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Jorge Corrales Quesada
16/04/2013, 10:13
MARGARET THATCHER
Por Jorge Corrales Quesada

El fallecimiento hace una semana de la señora Thatcher, ex Primera Ministra del Reino Unido, es oportuno para recalcar algunos de los aspectos más importantes de su administración liberal.

Al llegar al gobierno por primera vez en 1979, encontró una Inglaterra sumida en una profunda crisis económica y moral. Ello la movió a ejecutar con firmeza una serie de medidas que, al cabo de su tercera administración en 1990, cambiaron radicalmente esas amenazas nunca antes vistas en su nación. (La amenaza anterior más fuerte –la Segunda Guerra Mundial- la encaró también exitosamente un primer ministro liberal, Winston Churchill). El accionar de la señora Thatcher se sustentó en una enorme creencia en el poder de la libertad y, en ese marco, en la capacidad del sector privado para lograr un crecimiento de la economía. Para este fin redujo los impuestos y frenó el crecimiento del gasto público. Con ello logró revertir la caída que se venía experimentando en la producción inglesa, debido a políticas socialistas que se habían entronizado desde años anteriores.

Enfatizó que la regulación de los mercados tenía un costo enorme para la sociedad y por ello desarrolló un amplio programa de desregulación, principalmente en el sector financiero. Impulsó que hubiera mucha mayor flexibilidad en los mercados laborales, logrando reducir la desocupación, de un 13% de la fuerza de trabajo a inicios de su gobierno, a un 6.8% a su final. Asimismo, llevó a cabo un amplio proceso de privatizaciones, el cual la llevó a luchar directamente contra un incrustado poder sindical, que había venido estrangulando el poder creativo de las empresas y entronizado la ineficiencia burocrática en los entes estatales. En lo que respecta a su lucha decidida en contra de la inflación, mediante una moderada expansión monetaria logró que se redujera de un 25% en 1980 a un 4% en 1990.

La izquierda socialista en su momento dijo que Thatcher “odiaba a los pobres”. Pero, si algo puede decirse acerca del esfuerzo de su gobierno por rescatar a Inglaterra de la debacle, es que lo que ella odiaba fue una pobreza provocada por las políticas gubernamentales, creadoras de desempleo, inflación y bajo crecimiento económico. Esto lo confirma su esfuerzo exitoso en todos los frentes, a fin de revertir la desocupación, el crecimiento de los precios y el pobre crecimiento de la nación.

Hoy parte de la izquierda británica celebra la muerte de esa “fascist rich”, pero otros celebramos el cómo es posible revertir los males que encontró al ser electa, como la primera mujer que llegó a ser Primera Ministra del Reino Unido. Lo más interesante es que esas políticas Thatcherianas fueron luego preservadas por el gobierno laborista, que le siguió con posterioridad a 1990. Este es uno de los mejores tributos que el pueblo británico le puede haber hecho a la señora Thatcher.

En medio de su lucha constante contra el comunismo, a la par del Presidente Reagan y del Papa Juan Pablo II, un periodista del establishment soviético llamó a la Primera Ministra como “la dama de hierro”. Lo que se pretendió como una ofensa, se convirtió en una alabanza, porque la señora Thatcher lo que mostró fue una enorme firmeza en su creencia en el poder de la libertad ante la amenaza estatista de donde viniera.

En momentos tan difíciles como los que hoy vive la economía mundial, vale la pena ver lo que hizo la señora Thatcher por su país, en vez de tratar de salvar a economías al borde del fracaso, como Grecia, España, Portugal, Chipre, Francia, entre otras, que aún nadan en el torbellino de las políticas estatistas del socialismo.

Publicado en La Extra del 16 de abril del 2013.