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Jorge Corrales Quesada
07/01/2014, 14:13
CON APRECIO A JAIME GUTIÉRREZ GÓNGORA
Por Jorge Corrales Quesada

Con este mensaje deseo empezar mis comentarios en torno a la libertad en mi sitio en Facebook: Jcorralesq Libertad. Allí haré mis mayores esfuerzos para presentar argumentos en torno a la importancia de la libertad, para el desarrollo pleno del ser humano. Debo confesarles que tenía algún grado de preocupación de tener mi propio sitio en Facebook, pues es fácil observar a lo corriente y ordinario a que puede ser llevado, en tanto que lo que busco es más bien ampliar mi conocimiento y aprendizaje, pero alejado de un espectáculo que se exhibe entre la trivialidad y la ramplonería . Sin embargo, por circunstancias personales -yo soy yo y mis circunstancias- trataré de opinar por este nuevo medio de comunicación, el cual, según el criterio de muchos amigos, es útil y valioso para quien desea emprender una jornada de comunicación inteligente y respetuosa, aunque puede ser firme y ácida en algunas situaciones.
Charles Krauthammer acaba de publicar un libro portentoso titulado Things That Matter (Las Cosas que Importan), cuyo éxito instantáneo se ha prolongado al ser valorado como número uno en su género por la Revista de Libros del Periódico New York Times. Krauthammer fue galardonado con el Premio Pulitzer en periodismo, es columnista, comentarista político en el Noticiero Fox y también siquiatra.
La traducción, que luego podrán leer, de su columna escrita el 31 de diciembre de 1999 en el Washington Post y que él tituló “Winston Churchill: The Indispensable Man” (que he traducido -fácilmente- como “Winston Churchill: El Hombre Indispensable”) se la quiero dedicar a mi apreciado amigo el doctor Jaime Gutiérrez Góngora, por dos razones. Una, que don Jaime le conoció personalmente cuanto él estudiaba medicina en Harvard y Krauthammer también era alumno allá, pero en la parte médica de siquiatría. La segunda -y tal vez más poderosa razón- es que don Jaime, al igual que yo, compartimos una enorme admiración por ese “Hombre Indispensable”, quien combatió de frente a las tiranías del fascismo y del comunismo y con ello logró salvar a la civilización occidental de la maquinaria de las tiranías propias del siglo veinte, las de Hitler, Stalin, Mao, Lenin, entre otros especímenes de igual o parecida prosapia.
De antemano, les pido a los amigos lectores que se me excuse por mi pretensión de hacer de traductor, pues no lo soy profesionalmente, sino tan sólo alguien quien en esta ocasión escogió libremente ser un intérprete aficionado.

WINSTON CHURCHILL: EL HOMBRE INDISPENSABLE
Por Charles Krauthammer

Tan sólo se trata de un juego de salón, pero como sólo se juega cada cien años, es difícil de resistírsele. ¿Persona del Siglo? La revista Time nos ofreció a Albert Einstein, una elección sólida e interesante. Desafortunadamente, equivocada. La única respuesta posible es Winston Churchill.
¿Por qué? Porque sólo Churchill tiene consigo ese criterio absolutamente requerido: el de ser imprescindible. Sin Churchill el mundo de hoy sería irreconocible ̶ oscuro, empobrecido, torturado.
¿Sin Einstein? Ciertamente Einstein fue la mejor mente del siglo. Su trilogía de 1905 ̶ un completo desconocido publicando tres artículos (sobre el movimiento Browniano, el efecto fotoeléctrico y la teoría especial de la relatividad), cada uno de los cuales revolucionando su campo ̶ es probablemente el despliegue individual más concentrado de genialidad desde la invención del eje de la rueda. (La rueda fue fácil, el eje lo difícil).
Einstein también poseía un alma profundamente humana y filosófica. Yo lo nominaría como el hombre más admirable del siglo. Pero, ¿más importante? Si Einstein no hubiera vivido, las ideas que él produjo podrían haberse demorado. Pero ciertamente habrían surgido aún sin él.
De hecho, al momento en que había publicado su ensayo sobre la relatividad especial, ya Lorenz y Fitzgerald habían descrito cómo, a velocidades que se aproximen a la de la luz, el tiempo se dilata, la distancia se contrae y la masa aumenta.
Ciertamente ellos no comprendieron el por qué. Requirió que Einstein concluyera en las enormes implicaciones que constituían la teoría especial de la relatividad. Pero el trabajo preliminar ya estaba allí.
En verdad, su teoría general de la relatividad de 1916 es prodigiosamente original. Pero considerando la concentración de genios en la comunidad de físicos de la primera mitad del siglo XX, es difícil de creer que la teoría general tampoco habría surgido en el curso debido del tiempo.
Por otra parte, aleje a Churchill en 1940, y Gran Bretaña se habría acomodado con Hitler ̶ o algo peor. El nazismo habría prevalecido. Hitler habría logrado lo que ningún otro tirano, ni siquiera Napoleón, habría alcanzado alguna vez: el dominio de Europa. La civilización habría descendido a una obscuridad como nunca la había conocido.
Los grandes movimientos que subyacen la historia ̶ el desarrollo de la ciencia, de la industria, de la cultura, de las estructuras políticas y sociales ̶ son innegablemente poderosos, casi que determinantes. Sin embargo, de vez en cuando alguna persona surge sin la cual todo sería diferente. Tal hombre fue Churchill.
Después de haber salvado a solas a la civilización occidental del barbarismo nazi ̶ por supuesto que Churchill no fue suficiente para lograr la victoria, pero fue tan sólo necesario ̶ de inmediato con posterioridad se irguió para proclamar proféticamente en contra del barbarismo hermano, el comunismo soviético.
Churchill es ahora menospreciado por no compartir nuestras sensibilidades multiculturales de finales del siglo XX. Su irreverencia hacia el movimiento sufragista, su desdeño hacia Ghandi, su resistencia a la descolonización, son innegables. Pero ese tipo de crítica es similar a destronar a Lincoln como el más grande de los estadounidenses en el siglo XIX, porque compartía muchos de los apabullantes prejuicios hacia los negros existentes en su época.
En esencia, la cháchara acerca de Churchill es que él era un hombre del siglo XIX que había sido lanzado en un paracaídas en el XX.
Pero, ¿no es este precisamente el punto? Tomó a un hombre del siglo XIX ̶ tradicional en sus hábitos, racional en su pensamiento, conservador en su temperamento ̶ para salvar al siglo XX de sí mismo. La historia del siglo XX es una historia de revolución causada por hombres plenamente modernos: Hitler, Stalin, Mao y sobre todo Lenin, quien inventó el totalitarismo a partir de un comunismo críptico e incoado por Marx (y por tanto obtiene la posición de segundo, detrás de Churchill, como la Persona del Siglo).
Y es la historia del intelectual moderno, desde Ezra Pound hasta Jean-Paul Sartre, seducidos por estos modernos hombres de la política y, grotescamente, sirviéndoles a ellos.
La singularidad del siglo XX yace no en su ciencia sino en su política. El siglo XX no fue científicamente más dotado que el XIX, con sus Gauss, Darwin, Pasteur, Maxwell y Mendel, todos, a propósito, arando en un campo científico menos laborado que el del siglo XX.
No. La originalidad del siglo XX ciertamente yace en sus políticas. Inventó el estado policíaco y la economía de comando central, la movilización de las masas, el crimen mecanizado y el terror como rutina ̶ un catálogo impresionante de creatividad política.
Y el siglo XX es una historia única, porque la historia consideró conveniente alojar al episodio entero en un solo siglo. El totalitarismo terminó siendo un callejón sin salida. Llegó y se fue. Tuvo un inicio y un final, 1917 y 1991, una racha de 75 años apretujada cuidadosamente en este siglo. Esta es nuestra historia.
Y ¿quién es el héroe de esa historia? ¿Quién mató al dragón? Sí, fue el hombre ordinario, el contribuyente, el soldado de infantería quien luchó y ganó las guerras. Sí, fueron los Estados Unidos y sus aliados. Sí, fueron los grandes líderes: FDR, de Gaulle, Adenauer, Truman, Juan Pablo II, Thatcher, Reagan. Pero, sobre todo, la victoria requería de un hombre sin el cual la lucha podía haberse perdido desde el inicio. Requirió de Winston Churchill.
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The Washington Post, 31 de diciembre de 1999
Publicado el 09 de diciembre del 2013 en mi sitio en Facebook Jcorralesq Libertad