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Jorge Corrales Quesada
20/08/2013, 21:05
NO CAER DE NUEVO EN LA TRAMPA FISCAL
Por Jorge Corrales Quesada
Una vez más se avecina el jueguito al que usualmente pretenden someternos los proponentes de la gastadera de fondos públicos. Realmente me descorazona ver como tantas personas, quienes con razón objetan la existencia de déficits en el sector publican, terminan, sin pensarlo, siendo quienes facilitan el desborde del gasto público por encima de los tributos recaudados.
La verdad es que ese episodio debería ya ser harto conocido por la ciudadanía. Empieza por la creencia de los ciudadanos de que el problema fiscal es la existencia de un déficit, en vez de darse cuenta que éste surge por un exceso de gasto estatal sobre los impuestos que recoge el estado. Resumo, el problema es el gasto excesivo y no el déficit. Los políticos, ante esa percepción de la ciudadanía, saben qué hacer frente a los déficits. Pero no sólo políticos, sino también comentaristas, periodistas, escritores de opinión y otros grupos de interés, como, por ejemplo, las burocracias, creen que lo requerido es aumentar los impuestos para llenar ese déficit. Al grupo anterior debo agregar a ciertos economistas, quienes incluso han sido considerados como básicamente liberales.
La reacción de muchos ciudadanos preocupados por el déficit, es la de que hay que hacer algo para aumentar los impuestos. Si acaso se atreven a susurrar que tal vez debería de hacerse algo, pero poco definido, para rebajar el gasto público. Lo más frecuente es que caigan en la trampa de que es necesario poner más impuestos, cuando tal medida usualmente afectará negativamente el ya muy tibio crecimiento económico. Paradójicamente, el actual Ministro de Hacienda dijo, hace poco en un medio periodístico, que la menor actividad económica era uno de los factores que inciden en el más elevado déficit actual.
Ante la aceptación por muchos de mayores impuestos (que usualmente termina convirtiéndose en una lucha para que no sea uno, sino el otro, el que pague más), los políticos gastadores del erario están listos para reiniciar su tarea de siempre: gastar más con los nuevos recursos tributarios. Con esto lo que logran es que se presente un déficit en el sector público y, una vez más, se iniciará un ciclo, en el que se asustará con el “nuevo” déficit, a fin de que, ciudadanos preocupados por “resolver el nuevo problema”, les aprueben, reiteradamente, más impuestos. Esa, en una cápsula, es la historia fiscal de nuestro país en los últimos 50 años.
Para dentro de pocos meses los actuales gobernantes, a pesar de su mal manejo económico, ya nos han anunciado que promoverán la creación de nuevos impuestos que –con falso altruismo- dicen que quienes los percibirán son los próximos gobernantes. La verdad debe ser dicha: lo recibirán los próximos gastadores de recursos públicos, pues los jugadores de hoy no son de un equipo exclusivo del momento. Eso sí, los nuevos gravámenes pagados por los ciudadanos (por unos más que por otros), terminarán por afectar nuestra economía privada –de consumidores y productores. Hasta el estado terminará recibiendo menos recursos. Pero, eso no importa, pues luego nos hablarán de que hay un nuevo déficit que se debe subsanar.
Al momento, los datos parecen indicar que, en este año, el déficit del gobierno central, con respecto al valor de la producción de la economía (PIB), podría llegar a un 5.5% y el déficit del estado a un 7% del PIB. El dilema es que si no se frena el gasto público -de verdad, no con paja politiquera- no habrá forma de acabar con los déficits.
Publicado en La Extra del 20 de agosto del 2013