineficiencia natural del estado, pues ni siquiera muestra interés en evaluar los resultados de sus propias acciones. El tema de la educación de nuestros jóvenes y niños reviste una importancia tal, que el interés público que se supone reviste, haría que sea de su máximo beneficio que los administradores responsables se pudieran dar cuenta de si los resultados obtenidos son los esperados y, en lo particular, de si los maestros encargados de la enseñanza realmente cumplen con lo que se puede esperar de ellos. Después de todo, están involucrados recursos públicos provistos por todos los ciudadanas, que bien esperan que haya una rendición de cuentas acerca de su buen uso.

De aquí que el comentario del periódico La Nación del 09 de febrero, cuyo encabezado reza “MEP tiene pendiente evaluación de maestros: PAC prometió en campaña hacer diagnósticos,” sirve de recordatorio de que dicha acción, crucial en la rendición de cuentas que debe definir la acción del estado, todavía ni siquiera se sabe si está en veremos.

Tiene toda la razón Isabel Román, del Programa Estado de la Educación, cuando expresa que “La evaluación de los docentes es transparencia y rendición de cuentas. No tiene por qué ser un sistema represivo de revisión del docente, pero las medidas son necesarias para hacer cambios.” Cambios que usualmente son citados como indispensables y prioritarios por parte de nuestras autoridades del MEP, a fin de lograr una anhelada mejoría del sistema educativo. Para poder mejorar nuestra educación, es necesario conocer el estado cualitativo de los maestros, para ver si se requiere de procesos de refrescamiento continuo, entre otras cosas indispensables. Reitera Román que “Ya detectamos que hay debilidades en infraestructura, formación de los docentes, exclusión y calidad, pero hay que actuar con prontitud… Para exigir calidad, necesitamos mecanismos de medición.” ¿Se habrá entendido en el MEP que lo dicho por la analista Román no sólo es pertinente, sino indispensable, si es que se desea una mejor calidad de nuestra educación?

Pero ese estado de “importamadrismo”, demostrado por la indiferencia expuesta, queda en mayor evidencia cuando se lee la reacción surgida en un sindicato de maestros, que uno presuponía iba a estar deseoso de mejorar la calidad de sus asociados. Lean las palabras al respecto de Gilberto Cascante, presidente de la ANDE: “Pienso [espero que el lector acepte esa aseveración] que la evaluación es insuficiente para medir la calidad. No estaríamos de acuerdo, porque es una forma de maltratar a los profesores y de eliminarles los pluses salariales. No estamos de acuerdo con la evaluación, aunque se trate de sólo un diagnóstico. La culpa de lo malo recae en el docente.”

Habráse visto tanta tontería concentrada en un párrafo tan pequeño: ¿Qué la evaluación es insuficiente?, por supuesto, pero es indispensable. ¿Qué es una forma de maltratar a los educadores?, pues pensemos en el maltrato a los estudiantes, dado que maestros presuntamente incapaces son los encargados de educarlos. ¿Qué con dicha evaluación se busca quitarles pluses salariales?, me imagino que si esos pluses están ligados al desempeño, lo elemental es que se conozca qué tan bueno es el resultado de la tarea que deben realizar, además de que lo que parece importarles son tales privilegios, en vez del desempeño adecuado de su labor. ¿Qué están en desacuerdo con la evaluación aunque fuera sólo un diagnóstico?, lo siento, pero como asalariados estatales, pagados por todos los ciudadanos del país, están en obligación de aceptar que se les valore, incluso mediando un diagnóstico indispensable que evalúe el buen uso de aquellos recursos escasos. ¿Que “la culpa de lo malo recae en el docente”?, pues al leer la reacción de líder sindical de los maestros, empiezo a pensar que, tal vez, eso de la culpa es cierto… a partir de la evidencia de lo dicho por el señor Cascante, presidente de ANDE.

Pensar que nuestra educación en cierto sentido está en manos de dirigentes incapaces, cuya reacción la resume el periódico, al señalar que la “ANDE se opone a cualquier tipo de evaluación, porque considera que someter al docente a una evaluación, lo afecta emocionalmente”. Al leer esto comprendo porqué nuestros estudiantes están “emocionalmente” afectados, no a causa de que sus maestros continuamente los evalúan, los cual les afectaría en sus emociones, sino porque, me imagino, podrán entender en manos de quienes es que descansa la responsabilidad de su educación. ¡Tanta mediocridad abruma!

Publicado en Facebook el 19 de junio del 2015.