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Jorge Corrales Quesada
18/05/2015, 13:59
EL ESTADO INEFICIENTE-EL SUPERÁVIT DE LA SUTEL
Por Jorge Corrales Quesada

Al momento en que escribí este comentario, estuve sin Internet. Pasaron más de seis horas sin disponer de este servicio, esencial en tiempos modernos. Ni siquiera es posible llamar a la empresa privado que lo brinda, pues comunicarse con ella es un martirio, a pesar de ser, tal vez, la más importante del mercado (TIGO). Por lo tanto, ni siquiera tengo idea de la hora en que tendré el servicio para comunicarme con tantas personas con quienes deseo hacerlo, en especial por ser hoy el día previo a la Navidad. Pero éste no es un caso tan sólo de aquella fecha: cada rato se cae Internet y, lo peor es que no es exclusivo de la empresa arriba citada, sino que también eso les pasa a muchos otros amigos con quienes converso y que utilizan los servicios de diferentes empresas de Internet.

Por eso me ha llamado la atención un comentario aparecido en el periódico La Nación del día 3 de noviembre y el cual lleva por título “Usuarios han pagado ₡29.000 millones para mantener SUTEL: Abonados pagan dos impuestos por servicios de telecomunicaciones desde el 2009.” Eso sí, les confieso, que no sé si la SUTEL tiene algo que ver con Internet, porque a veces a uno le da la impresión de que el mal servicio que recibimos los ciudadanos se debe a que nadie es capaz de garantizarle lo que contrató -un servicio eficiente todo el tiempo y por el cual paga regularmente. Si alguien se atreve a decirme que para quejarse del mal servicio de Internet lo debe hacer ante la Defensoría del Consumidor, desde ya le digo que en verdad estamos listos, pues no es posible que algo tan notorio como es la ineficiencia de Internet, pueda haber pasado desapercibido por dicha Defensoría “de los consumidores”, sin que en realidad haya hecho algo por defendernos.

SUTEL tiene varios problemas que se exponen en el comentario de marras: por una parte, que no gasta los recursos que la ciudadanía costarricense (incluyo aquí a los proveedores extranjeros, que de todos modos nos los cobran) le ha dado para cumplir con sus funciones básicas. Así, por ejemplo, señala el artículo de referencia que “Desde su creación (por ahí del 2008), (la SUTEL) no ha podido librarse del superávit acumulado, el cual ha oscilado entre ₡74.000 millones en el 2009, y ₡93.000 millones en el 2012. Al mes pasado, sumaba sobrantes por ₡5.650 millones.” Este problema no es exclusivo de SUTEL, pues a menudo muchas otras instituciones mantienen superávit en sus presupuestos, los cuales no se destinan a obras pertinentes, sino simplemente termina colocado en el sistema financiero para que les genere intereses. En dos palabras, pagamos de más, no para hacer obras que eran tarea para la cual se creó la entidad, sino para que los ponga en los bancos para generarle dineros.

Por otra parte, también el informe señala que una de las tres fuentes de ingresos SUTEL -a saber, las tres principales son el canon por regulación, el canon por el espectro radioeléctrico y la contribución parafiscal (que no es más que un impuesto que se destina a hacer proyectos de telecomunicaciones en zona de difícil acceso)- no la ha podido recaudar bien. Se trata del canon del espectro que debe ser cubierto por los concesionarios del espectro radioeléctrico, pero, como lo informó Maryleana Méndez, presidenta de SUTEL, “esa entidad solo logra recaudar el 50% de los cánones de reserva del espectro establecidas cada año”. En dos palabras, la SUTEL apenas recibe la mitad de lo que tenía que percibir por dicho canon. Lo más interesante es que “sólo 4 de 21 grandes concesionarios pagan (el) impuesto por usar (el) espectro”. Según Méndez, “algunos sencillamente no pagan, otros pagan muy poco.” Y agrega que, “si el control se moviera más cerca del regulador (la SUTEL), la recaudación resultaría mucho más efectiva que hoy”, cuando quien lo administra es el Poder Ejecutivo. Otro ejemplo más de un estado ineficiente.

Al observar cómo la SUTEL no gasta los ingresos que hoy percibe, sino que una gran parte se acumula como superávit, provocó que la Cámara de Infocomunicación y Tecnología (INFOCOM), señale que “el cobro establecido es sumamente elevado, incumple con el principio del servicio al costo y no concuerda con el ejercicio real de regulación.” Estas son aseveraciones muy serias y lo peor es que ese costo presuntamente “tan elevado” está siendo pagado por nosotros, los consumidores en los precios que se nos cobran por los servicios brindados.

El asunto debe ser objeto de revisión, porque no se quiere a una institución reguladora cuyas acciones no concuerdan “con el ejercicio real de regulación”, así como también porque no recauda lo que debería de recibir de parte de los concesionarios del espectro radioeléctrico. Asimismo, por tener superávit en sus presupuestos que no los invierte en sus funciones de inversión (de no ser así, deberían de ser devueltos por el cobro de más, a los ciudadanos que pagan por esos servicios) y, finalmente, porque en apariencia hay servicios, como el de Internet, que, comenté anteriormente, a veces parecen ser más apropiados para una república del centro de África, que para una nación que debería estar en la vanguardia del desarrollo de servicios de alta tecnología para uso de la ciudadanía.

Publicado el 03 de febrero del 2015.