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Jorge Corrales Quesada
04/06/2013, 10:29
¿CÓMO ES QUE EL GATO LIMPIA SUS HECES?

Por Jorge Corrales Quesada

Una razón fundamental por la cual existe la libertad de prensa es para que los ciudadanos podamos estar debidamente informados de lo que hace el gobierno. De no existir, se le ocultarían al ciudadano muchos de los actos de los gobernantes, que bien podrían ser abusivos.

Sorprende lo que hoy sucede administrativamente en la Asamblea Legislativa, en momentos en que se habla tanto acerca de la rendición de cuentas, de la rectitud en los actos de los políticos, de la necesidad de que haya electores bien informados y de que exista una clara limitación a los actos estatales que se deben considerar como secretos. Se busca ocultar de los ciudadanos el empleo que los diputados hacen del privilegio de recibir 500 litros de combustible para que ellos lo usen. Este pago en especie forma parte de su salario, según la Ley de remuneración de los Diputados. De paso, es un pago sobre el cual no tributan las cargas sociales y no sé si pagan el impuesto sobre la renta correspondiente.

Resulta que, según lo expone La Nación del 10 de abril, muchos de los diputados no lo gastan en gasolina, sino que lo emplean en cosas diferentes, como lavado, encerado, accesorios para los vehículos, llantas o bien se lo ceden a familiares, amigos y partidarios.

El nuevo presidente de la Asamblea Legislativa, Luis Fernando Mendoza, alegando que heredó la gestión del Directorio anterior, ahora busca castigar a quién filtró la información a la prensa, de que se hace un uso distinto del que debe hacer el diputado, cual es el de comprar gasolina para su vehículo personal. ¿Por qué se pretende ajusticiar a la persona que transmitió esa información a los medios? Sólo hay una razón para tal torpeza: encubrir un abuso de parte de los diputados, quienes deben gastar en gasolina y no en otras cosas o por otras personas, la plata que, como parte de su remuneración, les pagamos mensualmente.

Algunos diputados alegan que, al ser fondos discrecionales, pueden gastarlos como les da la gana, pero los costarricenses siempre hemos entendido que, esa parte de su remuneración mensual, les fue dada como ayuda para que se transportaran en sus vehículos propios, cuando se cerró el jueguito de utilizar carros de la Asamblea para cosas personales.

El valiente informante que divulgó esos datos merece el reconocimiento de todos, pues nos permiten conocer de un comportamiento impropio de los diputados, el cual resulta que es pagado por nosotros, los contribuyentes. Esto es, se trata de saber la forma en que se utilizan fondos públicos que usted y yo contribuimos a pagar y que no parece ser ni deseable ni correcta. La Asamblea, que proclama transparencia cada vez que puede, más bien debería de premiar a la persona que transmitió esa información a los ciudadanos. Nuestro derecho a estar informados y sobre todo de conocer en qué se gastan los fondos públicos, no debe estar sujeto a la conducta secretista de quienes más bien deberían ser ejemplos de diafanidad y honestidad.

No debemos de permitir que se oculten hechos que involucran fondos públicos y que se pretenda castigar a quien los filtra hacia el público. Necesitamos saber cómo es que el estado gasta nuestros dineros. No que, al igual que como lo hacen los gatos, se les tape para ocultárnoslo o para tapar su mal olor.

Publicado en La Extra del 04 de junio del 2013.