Jorge Corrales Quesada
18/05/2015, 20:44
EL ESTADO INEFICIENTE-SINDICATOS TRAS MÁS PREBENDAS
Por Jorge Corrales Quesada
No hay duda de que, como ciertos microorganismos llamados oportunistas, cuando el cuerpo en el cual viven se enferma o se debilita, hacen su agosto. Proliferan aprovechando la debilidad del organismo del cual se sustentan. Creo que tales bichos no tienen como objetivo terminar como el cuerpo en que moran, pues de ser así ellos también se acabarían. Por el contrario, les interesa vivir de un cuerpo que les brinde la energía que requieren para su supervivencia. Esto es, no lo suficientemente fuerte como para acabar con ellos, sino que los mantenga hasta donde pueda aguantarlos.
No sé por qué, pero eso me recuerda a ciertos sindicatos. Un ejemplo reciente es el de la Asociación Sindical de Trabajadores del AyA (ASTRAA), la cual, posiblemente viendo a un estado debilitado, ineficiente por lo general, que en el pasado ha sido harto dadivoso con tales sindicatos, aprovecharon recientemente la oportunidad para pedir mayores prebendas en una ya de por sí jugosa convención colectiva.
El episodio aparece en un artículo de La Nación del 5 de diciembre recién pasado, el cual lleva por título “Gobierno niega beneficios al AyA por ₡3.500 millones: Ministerio de Trabajo rechaza cambios a convención colectiva de la institución.”
Veamos la lista de peticiones del sindicato que fueron rechazados por la Comisión de Negociaciones Colectivas del Sector Público, dependencia del Ministerio de Trabajo:
1.- Que se ampliara el tope de cesantía de los 8 años actuales a 20 años.
2.- Que se variara la forma de pago de quincenal a bisemanal.
3.- Que se diera dos días adicionales de vacaciones a los empleados que tengan de 5 a 10 días de antigüedad (me imagino que debe ser un error y debe ser de 5 a 10 años de antigüedad).
4.- Que se diera un día libre adicional por semana con goce de salario para reuniones sindicales.
5.- Que se permitiera el uso de vehículos de AyA para actividades sindicales.
Esas cinco peticiones, fueron rechazadas por resolución de la comisión negociadora antes mencionada, en muy buena hora y para alivio de nosotros los ciudadanos, que tendríamos que pagar por esas nuevas gollerías. No hay información acerca de si hubo peticiones adicionales a las seis citadas y del resultado que pueden haber tenido en cuanto a su aprobación o rechazo. En todo caso, hay información interesante acerca de ellas, que vale la pena mencionar:
1.- Un aumento del tope de cesantía de tal magnitud significaría gastos adicionales por ₡600 millones al año. El informe dice que el tope definido por el Código de Trabajo es de 8 años.
2.- El cambio del pago de salarios de quincenal a bisemanal significaría gastos adicionales por ₡2.745 millones anuales, que deberán engrosar los salarios que hoy se paga a los 3.200 trabajadores que aproximadamente tiene AyA. Los salarios anuales totales a la fecha ascienden a ₡36.000 millones (no se indica si este monto es neto o incluye las cargas sociales).
3.- Se rechazó aumentar los días de vacaciones (no se indicó el costo adicional que hubiera significado tal medida para el presupuesto de gastos de AyA).
4.- También se rechazó el día libre adicional por semana que pedían el sindicato que se le pagara a sus directivos a fin de que realizaran sus reuniones. (No se indicó el costo que habría tenido tal medida de haber sido aprobada, ni tampoco de cuántos días a la semana ya tienen esos directivos de ASTRAA).
5.- Tampoco se aceptó que se permitiera el uso de vehículos de AyA para ser usado para actividades sindicales. (No se cuantificó el costo de dicha propuesta).
No hay nada como pensar que estamos viviendo en Jauja, como de tal manera lo interpretan esos dirigentes sindicales, pues bien saben que esa plata tendrá que salir del bolsillo de los ciudadanos y, particularmente, de los usuarios y consumidores de los servicios que brinda AyA. Obviamente esas medidas habrían aumentado los costos y, por ende, las tarifas que hoy día cobra AyA y que, de paso, ya sufrieron un fuerte incremento en este año que recién pasó.
Es una buena oportunidad para que el gobierno evite nuevos privilegios en las convenciones colectivas, pues “esta resolución es la primera, luego de que el Ejecutivo anunció que revisaría todas las convenciones colectivas para eliminar y (en palabras de Harold Villegas, viceministro de Trabajo) ‘mejorar la calidad del gasto público.’” Pero la situación fiscal es tan delicada, que no sólo será necesario frenar nuevas prebendas en convenciones colectivas, sino más bien que se eliminen cláusulas que hoy significan un fuerte gasto para el público que lo paga en la actualidad.
Con doblez, dice el secretario general del sindicato ASTRAA, Wálter Navarro, que “…el gobierno buscará la manera de decir que los beneficios de la convención son gastos que se trasladan al pueblo y, eso, no es para nada cierto, se quiere dar una verdad que no existe.” Entonces, ¿quién es el que va a pagar esos abusos? ¿Acaso ese señor no paga recibos de agua que trae cargados en la tarifa ese tipo de privilegios y que, de ser mayores, tendrá que pagar aún más? O, tal vez, que si esos privilegios son sufragados con el gasto estatal mediante transferencias, ¿es no se da cuenta de que son los ciudadanos que pagan los impuestos quienes facultan que se paguen tales gollerías?
Con el objetivo de que el estado deje de ser tan ineficiente, debemos expresar nuestra complacencia de que se hayan rechazado esas cinco prebendas que hubieran significado más de ₡3.500 millones de gastos adicionales por año. Ojalá que esa posición se conserve ante nuevas propuestas sindicales de índole similar. Más bien los esfuerzos deben ir dirigidos a eliminar privilegios que ya hoy están establecidos en las convenciones sindicales del sector público. Ello no sólo por la situación financieramente tan delicada del país y del estado, sino porque todo ese derroche lo tendremos que pagar los ciudadanos. Aunque los líderes sindicales siguen pensado que esas cositas son de a gratis.
Publicado el 11 de marzo del 2015.
Por Jorge Corrales Quesada
No hay duda de que, como ciertos microorganismos llamados oportunistas, cuando el cuerpo en el cual viven se enferma o se debilita, hacen su agosto. Proliferan aprovechando la debilidad del organismo del cual se sustentan. Creo que tales bichos no tienen como objetivo terminar como el cuerpo en que moran, pues de ser así ellos también se acabarían. Por el contrario, les interesa vivir de un cuerpo que les brinde la energía que requieren para su supervivencia. Esto es, no lo suficientemente fuerte como para acabar con ellos, sino que los mantenga hasta donde pueda aguantarlos.
No sé por qué, pero eso me recuerda a ciertos sindicatos. Un ejemplo reciente es el de la Asociación Sindical de Trabajadores del AyA (ASTRAA), la cual, posiblemente viendo a un estado debilitado, ineficiente por lo general, que en el pasado ha sido harto dadivoso con tales sindicatos, aprovecharon recientemente la oportunidad para pedir mayores prebendas en una ya de por sí jugosa convención colectiva.
El episodio aparece en un artículo de La Nación del 5 de diciembre recién pasado, el cual lleva por título “Gobierno niega beneficios al AyA por ₡3.500 millones: Ministerio de Trabajo rechaza cambios a convención colectiva de la institución.”
Veamos la lista de peticiones del sindicato que fueron rechazados por la Comisión de Negociaciones Colectivas del Sector Público, dependencia del Ministerio de Trabajo:
1.- Que se ampliara el tope de cesantía de los 8 años actuales a 20 años.
2.- Que se variara la forma de pago de quincenal a bisemanal.
3.- Que se diera dos días adicionales de vacaciones a los empleados que tengan de 5 a 10 días de antigüedad (me imagino que debe ser un error y debe ser de 5 a 10 años de antigüedad).
4.- Que se diera un día libre adicional por semana con goce de salario para reuniones sindicales.
5.- Que se permitiera el uso de vehículos de AyA para actividades sindicales.
Esas cinco peticiones, fueron rechazadas por resolución de la comisión negociadora antes mencionada, en muy buena hora y para alivio de nosotros los ciudadanos, que tendríamos que pagar por esas nuevas gollerías. No hay información acerca de si hubo peticiones adicionales a las seis citadas y del resultado que pueden haber tenido en cuanto a su aprobación o rechazo. En todo caso, hay información interesante acerca de ellas, que vale la pena mencionar:
1.- Un aumento del tope de cesantía de tal magnitud significaría gastos adicionales por ₡600 millones al año. El informe dice que el tope definido por el Código de Trabajo es de 8 años.
2.- El cambio del pago de salarios de quincenal a bisemanal significaría gastos adicionales por ₡2.745 millones anuales, que deberán engrosar los salarios que hoy se paga a los 3.200 trabajadores que aproximadamente tiene AyA. Los salarios anuales totales a la fecha ascienden a ₡36.000 millones (no se indica si este monto es neto o incluye las cargas sociales).
3.- Se rechazó aumentar los días de vacaciones (no se indicó el costo adicional que hubiera significado tal medida para el presupuesto de gastos de AyA).
4.- También se rechazó el día libre adicional por semana que pedían el sindicato que se le pagara a sus directivos a fin de que realizaran sus reuniones. (No se indicó el costo que habría tenido tal medida de haber sido aprobada, ni tampoco de cuántos días a la semana ya tienen esos directivos de ASTRAA).
5.- Tampoco se aceptó que se permitiera el uso de vehículos de AyA para ser usado para actividades sindicales. (No se cuantificó el costo de dicha propuesta).
No hay nada como pensar que estamos viviendo en Jauja, como de tal manera lo interpretan esos dirigentes sindicales, pues bien saben que esa plata tendrá que salir del bolsillo de los ciudadanos y, particularmente, de los usuarios y consumidores de los servicios que brinda AyA. Obviamente esas medidas habrían aumentado los costos y, por ende, las tarifas que hoy día cobra AyA y que, de paso, ya sufrieron un fuerte incremento en este año que recién pasó.
Es una buena oportunidad para que el gobierno evite nuevos privilegios en las convenciones colectivas, pues “esta resolución es la primera, luego de que el Ejecutivo anunció que revisaría todas las convenciones colectivas para eliminar y (en palabras de Harold Villegas, viceministro de Trabajo) ‘mejorar la calidad del gasto público.’” Pero la situación fiscal es tan delicada, que no sólo será necesario frenar nuevas prebendas en convenciones colectivas, sino más bien que se eliminen cláusulas que hoy significan un fuerte gasto para el público que lo paga en la actualidad.
Con doblez, dice el secretario general del sindicato ASTRAA, Wálter Navarro, que “…el gobierno buscará la manera de decir que los beneficios de la convención son gastos que se trasladan al pueblo y, eso, no es para nada cierto, se quiere dar una verdad que no existe.” Entonces, ¿quién es el que va a pagar esos abusos? ¿Acaso ese señor no paga recibos de agua que trae cargados en la tarifa ese tipo de privilegios y que, de ser mayores, tendrá que pagar aún más? O, tal vez, que si esos privilegios son sufragados con el gasto estatal mediante transferencias, ¿es no se da cuenta de que son los ciudadanos que pagan los impuestos quienes facultan que se paguen tales gollerías?
Con el objetivo de que el estado deje de ser tan ineficiente, debemos expresar nuestra complacencia de que se hayan rechazado esas cinco prebendas que hubieran significado más de ₡3.500 millones de gastos adicionales por año. Ojalá que esa posición se conserve ante nuevas propuestas sindicales de índole similar. Más bien los esfuerzos deben ir dirigidos a eliminar privilegios que ya hoy están establecidos en las convenciones sindicales del sector público. Ello no sólo por la situación financieramente tan delicada del país y del estado, sino porque todo ese derroche lo tendremos que pagar los ciudadanos. Aunque los líderes sindicales siguen pensado que esas cositas son de a gratis.
Publicado el 11 de marzo del 2015.