Jorge Corrales Quesada
01/06/2015, 21:14
EL ESTADO INEFICIENTE-OPONIÉNDOSE AL PROGRESO
Por Jorge Corrales Quesada
En agosto del 2006, el Instituto Costarricense de Puertos (INCOP) cedió la administración del Puerto de Caldera a un grupo privado, a fin de que el país obtuviera el beneficio de disponer de un muelle moderno para granos importados.
Ocho años después, en noviembre del 2014, la construcción quedó terminada. En todo ese período, el proyecto sufrió atrasos sumamente costosos, no sólo para los promotores, sino para el país, que continuó pagando costos elevados por las demoras en las descargas de los barcos. Eso se debió en mucho a la “conciencia” medioambiental del sindicato ANEP, quien presentó un recurso ante la Sala Constitucional para impedir que se llevaran a cabo obras públicas indispensables, que eliminarían presas en el desembarque, además de facilitar el adosamiento al muelle de barcos más grandes que los que previamente podían llegar y que, en general, para posibilitar un manejo más expedito de la carga en el muelle.
Pero la demagogia de la ANEP se reveló cuando la Sala Constitucional rechazó la pretensión sindical -lamentablemente después de un buen rato- y al fin se pudo iniciar las obras. Por supuesto, que, entre tanto, el costo mayor lo hemos tenido que pagar todos los costarricenses en forma de costos más elevados de los granos que importamos.
Pero la ineficiencia del estado revelada a través de todos estos años, llegó al ridículo culminante cuando, a pesar de estar concluida la obra en noviembre pasado y lista para su inauguración y operación el 18 de diciembre, no se pudo hacer, simplemente porque el INCOP tenía que darle el visto bueno a la obra y aprobar las nuevas tarifas y ese ente se había quedó sin presidente ejecutivo desde diciembre del año pasado. El gobierno expedito no nombró un sustituto sino hasta el 27 de enero (cuando tienen que correr, no corren; pero si tan sólo es necesario para colocar a alguien, entonces sí se apuran). Entretanto, ahí estaba el muelle, listo, pero sin poder empezar a trabajar porque no se nombraba al nuevo presidente ejecutivo y nadie podía sustituirlo.
Hasta el propio ministro de Transportes consideró como “lamentable” que el nombramiento del burócrata del INCOP se atrasara en llegar. Por ello, me complace señalar que, al fin, se pudo inaugurar, el pasado 12 de febrero, el nuevo sector del muelle de Caldera por parte del presidente de la República. La inversión, que ascendió a $36.5 millones, estuvo lista desde noviembre del año pasado, después de tener que esperar todo ese montón de años, en mucho por la majadería de la ANEP, a quien pareció no interesarle el consumidor nacional. Eso ocasionó que, gracias principalmente a la ANEP, se tuvieran un costo de unos $30.000 dólares diarios por cada día de atraso de los barcos por no poder atracar y lo cual ahora es casi de inmediato.
Publicado el 01 de junio del 2015.
Por Jorge Corrales Quesada
En agosto del 2006, el Instituto Costarricense de Puertos (INCOP) cedió la administración del Puerto de Caldera a un grupo privado, a fin de que el país obtuviera el beneficio de disponer de un muelle moderno para granos importados.
Ocho años después, en noviembre del 2014, la construcción quedó terminada. En todo ese período, el proyecto sufrió atrasos sumamente costosos, no sólo para los promotores, sino para el país, que continuó pagando costos elevados por las demoras en las descargas de los barcos. Eso se debió en mucho a la “conciencia” medioambiental del sindicato ANEP, quien presentó un recurso ante la Sala Constitucional para impedir que se llevaran a cabo obras públicas indispensables, que eliminarían presas en el desembarque, además de facilitar el adosamiento al muelle de barcos más grandes que los que previamente podían llegar y que, en general, para posibilitar un manejo más expedito de la carga en el muelle.
Pero la demagogia de la ANEP se reveló cuando la Sala Constitucional rechazó la pretensión sindical -lamentablemente después de un buen rato- y al fin se pudo iniciar las obras. Por supuesto, que, entre tanto, el costo mayor lo hemos tenido que pagar todos los costarricenses en forma de costos más elevados de los granos que importamos.
Pero la ineficiencia del estado revelada a través de todos estos años, llegó al ridículo culminante cuando, a pesar de estar concluida la obra en noviembre pasado y lista para su inauguración y operación el 18 de diciembre, no se pudo hacer, simplemente porque el INCOP tenía que darle el visto bueno a la obra y aprobar las nuevas tarifas y ese ente se había quedó sin presidente ejecutivo desde diciembre del año pasado. El gobierno expedito no nombró un sustituto sino hasta el 27 de enero (cuando tienen que correr, no corren; pero si tan sólo es necesario para colocar a alguien, entonces sí se apuran). Entretanto, ahí estaba el muelle, listo, pero sin poder empezar a trabajar porque no se nombraba al nuevo presidente ejecutivo y nadie podía sustituirlo.
Hasta el propio ministro de Transportes consideró como “lamentable” que el nombramiento del burócrata del INCOP se atrasara en llegar. Por ello, me complace señalar que, al fin, se pudo inaugurar, el pasado 12 de febrero, el nuevo sector del muelle de Caldera por parte del presidente de la República. La inversión, que ascendió a $36.5 millones, estuvo lista desde noviembre del año pasado, después de tener que esperar todo ese montón de años, en mucho por la majadería de la ANEP, a quien pareció no interesarle el consumidor nacional. Eso ocasionó que, gracias principalmente a la ANEP, se tuvieran un costo de unos $30.000 dólares diarios por cada día de atraso de los barcos por no poder atracar y lo cual ahora es casi de inmediato.
Publicado el 01 de junio del 2015.