Jorge Corrales Quesada
18/05/2015, 20:55
EL ESTADO INEFICIENTE-SUELDOS DE ALCALDES POR LA LIBRE
Por Jorge Corrales Quesada
Cuando hablamos de ineficiencia del estado no nos referimos tan sólo al gobierno central o a las instituciones descentralizadas. El gobierno municipal también forma parte del estado costarricense y, como era de esperarse, tampoco son un dechado de eficiencia, tal como lo muestra un artículo de La Nación del 12 de diciembre, el cual aparece bajo el siguiente titular: “Diferencia entre sueldos de alcaldes llega a ₡4 millones: Cálculo obedece a la fórmula del Código Municipal.”
Esto último casi que desde ya nos dice que el jolgorio con los recursos públicos en este caso no reviste de ilegalidad, sino de la existencia de una regulación absurda del Código Municipal que ha permitido la que sea la viveza del alcalde de turno, lo que le permita obtener salarios ridículamente elevados y, además, en completa disparidad entre los diferentes gobiernos locales.
Así, por ejemplo, mientras que el salario del alcalde de Santa María de Dota es de ₡1 millón al mes, el de Limón es mayor a los ₡5 millones, en tanto que el de Santa Cruz de Guanacaste se eleva ₡4.750.000 mensuales.
Es posible esperar que no haya plena uniformidad de los sueldos de los diversos alcaldes, pero la disparidad descrita se debe a una sencilla razón: resulta que el Código Municipal expresa que el sueldo que recibe el alcalde será un 10% más de lo que gane el empleado mejor pagado del municipio. Además, también juega el hecho de que la prohibición que se paga para que no trabajen en otras actividades fuera de la que hacen como alcaldes eleva los salarios entre un 35% y un 65%.
Entonces la maximización del ingreso de un alcalde cualquiera pasa por encontrar algún empleado que labore en el municipio con un sueldazo. Aunque la escala salarial la define el Consejo Municipal, el incentivo para el alcalde está en ejercer su potestad de buscar a un funcionario muy caro que entre a trabajar en la entidad; digamos un abogado o un ingeniero o un médico que tenga antigüedades de 30 años o más. De paso, como ahora también se cuenta con vice-alcaldes, su sueldo es el 80% de aquél del alcalde, con lo cual el ominoso esquema está montado para que tanto el alcalde como el o los vice-alcaldes se favorezcan con la búsqueda de su favorito dorado: un funcionario municipal que no sea el alcalde o el vice-alcalde que gane un sueldo lo más elevado posible.
Tampoco es deseable el sistema de salarios de los alcaldes con base en los presupuestos municipales como se hacía antes, puesto que se distorsionaría enormemente la escala salarial entre alcaldes. Nada más imagínese el bajo salario del alcalde de, digamos, Turrubares o los Chiles o Upala, comparado con los sueldos de los alcaldes de San José o de Alajuela o Heredia y Cartago.
Por eso es apropiada la propuesta para que la Asamblea Legislativa -que se supone está muy interesada en reducir el gasto público innecesario- reforme la metodología que hoy en día define los sueldos de los alcaldes, empezando por fijar un tope a los actualmente tan elevados.
Ante esta sugerencia, observe el contraste de dos alcaldes, por una parte, el de Montes de Oca, don Fernando Trejos, y el de Santa Cruz de Guanacaste, el señor Jorge Chavarría. Dice don Fernando: “Es sano que plantee esa revisión de los salarios, porque existe el portillo de contratar a personas mayores, con salarios muy altos, para mejorar el sueldo de los alcaldes. Ahí es donde debería revisarse para evitar las trampas.” A su vez, sobre el mismo tema, dice el alcalde de Santa Cruz: “No estoy de acuerdo en que se haga ninguna revisión sobre los salarios. Mi sueldo es más que merecido, porque trabajo hasta 24 horas. El puesto de alcalde es de mucho sacrificio y no me parece que quieran ponerle un tope.” Y en el artículo agrega “No estoy de acuerdo (en ponerle un tope). Cuando llegué, ese era el salario. Además, este es un puesto de mucho sacrificio, de labor eterna las 24 horas del día. Es más fácil ser diputado.” Sin palabras y que juzgue el ciudadano, que con sus impuestos municipales financia estos sueldos tan dispares, cuál es su alcalde preferido.
Publicado el 15 de marzo del 2015.
Por Jorge Corrales Quesada
Cuando hablamos de ineficiencia del estado no nos referimos tan sólo al gobierno central o a las instituciones descentralizadas. El gobierno municipal también forma parte del estado costarricense y, como era de esperarse, tampoco son un dechado de eficiencia, tal como lo muestra un artículo de La Nación del 12 de diciembre, el cual aparece bajo el siguiente titular: “Diferencia entre sueldos de alcaldes llega a ₡4 millones: Cálculo obedece a la fórmula del Código Municipal.”
Esto último casi que desde ya nos dice que el jolgorio con los recursos públicos en este caso no reviste de ilegalidad, sino de la existencia de una regulación absurda del Código Municipal que ha permitido la que sea la viveza del alcalde de turno, lo que le permita obtener salarios ridículamente elevados y, además, en completa disparidad entre los diferentes gobiernos locales.
Así, por ejemplo, mientras que el salario del alcalde de Santa María de Dota es de ₡1 millón al mes, el de Limón es mayor a los ₡5 millones, en tanto que el de Santa Cruz de Guanacaste se eleva ₡4.750.000 mensuales.
Es posible esperar que no haya plena uniformidad de los sueldos de los diversos alcaldes, pero la disparidad descrita se debe a una sencilla razón: resulta que el Código Municipal expresa que el sueldo que recibe el alcalde será un 10% más de lo que gane el empleado mejor pagado del municipio. Además, también juega el hecho de que la prohibición que se paga para que no trabajen en otras actividades fuera de la que hacen como alcaldes eleva los salarios entre un 35% y un 65%.
Entonces la maximización del ingreso de un alcalde cualquiera pasa por encontrar algún empleado que labore en el municipio con un sueldazo. Aunque la escala salarial la define el Consejo Municipal, el incentivo para el alcalde está en ejercer su potestad de buscar a un funcionario muy caro que entre a trabajar en la entidad; digamos un abogado o un ingeniero o un médico que tenga antigüedades de 30 años o más. De paso, como ahora también se cuenta con vice-alcaldes, su sueldo es el 80% de aquél del alcalde, con lo cual el ominoso esquema está montado para que tanto el alcalde como el o los vice-alcaldes se favorezcan con la búsqueda de su favorito dorado: un funcionario municipal que no sea el alcalde o el vice-alcalde que gane un sueldo lo más elevado posible.
Tampoco es deseable el sistema de salarios de los alcaldes con base en los presupuestos municipales como se hacía antes, puesto que se distorsionaría enormemente la escala salarial entre alcaldes. Nada más imagínese el bajo salario del alcalde de, digamos, Turrubares o los Chiles o Upala, comparado con los sueldos de los alcaldes de San José o de Alajuela o Heredia y Cartago.
Por eso es apropiada la propuesta para que la Asamblea Legislativa -que se supone está muy interesada en reducir el gasto público innecesario- reforme la metodología que hoy en día define los sueldos de los alcaldes, empezando por fijar un tope a los actualmente tan elevados.
Ante esta sugerencia, observe el contraste de dos alcaldes, por una parte, el de Montes de Oca, don Fernando Trejos, y el de Santa Cruz de Guanacaste, el señor Jorge Chavarría. Dice don Fernando: “Es sano que plantee esa revisión de los salarios, porque existe el portillo de contratar a personas mayores, con salarios muy altos, para mejorar el sueldo de los alcaldes. Ahí es donde debería revisarse para evitar las trampas.” A su vez, sobre el mismo tema, dice el alcalde de Santa Cruz: “No estoy de acuerdo en que se haga ninguna revisión sobre los salarios. Mi sueldo es más que merecido, porque trabajo hasta 24 horas. El puesto de alcalde es de mucho sacrificio y no me parece que quieran ponerle un tope.” Y en el artículo agrega “No estoy de acuerdo (en ponerle un tope). Cuando llegué, ese era el salario. Además, este es un puesto de mucho sacrificio, de labor eterna las 24 horas del día. Es más fácil ser diputado.” Sin palabras y que juzgue el ciudadano, que con sus impuestos municipales financia estos sueldos tan dispares, cuál es su alcalde preferido.
Publicado el 15 de marzo del 2015.